Ciro Bustos e Régis Debray detenidos.
La Razón/ Por: Erick Ortega / 3 de enero de 2017.
Ciro Roberto Bustos —el soldado que formó parte de la
guerrilla de Ernesto Che Guevara, en Bolivia,— murió el primer día de 2017.
Nació en Mendoza (Argentina), en 1932, y acabó sus días en Malmo (Suecia), 84
años después. Su vida estuvo marcada por una controversia: ¿traicionó al Che?
El Pelao, ése fue el sobrenombre que usó el Che para
referirse a Bustos. El guerrillero rosarino lo citó casi con familiaridad en su
diario de campaña, escrito en Bolivia (entre 1966 y 1967).
La incursión fracasó militarmente y los soldados del Che
tuvieron tres caminos: huyeron, murieron o fueron apresados. Bustos fue uno de
los prisioneros del Ejército boliviano.
Los detractores de Bustos —entre los que está Regis Debray,
otro de los capturados en la incursión por Ñacahuazú— indican que Bustos dio
información al Ejército boliviano respecto a la presencia del Che.
La palabra traición ha acompañado a Bustos durante años.
Hasta que en 1997 decidió poner fin a las especulaciones y contó su verdad. Una
década después escribió El Che quiere verte, su autobiografía. Ahí negó
cualquier acusación de delación y contó cómo fue que se sumó a la causa
enarbolada por Guevara. Ambos —según Bustos— tenían el anhelo de llevar la
revolución a su país natal, Argentina.
A pesar de la aclaración del Pelao, años después las sombras
que se han arrojado sobre él aún le opacan.
El escritor y periodista Carlos Decker-Molina, quien vive en
Estocolmo (Suecia), dio la noticia del deceso de Bustos, ayer.
“No alcanzó a los 50 años de la muerte de Che, del que fue
un soldado leal”, redactó en la red social. Con estas palabras negó la
hipótesis que señala al Pelao como el traidor del rosarino.
Decker-Molina también escribió que la defunción de Bustos
fue confirmada por la hija del exguerrillero, y que sucedió el primer día de
2017. “Fue un ataque cardiaco”, afirma.
Decker-Molina, escritor orureño, recuerda que visitó al
mendocino en su hogar de Malmo. Cuenta, en Facebook, que durante la reunión
bebieron whisky y se dedicaron a hablar de los años pasados. “De la guerrilla,
de las muertes, de las prisiones, de los Judas de la revolución, de los
refugiados, de los ‘refugietas’ y de los inmigrantes”, sentencia. Habló del
retrato que hizo de Guevara: “El dibujo (del Che) fue desafortunado; es
evidente que lo importante no era la figura exterior, sino una fuerza interior
que fue incapaz de plasmar. Resultó la imagen de un poeta con hambre. No tenía
nada que ver ni con su apariencia ni con lo que significaba”. Esta charla es lo
último que se sabe de Bustos.
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