Por Carolina Hoz de Vila / Publicado en el periódico La
Prensa, el 21 de agosto de 2012.
El historiador, cronista y periodista Mariano Baptista
Gumucio destapa un episodio sangriento de la historia de Bolivia.
Mariano Baptista Gumucio desentraña una de las muertes más
escandalosas de la política nacional. En junio de 1917, se encontró en un
barranco localizado en la zona de El Kenko el cuerpo sin vida del expresidente
José Manuel Pando. A partir de este descubrimiento se abrió un capítulo
enigmático de 10 años en la historia del país, encaminado por juicios y
acusaciones injustas en contra de presuntos asesinos. La muerte de Pando y el
fusilamiento de Jáuregui. Crónicas de un asesinato imaginado y una ejecución inaudita
es un valioso aporte cultural de 296 páginas, que demuestra en su investigación
los absurdos incidentes tras la desaparición, que en nada se relacionaron con
un crimen premeditado como se sostuvo en aquel entonces. El libro, que ya va
por su segunda edición, desde su publicación en 2011, será presentado el 23 de
agosto, a las 19.00, en el auditorio del Espacio Simón I. Patiño.
La verdad. La verdadera causa de la muerte del gobernante
fue un derrame cerebral, según Baptista Gumucio. “La familia Jáuregui alojó a
José Manuel Pando en su choza. Éste tomó singani con ellos. El Presidente
terminó la jornada, iba en el camino de regreso, cuando sufrió una embolia que
lo liquidó.” Horas más tarde, los hermanos y tíos lo encontraron en el camino y
recibieron un susto. “Temieron que los incriminasen con la muerte del general,
entonces arrojaron su cadáver al precipicio”, explica su hipótesis. “Durante
más de medio siglo, se creyó que la muerte del Presidente fue un asesinato a
sangre fría, llevado a cabo por la familia Jáuregui, especialmente por Alfredo,
quien tenía a la sazón 16 años de edad, cuando fue detenido. En este libro se
cambia por completo la percepción que se mantuvo sobre él”, sostiene el
historiador.
La justicia. Baptista establece con este hecho un reflejo de
la época y de la justicia. “Es el sacrificio injusto de un joven que es
arrestado a los 16 años y que muere a los 26, por abusos del poder”, recalca.
Se manipularon leyes, se inventaron testigos y situaciones imaginarias para
culpar a Alfredo Jáuregui. “La prensa republicana se amparó en su poder para
tergiversar los hechos, de manera sucia”, puntualiza.
60 bolivianos es el costo del libro que el historiador saca
a relucir en su segunda edición.
“La justicia castigó despiadadamente a un joven de 26 años,
que en nada tenía que ver con la muerte del Presidente. El poder abusó de sus
privilegios para acusarlo”.
Mariano Baptista Gumucio / HISTORIADOR
Después de casi un siglo
Una imagen en sepia con el cadáver fusilado de un joven de
26 años cambia hoy los archivos de la historia.
MANIPULACIÓN MEDIÁTICA Y JURÍDICA
El partido republicano manipuló las leyes e inventó testigos
y chivos expiatorios para manchar la imagen de la oposición.
Elementos del libro
- Testimonios
- Crónicas de la época.
- Datos rescatados gracias a Gastón Velasco (defensor de la
historia marítima de Bolivia)
- Reconstrucción de los hechos. cuerpo sin delito
Un día de junio de 1917, el cadáver del general José Manuel
Pando fue encontrado en un barranco de Achocalla. El cuerpo ya llevaba horas
sin vida, tras haber padecido un derrame cerebral. Cuando los Jáuregui lo
encontraron, se precipitaron sobre sus impulsos y lo arrojaron al cadalso. “Los
republicanos se basaron en este hecho para inventar una situación imaginaria
que inculpara a sus rivales políticos”, finaliza el autor de La muerte de Pando
y el fusilamiento de Jáuregui. Crónicas de un asesinato imaginado y una
ejecución inaudita.
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