Foto: www.resumenlatinoamericano.org
/ Por: Carlos D. Mesa Gisbert / Publicado en el periódico Sol de Pando, el 17
de mayo de 2015.
El lunes 4 de mayo de 2015 ha pasado a la historia. Por
primera vez desde la invasión de Antofagasta, el Estado chileno ha dado
explicaciones a la comunidad internacional de porqué se niega a negociar con
Bolivia para darle un acceso soberano al mar. Bolivia ha logrado romper la
pertinaz decisión de Santiago de encapsularnos en estériles conversaciones
bilaterales.
Mérito mayor, sin duda, el del Presidente Morales y su
gobierno cuya mirada de futuro y valentía, los llevó a iniciar esta demanda
ante la Corte Internacional de Justicia. Pero mérito extraordinario el de sus
antecesores en la diplomacia y la política bolivianas que hoy más de uno
pretende olvidar.
Nada de lo que hemos hecho desde 2011 hasta hoy, y lo que
haremos en el inmediato futuro, hubiese sido posible sin figuras que deben ser
recordadas en su real dimensión.
El ministro de RREE de Eliodoro Villazón, Daniel Sánchez
Bustamante, quien marcó la rosa de los vientos de la política marítima nacional
post tratado de 1904.
Carlos Gutiérrez ministro de RREE de José Gutiérrez Guerra,
quien firmó con su par chileno Emilio Bello Codecido el acta protocolizada de
10 de enero de 1920, para “procurar un acuerdo que permita a Bolivia satisfacer
su aspiración de obtener una salida propia al Pacífico, independientemente de
la situación definitiva creada por las estipulaciones del Tratado de 1904”.
Base a partir de la que se tejen todos los demás compromisos de Chile.
Ricardo Jaimes Freyre embajador en Chile y Eduardo Diez de
Medina ministro de RREE de Bautista Saavedra, quienes lograron las notas de 6 y
22 de febrero de 1923 del canciller chileno Luis Izquierdo.
Alberto Gutiérrez ministro de RREE de Hernando Siles,
involucrado en las negociaciones que dieron como fruto el memorando de 23 de
junio de 1926 del canciller chileno Beltrán Mathieu y la propuesta del también
canciller de ese país Jorge Matte.
Alberto Ostria Gutiérrez embajador de Bolivia en Chile,
gestor de la crucial negociación e intercambio de notas de 1946-1950, durante
los ministerios de RREE de Aniceto Solares, Mamerto Urriolagoitia, Luis
Fernando Guachalla, Tomás Manuel Elío, Adolfo Costa du Rels, Javier Paz
Campero, Juan Manuel Balcázar, Waldo Belmonte, Alberto Saavedra y Pedro
Zilvetti, en los gobiernos de Tomás Monje, Enrique Hertzog y Mamerto
Urriolagoitia.
Los ministros de RREE Eduardo Arce Quiroga y José Fellmann
en el segundo gobierno de Víctor Paz, que recibieron el memorando del embajador
chileno en Bolivia, Manuel Truccohecho, para paliar los efectos del desvío de
las aguas del río Lauca, cuya obra provocó la decisión de Bolivia de romper
relaciones diplomáticas con Chile.
Los embajadores en Chile Guillermo Gutiérrez y Adalberto
Violand y los ministros de RREE Alberto Guzmán y Óscar Adriázola de Hugo
Banzer, quienes llevaron adelante entre 1975 y 1978 la negociación de Charaña,
uno de los hitos de la historia de nuestra reivindicación.
El ministro de RREE Gustavo Fernández de Walter Guevara, que
logró la célebre resolución de la OEA de 1979 que establecía que la solución a
nuestro enclaustramiento es un asunto de interés y de seguridad hemisféricos.
El ministro de RREE José Ortiz Mercado del segundo gobierno
de Hernán Siles, quien acordó en la OEA con su par Miguel Schweitzer, reiniciar
negociaciones con Chile para lograr un acceso soberano al mar.
El ministro de RREE Guillermo Bedregal y el Cónsul en Chile
Jorge Siles del cuarto gobierno de Víctor Paz que, con el enfoque fresco,
hicieron en 1987 una propuesta integral a Chile siguiendo los pasos de Charaña.
El ministro de RREE Javier Murillo del segundo gobierno de
Hugo Banzer, que acordó en 2000 con su par Juan Gabriel Valdez, la agenda sin
exclusiones en Algarve (Portugal).
El ministro de RREE Juan Ignacio Siles, quien impulso la
política boliviana de volver a colocar nuestra demanda marítima en todos los
foros multilaterales, como ocurrió en la Cumbre de las Américas de Monterrey en
2004.
Todos estos hombres y todas estas iniciativas demuestran la
consistencia de nuestra diplomacia, la claridad de cuál es el norte de Bolivia
con relación a nuestro enclaustramiento. La agregación de una política
internacional con un solo objetivo, las acciones concretas para lograr avances
en el camino. La inteligencia y el patriotismo de estas personalidades,
consiguieron sus frutos cuando en La Haya nuestro agente y nuestros abogados
sustentaron la incontrovertible argumentación boliviana referida a la
obligación jurídica de Chile de sentarse a negociar con Bolivia para otorgarle
un acceso soberano al mar.
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