Pilotes y tecnicos ,alemanes ,instalados cerca de JU52 Juan
del Valle CB-17 Werk N4008,Villa Montes Bolivia. Aeródromo de Villa Montes.
Por: Agustín Saavedra Weise / 4 de Noviembre de 2000.
Nada hacía suponer ese fatídico 4 de noviembre de 1940, que un vuelo más del
ajetreado pero todavía bien mantenido y fiel Junker J.B.52, enlutaría a todo un
pueblo y mantendría a la nación en vilo durante 14 largos meses. El vuelo del
Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) con ruta Santa Cruz-Roboré-Corumbá, no llegó jamás
a su destino final: se estrelló en las espesuras chiquitanas luego de
haber cumplido satisfactoriamente su primer escala.
Hoy, a 60 años de la siempre recordada catástrofe, escribo esta breve nota con
sentido homenaje a los caídos y a sus familias, entre las que se cuenta la de
este columnista, pues mi abuelo José A. Saavedra Rivero, entonces H. Alcalde
Municipal de Santa Cruz, fue una de las infortunadas víctimas.
La tragedia del “Juan Del Valle“ resulta ser hasta ahora uno de los más tristes
episodios que registra la aviación nacional. El viaje a la localidad fronteriza
de Corumbá tenía como principal objeto asistir a la inauguración de las obras
del ferrocarril que luego -en la década de los 50-, uniría a Santa Cruz con el
Brasil. En la aeronave se habían embarcado las principales autoridades de Santa
Cruz: el Prefecto del Departamento Cnl. Jenaro Blacut, el Alcalde Municipal
José A. Saavedra Rivero, el Rector de la Universidad “Gabriel René Moreno“ Dr.
Rómulo Herrera Justiniano y su esposa señora Blanca Catera de Herrera, el
Contralor Departamental, el vate cruceño Agustín Landívar Zambrana, el
Superintendente de la Comisión Mixta y el siempre recordado Dr. Adalberto
Terceros Mendívil, todos los cuales integraban el séquito oficial. Pero también
viajaron el Dr. Sócrates Barba Caballero, ex-Juez de Vivienda, el mismo que se
dirigía a Puerto Suárez para posesionarse como Delegado Nacional en el Oriente;
asimismo, la señora Victoria de Lazarte, Don Salomón Aponte, el ingeniero
brasileño Dolavela y el mensajero de la Prefectura Lucio Parada. La tripulación
se hallaba integrada por el piloto alemán George Jüterbock, el mecánico Lothar
Reck y el radiooperador Angel Arellano.
En aquellas épocas pioneras de la aeronáutica boliviana, el accidente enlutó a
distinguidas familias cruceñas, dejó prácticamente acéfalo al gobierno
departamental y provocó una justificada emoción popular. Vale la pena recordar
que Juan Del Valle fue un mítico español que anduvo buscando plata en el siglo
XVI. La historia nos cuenta que en el cerro “OrkoIntijaljata“ en la zona de
Chayanta, Del Valle encontró una gran veta que supuso era de plata. Rebautizó a
la montaña con el nombre de “Espíritu Santo“ pero grande fue su decepción al
percibir que el mineral encontrado era estaño, en esa lejana época sin valor.
Decepcionado, Del Valle abandonó su búsqueda y volvió a España. Pasados más de
300 años, Simón Iturri Patiño siguió el rastro de Juan Del Valle y se topó con
el yacimiento estañífero más grande del mundo, en momentos en que ese metal era
requerido por todas las industrias. Así comenzó la legendaria vida de Patiño y
he aquí que un oscuro personaje perdido en los recodos de la historia, no fue
olvidado. Cuando el gran empresario minero donó dos aviones de transporte al
iniciarse las hostilidades
con el Paraguay en junio de 1932, los bautizó con los nombres de “Huanuni“ (una
de sus minas) y “Juan del Valle“. Los aviones eran de fabricación alemana y
fueron transferidos al Lloyd Aéreo Boliviano luego de haber servido durante
todo el tiempo que duró la Guerra del Chaco como transporte militar.
El avión extraviado no fue encontrado, pese a una larga aunque infructuosa
búsqueda. Se perdieron así las esperanzas de encontrar eventuales
sobrevivientes. La nave cayó en la selva y aparentemente el monte se la tragó
para siempre en su insondable espesura.
Transcurridos 14 meses, recién se encontró al avión perdido –que quedó
completamente destrozado– cerca de San Ignacio de Velasco. Los restos mortales
de los infortunados pasajeros y tripulantes fueron reconocidos por sus efectos
personales y mediante peritajes específicos, para luego ser retornados a Santa
Cruz, salvo el del brasileño que fue entregado en Corumbá. Al fin, las familias
en zozobra pudieron sepultar a sus seres queridos y salir –aunque con pena– de
la tremenda incertidumbre a la que estuvieron sometidas durante tanto tiempo.
Los viajeros cruceños del Juan Del Valle habían vuelto a su tierra natal…
Escribo estas líneas con sentido recuerdo y como modesto aporte a los actos de
remembranza que hoy tendremos cada uno de los descendientes de las víctimas del
Juan Del Valle, con especial mención a mi querida familia Saavedra Suárez, a
los Terceros
Banzer, Herrera Catera y todas las otras distinguidas familias que hoy también
recordarán que hace 60 años partió de Santa Cruz un avión –con el nombre de un
oscuro aventurero hispano- que se llevó consigo, para siempre, la vida de
ilustres ciudadanos en uno de los hitos trágicos que tuvo el desarrollo de la
capital oriental, ahora pujante y moderna, en ese entonces apenas un villorrio
tropical de 28.000 habitantes, con mucho atraso pero con mucha fe en su futuro.
Y ese futuro, que en nuestros días es promisorio
presente y porvenir, fue construido en parte por las ilustres víctimas del Juan
Del Valle que en esta ocasión recordamos. Que Dios siempre tenga en su gloria a
los caídos en la fatídica jornada del 4 de noviembre de 1940.
De mi mayor consideracion al Sr Agustin Saavedra Weisse, hago estas lineas para ponerme en contacto con usted 19 años despues de vuestro artìculo con respecto al JU 42 Juan del Valle. Soy historiadora aeronautica del campo aleman estoy en el proceso de restauracion del JU 52 4043 en Argentina y desearia hablar con urgencia con usted. Viajo a Bolivia para dar una conferencia sobre la aviacion alemana y el proceso de restauracion. Vuestra historia es muy impactante asi como el JU 52, seria un honor poder darle vida a otro avion. Si es posible conocer a donde esta este Junkers y rescatarlo o que partes vitales sean utiles para la Republica Argentina en una forma de honrar a los caidos en este fatidico vuelo del 4 de noviembre de 1940. Esperando pueda usted comunicarse. Cordialmente Carina Villafañe Batica historiadora del Bayerische Flugzeug Historiker, miembro del Instituto de Historia Aeronautica de Bolivia, te 0054 9 223 6898220. direccion Mayor Arruabarrena N 1640 Cerro de las Rosas CP 5009 CORDOBA Capital Republica Argentina.
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