Por: Jaime De La Fuente Patiño. Investigador de Historia / Artículo
publicado en Los Tiempos de Cochabamba el 21 de Junio de 2014.
Cada 10 de mayo se celebra el Día del Periodista en Bolivia,
en conmemoración a que en esta fecha en 1938 el Presidente Germán Bush creó la
Caja Nacional de Jubilados, Pensionados y Montepíos de Periodistas. Sin
embargo, en los últimos años, se viene afirmando en la prensa que esta
recordación tuvo su origen en el fusilamiento del periodista Cirilo Barragán en
esta fecha en 1865, por órdenes del Presidente de facto Mariano Melgarejo, por
ejercer el periodismo y criticarlo desde sus páginas. No obstante, esta
afirmación es equivocada, porque Barragán no fue fusilado en esa fecha, ni por
escribir en contra del flamante régimen de Melgarejo, (que derrocó tres meses
antes al Presidente Achá), sino por ser uno de los cabecillas de dos
revoluciones en su contra.
La fuente primaria de esas rebeliones está en el relato testimonial del Gral.,
abogado y futuro Presidente, Narciso Campero, que estuvo al servicio de
Melgarejo en 1865 acabando desterrado en el Perú, y que escribió un libro
criticando al caudillo bárbaro. (Recuerdos del regreso de Europa a Bolivia y
retiro a Tacna). En el cual, relató que en marzo de 1865, cuando el Presidente
Melgarejo no estaba en la ciudad de La Paz, el ex-Presidente Manuel I. Belzu
ingreso el día 22 desde el Perú a esta ciudad, donde fue recibido por sus
partidarios que se sublevaron y lo proclamaron presidente, estando entre los
cabecillas los hermanos y abogados Alejo y Cirilo Barragán. Melgarejo que
estaba en Oruro, al enterarse de esta rebelión retorno a La Paz y en el camino
le dijo a Campero: “A quienes les tengo unas ganas es, a esos
Barragancitos ¡Son unos malvados!
Luego Campero narró cómo esta revolución fue sofocada cinco días después, el 27
de marzo, en una acción militar que culminó con la muerte de Belzu. Y poco
tiempo después, Melgarejo se trasladó a Potosí dejando en La Paz a Campero como
Prefecto. Entonces los hermanos Barragán (que no fueron apresados ni fusilados
el 10 de mayo) organizaron y encabezaron una nueva revolución, que se produjó
el 25 de mayo. En la que fue proclamando presidente el Cnl. Casto Arguedas que
fue ascendido a general, y Alejo Barragán fue nombrado prefecto en vez de
Campero. Quien relató que estuvo a punto de ser victimado por órdenes de este
Barragán, pero consiguió refugiarse en la casa del Cónsul de Bélgica y escapar
después de la ciudad.
Mientras tanto y según Campero, los revolucionarios paceños se aliaron con
otros de Oruro que llegaron a La Paz, y en un banquete de camaradería, Cirilo
Barragán efectuó un brindis ofensivo contra los orureños. Lo que originó una
trifulca que fue contenida por Arguedas, que expulsó del lugar a Cirilo, que
salió seguido por su hermano Alejo. Quien después trató de deponer a Arguedas y
reemplazarlo por un triunvirato presidido por él, lo que más bien ocasionó que
Arguedas lo destituyese de prefecto y lo deportase a los Yungas.
Esta revolución de La Paz y Oruro junto con otras que se produjeron en otras
ciudades fueron sofocadas finalmente por Melgarejo en la Batalla de las
Letanías el 24 de enero de 1866. Posteriormente, según Campero, Cirilo Barragán
fue apresado en una provincia paceña y fue llevado a Oruro donde estaba
Melgarejo, que lo hizo fusilar sin figura de juicio, (y en fecha desconocida).
Su hermano Alejo, según Nicanor Aranzaes (1915), estuvo proscrito durante la
dominación (de) Melgarejo, regresando al país después de su caída. Fue electo
diputado suplente por La Paz al Congreso de 1872. Decepcionado de la política
se retiró a Arequipa, donde falleció en 1874”. (Según Aranzaes, estos
Barragán eran paceños, hijos de un chileno y una paceña)
Cabe agregar que Campero índicó entre otras cosas, que los Barragán no eran de
fiar porque no tenían respeto por la constitución como alegaban, pues habían
participado antes en otras revoluciones como la de marzo de 1849 en contra del
Presidente Belzu. En este sentido, Nicanor Aranzaes (1918), relató que estos
hermanos Barragán fueron apresados en La Paz junto con 43 personas más por
estar involucrados en otra insurrección a favor del Gral. José Ballivián que
debía estallar en junio de 1848 en contra del Presidente Velasco, siendo todos
liberados después.
Por otro lado, Gabriel René Moreno de padre belcista, en su libro de denuncia
“Matanzas de Yáñez, relató que durante la Dictadura de José M.
Linares, el Prefecto de La Paz, José M. Santibáñez convenció a Cirilo Barragán
para que escribiese un folleto contra el derrocado expresidente y yerno de
Belzu, Jorge Córdova. Barragán que era su amigo de la infancia, no pudo
redactar el folleto al agrado de Santibáñez, por lo que éste lo escribió, pero
fue publicado con la firma de Barragán en febrero de 1859. Meses después,
Barragán, en posible recompensa por este servicio, fue nombrado Fiscal del
Distrito de La Paz, pero luego tuvo un altercado con el Ministro del Interior,
el argentino Ruperto Fernández, por lo que renunció a su cargo en mayo de 1860.
Meses más tarde en enero de 1861, Linares fue derrocado por dos de sus
ministros, (José M. Achá y Ruperto Fernández), y el Prefecto de la Paz, que
conformaron un triunvirato. Luego Achá fue elegido presidente, y durante su
gobierno, según Moreno, el comandante de La Paz, Crnl. Plácido Yáñez, en
ausencia de Achá que estaba en Sucre, en la noche del 23 de octubre de 1861,
mandó asesinar con la fuerza pública a medio centenar de ciudadanos, que
arbitrariamente había hecho encarcelar días antes a título de belcistas
conspiradores, estando entre éllos el expresidente Córdova y el hermano de
Belzu, (Francisco Paula). Un mes después, la plebe paceña asaltó el palacio de
gobierno donde estaba Yáñez y ajustició al criminal con dos de sus cómplices,
en medio de una revolución a favor del Ministro del Interior Ruperto Fernández que
se había quedado en Sucre. Mientras tanto, Achá retornó a La Paz, donde acusó a
Fernández de ser el instigador de la masacre perpetrada por Yáñez. Luego esa
rebelión de Fernández fue sofocada y él huyó a la Argentina.
Recién días después de la muerte de Yáñez, el 29 de noviembre, según Moreno, la
matanza cometida por él fue denunciada y publicada en la prensa nacional,
siendo el primero en hacerlo el flamante periódico paceño El Juicio Público que
hizo su aparición en esa fecha para denunciar la masacre, pero dejó de
publicarse cuatro meses después, el 20 de marzo de 1862. Sus propietarios y
directores eran los hermanos Cirilo, Vicente y Román Barragán, (no Alejo), la
redacción era firmada por otras dos personas, pero el verdadero y principal
redactor era el abogado Cirilo Barragán, quien solía ejercer cargos concejiles
o municipales.
Este periódico, al decir de Moreno, actuó como fiscal acusador de Yáñez y sus
secuaces, (en consonancia con la profesión de Cirilo), siendo su color político
el belcismo, pero no fue contrario al gobierno de Acha y más bien coincidió con
la prensa oficialista en su odio contra Fernández, sindicándolo también de
haber sido el instigador de Yáñez, aunque sin pruebas contundentes. (Cirilo
detestaría a Fernández por el altercado que tuvo con él). Moreno puso en duda
la no culpabilidad de Achá en la masacre, y relató que meses después de
cerrarse el periódico de los Barragán, Cirilo prevaricó como demócrata,
participando en la revolución sin éxito del Gral. Gregorio Pérez en contra del
Presidente Constitucional Achá.
Por lo expuesto, podemos señalar que Cirilo Barragán fue un abogado de
profesión, y un político inconsecuente y conflictivo que participo en varias
revoluciones de diverso color político, y que ejerció eventualmente el
periodismo por motivos políticos y para denunciar las matanzas de Yañez. Estuvo
entre los cabecillas de dos insurrecciones contra el régimen de Melgarejo, por
lo que fue fusilado, aunque sin el debido proceso. Alcides Arguedas lo
consideró atrabiliario e imprudente.
Sin embargo, Alberto Gutiérrez, un acérrimo detractor del caudillo bárbaro, en
su libro El Melgarejismo (1916), distorsionó y falseo los hechos para
acrecentar sus crímenes, presentando a los hermanos Alejo y Cirilo Barragán
como si solo hubiesen sido unos periodistas y redactores belcistas de El Juicio
Público de circulación permanente que denunciaron dicha masacre, (Alejo no
intervino entonces ni fungió como periodista), y que tiempo después, fueron
perseguidos durante el régimen de Melgarejo. Siendo Cirilo apresado y fusilado
sin trámite alguno, mientras que Alejo en su fuga encontró la muerte en esa
existencia de fiera despavorida, en el fondo de los bosques. (Lo que es una
falsedad descabellada e inadmisible).
No obstante, parte de esta distorsión de Gutiérrez, fue repetida e introducida
en la historia del periodismo nacional, posiblemente de buena fé, por Gustavo
Adolfo Otero en El periodismo en América (1946). En la cual, indica
erróneamente que Alejo (sic) y Cirilo Barragán que denunciaron dichas matanzas,
se constituyeron en los periodistas representativos y defensores de las
libertades atropelladas por el régimen de Melgarejo. Quien ordeno su sañuda
persecución, siendo Cirilo apresado y fusilado en el patíbulo que se alzó para
el escarnio de la libertad de prensa en la ciudad de La Paz, (sic, en Oruro)
Cirilo Barragán es el mártir del periodismo boliviano de todos los tiempos, que
ofreció su sangre en holocausto de sus ideas democráticas y liberales. (Sic)
Posteriormente, estos errores históricos serían repetidos con diversos matices
por otros autores, y en los últimos años, alguien agregaría imaginativamente
que Cirilo Barragán fue fusilado el 10 de mayo de 1865, originado el día del
periodista. Lo que es equivocado como acabamos de demostrar, pero viene siendo
repetido por varios autores, que esperamos adviertan el error y lo rectifiquen.
Cabe agregar, que el periodista J. J. Toro Montoya el año pasado en este
matutino (09/05) sugirió investigar los antecedentes de Barragán, (que lo
hicimos), y consideró que Luís Espinal merecía mayor reconocimiento en el día
de su asesinato, sin advertir que este ya es el Día del Cine Boliviano desde
2007.
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