El Palacio de Gobierno, sus rincones, sus muros y sus
alrededores son testigos mudos de la imagen de historia nacional. Las
seguidillas de sucesos trágicos son presenciadas, una a otra, por el edificio.
Un complot contra el gobierno de Tomás Frías, el 20 de marzo de 1875, tramado
por partidarios de Casimiro Corral, detractor del gobierno de Frías, liderados
por Resini, atacó el palacio, desde los muros de la catedral en construcción,
con antorchas y trapos encendidos, logrando quemar la cubierta del mismo y la
madera que lo sostenía.
Los leales defensores del gobierno que yacían en el interior del palacio a la
cabeza de Mariano Baptista se vieron obligados a abandonar el mismo. El palacio
quedó destruido casi en su totalidad interiormente. Desde ese suceso lleva el
nombre de “Palacio Quemado”.
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