Por: José Zabalaga Mendoza - El autor es miembro de la Sociedad de
Historia y Geografía Oruro / Publicado en el periódico La Patria el 24 de
octubre de 2010.
A medida que pasa el tiempo, nuevos datos contribuyen a
esclarecer, aún más, los hechos que se dieron en determinadas épocas y que la
historia recoge en sus páginas de gloria.
Hay, por tanto, datos dispersos en publicaciones varias,
como revistas, periódicos, libros, folletos, a los que se recurre para armar,
más o menos, la historia que desde lejos, en el tiempo, contribuyen a
comprender, mejor, aquellos acontecimientos.
A medida que pasa el tiempo, decía, se recuperan nuevos
datos; por ello es que la historia se va reconstruyendo, como en el caso de la
Revolución del 6 de Octubre de 1810, como que en la actualidad existen nuevos
elementos que se apoyan en documentación fehaciente y nos inducen a dar nueva
lectura de los hechos del 6 de Octubre de 1810.
Hoy, no obstante el enriquecimiento de la historia, con los
datos obtenidos y que dieron lugar a destacados trabajos de investigación, hay
necesidad de replantearnos la lectura de los acontecimientos de aquella
revolución orureña. Hay nuevos datos que se debe confirmarlos plenamente, como
una forma efectiva de discurrir el velo de la bruma del tiempo.
Bienvenidas, entonces, las nuevas aportaciones para
comprender mejor, los acontecimientos del pasado, particularmente de la región.
Estos hechos los destaco, porque el trabajo que hoy les
ofrezco, ha sido escrito hace 21 años y, en parte, publicado en el periódico
"LA PATRIA" en octubre de 1989.
Comenzaré, entonces, con esta cita que la escribo
entrecomillada:
"No hubiera necesitado América de otra victoria que la
de Aroma, para el completo triunfo de su libertad, si al valor y al entusiasmo
de Cochabamba hubiera acompañado los elementos de guerra necesarios".
La cita está contenida en un artículo del número uno de la
revista de la "Sociedad de Geografía e Historia de Oruro", editada en
noviembre de 1949, refiriéndose al libro "Biografía del General Esteban
Arze" de Eufronio Viscarra.
Un somero análisis del contenido de esta cita, da cuenta la
gran importancia de la victoria de armas que lograron orureños y cochabambinos
que se enfrentaron en las pampas de JARUHUMA, hoy Aroma. Era la tarde del
martes 14 de noviembre de 1810.
Los orureños, participaron de esta primerísima victoria que
inflingían los patriotas a los españoles. Los orureños se habían levantado en
armas, antes de aquella gloriosa fecha; el 6 de Octubre de 1810.
Los cochabambinos que dieron muestras de su valor, avanzaron
a La Paz, y al pasar por Oruro, encontraron a todo el pueblo revolucionado.
Uniéndose a este contingente, marcharon los orureños, los que muy pronto dieron
muestras de su apego a la libertad, con las acciones que protagonizaron, hechos
que maravillaron a los propios cochabambinos.
Muy poco se ha dicho respecto de este acontecimiento. Muchos
confunden fechas; consideran que el 6 de Octubre de 1810 es la fecha de la
batalla de Aroma. Menos se conoce la actitud asumida por un grupo de hombres
que a la cabeza del patriota Tomás Barrón, logró que el 6 de Octubre de aquel
año, se impusiera la voluntad del pueblo orureño de vivir en libertad y en su
patria. El pueblo orureño, ya había escrito para la historia patria su actitud
rebelde al acontecimiento. 1739 con el célebre "…Restaurar lo propio y
libertar la patria purgándola de la tiranía de los Guampos que nos consumen y cada
día va más a nuestra ruina". 1781 con el levantamiento de los Rodríguez,
Herrera y el caudillo Sebastián Pagador, entre otros revolucionarios, Oruro
tenía antecedentes de su rebeldía y su propósito de desligarse del yugo
español.
La rebeldía fue manifiesta en acciones esporádicas, pero de
profundo sentimiento de patria propia, sin amos que los sojuzguen.
Y, fueron, pues, los indígenas y los mestizos que tuvieron
importante papel protagónico en estas acciones que, de pronto fueron
coyunturales, pero obedecía a un solo propósito que era la búsqueda de la
libertad y la vivencia en paz, sin amos; libres.
Estos acontecimientos tuvieron la virtud de mantener en el
pueblo, encendida la llama de la libertad.
La famosa mita, por la que los indígenas debían trabajar,
obligadamente para el patrón, fue una actitud inmisericorde que dio lugar al
descontento, porque hombre que entraba a la mina, debía dejar su familia y en
más de las veces, para no verlos nunca más.
Los indígenas, entonces, tuvieron importantísimo papel en
las luchas emancipadoras.
Entre el 6 y 7 de noviembre de 1809, o sea cuatro meses del
levantamiento de julio de ese mismo año en La Paz con Pedro Domingo Murillo y
once meses antes del 6 de octubre de 1810, en la población de Toledo, cercana a
Oruro, se produjo un alzamiento indígena, debido a que las autoridades locales
habían sustituido a su cacique recaudador, Victoriano Aguilario de Titichoca.
Este cacique había denunciado abusos, como la expropiación de las tierras de la
comunidad campesina y otras formas de servidumbre.
Los indios acudieron, en busca de justicia, a la Audiencia
de Charcas, sin resultado alguno.
Los indios no conformes, organizaron en abril de 1810, una
conjura, haciendo circular pasquines y otros escritos anónimos, incitando a los
pobladores de zonas aledañas, a la sublevación.
La rebelión se hizo patente y Titichoca y otros conjurados,
fueron perseguidos. Se refugiaron en Oruro, con el propósito de ocuparla, pero
el arribo de las fuerzas cochabambinas de Esteban Arze, impidieron que se
cumpla este cometido.
Como se puede apreciar, a dos meses de ese intento, los
orureños ingresan en la batalla, con el claro pronunciamiento de rebelión del 6
de octubre.
Entonces, había antecedentes que inspiraron a los orureños.
Aquella mañana del 6 de octubre, el pueblo gritó: "VIVA
LA PATRIA". Los cabildantes apoyaron, con excepción de uno.
También, se dieron muestras de nobleza de espíritu, porque
no se destituyó a los cabildantes y solo se determinó la persecución del cajero
que en las proximidades de La Joya fue capturado con varias riquezas que se
llevaba.
Tal era el sentimiento de libertad que había infundido la
acción que los orureños estaban predispuestos a continuar en la lucha, para
conseguir, por fin, salir de su estado de postración y humillación que al saber
el arribo de tropas cochabambinas, se aprestaron a unirse para dar batalla a
los españoles que, sabían, eran numerosos y mejor dotados de armas.
Don Nataniel Aguirre, en su célebre obra "Juan de la
Rosa", describe la acción y participación de los orureños. De la llegada a
Oruro de las tropas patriotas cochabambinas con rumbo a La Paz, Nataniel
Aguirre pone en boca de "Alejo" uno de los personajes de "Juan
de la Rosa", lo que sigue:
"Los orureños vivaron a la patria antes que llegáramos
nosotros". Luego indica: "qué recibimiento el que nos hicieron! No
quedó uno solo sin salir a nuestro encuentro hasta más de una legua, casi todos
a pie, porque, hay pocos caballos en la puna. Nos gritaron desde lejos: vivan
los valerosos cochabambinos!; y nosotros les pagamos en la misma moneda".
Denota, esta parte, la unión que siempre ha existido entre
los pueblos vecinos de Oruro y Cochabamba. No en vano, Manuela de Tapia,
orureña, luchó junto a las heroicas mujeres cochabambinas, en la célebre acción
de la colina de san Sebastián, en el marco de la guerra de la independencia.
Y, sigue Nataniel Aguirre en boca de "Alejo"
(después que salieron de Oruro rumbo a La Paz) "…los de a pie debíamos
juntarnos con los de Oruro, que eran un poco menos que nosotros, los infantes.
Son chiquitos, retacos; pero caramba! cómo habían sabido andar en pampas! Y
cómo gritan y silban, y qué valientes son, también en la guerra!
Don marcos Beltrán Avila, en su obra: "Historia del
Alto Perú en el año 1810", refiere ,también, la sublevación del 6 de
Octubre de 1810, remarcando que la revolución orureña contra la tiranía
española, se plegó a Cochabamba y Buenos Aires.
Se unen pues, estas dos fechas: 6 de octubre y 14 de
noviembre de 1810, porque, constituyen el seguimiento de una voluntad orureña;
la de despojarse del tipo de tiranía a que era sometido el pueblo y de
continuar juntos dos pueblos: Oruro y Cochabamba en las rudas y sangrientas
jornadas que costó a la generación del 1.800, muchas vidas para lograr, 15 años
de lucha por medio, a la ansiada patria y libertad.
Nótese, entonces, que el entorno histórico de la Revolución
del 6 de Octubre de 1810, es riquísimo en la lucha emancipadora, pues el hombre
y la mujer de esta parte de América, nunca pudo vivir en sistemas esclavistas.
Por ello la rebelión de los indígenas, que fueron los primeros en engrosar las
filas rebeldes.
La conquista española, no está demás recalcar, se produjo
casi definitivamente por el poder de las armas, avasallando costumbres, ideas,
formas de vida y religión, hasta convertir al nativo americano y luego sus
descendientes mestizos en poco menos que animal de carga.
Un siglo, de sombras, con una sociedad cerrada, esclavista,
impidió al nativo y sus descendientes saber o captar algo más de la vida, la
misma que se circunscribía solo al trabajo en los campos y en las minas.
Al cabo de este tiempo, precisamente en estas tierras
altoperuanas, se dieron los primeros brotes de rebelión contra ese orden
establecido.
La rebelión primera se produjo en los valles de Zongo en
1623. Unos cuarenta años más tarde la ciudad de Nuestra Señora de La Paz fue
sometida con una rebelión que casi se extiende a toda la zona altoperuano.
En 1623, los indios de los valles de Zongo y Challana
"se rebelaron matado autoridades".
Es de suponer que este lejano levantamiento, no quedara más
que la referencia de la fecha, pero también quedó para la historia el hecho de
que los indios de Zongo y Challana "se rebelaron matando
autoridades".
Cómo fue aquel acontecimiento, cuáles las razones que
impulsaron a los indios a matar autoridades?, no lo sabemos, pero en el campo
de la suposición, es obvio que los indios habían sido demasiado maltratados y
que la represalia también ,fue total.
Posteriormente, en 1661, durante el gobierno del Virrey
Diego Benavides, se produce una verdadera rebelión que recoge la historia.
Fue en fecha 1º de diciembre de 1661, el mestizo Antonio
Gallardo, a quien apodaban "philinco", lanzó lo que vendría a
llamarse el primer brote libertario, con una rebelión frontal al régimen
español.
Lo cierto es que Antonio Gallardo, mestizo con entroncamiento
y sangre española, temerario y audaz, encabezó la rebelión armada proclamando
"libertad para los americanos". La rebelión fue producto de la forma
cómo los españoles trataban a los indios, mestizos y criollos, procediendo con
crueldad e injusticias. Justificaba esta rebelión, Antonio Gallardo y sus
seguidores, por el hecho de estas crueldades que ejercían las autoridades y
corregidores en la cobranza de alcabalas e impuestos tributarios, así como la
inhumana represión del contrabando y de las imposiciones aduaneras.
En posesión del Cabildo, Antonio Gallardo tomó las riendas
de la administración de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz; afrontó este
estado de cosas por un tiempo que no se puede precisar.
Con el poder en las manos, Antonio Gallardo organizó una
expedición a Puno, con el propósito de ensanchar la influencia revolucionaria
de justicia y libertad, a otros pueblos.
Gallardo, al frente de sus hombres, trabó lucha contra las
disciplinadas fuerzas españolas, encontrando la muerte.
ALEJO CALATAYUD
Fue el valle de Cochabamba, donde nació Alejo Calatayud,
considerado "Precursor de la Independencia". Logró imponer una
autoridad mestiza al gobierno español en 1730. Lo hizo luego de amenazar
constantemente a las autoridades españolas, desde su cuartel. Pudo más la
intervención de algunos sacerdotes para lograr que deponga su actitud; lo hizo
a condición del nombramiento de una autoridad mestiza en Cochabamba. A su
petición fue nombrado corregidor Francisco Rodríguez, pero éste cometió acto de
traición y la consecuencia fue, la muerte de Calatayud.
También ese año 1730, se produjo en la Villa de San Felipe
de Austria, un pronunciamiento y rebelión encabezado por el mestizo José
Santos. Sedición sofocada por los españoles.
MANIFIESTO DE AGRAVIOS
Aquí, en Oruro, se dio en 1739, una fundamentación
histórico-social con proyecciones de libertad para este suelo americano.
Juan Bélez de Córdova, quinto descendiente de los incas,
preparó una sublevación junto a Eugenio Pachacnina y Miguel de Castro. Fue un
preparativo sumamente cuidadoso, para evitar fracasos que debió estallar el 8
de julio de 1739. la sublevación tenía conexiones con grupos de hombres de
Cochabamba, la Paz, Vallegrande, Cuzco, Arequipa.
El estallido revolucionario debió darse en Oruro y
simultáneamente en Potosí y Cochabamba con todo el Partido de Paria.
Se planeaba echar al gobierno español y restaurar las
libertades y autonomía que se gozaba en el anterior sistema de vida, como base
para gestar la liberación completa de la nación, para cuyo efecto los
conjurados eran criollos pobres y desairados, mestizos e indios.
En Oruro, debía estallar la revolución con 200 indios
comprometidos a la cabeza del cacique Eugenio Pachacnina, mientras que otros
estaban destinados a difundir "como reguero de pólvora" el
acontecimiento, para reavivar el compromiso. Ramón de Castro fue con este
propósito a Cochabamba; a Vallegrande, Tomás Agudo; a La Paz, Nicolás Cruz y
sin rumbo revelado y en misión secreta salió Carlos Pérez.
Cuando todo estaba previsto, en fecha 3 de julio de 1739,
Bernardo de Ojeda defecciona y pone en aviso de estos preparativos al
corregidor de la Villa, Martín Espeleta y Villanueva; éste prepara, todo un
día, la represión, mientras los conjurados trabajaban de acuerdo a los planes,
sin saber de la traición de Bernardo de Ojeda. La noche del 4 de julio de 1739,
se produjo la represión; el corregidor Martín Ezpeleta, apresó personalmente a
los principales conjurados y encerró en el calabozo del cabildo a Juan Vélez de
Córdova, Eugenio Pachacnina y Miguel de Castro. Levantó un juicio sumario y
organizó, luego, la Guardia Civil con el propósito de prevenir probables
consecuencias.
Los presos encontraron la muerte por garrote que se ejecutó
en fecha 7 de julio, un día antes de la fecha prevista para el estallido de la
revolución.
Juan Vélez de Córdova, es el autor del "Manifiesto de
Agravios", que circuló en algunos círculos de Oruro y entre los
conjurados.
Fue don Marcos Beltrán Avila, historiador orureño que
encontró este valioso documento en los Archivos de Simancas.
10 DE FEBRERO – LA PRIMERA GRAN REBELIÓN
Los hechos que se sucedieron a partir del 9 de febrero en la
Real Villa de san Felipe de Austria y que culminaron con una inmisericorde
represión por parte de los españoles, fueron recuperados brillantemente por don
Adolfo Mier y León, Boleslao Lewin, marcos Beltrán y otros historiadores.
De esta suerte, los orureños sabemos que la causa principal
del levantamiento del 10 de Febrero de 1781, se debió a una acción coordinada
entre prominentes hombres de esta Villa, que entonces pasaban por, lo que se
llama ahora, una crisis económica y financiera. Debían mucho dinero a los
prestamistas españoles, que se negaban a entregar más dinero, por la decadencia
de las minas, el agotamiento de la riqueza de las vetas, así como la gran
carestía de azogue para beneficiar el mineral de plata. Era tan evidente esta
etapa de crisis, que la población, en esta Villa, empezó a descender en número.
Los españoles que se enriquecieron, abandonaron esta región y solo quedaron
algunos "prestamistas" españoles y criollos dueños de minas. Estos
disminuyeron su capacidad de pagos a los indicados "prestamistas".
Se afirma que esta fue la causa para que los dueños de
minas: los Rodríguez, los Herrera, Montecinos y otros, prepararan la revolución
del 10 de Febrero de 1781.
TOMÁS KATARI
Se considera el primer caudillo altoperuano a Tomás Katari,
nacido en Colquechaca; levantó el pendón de la redención de Suraza. Fue él
quien desató la guerra contra las autoridades españolas. Entre 1778 y 1779, es
decir, un pr de años antes de la rebelión de los Rodríguez y Pagador en Oruro,
peregrinó a través de muchas leguas, por el Virreynato del Río de La Plata,
para conseguir audiencia con el Virrey Juan José de Vertiz, a quien expuso
dolorosas quejas de sus mandantes, por los incontrolados sistemas de tributos y
tiranías que extorsionaban y ejercitaban los corregidores.
Nadie le escuchó. Cansado de tanta humillación, junto con
los caudillos que respondían a la rebelión de Gabriel Tupac Amaru, que desde el
Cuzco conducía una rebelión que pretendía echar a los españoles y reimplantar
el sistema incario, levantó a las huestes y sublevó en Pocoata y toda la
jurisdicción de Chayanta. Apresó al corregidor Joaquín de Alós y a Blass
Bernal, a quienes acusó de "principales expoliadores y tiranos de su
raza", los que fueron ahorcados y degollados.
Katari, fue sañudamente perseguido y muerto en una
encrucijada.
Tomás Katari, es el único hombre en busca de justicia;
típico hombre con reacción natural cuando le niegan lo justo; típico hombre
altiplánico.
LOS DOS CERCOS A LA PAZ
1781, al mes de efectuado el levantamiento de Oruro, el
sacristán de Sica Sica, Julián Apaza, conocido como Tupac Katari "rompe la
esclavitud de la raza aymara, Apaza colaborado de su esposa Bartolina Sisa y
sus hijos".
Con huestes aleccionadas, cercó la ciudad de Nuestra Señora
de La Paz por 109 días. En fecha 30 de junio de 1781, finalizó el primer cerco,
a consecuencia de la llegada de fuerzas militares destacadas de la Audiencia
del Virreynato del Río de La Plata y la Real Audiencia de Charcas.
La llegada de este contingente bien armado, hizo retroceder
a los sitiadores que causaron sufrimientos a los pobladores de La Paz, por la
falta de alimentos y otras necesidades.
Cuando se retiraron estas fuerzas militares, fue reiniciado
el cerco que duró esta vez, 64 días.
A consecuencia del hambre y los enfrentamientos, murieron
10.000 españoles y más de 40.000 indios. Tupac Katari, apresado, fue decapitado
y descuartizado.
Ese contexto histórico remarca que los orureños, nunca
pudieron vivir reatados a sistemas esclavistas; se rebelaron y produjeron la
revolución del 6 de Octubre de 1810 y la Batalla de Aroma del 14 de Noviembre
de ese mismo año.
No encontramos otro antecedente de victoria de las fuerzas
patriotas contra todo un ejército colonial bien disciplinado y mejor armado.
Personalmente considero que esta fecha es memorable y que definitivamente da
origen al nacimiento del Ejército Boliviano.
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