Por: Dehymar Antezana - Periodista / Publicado en
el periódico La Patria el 30 de enero de 2011.
En la historia de Bolivia, se tuvo a "grandes"
presidentes que trabajaron por el pueblo y no se sirvieron de él, a
"grandes" intelectuales que en su época labraron el destino de un
país con una visión de desarrollo e integración, entre ellos se destacan: El
Mariscal Antonio José de Sucre, Isidoro Belzu, Hernán Siles Zuazo, José
Ballivián, Andrés de Santa Cruz y otros que tuvieron algunas aristas por la
ingobernabilidad existente en el país desde su fundación.
Pero, también Bolivia tuvo presidentes malos, malísimos e
ignorantes, ojo que cuando usamos esos términos no es una actitud de
discriminación o de racismo, sino que la historia los juzga como tales, entre
ellos, los tenemos por ejemplo a Daniel Salamanca, Mariano Melgarejo, Hilarión
Daza, García Meza, Hugo Banzer y otros.
Los bolivianos tuvimos, tenemos y tendremos gobernantes de
esas características, buenos y malos, subyugados al imperio norteamericano,
venezolano, cubano u otros, pero que si bien ahora no son aceptadas nuestras
críticas u observaciones, mañana la historia los juzgará y será un hecho al
cual no podrán escapar, así se vayan del país.
Ese es el ejemplo que queremos reflejar con uno de los
presidentes más "locos" e "con vaciedad" que tuvo el país,
su nombre, Mariano Melgarejo.
Nació el 13 de abril de 1820 en Tarata departamento de
Cochabamba.
Cuando era un adolescente ingresó al ejército nacional, que
en esa época, y como lo denomina Carlos Mesa en su libro: "Presidentes de
Bolivia, entre urnas y fusiles", era el camino para las personas que no
tenían inclinaciones a la vida del civilismo, buscando en la profesión militar
fáciles ascensos y buenas perspectivas para llegar a puestos altos en la
sociedad.
A fines de 1864 el general Melgarejo halló una ocasión
propicia para satisfacer su ambición y su temperamento belicoso. El 28 de
diciembre de aquel año se proclamó presidente de la república, cuando se
presentó en la puerta del cuartel del escuadrón "Rifleros" en
Cochabamba. Seis años después, el 15 de enero de 1871 cayó del poder en
sangriento combate en La Paz. El mismo año murió asesinado a la edad de 51 años
en el Perú, por su cuñado, el Gral. Aurelio Sánchez.
GESTIÓN
Al margen de ser un alcohólico, sus locuras como presidente
y luego como dictador, durante su gestión mantuvo una economía con niveles
razonables de equilibrio; él eliminó el monopolio estatal y respaldó a los
mineros grandes; creó el banco de hipotecas; despojó de sus tierras de
comunidad a los indígenas.
Los hechos más nefastos de su gestión fueron las firmas de
dos tratados, uno con Chile y otro con Brasil, que dieron pie a grandes
pérdidas territoriales, como el Litoral años más tarde (1879) y cedió 300.000
kilómetros cuadrados al Brasil.
DICHOS Y HECHOS
Si bien la historia lo juzga como a uno de los peores
presidentes de Bolivia, un tirano y dictador, para algunos historiadores
Melgarejo fue todo lo contrario, aunque con la descripción de sus actos, se
llega a tener el mismo concepto.
Uno de ellos es Tomas O’Connor D’Arlach, quien en su libro
"Dichos y hechos del General Melgarejo", comparte el criterio del
escritor Pablo Subieta, calificando a Melgarejo como un hombre ingénitamente
bueno, en quien las pasiones, los instintos sensuales y las tendencias
orgánicas, habían sofocado los gérmenes de la virtud que con cuidadosa educación
hubiese salvado de un naufragio.
O’Connor refleja en su libro el comportamiento de Melgarejo
a través de varios episodios y queremos rescatar varios de ellos, para que
usted saque su propio concepto. Les reiteramos, solo a los hechos nos remitiremos,
cuando aquel militar fue presidente de los bolivianos.
AHOGAR
En agosto de 1865 cuando Melgarejo iba a Sucre, al pasar el
famoso Río Grande que se halla entre los departamentos de Cochabamba y
Chuquisaca, la mujer de un soldado fue arrastrada por la corriente impetuosa de
las aguas y no pudiendo salvarla varios soldados, la mujer empezaba a ahogarse.
Al ver eso Melgarejo, monto su caballo y dijo: "Donde
está Melgarejo nadie se ahoga", luego penetró en el río y dio alcance a la
mujer del soldado, la cogió por los cabellos y salió con ella hasta la orilla,
ante el júbilo de sus tropas.
HOLOFERNES
Una tarde de 1871, durante un gran banquete en el palacio de
gobierno de La Paz, Melgarejo cansado de oír tantos brindis que sus cortesanos
le dirigían, saturados de adulación y bajeza dijo a estos: "Señores. Creo
que bastante han bebido ya ustedes a mi salud. Ahora les pido una copa a la
salud de mi Holofernes".
Acto seguido hizo sacar al caballo de la caballeriza y
aquellos hombres brindaron por el caballo Holofernes, además pidió que uno de
los invitados dé con mano propia, el forraje para el cuadrúpedo.
FRANCIA
Melgarejo era "invencible ignorante", al punto que
un día en 1869 cuando estaba excitado por el alcohol, recibió la noticia de que
había una confrontación bélica entre Francia y Prusia, y como el militar era
muy querendón de Francia, pidió a su ejército que forme a esa hora, medianoche,
dio la orden de ir a defender al país galo y encabezando sus tropas les dijo:
"¡Soldados! La integridad de Francia está amenazada por
Prusia. Quien amenaza a Francia, amenaza a la civilización y a la libertad. Voy
a proteger a los franceses, que son nuestros mejores amigos y a quienes amo
tanto. Vais conmigo a atravesar a nado el Océano, pero cuidado con mojar las
municiones".
Cuando iban en camino, una lluvia torrencial comenzó a caer,
y con el agua se refrescó la cabeza. Sus ministros le pidieron parar la marcha,
ya un poco más sobrio, dio la orden y al amanecer su ejército volvió a La Paz y
él al Palacio de Gobierno.
CAMISA
Era un día frío y nublado en La Paz, Melgarejo se levantó de
la cama, recibió la noticia de haberse descubierto un plan revolucionario, como
la mayoría de los mandatarios que tuvo Bolivia, en el que figuraba un jefe en
quién él tenía plena confianza.
Melgarejo dijo en nadie debo ya confiar. Y como el jefe que
con él hablaba, le dijera que no había cuidado, que triunfaría siempre y que su
excelencia debería tener plena confianza en la lealtad de su ejército, a lo que
contestó Melgarejo: "¿Confianza? ¡Ni en la camisa!".
Melgarejo se sacó la camisa, la colgó en la pared, llamó a
cuatro rifleros de su guardia y dio la orden de fusilar a su camisa, que fue
quemada a balazos.
NUBES
Era un día sombrío y nebuloso, los truenos se oían a lo
lejos como anuncio de tempestad y el relámpago brillaba entre las nubes negras.
Melgarejo pasaba revista al ejército en el pampón de Oruro.
La lluvia comenzaba a caer cuando el militar dirigió una
proclama a sus tropas: "¡Soldados! Ni los elementos han de oponerse al
poder del grande e invencible ejército de diciembre y de su capitán general.
Despejad esas nubes con el humo de la pólvora de vuestras armas y que ellas
purifiquen la atmósfera. "¡Fuego con las nubes!".
El ejército disparo a las nubes, y fue la casualidad que
efectivamente se despejará la atmósfera, cesara la lluvia y el sol ilumine
nuevamente al ejército.
Las bandas de música del ejército tocaron dianas y los
soldados vitorearon a su capitán general.
CARNAVAL
Era el carnaval de 1866 y Melgarejo quiso demostrar a toda
la ciudadanía boliviana que él no era un hombre de fiestas u orgías, como se lo
conocía, por el contrario decidió encerrarse en el Palacio, durante los días de
festejos, además de hacer notar que no asistiría a ninguna invitación
carnavalera.
Los resultados de su encierro comenzaron a notarse por los
comentarios de la sociedad paceña, que aplaudió el comportamiento de Melgarejo,
pensando que estaba cambiando y que el país tendría mejores días con un
gobernador sobrio.
Sin embargo, cuando llegó el martes de carnaval, el militar
se sintió vencido por su adicción al alcohol y pidió a su edecán que le sirva
cerveza, y solo comenzó a beber, sin más compañía que la presencia del edecán
de guardia.
Cuando ya se encontraba borracho, ordenó que entre al
Palacio toda la guardia y que cierren las puertas. Hizo pedir una guitarra y se
puso a tocar y a bailar con los soldados, a quienes dio la siguiente orden:
"Desde este momento, hasta mañana, ninguno de vosotros
me habéis de dar tratamiento, ni me habéis de llamar excelencia, ni general, ni
siquiera de usted. Todos hemos de tutearnos como compañeros; el carnaval es la
fiesta de la democracia, y a mí me gustan las cosas claras".
Posteriormente, le tutearon todos, comieron, bebieron hasta
que todos, desde el presidente hasta el último soldado, cayeron rendidos por el
alcohol y el sueño.
MARCHEN
Un día un ministro extranjero visitó en Palacio a Melgarejo,
y como hablaban de disciplina y subordinación que había notado en el ejército
dijo: "¡Oh! Es tanta que ahora mismo le voy a dar a usted una prueba de
ella".
Y llamando al edecán de guardia, le ordenó que hicieran
formar, sin armas, el escuadrón Escolta en el interior del salón.
Melgarejo se colocó en uno de los balcones de Palacio, abrió
las ventanas de par en par y dio la voz de mando:
¡De frente paso redoblado, marchen! Los soldados marcharon
hasta el balcón, llegando al borde no interrumpieron la marcha, y siguieron su
paso hasta lanzarse del balcón hacia la calle. Con ello quedó demostrado cuán
fieles eran los soldados de Melgarejo.
Un pequeño vistazo de algunos de los episodios que vivió
Melgarejo en el siglo XIX cuando estuvo al mando de Bolivia, y cientos de
historias alocadas que vivió no solo a consecuencia del alcohol, sino también
de su mal genio, de sus sentimientos y también de su buen ánimo, sin contar las
ejecuciones que ordenó o las expulsiones del país, de ciudadanos que no eran de
su agrado.
Consideramos a Melgarejo como uno de los malos presidentes
que tuvo Bolivia, quizás no el peor, y que lamentablemente a lo largo de la
historia del país, muchos de ellos existieron, existen y existirán para hacer
del poder efímero, una forma de vida.
el peor es Evo Morales!!
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