Hans Ertl murió a sus 92 años, el 23 de octubre del año 2000
en su estancia La Dolorida, municipio de San José de Chiquitos.
Por: Jorge Quispe para BBC Mundo 10 abril 2015.
El alemán Hans Ertl Graetzel fue el camarógrafo de Olympia,
una memoria fílmica de los Juegos Olímpicos de Berlín hecha en 1936 por Leni
Riefenstahl. Ertl desarrolló su arte durante la época de Adolfo Hitler y en
favor de su régimen, aunque nunca se consideró nazi.
"Él sólo era un fotógrafo y cineasta. Además admiraba a
Rommel", cuenta a la BBC su hija Beatrix Ertl, de 70 años, desde una
modesta casa en el barrio pobre de Kupini, en La Paz.
Allí guarda las fotografías de quien en su momento fue el
fotógrafo oficial del mariscal Erwin Rommel, que le peleó la popularidad a
Hitler y que se suicidó en 1944 tras ser acusado de participar en un atentado
contra el Führer.
El fotógrafo se asiló en Bolivia después que el régimen
alemán los persiguiera a él y su familia en la posguerra. Unos 37 años después
del filme que sirvió de propaganda al nazismo, un ex alto oficial de la
poderosa SS (Schutzstaffel, el cuerpo de defensa del régimen) delató a una de
las hijas de Ertl, que se había hecho guerrillera y murió asesinada en La Paz.
Hans nunca pensó que un nazi entregaría a su hija Mónika,
una militante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Bolivia. Pero ésta
murió en 1973 al ser identificada por Nikolaus "Klaus" Barbie, un
exoficial de la SS que trabajaba para el gobierno militar de Hugo Banzer.
Barbie era además un antiguo amigo de la familia Ertl. Esa fue una razón
más por la que al "Viejo ermitaño", "El gringo", "El
loco" y "El escritor" -como lo conocían a Ertl en San José de
Chiquitos, en el departamento de Santa Cruz, este de Bolivia- no le gustaba
para nada que le dijeran nazi.
"Mi padre no era nazi. Él estuvo bajo las órdenes de
(Erwin) Rommel, de quien fue fotógrafo, y solo fue una casualidad que hiciera
la película Olympia con Hitler", añade Beatrix.
El documentalista de Bolivia
Ertl, que había nacido en la ciudad alemana de Munich, murió
a sus 92 años, el 23 de octubre del año 2000 en su estancia La Dolorida, en el
municipio de San José de Chiquitos. Curiosamente, la finca era vecina de otra
que pertenecía a Banzer Suárez, el militar y expresidente de Bolivia para el
que Barbie trabajó en los años 70. El fotógrafo, apasionado del andinismo,
había llegado a Bolivia en 1948 para una serie de expediciones a la Cordillera
Real. En 1953 volvió, esta vez junto a su familia: su esposa Aurelia y las
pequeñas Mónika, Haidi y Beatrix. Pero en 1958 Aurelia murió.
Así, mientras las niñas quedaban al cuidado de otros
familiares en La Paz, Hans viajó y filmó los largometrajes "Paitití"
e "Ito Ito".
"Fue un documentalista clave. Desde la Cinemateca
Boliviana quisimos obtener una copia de 'Paitití', pero desde la Cinemateca de
Berlín donde la tienen solo nos enviaron unos fragmentos", sostiene Pedro
Susz, fundador y exdirector del repositorio boliviano.
A mediados de los años 60, Hans estaba además empeñado en
filmar el largometraje "Surazo". Un día, cerca del municipio de
Concepción, el fotógrafo cruzaba un puente y el vehículo en el que iba se vino
abajo con todos los rollos de su filme.
Notificó mediante telegrama a la productora Baviera Film del
accidente, pero nunca le creyeron y le cerraron sus cuentas. Fue el desastre,
porque tuvo que devolver dinero a la empresa germana.
Ese fue su último intento por filmar.
Poco después compró la estancia La Dolorida, donde se mudó
junto a 18 gatos, 15 perros y un mono, mientras sus hijas, ya jóvenes,
estudiaban en La Paz. Para esa época, el nazi Klaus Barbie ya estaba
asentado en Bolivia. "Tenía una empresa maderera y ya colaboraba en
inteligencia con los gobiernos militares", cuenta el historiador Mariano
Baptista.
El Carnicero de Lyon
El exoficial de la SS se hizo además amigo de la familia
Ertl. Fue él quien reconoció a Mónika Ertl en la avenida Camacho del
centro paceño, un día de 1973.
"Fue El Carnicero de Lyon, como lo bautizó a Barbie el
escritor Peter McFarren, quien delató a Mónika, que murió ese 73", expone
Baptista. Mónika, a quien sus compañeros de lucha llamaban "La
imilla", fue una guerrillera del ELN y en su momento fue acusada por su
presunta participación en el asesinato del entonces cónsul boliviano en
Hamburgo, Roberto Quintanilla Pereira, de quien se dice que ordenó que
amputaran las manos al Che Guevara en 1967.
A 1.105 kilómetros de La Paz, en la estancia La Dolorida,
Hans, según Beatrix, no lloró y sólo atinó a decir con alivio: "Qué bien
que la mataron. Está muerta". Su padre, dice la mujer, temía que la
fueran a torturar. Unos años antes, él la había echado de la hacienda,
cuando Mónika quiso convertir el lugar en un campo de entrenamiento para la
guerrilla.
Bolivia, segunda tierra
Tras su muerte, en 2000, Hans fue enterrado en La
Dolorida. Allí, algunos viejos vecinos aún recuerdan al "Viejo
ermitaño", "El gringo", "El loco" y "El
escritor", un alemán que fue leal a Rommel, que en su juventud filmó para
el nazismo aunque criticó a Hitler, sin pensar que su hija moriría a manos de
un exnazi. Pese a sus vínculos del pasado, Baptista no define al alemán
como un nazi.
"Más bien huyó de todo ese mundo. Solo era un
profesional fotógrafo que conoció después a Barbie". Beatrix Ertl casó en
La Paz, luego se divorció, tuvo hijos y disfruta ahora de sus nietos. Su
hermana Haidi Ertl tiene 76 años y vive en Alemania.
Casi 15 años después de la muerte de Hans Ertl, Beatrix
suspira con nostalgia cuando habla de su padre. "Mi padre amó
Bolivia, creía en la Pachamama (Madre Tierra) y murió en su segunda patria. Yo
fui por última vez a Alemania en 1975, pero no quiero volver. Para qué",
exclama, mientras muestra unas viejas fotografías en las que se ve a un Hans
joven y vigoroso, como aquellos atletas a los que inmortalizó durante los
Juegos Olímpicos de Berlín.
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