Por: J. A. Zurita Eguino / Publicado en el periódico El
diario 13 de Marzo de 2012.
Al estallar la guerra 1879, la escuadra chilena estaba
constituida por los blindados “BLANCO ENCALADA”, “COCHRANE”, las corbetas
“ESMERALDA”, “ABTAO”, “O`HIGGINS” y “CHACABUCO”, las cañoneras “MAGALLA NES” y
el “COVADONGA”, los vapores mercantes “TOLTEN” y otros buques de menor
tonelaje, los buques nombrados anteriormente se encontraban en regular
condiciones a excepción del “Cochrane” y “Blanco Encalada” y el “Magallanes”.
La escuadra peruana al iniciar la guerra contaba con los
blindados “HUASCAR” y el “INDEPENDENCIA”, los monitores “MANCO CAPAC” y
“ATAHUALPA”, las corbetas “UNION y “PILCOMAYO”.
Bolivia en 1879, no tenía una escuadra naval de gran
envergadura, la pequeña marina de guerra que tenía hasta 1875, constituida por
el guarda costas “Gral. Sucre” 1844, el bergantín “María Luisa” 1872 y el
cañonero el “Morro” 1875 que salieron del servicio, salvo algunas embarcaciones
menores que realizaban transporte mercante de cabotaje. Bolivia ante la
desigualdad de fuerzas con el invasor, el gobierno de 1879 actuó con la única
lógica posible al caso, Intentar la guerra del corso* contra el enemigo,
ratificando lo que ya se intentó el 1º junio de 1886, dictando el Reglamento de
Corsarios, como consecuencia de las agresiones dirigidas por el gobierno de
España contra tres estados de América del Sur: Bolivia, Chile y el Perú.
Con fecha 26 de marzo de 1879, el gobierno de ese entonces
firmaba un Decreto Supremo por medio del cual legalizaba el otorgamiento de
patentes de corso* contra los buques que navegaran con bandera chilena y contra
el comercio mercante chileno, fuera o no contrabando de guerra y que estuvieran
a bordo de buques neutrales. El Decreto incluía un reglamento de 16 artículos
con los que debería regirse la guerra del corso. La noticia del Decreto llego a
las potencias lo cual causó desagrado a los gobiernos de EE.UU. y de Inglaterra
siempre aliados de Chile, los reclamos de estos gobiernos se presentaron a
través del Ministro de Relaciones del Perú para que interceda con su embajador
en Bolivia al gobierno de este país, para que no expida patentes de corso, que
no solo causaría daños a Chile, además, no era de agrado de los EE.UU. ni de la
mayoría de las naciones de Europa.
EL CORSARIO “LAURA”
Aproximadamente entre el 1ro De marzo de 1879 (declaración
de guerra de Bolivia a Chile) y el 5 de abril de 1879 (declaración de guerra de
Chile al Perú y Bolivia) el personal de la marina del Perú, Narciso y Guillermo
García y García, Nicanor Asìn, Enrique Taboada y Alejandro Saury, se pusieron
en contacto con algunos diplomáticos bolivianos residentes en Lima para armar
un corsario bajo bandera de Bolivia, con la idea que posteriormente se formaría
una escuadrilla corsaria con las naves capturadas por medio de una serie de
golpes a la escuadra chilena. Para tal objetivo se compró el vapor “LAURA”
estimando apropiado para cumplir la misión, se proveyó de carbón y víveres
necesarios para un raid proyectado, además se consiguieron ocho pequeños
cañones para armarlo en guerra. Paralelamente se debía contratar personal para
conducir el buque y lograr éxito en la empresa.
El corsario “Laura” una vez equipado y artillado se
transformaría en cañonero “Antofagasta” cuya primera acción de guerra
planificada consistiría en la captura del vapor chileno “Itata” en la noche del
22 de marzo de 1879, también se tenía planeado la captura de otros buques
chilenos como el vapor “Loa”. En los planes de campaña del corsario boliviano
se consideraba una tercera etapa dirigirse rumbo al sur con destino Arica donde
debía esperar dentro una semana el arribo del vapor “Rímac” convirtiéndose en
la tercera presa del corsario boliviano. Las posibles correrías que la escuadra
de corsarios bolivianos habría presentado una campaña naval que causaría enorme
daño a Chile por la posible perdida de sus buques, después de ocupados
territorios peruanos y bolivianos, lo cual perjudicaría en la logística al
ejército chileno como a la escuadra bloqueadora de Iquique.
El gobierno peruano, conocedor de que se estaba armando el
corsario “Laura” en forma secreta y que se aprestaba a zarpar en cualquier
momento, tomando en consideración que en el mes de marzo Chile y Bolivia se
encontraban de hecho en guerra, el Presidente de la República del Perú hizo
llamar a Guillermo García y García que había sido responsables como uno de los
jefes de la empresa de armar el corsario boliviano, conminándolo a desistir de
la aventura y desarmar el vapor “Laura”, de lo contrario, si intentaba zarpar
del puerto del Callao, seria echado a pique por el monitor “Huáscar”. Frustrado
el plan de G. García y García y otros oficiales peruanos, decidieron que todo
el material acondicionado en “Laura” pase a la comandancia General de la Marina
del Perú, en fecha 26 de junio de 1879, previo pago de los víveres. A partir de
esa fecha desaparece el “Laura” de las crónicas del Perú y Bolivia. Por lo que
se deduce que la actuación del corsario “Laura” bajo bandera boliviana o
peruana ha sido insignificante o nula durante 18791880.
Reaparecerá nuevamente en las crónicas el vapor “Laura”, al
día siguiente de la batalla de Miraflores (Perú) que aniquiló prácticamente el ejército
chileno el poder militar del Perú, casi a media noche del día 17 de enero de
1881, los buques de la marina de guerra peruana fondeados en el Callao
comenzaron a ser incendiados y hundidos por sus tripulaciones para evitar que
caigan en manos chilenas, siendo informado el comandante en jefe de la escuadra
del Perú, quien también informaba por escrito al Ministro de guerra sobre los
restos de la escuadra en el que incluía una lista de los buques y lanchas a
flote o hundidos en dicho puerto y su estado de los mismos, en la mencionada
lista aparecía el vapor “Laura".
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