Fuente: Historia de América Andina, Volumen 5 / - Luis Guillermo Lumbreras,
Manuel Burga, Margarita Garrido.
La abolición de la esclavitud en Bolivia se vio influenciada, principalmente,
por los procesos revolucionarios de las provincias de la Plata y del Perú. En
efecto, como lo afirma Alberto Crespo, las revoluciones se hicieron para lograr
la igualdad de los “americanos” –termino que no cobijaba a los indios y, desde
luego, mucho menos a los negros-; debido a esto, los intentos por modificar la
condición social de los esclavos tuvo que esperar hasta 1826 cuando Antonio
José de Sucre, se expresó por la abolición del trafico negrero o, más
explícitamente, hasta cuando Bolívar, en la Constitución boliviana, declaro la
libertad de los esclavos y ordeno la expedición de una ley mediante la cual se
indemnizara a los propietarios.
Como en los otros casos mencionados, esto no significo la libertad de los
esclavos, pues la Asamblea Constituyente de 1826, a pesar de aprobar que serían
libres los esclavos nacidos a partir del 1 de enero de 1813, ordeno que los
esclavos pagaran a sus amos el valor “original” de su compra como medio de
obtener su libertad, lo que, obviamente, significaba perpetuar la esclavitud
dada la evidente incapacidad económica de los esclavos, por lo que la ley se modificó
en el sentido de que además de la alimentación y la ropa, los amos –llamados
hora patrones- deberían reconocer a los esclavos –llamados ahora libertos-
ciertas cantidades monetarias, según los oficios, que permitirían amortizar su
valor. También se ordenó que los esclavos varones que alcanzaran la edad de 55
años y las mujeres la de 50 siendo esclavos, recuperarían automáticamente la
libertad. Esto, que de ninguna manera era un proceso de liberación y que
llevaba a que en el mejor de los casos los esclavos trabajaban para sus amos un
periodo de 10 años antes de ser libres, fue justificado por las autoridades
republicanas con el argumento de que era necesario que los esclavos siguieran
“un largo aprendizaje de la libertad”, a fin de que no se conviertan en
“holgazanes y corrompidos”.
Estas medidas llevaron a que se iniciara una serie de huidas que fueron
alterando la condición social de los esclavos y a que sus “patrones” lograran
que Andrés Santa Cruz expidiera, el 28 de febrero de 1830, un decreto que
modificaba sustancialmente el proceso de manumisión, pues anulaba la libertad
de las personas que habían nacido a partir del 1 de enero de 1813 y la
remontaba a los nacidos a partir del 6 de agosto de 1825; además, se pusieron
nuevas trabas para el cambio de amos. De esta manera se reponía la esclavitud
en Bolivia.
En adelante, hay poca preocupación por la situación de los esclavos, aunque se
ordenó que todos los que pisaran el territorio boliviano serian libres y se
firmó un tratado con Inglaterra que prohibía definitivamente el tráfico
negrero. Esta falta de preocupación parece explicarse por el bajo número de
negros, pues por diferentes causas la población negra se había reducido a
27.941 personas en un total nacional de 1.373.896 habitantes. De todos estos
solo 1.391 permanecían como esclavos. Fue solamente hasta el gobierno de Manuel
Isidoro Belzu, en 1851, que la Constitución declaro: “Todo hombre nace libre en
Bolivia; todo hombre recupera su libertad al pisar su territorio. La esclavitud
no existe, ni puede existir en él”.
1v1 mE ScRuB iIl NoScope u bot foiGht me easy clap
ResponderEliminar