Por: Marlene Durán Zuleta
- Poeta, escritora, compositora e investigadora de la cultura orureña. Miembro
de la Sociedad de Historia de la Guerra del Chaco. / El Fulgor de Oruro, 17 de
junio de 2018. // Artículo original disponible en: https://elfulgor.com/noticia/382/memorias-de--la-guerra-del-chaco. // Fotos: 1) Efectivos del regimiento Lanza después de romper el cerco de
Alihuatá. / 2) Cap. Rafael Pabón y Sbtte. Mario Calvo.
Corría el año 1932, cuando abruptamente en Sudamérica se
rompió la paz, llegó al umbral de la frontera la cruel
conflagración.
Los antecedentes de este episodio sangriento demuestran
falta de logística, obediencia, constancia, lealtad, es decir un
cúmulo de desaciertos. El general Carlos Quintanilla en su “MANIFIESTO A
LA NACIÓN”, terminada la campaña, describe: “Hallándome en Oruro al mando de la
Primera División, el 18 de julio de 1932, fui llamado a La Paz, con carácter
urgente, de parte del señor Presidente de la República.
Obedeciendo a la orden me puse inmediatamente en viaje y
luego de presentarme en Palacio, el Jefe del Estado me ordenó asumir la
Jefatura del Estado Mayor General. En aquellos días, el pueblo boliviano,
herido en su dignidad y soberanía por el alevoso ataque al fortín Mariscal
Santa Cruz, vibraba de emoción patriótica y ardía en deseos de vengar el
ultraje inferido al Honor Nacional. El ejército, cuya capacidad y
disciplina iban a ponerse a prueba. Esa reflexión me hizo notar la
inconveniencia que habría de remover en tal momento al Jefe de Estado Mayor
General. Por otra parte, personalmente, yo prefería concurrir en las filas,
aunque fuera en condición subalterna”. (1)
Entre el coronel Filiberto Osorio y el Dr. Daniel Salamanca,
existía evidencia de desconcierto, parecía recíproco, corrobora David
Alvéstegui “el mandatario a tiempo de dirigirse al campo de operaciones, en el
terreno hizo ciertas recomendaciones no bien recibidas por Osorio, e
insistió en retenerlo para que reforzara el campo de batalla, lo
contrario significaría su inminente renuncia. Salamanca aceptó su renuncia y
para reemplazarlo convocó al general Carlos Quintanilla, quien antes de asistir
al encuentro con el Presidente, visitó al coronel Osorio, e influenciado por
lazos de amistad rechazó esta distinción y evitar que su camarada quede
distanciado del honor. “El Dr. Daniel Salamanca ordenó que el
fortín Pitiantuta se devuelva al Paraguay, no obedeció el ejército
al jefe de estado y el general Osorio, fue responsable de esta falta”.(2)
Contrariamente a los anteriores párrafos, Joaquín
Espada, imparcial en sus consideraciones explica los motivos por qué el
Presidente Salamanca renunció a su cargo.
“En fecha 19 de julio de 1932, a tiempo en que el Cnl. José
Ferrufino y yo visitábamos al presidente Salamanca, apareció el Jefe de Estado
Mayor Cnl. Osorio; tenía el rostro demudado y los ademanes nerviosos. El
Presidente al ser informado de haberse ocupado el Gran Lago por las tropas de
la 4ª. División, se afectó gravemente.
Dijo que los recursos paraguayos de asistencia y refuerzos
militares eran más efectivos en esa zona. Añadió que la senda recién abierta de
Camacho al Gran Lago era un hilo que podía ser cortado con una tijera del
enemigo incursionado en los bosques. Exclamó que ese día era el más sombrío
para Bolivia, porque al ser derrotado el piquete Moscoso, se encendería la
guerra sin remedio.
El radiograma de fecha 17 expresaba: “Día 15 Mayor Moscoso,
ocupó Gran Lago, paraguayos indican ser Fortín Carlos López, se sabe que núcleo
tropas enemigas hallase Campo Esperanza”. Firmado: Mayor Murillo. C4D.En el
parte se ocultó que Oscar Moscoso atacó y desalojó la guarnición paraguaya, en
ánimo de dar la impresión de habérsela ocupado pacíficamente.(3)
“El Dr. Salamanca dio orden apremiante para enviarse un
radiograma de respuesta con estas disposiciones: 1º.- Al haberse ocupado
edificaciones paraguayas, se las abandone; 2º.- Se suponía que eran las que se
reconocieron anteriormente por la exploración aérea y que debía establecerse la
posición a la margen occidental del Lago; 3º.- Al estar las edificaciones al
lado oeste, se aleje la posición boliviana poco más al occidente o sudeste y
resista en caso de ataque. 4º.- debía procederse con la circunspección
recomendada; 5º.- Se haga conocer la orden a Moscoso premiosamente”.(4)
Osorio se mostró reacio no quiso interpretar a la letra la
orden presidencial. Se resistió a mantener las fuerzas en actitud provocativa
poniendo frente a frente dos enemigos enconados.
Salamanca en el afán de detener diplomáticamente el
conflicto, había recomendado a los representantes en Washington reanudar los
indicios del pacto de no agresión. Existió acumulación de errores, de parte de
los delegado bolivianos, motivando la reacción del Paraguay y acusando de
mentirosos a nuestra representación, “Pitiantuta (Gran Lago) se había
incendiado, precisamente en ese sitio hubo combate el 29 de junio, el Ejército
boliviano retenía la posición”. Esta aclaración motivó la sonroja de la
Cancillería por la falsa información del Comando Militar boliviano, provocando
que la comitiva paraguaya abandone los conversatorios en Washington.(5)
Con las noticias, los bolivianos reaccionaron negativamente,
la realidad de esta atrocidad, fue resultado del Estado Mayor. La
falta de Osorio quiso “tornarla en acusación contra el presidente”
El general Moscoso postula a posteriori, que en las guerras
tiene que haber dos mandos, el político que decide la estrategia y el castrense
que desarrolla la táctica “En resumen, -sostiene-, podría decirse que la
dirección estratégica es función del Jefe Supremo y la ejecución, que
corresponde a la táctica, de la responsabilidad del General en Jefe”. Luego
examina con agudo talento profesional ciertas acciones bélicas, y, con valentía
moral que la honra, emite este juicio testimonial: “El Presidente Salamanca
tenía un criterio estratégico acertado. Veía con claridad el conjunto de las
operaciones. Napoleón decía que no era un genio el que le inspiraba lo que
debía hacer frente a cada caso concreto sino el estudio, la meditación. En el
frio palacio de gobierno el Presidente ha debido pasar largas horas estudiando
los partes e informes del Comando y de otras fuentes para luego entregarse a
profundas meditaciones. Su extraordinaria inteligencia y gran capacidad de
trabajo le permitían darse cuenta del terreno, apreciar las fuerzas y llegar a
conclusiones lógicas para tomar la decisión”. “Este juicio acerca del criterio
estratégico del Dr. Daniel Salamanca lo he formado mientras ocupé el
cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército en Campaña”(6).
Cita como ejemplos de clarividencia del Presidente tres
casos: “a) la orden que impartió de repliegue profundo hacia Ballivián para
formar una línea defensiva después del desastre Alihuatá-Campo Vía; b) su
predicción de que el Paraguay atacaría la línea Platanillos-Ballivián para
obligar al Primer Cuerpo Boliviano a replegarse a Ballivián. Tal ocurrió un mes
después, dando lugar a la conformación de la línea de defensa exitosa Pilcomayo
Jurado, a 30 Km. De Ballivián; c) su disposición de sacar fuerzas de Ballivián
para reforzar Cañada Esperanza, prediciendo que ahí se desarrollarían acciones
decisivas, operación que al ejecutarse salvó a los dos cuerpos de Ejército del
operativo paraguayo que era salir al Pilcomayo retaguardia y copar todas
las fuerzas bolivianas”(7)
Declara que los desacatos se convirtieron en las derrotas de
Boquerón, Nanawa, Campo Vía, Ingavi, El Carmen, hasta Picuiba.
“Ninguna batalla grande o pequeña, se perdió por culpa y
error de Salamanca. Desafiamos a desmentir esta verdad histórica. El
conocimiento actual de la historia, paraguaya y boliviana, escrita o inédita,
dan razón, justicia, y gloria al Presidente calumniado de Bolivia, prestando
testimonio fehaciente del acierto y clarividencia –con rasgos geniales-, que ha
dicho el militar chileno, Cnl. Vergara Vicuña, al admirar los dictámenes
desobedecidos del gran mandatario”. “En cuanto a nosotros, nos faltó
precisamente eso en todo el curso de la campaña chaqueña, por culpa de la
camarilla de militares políticos presidenciables. Pagamos la falta, en vidas,
en territorio y honor nacional”.(8)
Salamanca en varias interpelaciones recibió
ofensas e insultos, hizo frente con varios enemigos como la Argentina y
Paraguay, presidida por el gobierno de Chile
Sinfín de volúmenes impresos se han ocupado de estas
funestas consecuencias para nuestro país. No olvidemos que algunos
“oficiales chilenos en retiro ofrecieron a Bolivia sus servicios, y fueron
incorporados al ejército en campaña, como el Coronel Aquiles Vergara Acuña.
Carlos Montenegro, autor de “Nacionalismo y
Coloniaje”, soldado en las escaramuzas del Chaco, a la muerte en Nanawa de
Eduardo Santa Cruz Vergara, profundamente dolido escribe: “Para su
memoria de hombre fuerte y bondadoso, para su alma dotada por las excelencias
del arte, para su corta vida de constante esfuerzo…muerto en la vorágine
conturbadora y desconcertante de una pelea en que el entendimiento se ausenta.”
En esta tarea de intolerancia denominada Guerra del Chaco,
el barón del estaño don “Simón I. Patiño donó US. 175.000, sin plazos, sin
garantías, sin intereses, Bs. 5.000.- para adaptar la Escuela de Ingeniería de
Oruro, (otrora Universidad de San Agustín), en un hospital militar, hasta
que pase la Guerra del Chaco. Donó dos aviones Junkers J.B. 52. APORTE
VOLUNTARIO, 50.000 Bs. para la Cruz Roja Boliviana de parte de doña Albina
Patiño, 25.000 sacos para utilizarlos rellenos de arena, en las trincheras
centenares de barriles para agua, enormes cantidades de drogas para los
hospitales del frente, cien camas de hospital totalmente equipadas, donadas por
Elena, hija de Patiño, 5.000 botellas de vino quinado para los heridos y
enfermos, donados por el esposo de Elena; uniformes sanitarios para el hospital
número 15.
También había sido encomendado para comprar la mayor
parte del material de guerra en Europa, Consiguió con descuentos especiales
para Bolivia, adelantando fondos necesarios para pagar al contado. El apoyo
moral del diario Le Temps de París publicó varios editoriales explicando los
argumentos jurídicos en que Bolivia basaba su posición.(9)
De esos combates se rescata el homenaje del señor F.
Macario Camacho V. quién retornó con vida, llegando a publicar un
opúsculo dedicado con fervor al Teniente Coronel Luis Emilio Aguirre, del
Regimiento “Campos 6º de Infantería. Único que eclipsó a todos los héroes y
dominó con su figura aquel cuadro aterrador: Morir por la Patria”.
“Dirige el Coronel Aguirre la defensa, /en la altura del
Boquerón, /osado no cede su pecho levantado, /del enemigo ante la turba
inmensa. /igualándose al último soldado. /El mismo manda al invasor su ofensa
/siendo su espada tan terrible y fuerte /que cada estoque suyo da la muerte.”
Otros notables orureños que lidiaron cayendo heridos y
algunos fallecieron en Boquerón:
El Subteniente Eduardo Collazos Lara, nació en Oruro el 23
de septiembre de 1912, ingresó al Colegio Militar el año 1927, al estallar la
Guerra se unió al Regimiento Azurduy, a cargo del Teniente Coronel Emilio
Aguirre, participó en la toma de Boquerón, cayó herido en Campo Jordán.
El Capitán Arturo Valle, Orureño nació el año 1901.
Recibió su licencia de Piloto el 26 de marzo de 1927, aprobó 300 pruebas de
difícil acrobacia. Fue notoria su actuación, en el aprovisionamiento y defensa
de Boquerón. En el resguardo de las tropas en la evacuación de Arce,
obligó a dos aviones enemigos a volver precipitadamente a sus bases. El 7 de
septiembre de 1932, el entonces teniente Valle, sostuvo otro combate aéreo,
terminando con la caída precipitada del avión enemigo, camino de Boquerón
a Isla Poy, catástrofe escondida por el Paraguay, señalando que los pilotos
solamente estaban heridos.
su base, intentó recorrer en
vuelos de observación sobre líneas enemigas de Toledo, habiéndose descompuesto
el motor y explotado.
Ricardo Perales, nacido en Oruro, se unió al
Regimiento España de la Escuela de Clases, desde principio defendió la
soberanía nacional en Boquerón, Yujra, Kilómetro Siete, Agua Rica y Nanawa.
Parafraseando que existen verdades a medias, en ese
trance de sucesos de información sesgada, el ánfora de valores y
ética se empañaron por ambición de poder. La víctima fue el país, el
espíritu solidario a pesar de las derrotas no logró desintegrarse. Estas
sucintas líneas muestran al soldado héroe de la contienda del Chaco. Su
valentía, sacrificio, coraje y su NO rendición en Boquerón, profundiza la
imaginación por el drama que pasaron, hombres que compartieron el gemido y los
estertores para nacer a la vida
eterna.
La presencia femenina, imprescindible, se mantuvo en el
campo de batalla. Fue primordial el voluntariado con las hermanas
de Santa Ana, la Cruz Roja, La Liga Filial Oruro, y otras damas que entregaron
y dedicaron su tiempo, trabajo y cariño a los soldados del Guerra del Chaco.
Bibliografía
1.VERGARA ACUÑA, Aquiles. Tomos I-II-III La Guerra del
Chaco. 1940. Ex –instructor- jefe de artillería en la Escuela Militar de
Chile. Ex alumno de la Escuela Superior de Guerra de España. Comandante de
Artillería de C.E. y de Sector (E) en el Ejército de Bolivia en campaña
en el Sud-Este.
2.SAAVEDRA, Bautista. El último jirón de la Patria. Obra
póstuma. 1941.
3.ALVÉSTEGUI, David. SALAMANCA. 3. Fundación
Universitaria Simón I. Patiño. 1970.
4.Ídem.
5.ESPADA, Joaquín. Salamanca y las responsabilidades del
Chaco.
6.Ídem.
7.Ídem.
8.CANELAS, Demetrio. La Guerra del Chaco. Documentos.
9.GEDDES, CHARLES F. PATIÑO Rey del Estaño. Paris,
1960. Traducido por Walter Montenegro. 2da. Edic. 1984.
No hay comentarios:
Publicar un comentario