Durante los acontecimientos la Revolución de 1952, Siles Zuazo, se posesionó
como gobernante interino de Bolivia el día 11 de abril de 1952, de inmediato
pidió a las masas insurrectas que retornen a sus casas o lugares de origen en
calma. Las calles de La Paz fueron limpiadas de los escombros que dejaron las
barricadas y, pronto volvió a lucir como antes de las heroicas jornadas.
Los más de 500 muertos, de los tres días de combates, fueron enterrados en
medio del dolor de los familiares y de vítores a la revolución. Nadie habló de
practicar el “ojo por ojo, diente por diente”. La revolución no había sido
pacífica pero ahora no se pensaba en nada más que en dar el siguiente paso y
consolidarla.
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