Cabalgata por Campo Grande en el Municipio de Yacuiba - Bolivia
Por José Luis Claros
López / Este artículo fue publicado originalmente en: desdeyacuiba.blogspot.com
/ http://desdeyacuiba.blogspot.com/2012/08/la-guerra-de-independencia-en-el-chaco.html
A MANERA DE
INTRODUCCIÓN, LA GUERRA GAUCHA Y SUS RAMIFICACIONES AL INTERIOR DE TARIJA.
La etapa conocida como
de la Guerra Gaucha, significo paro los ciudadanos de los pueblos del nor oeste
argentino, un sacrificio que produjo la estabilización de la guerra de
independencia en la frontera norte de las Provincias Unidas del Río de La
Plata, amenazados constantemente por el ejército colonial español. Sin embargo;
la contribución de los ciudadanos del pueblo de Tarija también fue importante
para la estabilización de la guerra de independencia evitando la caída de la
línea defensiva que Güemes sostenía evitando la invasión Española y el final de
la independiente Argentina.
Antes que se produzca
la reconquista española del Alto Perú, Castelli luego de suprimir las milicias
y establecer una nueva organización militar desde Potosí informaba en varios
oficios a la junta de Buenos Aires sobre su interés de proteger las fronteras
orientales del Alto Perú, para lo cual Castelli consideraba necesario realizar
una serie de movimientos militares en la región del Chaco.
Que considera que no se debe perder "de vista la frontera de Portugal por las provincias de Cochabamba y La Paz al interior del Norte", para lo cual "un destacamento militar bien dirigido regrese por la vía del Chaco y Llanos de Manso hasta Corrientes, ampliando así nuestra frontera y acercándonos más a la observación del interior del Brasil". Güemes había partido a Cinti con la aquiescencia de Castelli, con fines concretos; mas, mientras los realizaba, concibió un plan estratégico de suma utilidad para el Ejército del Perú. Ese es el plan sobre el que diserta Castelli en su oficio. (Güemes, 1979, p. 298)
Que considera que no se debe perder "de vista la frontera de Portugal por las provincias de Cochabamba y La Paz al interior del Norte", para lo cual "un destacamento militar bien dirigido regrese por la vía del Chaco y Llanos de Manso hasta Corrientes, ampliando así nuestra frontera y acercándonos más a la observación del interior del Brasil". Güemes había partido a Cinti con la aquiescencia de Castelli, con fines concretos; mas, mientras los realizaba, concibió un plan estratégico de suma utilidad para el Ejército del Perú. Ese es el plan sobre el que diserta Castelli en su oficio. (Güemes, 1979, p. 298)
Es incuestionable la
participación de los Tarijeños en estas acciones y maniobras militares, que
contribuyeron luego de la derrota militar de los Ejércitos Auxiliares
Argentinos a estabilizar la frontera norte de Salta y Jujuy. Como también su
incorporación a las unidades militares formadas por Güemes; participando por
ejemplo en el Regimiento de Caballería de Salta que era de milicias formadas
por gauchos y sobre otros cuerpos salteños y tarijeños de igual índole (Ídem.
1979:298).
Para los primeros días
de septiembre de 1811 la Villa de Tarija, es ya un punto importante para el
sostenimiento de los esfuerzos de guerra sin embargo, Tarija por intermedio de
un pronunciamiento de su Junta de Guerra solicita no ser abandonada por las
autoridades de Buenos Aires.
En cuya virtud dijeron:
que con concepto a ser esta población y su comarca digna de la mayor
consideración del superior gobierno por la fidelidad, y constancia con que ha
procedido hasta el día haciendo ventaja en esto, y otros puntos de lo interior,
exige por esto como por localidad, no se abandone, antes si, y haciendo uso de
sus proporciones se establezca un cuartel general respecto a que podrán
conservarse con la mayor equidad lo menos tres mil hombres que servirán
gustosos por el sueldo de siete a ocho pesos cada mes, ínterin se hallen en
disciplina y puestos en campaña por el señalado en estos destinos; a más de
esto todas sus escabrosas riscosas entradas por donde podrá pasar ejército
pueden ser destruidas del modo más fácil, y en términos de quedar la plaza como
inexpugnable que la proporción y abundancia de sus granos es grande, y
facilitar mucho tiempo la manutención de mayor número de hombres. Que para la
ejecución de este pensamiento se necesitan precisamente las armas que sea
posible enviar a la mayor brevedad teniendo en consideración la gran necesidad
que padece este pueblo de siquiera doscientos fusiles al pronto para
preservarse de cualesquiera invasión que pueda experimentarse de los indios del
Chaco, como ha tenido de costumbre, circunstancia por la cual siempre conservó
quinientos que suplió al Ejército Auxiliar. (Ibídem.1979:343-344)
Es así que también
asumen responsabilidades de guerra los Tarijeños, al norte con base en Tarija,
y cubriendo el camino por el chaco que une Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra,
Tarija y Oran hacia el este, el Coronel Francisco Pérez de Uriondo, fue la
avanzada de contención en contra de los ejércitos coloniales españoles. La zona
comprendida por los actuales departamentos salteños de Yruya y Santa Victoria y
los jujeños Yavi, abra Pampa, Rinconada, Cochinoca y Santa Catalina, quedara confiada
la defensa al coronel Mayor Juan José Fernández Capero Marqués del Valle del
Tojo o de Yavi. El coronel Manuel Eduardo Arias, será el responsable de la
defensa de Humahuaca, San Andrés, Oran y el chaco Salteño hacia el NNE.
LA NACION CHIRIGUANA DURANTE
LA PRIMER DECADA DEL SIGLO XIX Y SU PARTICIPACION EN LA GUERRA DE
INDEPENDENCIA.
La historiografía
tradicional ha hecho énfasis en la lucha emprendida por la élite criolla,
dejando en segundo plano la participación popular, a pesar que ésta fue determinante
en el triunfo de las fuerzas patriotas. Sin su concurso, sencillamente no
habría patria. (Oporto Ordoñez 2009:51)
El Gobernador
Intendente Francisco de Viedma informaba en 1800 al Virrey Marqués de Avilés
que los indios rebeldes Chiriguanos de la Cordillera de los Sauces: “...no
hacen la Guerra en campaña abierta, ni resisten en el puesto más fortificado
con tesón y empeño, nuestros ataques luego que advierten ventaja en el combate,
y caen algunos muertos disparan a los montes y alturas como los más ligeros
venados; su guerra es piratesca; se aprovechan del menor descuido para
dañarnos: así lo consiguieron en las muertes de Don Manuel Terrazas, Buzeta, y
demás".
La capacidad de lograr
que sean tomadas en cuenta sus denuncias, hace que el 5 de abril de 1799 Cumbay[1]aparezca ante la Audiencia de La Plata
denunciando a unos vecinos asentados en la tierra del Ingre; que el ganado
vacuno causa mucho daño a la producción de maíz, y Cumbay pide que se retire ya
que perjudican enormemente la producción agrícola de los indios de la región y
de manera muy pacífica se dirige ante las autoridades[2] a buscar respaldo para que esos
ganados fueren retirados de la zona.
En noviembre de 1799 se
da una de las sublevaciones más importantes, en la cordillera de los
chiriguanos amenazado por la invasión de ganado[3] en los campos de siembra; en 1804 en
todo el chaco la sequía repercute en la falta de alimento, que se utiliza como
una excusa para el asalto en son de revanchismo a los puestos ganaderos. En
septiembre y octubre de 1806 como respuesta a los asaltos fue una cruenta
encrucijada en el valle del Ingre, en 1807 Cumbay[4] fracasa en un intento de cerco de
Menbiray y del 1 al 30 de noviembre de 1808 los españoles desangran el valle
del Ingre, destruyendo todo a su paso. Diez años de guerra a sangre y fuego
contra los españoles y los rencores se convierten en parte de la cotidianidad
de los avas chanes. En 1807 a 1809 los chiriguano o Cumbay agotan los medios diplomáticos
y apuestan hacia una guerra total[5].
En 1801 renueva su
visita a La Plata en la cual recibe obsequios de parte de los españoles y debemos
tomar en cuenta que existen pugnas internas entre Cumbay y Aregua por el
control del poder y liderazgo. El 7 de febrero de 1806 Cumbay recibe una
invitación para ir a La Plata. Es muy amable y cordial y acepta la invitación,
pero no va a la cita y envía a Abuy como emisario o embajador en su
representación y el presidente de la audiencia elige a este y nombra por
capitán de los gentiles del chaco y al mismo tiempo envía otra invitación para
que Cumbay vaya a visitarlo, el cual demuestra una gran admiración al líder
ingreño por la forma en que procedía y la amabilidad que le caracterizaba.
Cumbay entra en el
juego del formalismo jurídico, apuesta al diálogo y denuncia su problema ante
el protector de naturales contra la expansión ganadera. Su petición no fue
tomada en cuenta por las autoridades de La Plata en donde se presenta con el
título de mburubicha guasu o capitán grande, ante la falta de respuesta de su
pedido retoma el sendero de la guerra que era su verdadera réplica a las quejas
de Cumbay presentada desde hace 5 años antes, y se convierte en el campeón de
la guerra.
Los ingreños no pueden
estar exentos de los levantamientos de mayo de 1809 y su participación en el
proceso independentista. Los dos bandos, patriotas y realistas toman su lugar y
los indios activamente participan en este proceso. La figura del general
patriota Belgrano se difunde en todos los rincones y tal es la popularidad que
el indio cacique Cumbay prefiere ir a conocerlo. Y este lo identifica como rey
bárbaro.
En 1813, Potosí
atestigua el encuentro de dos grandes figuras de la época, el cacique
chiriguano Cumbay visita al Gral. Belgrano[6]; lo cual dio origen a dos versiones y
muchos comentarios al respecto, el uno representa al país de los indios
chiriguanos y el otro a la naciente república Argentina, ambos con un mismo
objetivos de acabar con la colonia y poner fin al dominio de español, cada uno
con intereses diferentes y un mismo objetivo acabar con los invasores carai en
la cordillera de los chiriguanos y, los patriotas, consolidar la independencia
para de esa manera tener el control económico y político de la región.
La primera versión
indica que la recepción fue muy buena y con un desprendimiento de ambos.
Belgrano le recibe como a un ilustre visitante y con toda la algarabía de la
ciudad como a un rey salvaje. La estadía en Potosí es de muy buen
convencimiento y Belgrano hace un obsequio de diamante para el agujero de su
tembetá y Cumbay le ofrece apoyo en el proyecto independentista con 2.000
kereimbas o guerreros.
La otra versión es
menos favorable al líder ingreño, un indio sin cultura y menos modesto, nadie
le prestó atención y se fue sin que nadie se diese cuenta. Cumbay provenía de
un territorio escarpado y sin camino y sus soldados eran diestros en ese tipo
de geografía, cumplió con su compromiso en 1814 ya que se encontraba
combatiendo al lado de los guerrilleros de charcas: grupos personales de indios
combatieron entre sí en una guerra de sangre y fuego, durante los años de 1789
y 1809 mientras que la sede de la Plata y de La Paz se pronuncian contra la
metrópoli napoleónica.
Sin duda, los realistas
tenían como representante a Caraypita. No faltó entre los chiriguanos, que
fueron partidarios junto con los realistas, un tubicha cuyo nombre se perdió en
la noche del olvido que combatió con su gente contra Mercado a órdenes del
realista Lorenzo Aguilera y perdió la vida al lado de éste como un buen soldado
valiente, consecuente y leal.
Cumbay apoya el
proyecto de los patriotas y participa al lado de los montoneros sureños. De ese
modo el tesoro departamental de Tarija les designa a él y a su descendiente un
sueldo de 300 pesos bolivianos anuales.
Cumbay se arroga la
representación de otros grupos locales y lo único que plantea es la libertad de
su espacio geográfico y replantea un nuevo acuerdo con el mundo blanco, con
esperanza de sacar a los ganaderos de su territorios; es clara que la interacción
Chiriguana en la emancipación charqueña le ponía en situaciones de elegir el
respeto de su integridad territorial y étnica. Cumbay esperaba liberarse de su
enemigo con su nuevo aliado, el cual respetaría su modo de vivencia y esto fue
un sueño frustrado ya que la república no cambió en nada más bien entró con
mayor sagacidad y fue mayor el despojo de las tierras[7], el mismo Andrés de Santa Cruz siendo de
madre indígena, no ayudó en nada, más bien lo desgració. La cordillera
Chiriguana no dejó de formar en ningún momento un territorio autónomo de
republiqueta, sino más bien fue un apoyo para deshacerse de las presiones que
desde siempre ha buscado usurpar su territorio. A diez años de la usurpación
territorial fratricida de los carai con el aval de la república surge un
descontento y búsqueda de nuevos liderazgos sociales, surge otra figura
chiriguano que trata de aglutinarlos con un mismo ideario y se arriman a la
parcialidad del Tubicha Caripe irrumpiendo a la orden de este líder sobre los
puestos ganaderos a la margen izquierdo del río Parapetí.
“Kumbay (o Cumbay como
figura en varios relatos) fue un indígena guaraní que peleó en la guerra de la
Independencia con notable valor, destacándose por su liderazgo al mando de más
de dos mil hombres. En seis oportunidades atacó al fuerte San Miguel de
Membiray, ubicado en la ribera norte del río Parapetí, en las cercanías de la
actual población de Choreti, donde a la sazón se encontraban atrincheradas
fuerzas realistas. Normalmente Kumbay evitaba tener contacto con las áreas
urbanas, manteniendo su aureola enigmática, sin embargo en una oportunidad
viajó con sus hombres hasta Potosí, para tener un encuentro con el Gral. Manuel
Belgrano, quien lo recibió con honores militares reconociéndolo como general de
las fuerzas indígenas que luchaban en esta parte de América”. Cabe señalar que
el Fuerte de Membiray (o Membirai) era grande y bastante poblado, pues se habían
hecho todos los esfuerzos para ello. En marzo de 1824 el cura Lorenzo Ramos
decía: “Bien saben los señores cruceños que el enemigo tienen al Sur; i aún por
eso el Señor Intendente Viezma consiguió licencia de la superioridad para el
fuerte de Membirai en donde se consumió un dineral para tener a cubierto a
Santa Cruz y sus Misiones…” A ello hay que agregarle los gastos realizados por
la familia Salvatierra a favor de la Misión. Fue el pueblo más grande hallado
en tiempos de Bernardino de Nino, unido al de Choreti. Mario Gutiérrez en 1961
afirmaba que “en su territorio están las ruinas del célebre fuerte”.
(GANDARILLA GUARDIA 2010:20-21)
En el extenso relato
sobre sus servicios a la patria, escrito poco antes de su muerte y dolido por
la falta de reconocimiento militar y apoyo, Padilla describe detalladamente
todas las campañas militares en las que participó entre 1809 y 1815. Dentro de
sus fuerzas tenía indios de honda, fusileros, indios flecheros chiriguanos,
caballería e infantería. En cada batalla señala la participación de los
distintos grupos, entre los que se destaca su relación con Cumbay, cacique
chiriguano. Con éste Padilla tuvo diferentes tratos, desde la solicitud de
protección para él y su gente, hasta las negociaciones para la participación de
los indios flecheros junto con sus tropas. Cumbay decidía sobre estos temas y
además sobre el papel de sus flecheros en los enfrentamientos. La relación con
Cumbay era muy importante, entre otras cosas, porque Padilla y los caudillos
que peleaban en la frontera con el Chaco actuaban en un espacio que podía ser
alternativamente, el último refugio de la guerrilla como también el de los
indios de guerra que cada tanto entraban desde el Chaco a los territorios
cristianos. Padilla tuvo que ir más de una vez a negociar con chaqueños su
regreso al monte para poder dedicarse a pelear con los realistas.
Quizás lo más
interesante de las descripciones de este caudillo es que la composición de sus
propias tropas no difería demasiado de la de sus enemigos. En los dos grupos
que se enfrentan había indios[8], caballería, infantería, y se utilizaban
las mismas armas. Los jefes enemigos eran, con frecuencia, sus pares sociales.
La única diferencia que notamos es que Padilla en ningún momento indica que los
realistas contaran, como él, con los chiriguanos. Sin embargo Güemes denunciaba
en sus partes la participación de indios del Chaco en el ejército colonial Español.
Fragmento Oficio de
Fenaxdez de la Cruz al Director. Julio 9 de 1814. Por los partes del comandante
Güemes he sabido con disgustos, que asociado al enemigo con algunos indios del
Chaco, tuvo la bárbara complacencia de degollar en el Río del Valle, nueve
mujeres y algunas criaturas. (GÜEMES 1979:127)
Los chiriguanos
estuvieron con los patriotas, apoyaron activamente a los sureños, si bien no
todos pero la mayoría se identificaron con ellos por el problema de los
atropellos acometidos por los españoles durante toda la colonia; si bien fue
más un resentimiento común hacia los blancos, al darse una suerte de guerra
entre blancos, se creía que los que estaban en contra de los administradores de
la corona, los criollos, respetarían una alianza y que les ayudarían a
deshacerse de los avasalladores de sus tierras: esto no se dio[9].
LAS MISIONES
FRANCISCANAS EN EL CHACO TARIJEÑO DURANTE LOS AÑOS DE LA GUERRA DE
INDEPENDENCIA.
En mayo de 1811 los
indios ya no asistían al rezo, se resistían al trabajo, cuasi no permanecían en
la reducción, pasando ya en la inmediata Oran, ya en los bosques comarcanos, la
mayor parte del año en borracheras y bribonerías (Corrado 1884: 284-285). La
presencia de los misioneros se había hecho completamente inútil allí, y
necesaria por otra parte en el colegio que iba escaseando de sujetos, porque
varios habían muerto y ningún reemplazo desde 10 años le había llegado, a causa
de los trastornos de España[10].
Había llegado pues el
tiempo no solo oportuno, sino perentorio de dejar aquellas irreducibles
familias. A cuatro de febrero de 1813 el P. Guardián, Fray Andrés Caro,
oficiaba al gobernador intendente de Salta, suplicándole encarecidamente y por
Dios se sirviese mandar quien se hiciese cargo de la misión y de todos sus
haberes, u ordenar que el Sr. Cura de Oran con acuerdo del Sr. Provisor se
hiciese cargo de ella (Ídem. 285).
Al mismo tiempo que
este oficio llegaba a Salta, entraba en ella victorioso el ejército de las
Provincias Unidas del Río de la Plata (21 de febrero de 1813); se trastornaba
la cosa pública, se interceptaban los caminos, se cortaban las comunicaciones.
No extrañamos pues, si no hemos podido hallar las contestación de aquella nota
e ignoramos por consiguiente su resultado: solo sabemos que por disposición del
nuevo Gobierno de P. José M. Hoyos continuó en gobernar definitivamente
suprimida por el gobernador Martín de Güemes. Más aquella era ya una misión
puramente nominal, en la que no ejercía acción alguna ni podía ejercerla este
Colegio, el cual desde el 1813 la había borrado del catálogo de sus misiones.
En tanto rugía ya
furiosa la tormenta, que destinada a establecer en el mundo de Colon un nuevo
orden de cosas, debía necesariamente ocasionar desórdenes y trastornos. Nuestro
colegio y sus misiones habían empezado ya a sufrir las dolorosas influencias de
la revolución. El guardián se había visto en la precisión de fugarse para
salvar compromisos; el Procurador de misiones, residente en la villa de la
Laguna, obligado a marchar de capellán con el ejercito real, había quedado
prisionero en la descalabrada acción de Tucumán y sido llevado preso a Buenos
Aires; los dos conversores de Centa, arrestados por falsas sospechas políticas
en su misión, habían sido conducidos a Salta y puestos en la cárcel; la paz de
las misiones se había visto turbada con enganchamientos de indios y
contribuciones forzosas: en una palabra, amenazas por todas partes y terrores.
En medio de tantos vaivenes nuestros misioneros permanecían constantes en su
ministerio, fieles a sus deberes, leales a sus juramentos, enseñando por
palabra y por ejemplo a sus neófitos la sujeción y obediencia a las autoridades
constituidas. Y nuestros neófitos escuchaban dóciles y seguían los consejos de
sus maestros; de modo que, al espirar el año de 1812, el prefecto de misiones
podía escribir con una especie de complacencia y casi de orgullo al Gobierno de
Santa Cruz de la Sierra: Lo más notable y digno de admiración en nuestras misiones
es la grande adhesión de nuestros neófitos a la justa causa, por la que han
peleado hasta morir más de veinte en su defensa. Lo segundo, constancia de sus
PP. Conversores en medio de tanta revolución. (Ídem. 286)
CUADRO 1
ESTADO ABREVIADO DE
LAS VEINTE REDUCCIONES, QUE ESTÁN AL CARGO DE NUESTRO COLEGIO DE TARIJA1.
|
||
FRONTERA DE TARIJA
|
FRONTERA DE SAUCES
|
CORDILLERA EN SANTA
CRUZ
|
1. Salinas
|
3. Acero
|
7. Pirai
|
2. Itaú
|
4. Tayarenda
|
8. Florida
|
5. Iti
|
9. Cabezas
|
|
6. Tapera
|
10. Abapo
|
|
11. Mazavi
|
||
12. Igmirí
|
||
13. Tacurú
|
||
14. Zaypurú
|
||
15. Tapuitá
|
||
16. Tacuaremboti
|
||
17. Igüirapucuti
|
||
18. Pirití
|
||
19. Obaig
|
||
20. Parapití
|
1 Según
el Fr. Bernardo Duran, 13 de Septiembre de 1813. Citado por CORRADO, Alejandro.
El Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones. Noticias Históricas recogidas
por dos misioneros del mismo Colegio. Quaracchi, cerca de Florencia. Tipografía
del Colegio de S. Buenaventura. 1884.
Las tropas de Belgrano,
vencedoras en salta, ocupando las provincias del Alto Perú habían penetrado, en
septiembre de 1813, hasta las misiones de Acero, Iti, Tayrenda y Tapera,
situadas en la de Tomina, y, sin más motivo que el de desfogar su saña contra
los españoles, habían capturado afrentosamente a los seis padres que las
servían. Por la misma causa y al mismo tiempo apresaron en la Laguna al P.
Domingo Andrés, que de su misión del Pirai se venía a este Colegio a la celebración
del Capítulo. Los siete fueron llevados presos al Tucumán. Seis años después,
el procurador del colegio, oficiando al Virrey Pezuela, lamentaba los trabajos,
necesidades y hambres que habían tenido que sufrir estas desgraciadas víctimas
de la revolución (a quienes se despojo hasta del breviario); y añadía con dolor
que se ignoraba en donde los tuviesen o si existiesen. Al pasar por Jujuy los
siete presos, el síndico franciscano residente en aquella ciudad los socorrió
con cien pesos en nombre del colegio. (Ídem. 288)
No habían pasado aun
cinco meses, y las catorce misiones de la provincia Cordillera dejaban también
de existir. Sabemos que sus indígenas, fieles a los consejos de sus
doctrineros, se adherían a la causa del rey; y tenemos datos para afirmar que
fueron enviados por los padres a auxiliar al General Blanco en los encuentros,
que en los primeros días de febrero de 1814 tuvo en Vallegrande con Arenales.
Derrotado este y refugiándose a Santa Cruz, el gobernador por la patria de esta
ciudad, D. Ignacio Warnes, no tanto en venganza, sino para condescender con las
instancias de algunos, que bajo la capa de un ardiente patriotismo encubrían el
hambre que los devoraba de los benes de as misiones, envió unas partidas a las
indicadas misiones para prender a los catorce Padres que las servían y a su
Prefecto. De este modo, a mediados del referido mes, los numerosos neófitos de
aquellas misiones quedaban huérfanos de sus padres, los cuales eran llevados
presos a Santa Cruz y detenidos en Chanés y en otros puntos de aquella campaña.
Los emisarios de Warnes
al tomar la misión del Pirai después de ultrajado con baldones y groseras
palabras al conversor de aquella misión Fr. Lorenzo Ramo de 64 años, lo echaron
como vil carga encima de una acémila enalbardada, y atándolo por los pies se lo
llevaron. (Ídem. 289) El gobierno de Buenos Aires reprobó el procedimiento de
Warnes, y lo reconvino por el arresto de los misioneros.
Las misiones fueron
entregadas al pillaje. Todo fue saqueado, hasta los muebles más
insignificantes: apenas se perdonó a algunas alhajas de las iglesias. Estas,
poco después fueron quemadas casi todas. El incendio de la mayor parte de las
iglesias y casas sucedió cuando el General Realista Aguilera, persiguiendo al
valiente patriota Coronel Mercado, entró a la Cordillera. Principal autor de
esta destrucción fue Pedro Guariyu, neófito o mejor apostata de la misión de
Mazavi, enemigo acérrimo de los misioneros a cuya captura había voluntariamente
cooperado, asociándose a los satélites de Warnes. Quedaron así destruidas las
habitaciones de los padres, las escuelas, los almacenes, las oficinas. Los
cañaverales y algodonales arrasados; los ganados consumidos. De algunas
campanas se hicieron pailas: las piezas del hermoso reloj de Abapo fueron
convertidas en lanzas, sus pesas en balas.
Cuando pues llegó la
noticia de que el ejército de Buenos Aires al mando de Rondeau avanzaba hacía
estas provincias, nuestros misioneros no se consideraron ya seguros en este
Colegio; y á principios de Marzo de 1815 se vieron obligados a refugiarse al
amparo del ejército real, que estaba acampado entonces en Cotagaita, y poco
después a seguirle en su retirada a Oruro. Desde allí se recogieron a nuestro
Colegio de Moquegua.
Otros cuatro se
hallaban en las misiones de Salinas e Itaú, únicas que se habían salvado hasta
entonces de la destrucción, aunque no de grandes quiebras. Cuando las tropas
del Rey ocupaban la plaza de Tarija, las de la patria se guarecían en sus
fronteras, y entonces los haberes de aquellas dos misiones quedaban expuestos a
su voracidad, y los conversores a su odio y maltratamientos. El ganado de Itaú
quedó totalmente consumido; del de Salinas poquísimo restaba. Sin embargo, el
afecto que D. Francisco de Uriondo uno de los caudillos de los patriotas de la
frontera conservaba a nuestros misioneros, había impedido la destrucción
completa de aquellos establecimientos.
El 14 de julio de 1818,
el Brigadier Canterac con unos 800 hombres se dirigía a esta frontera para
desanidar de ella a los patriotas, o como se apellidaban en aquellos tiempos, a
los gauchos. Derrotados estos en la Cuesta de la Soledad y perseguidos por el
Coronel realista Vigil, se replegaron hacía la misión de Itaú. Allí, el 25 de
julio de 1818, un oficial con seis hombres armados se presentó al P. conversor
principal Fr. Saturio Ruiz, intimidándole arresto. Pocos momentos después, lo
sacaban preso de aquella misión, que con 22 años de sufrimientos y trabajos
había maravillosamente adelantado, sosteniendola contra los repetidos ataques
de los salvajes comarcanos, conjurados en destruirla. Luego lo llevaron a Oran,
y allí estuvo preso tres años. Antes de esto ya dos veces había sido arrestado
en su misión: Y otras tres, se le había intimado orden para marchar preso a
Salta, y la una de ellas a pie, aquellas ordenes no se ejecutaron gracias al
Sr. Uriondo. (Ídem. 295)
Más aquello que no
había podido lograr hasta entonces la ferocidad de los hijos de los bosques,
estaba en vísperas de realizarse por el furor loco de unos, que se preciaban de
ser los fieles sostenedores del rey católico.
Al día siguiente (26 de
julio) llegaron las tropas del mando del Coronel Vigil. Preguntó el oficial por
su paisano el P. Ruiz, y le contestó el P. Buenaventura Gonzales (que era el
segundo conversor, á quien los patriotas había dejado libre), que el día antes
se lo habían llevado preso los gauchos. Le intimó orden de salir preso á la
media hora, y le encerraron con guardia en el cuarto. Empezó el saqueo de la
casa habitación de los Padres; incendiaron el pueblo de los indios y todas las
casas de los pobladores con sus maíces, con todos los horrores de un saqueo. Le
he preguntado si saquearon la iglesia, y no sabe dar razón (el P. Gonzales);
pues no se le permitió dar más pasos, que del cuarto donde estuvo preso hasta
el patio, en donde le hicieron cabalgar en un asno o pollino, sin otro viático
que dos sabanillas de bayeta blanca, una frezada con un ponchito blanco,
sombrero, breviario y dos paños menores. En esta forma, lleno de amargura,
aflicción y sentimiento, considerando por una parte su inocencia, por otra la
burla y desprecio con que se veía tratado de unas tropas del más religioso y
piadoso de los monarcas, sin más delito que hallarse en su misión desempeñando
las obligaciones de la religión, del soberano y de la obediencia, llegó al
campamento, donde el coronel Vigil le trató con una altanería y orgullo muy
indecente, diciéndole, sin dejarle hablar, que su inocencia la justificase ante
el Sr. General.
En la primera noche le
robaron la vil cabalgadura; y como era de la misión reclamó por el pollino;
pero no fue oído. Le franquearon, viéndole en aquel estado (después de
insultarlo caminase á pié, que así andaba S. Francisco), una yegua débil y
matada. Ensilló con la frezada de la cama; pues, las caronas, botines y espuelas
también se las robaron; y sin otra cabalgadura caminó siete días, la mayor
parte á pie y descalzo. Y aunque á los tres días y medio después que lo sacaron
de la misión, llegó donde estaba el Sr. General, por ser de un genio muy tímido
y corto no se atrevió á presentarse. Á los dos días se animó á verlo; y se vio
tratado con el mayor desentono y gritería, como si fuese un reo de la mayor
consideración: y sin hallar oídos para su defensa, se retiró con las más
sensible amargura al lugar que tenía asignado, que era entre los prisioneros de
guerra. Entre ellos llegó hasta la portería de este colegio, donde le hizo
entrar, viéndole en el más deplorable estado.
No tomo sentimiento por
los ultrajes, burlas irrisiones y desprecios con que se le ha tratado; pues, la
religión nos enseña á sacrificarlo en las aras de la cruz: pero penetra hasta
lo más profundo de mi corazón el considerar que las tropas del mas religioso
monarca no hayan tenido consideración al carácter sacerdotal, ni al hábito
religioso, ni al paisanaje, ni á la humildad, paciencia, sumisión, sufrimiento
y silencio del pobre P. misionero. Esto es, mi Sr. General, lo que me confunde
y abisma; pues, hasta los corazones más selváticos prestan algún homenaje y
respeto á la virtud, y alguna piedad y compasión á la infelicidad y miseria.
Por no faltar en un
ápice á la verdad, no puedo menos de confesar á V. S. que hubo un oficial, el
teniente de artillería d. Diego Aredondo, único, en quien los derechos de la
humanidad y religión excitaron los sentimientos de compasión y caridad. No he
podido menos de salir á buscarle, para tributarle en nombre de este colegio las
mas rendidas gracias por las demostraciones de sensibilidad, que manifestó á
uno de sus individuos. Y también se las doy á V. S. con toda esta corta
Comunidad, de que en esta división de 800 hombres (dicen) que entró á la
frontera, tenga un oficial adornado de los sentimientos de religión y piedad,
que tanto caracterizan á V. S..
El teniente coronel
Barandalla comisionado para prender al P. Conversor, saquear e incendiar la
misión, podía haber tomado de los enemigos lecciones de la humanidad,
veneración y respeto con que deben ser tratados los sacerdotes; pues, el
oficial de los gauchos no permitió se hiciese robo alguno, y proporciono
animales para conducir al P. Ruiz con alguna comodidad. Pero, lo contrario
sucedió con las tropas de su mando; pues, se abalanzaron como lobos hambrientos
á cuanto había en la casa de los Padres. Algunos muebles del uso de estos, y
algunas herramientas de carpintería, aunque las vio el P. Gonzales en poder de
los soldados, ni lo reclamó en el camino, ni yo aquí tampoco, por conocer
distante la justicia.
Ya el Coronel Vigil ha
satisfecho parte de sus deseos, con la total ruina y destrucción de la misión
de Itaú; y si no se han completado, trayéndose prisioneros (como me aseguró) á
los que están en la misión de Salinas, y arruinando cuanto hay en ella, fue por
haber tomado la dirección de otro camino: pero, dentro de diez y ocho días
espera verificarlo, no siendo otras sus miras que destruir estas dos misiones,
únicas que conservaba este Colegio. P. Benito Izquierdo. Presentación al
General La Serna, fechada en 12 de agosto de 1818. (Diecisiete días después del
hecho). (Ídem. 295-299)
En 1825, fecha del
desmantelamiento de la Audiencia de Charcas y de la independencia de Bolivia,
el país se extiende al sur, hasta el río Bermejo. En los decenios que siguen,
la frontera imprecisa remonta poco a poco y se fija con respecto al trazado
actual común con Argentina y al departamento de Tarija, en 1859.
(Souchaud/Martín 2007:71)
EL CHACO TARIJEÑO EN LA
GUERRA DE INDEPENDENCIA.
En el escenario
generalizado de la guerra en todos los territorios coloniales, en ese sentido
es evidente que también el Chaco fue parte del teatro de operaciones de la
guerra de independencia, en una carta fechada en Tupiza, en noviembre 10 de
1810. Juan José Castelli, informa sobre la posible fuga hacia el Chaco de una
parte del derrotado ejército español.
No dudo del éxito feliz
de esta disposición cuando está a cargo del capitán Guemes (uno de los
oficiales de las provincias incorporados al ejército) y manda tropas tarijeñas
que son superiores. La ocurrencia posterior a este paso en el parlamento de
Córdoba ayer mismo, me ha hecho conocer la importancia de aquella medida; pues
fugando Nieto de Cotagaita con su tesoro, tropa de la que quedó allí y diez piezas
de artillería, puede que su dirección sea de Cinti por donde puede tomar al
Chaco y atravesar a la frontera del Brasil o al Paraguay, respecto a estarle
tomados los caminos del Alto Perú. (Güemes 1979:281-282).
A su vez se realizan
diversas acciones militares a lo largo del año de 1817 en contra de los
indígenas del Chaco, por parte de las fuerzas patriotas. Tal como lo describe
Belgrano en una carta fechada en Tucumán el 26 de septiembre de 1817 dirigida a
Güemes.
Ud. no se acuerda de lo
que hablamos acerca del pensamiento de la expedición contra los indios, y con
este motivo de los fuertes en el Chaco, y navegación del Bermejo, única capaz
de poner a esa provincia en el estado de mayor prosperidad; el gobierno no ha
destinado al compañero Arenales para jefe de ella, haciendose cargo de las
fuerzas de Córdoba, Santa Fe, y Santiago; veremos lo que nos dirá S.E. en la
materia y Ud. me anunciará los medios que crea conducentes para contribuir a un
plan tan útil, con que además de conseguir caballos y otros objetos pueda Ud.
entretener su gente, y dándoles propiedades adquirir riqueza real para la
provincia, y el aumento de su población. (Güemes 1980:39)
Fragmento Carta de
Güemes a Belgrano en marzo de 1817
Rojas no habrá podido
contestar, porque sigue hostilizando a Olañeta y seguramente le ha de hacer
alguna rotura; el muchacho, es tan vivo, como intrépido. También entregaré, o
despacharé los títulos a los agraciados. Portal que está aquí, ya recibió el
suyo; éste ha traído los prisioneros de Humahuaca, a excepción de los
oficiales, a quienes consultando la seguridad, los ha internado Arias al Chaco
adentro, a un lugar que llaman Santa Rosa. Esta medida la tomó, porla entrada
de Olañeta a Orán y por la dirección de Marquiegui a Santa Bárbara. Están seguros,
no hay cuidado: ellos vendrán a su tiempo.
Todo cuanto papel ha
venido relativo a los triunfos de Chile, se ha introducido en Jujuy. Van
produciendo, sus efectos y lo mejor es que aumentan la rivalidad entre
americanos y gallegos. Estos van de capa caída y si Madrid se apura un poco,
temblarán sin remedio y correrán hasta el otro lado del Chaco. (Güemes
1980:210-211)
Celebro que Portal
saliese felizmente de su empresa de traer a los prisioneros de Humahuaca y que
Arias haya asegurado a los oficiales tan bien como Ud. me dice: que prueben del
Chaco esos canallas. (Güemes 1980:219)
CONCLUSIÓN.
El Chaco constituyo una
región de combates, como también el último refugio para los patriotas tarijeños
para 1818 se desarrollan varias acciones militares en la región del Chaco
Tarijeño en lugares como Caraparí e Itaú.
El coronel Vigil hizo
una correría desde Tarija á Salinas y misiones de San Luis y de Itau en abril,
dehaciendo ventajosamente los grupos que acaudillaban los hermanos Uriondos y
Rojas, tomándoles algunas armas, prisioneros y bastante ganado. En el mes de
julio salió Canterac con una expedición para la provincia de Tarija á fin de no
dar respiro a los caudillos que la molestaban, y se dirigió inmediatamente á
las Salinas y las Misiones por el valle y fuerte de San Luis, donde nuestros
Cazadores á caballo cargaron y dispersaron á Uriondo, cogiéndole algunos
prisioners y ganado. Marchó el grueso de la expedición por el fuerte de
Santiago á las Misiones, noticiosos de la derrota de Espinosa y de la dirección
de Poveda, ya no pudieron ser alcanzados por mas de que este valiente oficial
redobló sus jornadas desde antes de Chiquiaca, reuniendose en las Misiones con
el grueso de la expedicion el 20 de julio. Al siguiente dia partió el coronel
Vigil con la mitad de la fuerza del brigadier Canterac conra los caudillos
Sanchez, Rojas y otros hacia Carapari e Itau, y habiendo conseguido alcanzarlos
en dichos puntos los derrotó del modo mas decidido, causándoles mucha pérdida
entre muertos y prisioneros. A principios del mismo diciembre hizo el coronel
Vigil nueva expedicion á las Salinas desde Tarija, en la que, despues de haber
sostenido diferentes choques con los caudillos Uriondo, Fernandez y Tejada,
logró que aquellos pueblos reconociesen al gobierno legítimo, entregándole como
donativo voluntario 400 cabezas de ganado vacuno y 80 caballos y mulas. Logró
tambien hacer prisionero al capitan D. Manuel Uriondo, hermano del gobernador
intruso y un artillero, consiguiendo en fin que de los dragones de este
caudillo se le pasasen un oficial, dos sargentos y un soldado todos armados, y
que los indios chirihuanos se declarasen en favor de la causa española, negocio
de grande importancia.
El brigadier Olañeta
hizo en el mismo diciembre un movimiento sobre las fronteras de Tarija, y
alcanzó en el rio Bermejo al caudillo Peralta que inquietaba algunos pueblos:
el resultado fué batir la partida de este enemigo que quedó muerto en el
choque, y en poder de Olañeta 12 prisioneros, 43 fusiles y algunas caballerias.
Tan activa era la guerra que se sostenia en el alto Perú, pero la
fortuna de nuestras armas, aunque en pequeños encuentros, no solo iba
adelantado en la pacificación, de que tanta necesidad tenian sus combatidos y
exhaustos pueblos, sino que aseguraba la paz y tranquilidad de que gozaba todo
el vasto virreinato de Lima. El ejército de operaciones que procuraba
reemplazar sus bajas, y que cada dia mejoraba su instruccion y la brillantez de
su estado, poco tenia que temer por su frente, porque las provincias
insurrecionadas del antiguo vireinato de Buenos-Aires no se hallaban en
disposicion de poner en campaña un ejército que, con probabilidad de buen
éxito, pudiera disputar al nuestro la superioridad que poseia. (García Camba
1846: 286-289)
BIBLIOGRAFÍA.
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dos misioneros del mismo Colegio. Quaracchi, cerca de Florencia.
Tipografía del Colegio de S. Buenaventura. 1884.
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frontera argentino-boliviana. Institut de Recherche pour le Développement IRD.
Universidad Autónoma Juan Misael Saracho UAJMS. Editorial CEA - UNC. Unidad
Ejecutora del CONICET. Editorial Copiar. Córdoba, Argentina. Octubre de 2007
[1] La Ley Nro. 2929 de 15 de Diciembre de
2004 declara al Líder Indígena Guaraní Cumbay, Héroe Nacional por su lucha en
la guerra de la Independencia. Reconociendo en forma póstuma el grado de
General al Líder Guaraní Cumbay en mérito al aporte realizado con sus tropas
Guaraníes en la lucha emancipadora.
[2] “…En 1776 la Corona de España, en poder de
los Borbones, impuso un nuevo Sistema Económico Colonial, caracterizado por la
imposición del régimen de Intendencias de Provincia y de Ejército, dando fin al
viejo Estado Imperial Español diseñado por el Virrey Francisco de Toledo…”
Oporto Ordóñez, Luis. 1809-1825 indios y mujeres en las luchas
independentistas. Instituto Indigenista Interamericano. Organismo Especializado
de la OEA. 2009
[3] El problema es la tierra; y los blancos
criollos ganaderos necesitan controlar los puntos estratégicos para el pastoreo
del ganado vacuno, mientras que los indios necesitan las tierras para
cultivarlas en la producción de maíz, a esto se llama la colonización con Vacas
vs. Maíz. Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por
excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia.
2008
[4] Cumbay, el diplomático guaraní, cuyo
verdadero nombre es “Mandiotetimbiaja”, el Mburubicha Guasu; capitán grande de
los chiriguanos del Ingre, que etimológicamente podría traducirse como: “Cumbay
Co Che”; “Soy muy hombre o soy hombre por excelencia”. Ayaviri Choque, Hodis
Gilberto. Soy muy hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo
Nacional de Etnografía y Folklore. Bolivia. 2008
[5] Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy
hombre o soy hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía
y Folklore. Bolivia. 2008
[6] En la región del Chaco Boreal, se destacó
el célebre cacique Cumbay, quien se inclinó por la revolución apoyando a los
patriotas de la zona de Santa Cruz de la Sierra. Cumbay quiso entrevistarse con
Belgrano y se dirigió a Potosí, con dos hijos menores, un intérprete y una
escolta de 20 flecheros con karjax a la espalda,
el arco en la mano
izquierda y una flecha envenenada en la derecha. Al avistar a Belgrano echó pie
a tierra
y mirándole con
atención le hizo decir a su intérprete que no lo habían engañado, que era muy
lindo, y que según su cara debía ser su corazón. Ambos pasaron frente a la
artillería, desfilando a caballo. El indio había recibido un caballo blanco
ricamente enjaezado y con herraduras de plata regalados por Belgrano. Cumbay
ofreció a éste 2.000 indios de pelea para luchar contra los españoles a favor
de la causa patriota. Pág. 10 Minutolo de Orsi, Cristina. Belgrano y las
Heroínas de la Coronilla.
[7] Pág. 20 – 21 Nadie ha nacido esclavo en
Bolivia desde el 6 de agosto de 1825, y está prohibida la introducción de
esclavos en su territorio. Dalence, José María. Bosquejo Estadístico de
Bolivia. Imprenta de Sucre. Sucre, Bolivia. 1851
[8] Los indios eran utilizados principalmente
como fuerzas de choque, como espías y saboteadores y como baqueanos. Con
frecuencia eran enviados para espiar camuflados en su propio papel: como
vendedores de pan, pastores o mitayos. Había indios que participaban en la
guerra, obligados, otros que no se involucraban en absoluto, algunos eran
realistas, otros patriotas, otros negociaron su participación: los “indios” no
eran una masa homogénea. Hasta aquí nos hemos referido, principalmente, a
aquellos que participaron de un modo u otro en la guerra. Hubo, además, otro
conjunto distinguible dentro de esta aparente masa de “los indios: aquellos que
no participaron de la guerra sino que la padecieron en forma de levas,
tributos, obligaciones de abastecimiento, etc. Gil Montero, Raquel. Las guerras
de independencia en los andes meridionales. Memoria Americana. Nro. 14. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Enero/Diciembre 2006
[9] 1825 marca el fin de la colonia y el
nacimiento de una nueva república, se espera y se producen transformaciones
económicas, sociales y políticas administrativas, esto marca un ausentismo en
el Chaco, puesto que no repercutió nada favorable en la cordillera de los
chiriguanos. Es así que en 1825 Bolívar, como primer presidente de la naciente
república, decretó la distribución de las tierras según fuesen sus necesidades
de ellas, pero este famoso decreto no pudo traspasar la cordillera de los
chiriguano, fue clara la alianza anterior entre los sectores sociales que
llevaron adelante este proceso de independencia; los patriotas debían otorgar
premios, y recompensas a quienes habían luchado por la patria y que esto
correspondía la concesión de tierras que la momento estuvieran baldías. La
república empezó con más avasallamiento, se dio un expolio abrumador y se dio
con más fuerza la continuidad de la llamada “colonización con vacas”. Esta vez
se entregó las tierras de los indios a quienes habían peleado por la
independencia, pero esta vez venían con instrumento diferente: despojos legales
por las autoridades estatales. El resultado fue mayores abusos, atropellos, no
se dejaron esperar las intromisiones internas; surge un nuevo personaje que
estuvo casi ausente durante la colonia: el mestizo o Ava-Carai, desequilibrio
social, esto marca la fractura de esa unidad étnica Chiriguana y empieza la
pérdida gradual de su espíritu tribal que durante todo su pasado le identificó
como valientes guerreros. Ayaviri Choque, Hodis Gilberto. Soy muy hombre o soy
hombre por excelencia Cacique Cumbay. Museo Nacional de Etnografía y Folklore.
Bolivia. 2008
[10]La etapa comprendida entre 1808 y 1814, marco
cronológico de la guerra de la Independencia contra Francia y arranque
convencional de la contemporaneidad española, se caracteriza por su permanente
inestabilidad y los desequilibrios internos derivados del conflicto bélico y
del poder bicéfalo existente en la península: por un lado, la solución oficial
napoleónica que desde la aludida legitimidad coloca a José Bonaparte, hermano
de Napoleón, en el trono de España, y por otro, el movimiento de las Juntas de
resistencia aclamado por el pueblo y expandido por el reino hasta su
consumación en las Cortes de Cádiz, símbolo de la resistencia nacional. Allí se
irá fraguando, a partir de 1810, una importante reforma política, cuyo fruto
más granado fue la Constitución aprobada el 19 de marzo de 1812, primera en la
historia de España y una de las primeras del mundo. Ante la sorpresa de muchos,
este renqueante país mediterráneo, típico representante del Antiguo Régimen, se
convirtió de la noche a la mañana en abanderado del liberalismo constitucional,
con innegable proyección exterior, sobre todo en la órbita americana.
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