Por Diego Martínez Estévez
La Guerra del Chaco duró seis años: la campaña militar (3
años) y la campaña diplomática (3 años).
Sobre la propiedad del territorio del Chaco Boreal, Bolivia cuenta con 12
títulos coloniales emitidos por el Rey de España. Paraguay no cuenta con
ninguno; jamás el Rey de España le concedió a la Gobernación del Paraguay,
territorio alguno situado al oeste del Río Paraguay.
Paraguay, al no contar con derecho jurídico, sostenidamente fue invadiendo
territorio boliviano y con el tiempo, rechazando toda propuesta boliviana de
zanjar esta controversia por la vía del “Arbitraje de Derecho”.
A partir de los años 20’, el Paraguay comenzó a contar con el apoyo argentino
para apoderarse por la fuerza del Chaco Boreal. Más de medio centenar de
empresarios argentinos compraron grandes lotes de territorio agrícola
bolivianos detentados por el Paraguay desde el siglo XIX. En febrero de 1932,
uno de esos empresarios fue ungido como Presidente de la Argentina – el general
Pedro Justo – y a las pocos días de posesionarse emitió un decreto reservado
disponiendo que su gobierno le apoyaría al Paraguay, en caso de desencadenarse
la guerra con Bolivia y así fue, a lo largo de los seis años que duró esta
guerra. No solamente que lo apoyó, sino que participó en esta guerra como un
actor más, empleado para este propósito todo su poder estatal y no únicamente a
sus FF.AA.
En febrero de 1938, con el cambio del gobierno argentino, las relaciones
geopolíticas también sufrieron modificaciones de intereses, desfavorables al
Paraguay. No obstante de ello, el gobierno de este país, a través de sus
representantes diplomáticos acreditados en Buenos Aires persistía en no hacer
retroceder a su ejército de sus posiciones alcanzadas durante la campaña
militar y simultáneamente, pretendía también apoderarse de TODO EL TRIÁNGULO
MAN CESPED (Ver imagen), con la finalidad de alejar a Bolivia del río Paraguay
y por tanto, mantenerla enclaustrada, como era también del deseo chileno y del
ex gobierno argentino del general Pedro Justo.
Finalizaba junio de 1938.
En La Paz, el Presidente German Busch venía siendo informado de la tozudez
paraguaya, hasta que furioso, destacó a dos nuevos representantes a Buenos
Aires: el teniente Elias Belmonte y el fundador de YPFB Dionicio Foianini ( en
cuya memoria, el denominado “Triángulo o Punta Man Cesped”, fue cambiando por
el de “Triángulo Dionicio Foianini”). A través del Vicecanciller argentino,
estos novísimos delegados, le transmitieron a la delegación paraguaya que si no
firmaban el Tratado de Paz conforme a las exigencias de Bolivia, se
reiniciarían las operaciones militares. En ese ínterin, el representante
chileno le sopló el oído a la delegación guaraní, que en el mes de abril, en
Arica se había desembarcado material bélico y municiones con destino a Bolivia.
A mediados del mes siguiente, el Presidente de la Delegación Diplomática
paraguaya – Zubizarreta, el más tozudo, renunció a su cargo para ser
reemplazado por el Mariscal Estigarribia, quien en su viaje desde Nueva York y
a su paso por un país centroamericano, muy envalentonado declaró a la prensa
que lo que conquistaron con la sangre, lo defenderán con su vida. Pero, al
arribar a Buenos Aires y ponerse al tanto de la orfandad paraguaya, se apresuró
en aceptar las exigencias bolivianas y firmar el Tratado de Paz y
amistad.
Estigarribia cayó en cuenta que de reiniciar Bolivia la guerra, su país no
podría defenderse porque su antiguo ejército fue casi totalmente exterminado en
las distintas batallas; ya no contaría con el combustible que le proveía la
empresa petrolera Estándar Oil porque había sido nacionalizada el año 1936, por
tanto, ya no tenía ninguna posibilidad de continuar contrabandeando petróleo a
la república argentina y en su refinería, convertirlo en combustibles y aceites
y venderlo para que la maquinaria militar paraguaya se movilizara, entre estos,
los más de un millar de camiones proporcionados por la Argentina. Tampoco ya
contaría con la participación directa e indirecta de las FF.AA. argentinas en
una nueva campaña; ya no se gestaría y consolidaría nuevamente la DOBLE ALIANZA
CONTRA BOLIVIA, como sucediera desde antes de desencadenarse la guerra y hasta
meses antes de firmarse el Tratado de Paz y Amistad.
La amenaza vertida con voz de mando militar fue traducida diplomáticamente por
el Canciller boliviano en estos cuatro puntos:
1.- Tres rechazos paraguayos a la proposición del a Conferencia frustraban toda
esperanza de un arreglo pacífico.
2.- La actitud paraguaya trataba de colocar a Bolivia en una posición falsa, a
la que contribuían las mixtificaciones de la prensa argentina.
3.- Bolivia deploraba la intransigencia paraguaya y retiraba su aceptación a la
proposición de la Conferencia, reservando sus derechos a todo el Chaco.
4.- Llamaba la atención a la grave situación planteada a toda América por la
destrucción del sistema de paz del continente, ya que Bolivia no participaría
más en actos, conferencias y otras actuaciones panamericanas.
Estos puntos y otros, contenidos en un memorándum, la Cancillería boliviana
bajo la dirección de Enrique Finot, esperaba entregarlo a la prensa y los
mediadores en este conflicto se alarmaron. La amenaza boliviana de “reservar
sus derechos a todo el Chaco” surtió efecto y desde entonces – 25 de junio de
1938 – el Paraguay fue aflojando su intención de dejar a Bolivia sin acceso
soberano al Río Paraguay. Asimismo, su aspiración de delimitarse con Bolivia en
el río Parapety, también fue retirada del Tratado final.
Por otro lado.
“Chacólogos paraguayos” contemporáneos despistados como su compatriota Manuel
Domínguez en los años 20’, como UN CONSUELO, afirman, juran que Bolivia y desde
el Tratado de Petrópolis suscrito con el Brasil el año 1903, ya contaba con
acceso soberano al Río Paraguay y que por tanto, al final de la Guerra del
Chaco, no hubo tal objetivo de guerra alcanzado por Bolivia.
A esta falacia, responderles indicando que en este Tratado con Brasil por medio
del cual Bolivia le vendió territorio, el Artículo 4to., expresa lo siguiente:
“La frontera entre la República de Bolivia y la de los Estados Unidos del
Brasil quedará así establecida:”.
“Partiendo de latitud sud de 20 grados, 8 minutos, 35 segundos frente al
desaguadero de la Bahía Negra en el Río Paraguay, subirá por este río hasta un
punto en la margen derecha distante nueve kilómetros, en línea recta, del
fuerte Coimbra, esto es, aproximadamente en 19 grados, 58 minutos, cinco
segundos….”…
Mediante este Artículo 4to., , Bahía Negra (ver imagen), fue considerado como
límite fronterizo tripartito entre Bolivia, Brasil y Paraguay. Es decir, de
Bahía Negra hacia el sur, o siguiendo las aguas del Río Paraguay y hasta la
confluencia con el Río Pilcomayo Bolivia las compartía con la República del
Paraguay.
Pero Bahía Negra, de propiedad boliviana como el resto del Chaco Boreal, fue
invadida por el Paraguay y como se lee más arriba, este país pretendía ampliar
su territorio hasta las nacientes del Río Negro (ver imagen) y apoderarse de
los 623 kilómetros cuadrados que encierra el Triángulo Man Cesped (ver imagen),
con lo que el límite territorial boliviano hubiese sido confinado lejos del Río
Paraguay.
Por las consideraciones antes expuestas, se reafirma lo expresado: BOLIVIA, AL
FINALIZAR LA GUERRA DEL CHACO ALCANZÓ SU OBJETIVO DE GUERRA PLANTEADO ANTES DE
CONCURRIR A ELLA: EL DE CONTAR CON UNA SALIDA SOBERANA AL OCÉANO ATLÁNTICO A
TRAVES DEL RÍO PARAGUAY.
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