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EL TENIENTE CORONEL RAMON ROJAS UN GRAN PATRIOTA TARIJEÑO

Tomás O'Connor D'arlach.

I. Entre los caudillos patriotas más notables de Tarija, Don Ramón Rojas ocupa después de Méndez el primer lugar.
Antes que este, empezó Rojas a prestar sus servicios a la causa de la emancipación americana, y más de una vez se hallaron juntos sirviéndola durante la guerra.
Hombre dotado de gran inteligencia y de un valor extraordinario, fue inmenso el apoyo que prestó a la causa de la independencia. Su perspicacia y brillantes disposiciones militares, le aseguraron más de una victoria. Poseía una constancia y lealtad inquebrantables, como profunda fe en el triunfo de los principios que tan valerosamente defendía; y en cuyo favor hizo grandes sacrificios y notables esfuerzos este digno tarijeño cuyo valor y arrojo llegaban a la temeridad.
II. Don Ramón Rojas. hijo legítimo de Don Cipriano Rojas y Doña Bárbara Jirón, nació en esta ciudad, en Noviembre de 1753.
Emprendió sus correrías alistándose en las tropas independientes llegando más tarde a capitanear las montoneras y a ser uno de los jefes más temibles y prestigiosos de estas.
Era un patriota acérrimo y tan intransigente en sus opiniones políticas, que era capaz de haber fusilado al ser más querido de su corazón, si este conspiraba contra la causa de la patria. Valeroso, exaltado e indomable, parecía, nos dicen personas que le conocieron, un héroe de la Revolución Francesa.
Alto, delgado, de rostro moreno y constitución nerviosa, vestido de sencillo uniforme militar, llevando siempre la espada al cinto y una larga pluma azul en el sombrero, su presencia era imponente y gallarda su apostura.

III. Notables fueron el valor y la actividad de Rojas en sus correrías contra los realistas. Llegó a capitanear el famoso regimiento Dragones Infernales, el que años más tarde fue sorprendido por las tropas realistas del General Pedro Antonio de Olañeta, en Tojo, batido y tomados de él 100 prisioneros. (1).
El regimiento Infernales que parecía serlo realmente, se componía en su mayor parte de soldados tarijeños, y era la pesadilla de los españoles y el terror de la comarca.
La época era de guerra y de guerra a muerte, lo que atenúa en alguna manera la gravedad de los abusos que se cometían por los beligerantes.

IV. Parece que en el año de 1814, la tea de la revolución americana. encendida en La Paz el 16 de Julio de 1809, por el inmortal Murillo, ardió con más viveza e intensidad, cumpliéndose la profecía del protomártir paceño.
A mediados del referido alío de 1814, “casi simultáneamente en el sud y en el norte del Alto-Perú, se manifestaron turbaciones de grande trascendencia. Don José Miguel Lanza proclamó la libertad- en los valles de Ayopaya, Don Ramón Rojas lo hizo en Tarija, Don José Vicente Camargo en Cinti y Don Manuel Asencio Padilla en la Laguna”. (2).
El General Pezuela, que se hallaba en la provincia de Chichas, por el mes de setiembre de aquel año, con el fin de someter a los rebeldes de Tarija; destacó una buena fuerza de su ejército sobre esta ciudad, a fines del citado mes.
Don Ramón Rojas ocupaba la plaza, cuando una mañana de los últimos días de setiembre supo que aquella fuerza destacada por el General Pezuela, se aproximaba en son de ataque. 

Inmediatamente hizo tocar con su corneta de órdenes, llamada de cuartel. Reunidos sus soldados en el antiguo Cabildo, y. como estos se hallaran impagos hacia días y tenían que emprender una pronta marcha, procedió a. levantar una contribución entre los vecinos. Los que no llenaron su acuotación, fueron capturados esa tarde, y les previno que si hasta las ocho de la noche no la llenaban , serian pasados por las armas.

Pocos minutos antes de espirar el plazo fatal, todo el dinero estaba ya en poder del bravo y enérgico jefe patriota, quien en el acto canceló su tropa y esa misma noche desocupó la ciudad.
En la madrugada del siguiente día, sorprendió a las fuerzas realistas en el punto llamado Tablada, inmediato a la ciudad; cayó sobre ellas con la velocidad de un águila y la bravura de un león, y después de un recio y sangriento combate, las derrotó y destrozó completamente, peleando él a la cabeza de sus valientes soldados, ejecutando ese día actos de un valor heroico y temerario, que aumentó inmensamente el prestigio y la fama de este infatigable guerrillero, uno de los más notables campeones de la independencia tarijeña.

V. Después de la victoria que acabamos de referir. el Teniente Coronel Rojas, hizo su entrada triunfal en la ciudad, donde recibió las más entusiastas observaciones de parte de los patriotas.
Recorrió luego algunos lugares de la campaña, y unido con los caudillos Méndez, Hurtado, los Uriondo, Casso y Don José María Avilés, que fue más tarde general de la República, organizó una respetable fuerza de cerca de mil hombres, entre infantería y caballería.
Avilés y los Uriondo dominaban ya por los lados de Tojo y el valle de la Concepción; Méndez por los de San Lorenzo y San Juan, y Rojas con una partida marchó por el Norte hasta Cinti y por el Sud hasta el territorio de Jujuy, batiendo a los realistas, entusiasmando a los vecindarios de su tránsito y llevando por todas partes triunfantes los estandartes de la patria.
A la cabeza de 400 gauchos libró una reñida batalla contra Marquiegui y sus numerosas fuerzas en el Rio de las Piedras, poniendo a este en una situación tan difícil, que la victoria de Rojas habría sido espléndida y completa, si en protección de Marquiegui no llega el General Olañeta.
Desde 1810 hasta 1816, su vida fue de perpetua campaña y de continua agitación, sin que se le viera desmayar jamás un solo instante.
Muchas veces estando Tarija ocupada por tropas del rey, en altas horas de la noche, Rojas penetraba con sus famosos Infernales hasta la plaza misma, o hacia disparos sobre ella desde el alto de San Roque, la ribera del río o la colina de San Juan. poniendo en confusión la enemigo y dando terribles sustos a los realistas de la ciudad, que le temían más que a ningún otro de los caudillos patriotas de aquella época de permanente zozobra.

Refiriéndose a esos días, un contemporáneo historiador dice: “Lanza en los valles de Ayopaya, Rojas en Tarija, Padilla en la Laguna, Camargo en Cinti, Betanzos y Zárate en Porco, se alzaron de propia autoridad y sin contar más que con los pelotones de patriotas y aventureros que quisieron seguirles, dieron más nervio a la insurrección, proclamando abiertamente la independencia. Adoptando por sistema el exterminio, muchos de esos jefes, sin embargo, ilustraron su nombre por la temeridad de su valor, por la novedad y la astucia de su estrategia, por la constancia en el sufrimiento y por mil hazañas romanescas que los convirtieron, aun en vivos, en héroes de leyenda popular.

VI. En Marzo de 1816, Don Ramón Rojas, que ocupaba la plaza de Tarija, tuvo conocimiento de la aproximación a ella, de las tropas españolas comandadas por el General Olañeta, y a pesar de la inmensa superioridad de estas, resolvió el valiente guerrillero patriota hacerles frente y sostenerse en su puesto.
Se trató de disuadirlo de tan temeraria empresa, manifestándole el inminente peligro que correría insistiendo en llevarla adelante, Todo fue en vano.
En la mañana del 5 de Abril de aquel año, el General Olañeta se asomaba a la ciudad por el camino de San Lorenzo. El intrépido Rojas con sus valientes soldados, salió al encuentro de las fuerzas realistas, y en la altura de las Barrancas se trabó el combate, que fue recio y encarnizado por ambas partes..
Viendo Rojas que su gente se concluía y la derrota se pronunciaba inevitablemente en sus filas, desesperado se metió como otras veces, a la cabeza de sus huestes y en lo más reñido de la pelea, donde a pocos momentos, una lluvia de balas le echó por tierra, dejándole muerto en el acto.

Los soldados de Rojas se concluyeron casi por completo, y los pocos que escaparon de la muerte, unos cayeron prisioneros del General Olañeta, que victorioso, ocupó la ciudad esa misma tarde, y otros, encabezados por Manuel Rojas, sobrino de Don Ramón Rojas, se fugaron por el monte inmediato al pueblo, y siguieron hostilizando a les realistas y combatiendo por la patria.

Tarija, 6 de Marzo de 1888

(1) Historia de Bolivia por M. J. Cortez.
(2) Apuntes para la historia por unos patriotas Del Libro “Tarijeños Notables"
de Tomás O’Connor d’Arlach. Imprenta “La Estrella de Tarija” Tarija-Bolivia, 1888.

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