En el Tomo VI de Bolivia, su Historia producido por la Coordinadora de
Historia, el estudio La Revolución en marcha (sobre los sucesos del 9, 10 y 11
de abril de 1952) está plenamente marcado y alineado en el discurso creado por
el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y por los mineros durante el
doble sexenio del movimientismo (1952-1964). Tal discurso poco a poco se
convirtió en oficial e irrefutable. Es más, esa idea fue fríamente direccionada
a hegemonizar la postura de que el MNR, los mineros y el pueblo habían hecho la
revolución.
Pese a los esfuerzos por “desaparecerlo” de la historiografía, un protagonista
de abril del 52 fue el Cuerpo Nacional de Carabineros y Policías, institución
de trascendental participación antes, durante y después de dichos sucesos.
En La Revolución en marcha intencional o inconscientemente el Cuerpo de
Carabineros no aparece o solo es citado en una línea, como un apoyo pasajero.
Para comprender su real participación es necesario acudir a sus inicios.
Esta unidad fue creada en 1937, al haberse fusionado el Cuerpo de Carabineros y
la Policía de Seguridad. Se organizaba en ramas: la civil, constituida por
policías que investigaban el delito; la uniformada, por carabineros dedicados a
combatirlo. Se regía por reglamentos militares. En sus filas tenía a militares
reenganchados (excombatientes de la Guerra del Chaco) o destinados, y
carabineros egresados de la Escuela de Carabineros y Policías.
La instrucción militar —iniciada en 1943, por orden del presidente Gualberto Villarroel—
fue armando y equipando con logística militar de grueso calibre a los
carabineros, llegando a constituirse en un brazo armado superior al Ejército.
Los reservistas tenían el derecho a reengancharse como carabineros de tropa.
Bajo la dirección del coronel de Ejército Isaac Vincenti (1946-1951) se
consolidó el proyecto de “carabineros en las ciudades y militares en el área
rural”. En 1951, el regimiento Sucre fue trasladado a Achacachi. Ese año,
durante los asaltos violentos (de elementos subversivos) de las comisarías de
Ch’ijini y Munaypata, fallecieron varios carabineros y policías detectives en
el cumplimiento de su deber.
El 9 de abril de 1952, el Cuerpo de Carabineros y Policías fue movilizado
“institucionalmente” por el ministro del Interior, general Antonio Seleme
Vargas, lo que significó la toma de instituciones estratégicas, como
prefecturas y cuarteles militares en toda la república. En Oruro, Potosí y
Cochabamba, la falta de precaución y cautela de los dirigentes movimientistas,
llevó a enfrentamientos posteriores, con vidas inmoladas a la
“revolución”.
En la ciudad de La Paz, en la madrugada de ese 9 de abril, fueron movilizados
los regimientos de carabineros Capitán Zeballos y 21 de Julio, la Brigada
Departamental de Policías, cadetes de la Escuela de Carabineros y Policías y la
Dirección General de Policías y Carabineros, todos con armamento y municiones,
para tomar zonas estratégicas.
A todos los civiles del MNR, así como a voluntarios, el Cuerpo les distribuyó
armas y municiones, provenientes de la Brigada Departamental, de la Dirección
General y de los regimientos de Carabineros. El arsenal de la plaza
Antofagasta, tomado por el capitán de Ejército Israel Téllez, ya había sido
distribuido masivamente a combatientes civiles.
El miércoles 9 de abril de 1952, durante la mañana y parte de la tarde no se
vio ningún enfrentamiento “fantástico”. Es más, el MNR y su cúpula de
dirigentes, desde radio Illimani, tuvieron el tiempo suficiente para destinar
horas a discursos y análisis sobre el nuevo gobierno “revolucionario” de las
Fuerzas Armadas, Carabineros, el MNR y Falange (Socialista Boliviana, FSB)
dirigidos por el “Presidente”, general Antonio Seleme Vargas. Durante estas
horas “apremiantes” se fue creando el discurso de que la “revolución la hizo el
pueblo”, pese a que ese día, el “golpe revolucionario” había sido totalmente
pacífico, sin ningún acto “heroico” de armas.
Juan Lechín, desde radio Illimani, discursaba sobre la participación minera en
la “revolución” y convocaba a los distritos mineros próximos a la ciudad de La
Paz, para movilizarse y hacer “acto de presencia”, porque según él era
necesario defender la “revolución”. Revolución que no había tenido ninguna
participación minera hasta ese momento.
En horas de la tarde, el general Humberto Torres Ortiz se pronunciaba en
defensa del gobierno del general Ballivián, estableciendo su cuartel en la Base
Aérea de El Alto de La Paz y al mismo tiempo ordenando la movilización de
varios regimientos (nueve en total) con rumbo a La Paz, para escarmentar a los
golpistas.
La movilización del batallón de cadetes del Colegio Militar (Colmil) no fue
solo una orden militar, sino una cuestión de honor institucional: los cadetes
optaron por movilizarse a consecuencia de enterarse de que el golpe fue hecho
por los carabineros, sus enemigos a muerte, y que estaban dirigidos por el
traidor turco Seleme.
Recién en la tarde del 9 de abril empezaron los combates y por razones del
apagón de electricidad a la ciudad, el enfrentamiento se reactivó energéticamente
al día siguiente, el jueves 10 de abril de 1952. Los mineros de Milluni fueron
capturados por tropas del Regimiento Pérez Tercero de Infantería en la zona de
Achachicala, cuando avanzaban rumbo a la ciudad de La Paz. Su participación no
existió sino hasta el 11 de abril, cuando fueron liberados por los carabineros.
Ante la renuncia del general Seleme a la conducción del “Gobierno
Revolucionario”, se hizo cargo el doctor Hernán Siles Zuazo, el jueves 10 de
abril. Las tropas movilizadas de carabineros y policías detectives fueron
puestas a disposición del Comando Revolucionario de Carabineros, a órdenes de
Hugo Roberts Barragán, coronel de carabineros, César Aliaga y Wálter Valda,
quienes trazaron una nueva estrategia de combate, movilizando carabineros y
policías detectives a lugares donde se desarrollaba la refriega.
Cabe resaltar que el personal de carabineros y policías detectives estaba
instruido en combate urbano, instrucción que el Ejército no tenía, razón por la
cual capturaron el polvorín de Caiconi, con el uso de morteros. El Cuerpo de
Carabineros y Policías combatió fervientemente el 10 y 11 de abril de 1952,
cooperado por los voluntarios civiles y militantes del MNR. Su liderazgo fue
indiscutible.
El 11 de abril de 1952, el Comando Revolucionario de Carabineros aplicó el plan
“Tres Tenazas”, por el cual carabineros y policías detectives de distintas
unidades, tomaron la ciudad, atacando cualquier foco “contrarrevolucionario”.
Una primera columna descendió desde la tranca a los Yungas, plaza Arqueológica
(plaza Villarroel), río Orkojahuira hasta el Cuartel General. La segunda
columna reforzó el frente Universidad, Laikakota y Cuartel General. Finalmente,
la tercera columna marchó sobre el centro, San Jorge, Sopocachi, Llojeta y Alto
San Pedro.
Fue destacada su participación en la captura de regimientos militares en
Llojeta, Sopocachi, Cementerio, Base Aérea de El Alto de La Paz y la defensa
del Colmil por cadetes carabineros.
El Cuerpo de Carabineros y Policías tuvo una destacada participación, la que
poco a poco fue borrada por la historia oficial. Lo contradictorio es que
Bolivia, su Historia, Tomo VI, siga la misma línea de la “historia oficial”,
encasillando nuevamente al Cuerpo de Carabineros y Policías (con un sistema de
radio comunicaciones en toda la ciudad, con personal capacitado en lucha
urbana, con excombatientes y reservistas reenganchados y armamento superior al
Ejército) a solo un “apoyo” pasajero y sin ninguna trascendencia.
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