Foto: Carrasco Vencedor de la batalla de Canchas blancas.
Por Jorge V. Ordenes-Lavadenz / www.pensantacruz.org
He leído recientes artículos que dicen que las fuerzas
armadas de Bolivia solamente ganaron las batallas de Ingavi (1841) y Ñancahuazú
(1967). Claro que éstas se ganaron para gloria de las fuerzas armadas de
Bolivia, pero hubo otros triunfos a partir de 1825. Ni hablar de los triunfos
de altoperuanos y orientales de lo que vino a ser Bolivia entre 1810 y 1825,
desde Aroma en 1810 hasta La Tablada y Cachimayo en 1817. Sebastián Ramos fue
un cruceño que defendió con sus medios la frontera boliviana de los embistes
brasileños en los años 1830. Estos y otros allanaron el camino a sangre y fuego
que luego completaron Bolívar, Sucre y docenas de oficiales y tropa
colombianos, venezolanos, peruanos, argentinos, alemanes e irlandeses que
lucharon tanto por la Independencia como por Bolivia después de 1825.
Las FFAA de la Bolivia independiente estuvieron en la
Batalla de Yanacocha, 13 de agosto de 1835, entre Andrés de Santa Cruz,
presidente de Bolivia, y Agustín Gamarra de Perú, que ganó el boliviano en
parte porque la tropa indígena abandonó a Gamarra. Luego vino la batalla de
Socabaya, 7 de febrero de 1836, entre Andrés de Santa Cruz y el autoproclamado
Felipe S. Salaverry de Perú. Si bien hubo dos contingentes peruanos, la mayoría
fue tropa boliviana al mando de los oficiales Otto Felipe Braun, Guillermo
Miller y José Ballivián. El triunfo boliviano fue pleno sobre todo por las
decisiones de campo de Braun y Miller. Hubo cientos de bajas bolivianas. Santa
Cruz fusiló a Salaverry y otros oficiales. El biógrafo de Salaverry, Manuel
Bilbao, años después entrevistó a Santa Cruz en su destierro de Versalles quién
dijo que no debió haber ordenado fusilar a Salaverry.
El combate de Iruya, Salta, Argentina, 11 de junio de
1838, fue un triunfo del coronel boliviano Timoteo Raña que, bajo el mando del
general alemán al servicio de Bolivia, Otto Felipe Broun, neutralizó el empuje
de la división del coronel argentino Manuel Virto que, agotado, optó por la
retirada. El combate de Montenegro o de la cuesta de Coyambuyo, Bolivia, del 24
de junio de 1838, donde los soldados bolivianos, de 260 a 1900, al mando
de Otto Felipe Broun, después de
caminar 20 días por cerros y quebradas, cargaron sobre los 750-800 argentinos y
los derrotaron. Iruya y Montenegro fueron triunfos de las armas bolivianas.
El triunfo del Escuadrón de Caballería
“Francotiradores Vanguardia”, de 70 tupizeños, cotagaiteños y tarijeños, al
mando del coronel Rufino Carrasco (de Talima, Tupiza), en el combate de
Tambillo, el 6 de diciembre de 1879, fue categórico. El Escuadrón era de la V
División o “División Perdida” comandada por Narciso Campero Leyes que dicho sea
de paso nunca entró en acción por rarísima decisión del presidente Hilarión
Daza. Carrasco, enterado de la derrota de Jaime Hoyos y sus cuarenta
irregulares en Río Grande, con permiso entró en acción atravesando el difícil
paso de Tocopincha y tomar Chiuchiu el 25 de noviembre de 1879. El 6 de diciembre
Carrasco atacó a los chilenos en Tambillo, San Pedro de Atacama, y triunfó.
Pidió refuerzos a Campero que nunca llegaron. Se replegó a Potosí.
La batalla de Bahía, hoy Cobija, Pando, 11 de octubre
de 1902, entre los ejércitos de Bolivia y Brasil. fue un triunfo boliviano
porque si bien se perdió El Acre por falta de gente y medios, se defendió
Cobija de la invasión brasileña que ya había sido retada por esfuerzo propio de
Nicolás Suárez y sus trabajadores de barracas que habían sido
invadidas. Bruno Racua Chimay, paceño de Ixiamas y conocedor de lo que se
llamó el Territorio de Colonias, hoy Departamento Pando, tuvo un papel
determinante en el triunfo boliviano ya que con flechas incendiarias
desconcertó a los brasileños que optaron por retirar el sitio de Bahía quedando
la frontera en el río Acre que incluso hoy separa Cobija de Brasilea. Racua
Chimaya es oficialmente héroe nacional y urge reconocerlo una y mil veces como
tal… sobre todo en las salas de clase.
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