Por: Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo. / Oxigeno (https://www.oxigeno.bo/14678)
Un presidente es un ser humano y, por lo tanto, está expuesto a las mismas
tentaciones que los demás seres humanos. La diferencia entre uno y otros es
que, por el poder que ostenta, un Presidente puede tener lo que se le antoja
con más facilidad que los demás seres humanos.
La historia de la humanidad está plagada de casos de gobernantes involucrados
con mujeres que, generalmente, se enredaban con aquellos por los beneficios que
obtenían. Los ejemplos van desde Cleopatra y sus amoríos con Julio César y
Marco Antonio hasta Marilyn Monroe y sus romances con los Kennedy.
Bolivia no es la excepción. Por el contrario, el machismo y la misoginia que
imperan en nuestra sociedad dieron lugar a que varios presidentes aprovecharan
su poder para tener acceso a muchas mujeres, algunas incluso casadas.
El caso más representativo de mezcla de sexo y poder es el de Mariano Melgarejo
que pasó a la historia por un gobierno caracterizado por sus excesos, soberbia,
despotismo, violaciones a la ley y un alto grado de autoritarismo. Aunque
casado con Rosa Rojas, Melgarejo fue un mujeriego empedernido que, según se
dice, tuvo varios hijos ilegítimos. Entre sus muchas amantes se incluye a
Gertrudis Antezana, esposa de José María Achá.
Ignorante, promiscuo e impío, este hombre estaba convencido que había nacido
para gobernar Bolivia y hasta atribuía su fecha de nacimiento, que fue un
Domingo de Resurrección, a un designio divino. Decía que Dios lo había escogido
justo cuando resucitaba. Por ello, creía que él era el único que podía gobernar
el país y no tenía intenciones de dejar el poder. Tantos fueron sus excesos que
varios autores se ocuparon de ellos. Caudillista y rodeado de zalameros que lo
alentaban a hacer lo que hacía, Melgarejo creía que podía hacer cuanto se le
antoje y eso incluía tomar a cualquier mujer, sin importar su condición o edad.
Tuvo muchas mujeres y a casi todas las hacía espléndidos regalos para premiar
sus favores sexuales.
La amante más conocida que tuvo Melgarejo fue Juana Sánchez Campos, peruana y
hermana del capitán José Aurelio Sánchez quien había sido condenado a muerte
por actos de rebeldía. El tirano la conoció precisamente cuando ella, con
apenas 18 años, fue a verlo a rogar por su vida. Diversas versiones históricas
dicen que la muchachita tenía una belleza brutal y el Presidente se impactó
tanto con ella que no solo perdonó a su hermano sino que lo incorporó al
ejército boliviano en el que, gracias a los favores presidenciales, llegó hasta
el grado de general.
La relación de Melgarejo con Juana Sánchez fue tan pública como el súbito
enriquecimiento de la familia peruana. Por años, los Sánchez tuvieron
influencia y recibieron múltiples favores del gobierno hasta poco antes de la
caída de su protector.
Los excesos del presidente fueron tales que el pueblo boliviano no pudo más. En
1870 se levantó Potosí y, aunque Melgarejo aplastó la revuelta con violencia,
otras ciudades siguieron su ejemplo poco después. El 15 de enero de 1871 fue
derrocado por el pueblo paceño y tuvo que huir hacia Chile.
Cuando se enteró que su examante vivía en Lima fue a buscarla en secreto.
La ubicó en una lujosa vivienda y, al percatarse de ello, se alegró pensando
que podría recibir ayuda de aquella familia que tanto le debía. Golpeó a la
puerta y el que le abrió fue José Aurelio Sánchez, aquel a quien perdonó la
vida e hizo general del ejército boliviano. Preguntó por Juana e intentó entrar
pero el exgeneral le dio el mayor agradecimiento por sus favores: un
balazo.
---------------------------- EL “TATA” BELZU, UN PRESIDENTE CORNUDO
- MELGAREJO: MANDARE EN BOLIVIA HASTA QUE ME DÉ LA GANA, Y AL PRIMERO QUE ME QUIERA JUGAR, LO HAGO PATALEAR EN MEDIA PLAZA
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