DISPOSICIÓN PARA LA BATALLA
El ejército aliado desplegó sus posiciones en la meseta del
Intiorco en una línea de defensa de 2.500 m. con 4 reductos. La disposición de
los efectivos, de izquierda a derecha, era la siguiente:
Ala izquierda, al oeste, al mando del coronel boliviano
Eliodoro Camacho. La Artillería de Panizo se distribuyeron en 3 brigadas de
artillería y a falta de datos es muy probable que la composición del armamento
haya sido de la siguiente manera: La 1.ª Batería 3 Blackely de 4 libras y 1
ametralladora, comandada por el Sargento Mayor Manuel Carrera. La 2.ª. Batería
o sección de dos cañones de 12 libras y 1 ametralladora, comandada por el
Capitán Ricardo Ugarte y la 3.ª. Batería por otros 3 Blackely de 4 libras y 1
ametralladora, comandada por el Sargento Mayor José Manuel Ordóñez. Acompañaban
el Ala izquierda los batallones peruanos Zepita, Cazadores del Misti, Arica y
Pisagua. En la reserva estaban los batallones bolivianos Viedma, Tarija y
Sucre, los batallones peruanos Huáscar y Victoria, los escuadrones de
caballería bolivianos Coraceros, Escolta, Libres del sur, y Vanguardia de
Cochabamba.
Centro, al mando del coronel boliviano Miguel Castro Pinto,
un reducto con 2 ametralladoras y un cañón boliviano, los batallones bolivianos
Padilla, Chorolque, Grau y Loa y un reducto con 2 ametralladoras y un cañón
boliviano. En la reserva estaban los batallones peruanos Ayacucho y Arequipa.
Ala derecha, al este, al mando del contraalmirante peruano
Lizardo Montero, con los batallones peruanos Granaderos del Cusco y Lima, el
escuadrón boliviano Murillo y la artillería boliviana Krupp cerrando la línea
en un reducto. En la reserva estaban los batallones peruanos Provisional de
Lima y Cazadores del Rímac, la División Del Solar, la caballería peruana y los
batallones bolivianos Alianza o Colorados y Aroma.
Para atacar las posiciones aliadas el general Baquedano
dividió sus hombres en cinco divisiones, tres al frente (dirigidas
respectivamente por Amengual, Barceló y Barbosa). Se había acordado que la
división comandada por Amunátegui se estableciera a más o menos 3.000 metros de
la retaguardia y que la reserva (dirigida por Muñoz) se ubicara a 3.500 m
atrás. La artillería cubriría el avance de las tropas y la caballería estaría
atenta a cualquier necesidad en la que pudiera hacer falta. La artillería
estaba distribuida de oeste a este de la siguiente manera:
Batería Flores, 4 Krupp de campaña modelo 1879 de 75 mm y 2
ametralladoras Gatling.
Batería Villareal, 6 Krupp de campaña de 78,5 mm.
Batería Errázuriz, 5 Krupp de montaña de 60 mm.
Batería Sanfuentes, 6 cañones de bronce franceses de montaña
de 86,5 mm.
Batería Jarpa, 6 Krupp de campaña.
Batería Gómez, 4 Krupp de campaña y 2 ametralladoras
Nordenfeldt.
Batería Fontecilla, 6 Krupp de montaña
Las 2 primeras baterías estaban al mando del mayor Salvo,
las 2 siguientes al mando del mayor Fuentes, las 2 siguientes al mando del
mayor Frías y la última, acompañaba a la IV División.
INICIO DE LA BATALLA
A las 7:30 de la mañana se divisan ambos bandos y empiezan a
desarrollar sus líneas.
Las tropas chilenas iniciaron sus actividades hacia las 8 de
la mañana, ya a las 9 am se inició el bombardeo de la artillería chilena, lo
cual no tuvo el efecto esperado por las condiciones del terreno, pero ocasionó
mucho humo que impedía la visibilidad. La artillería aliada respondió el ataque
durante una hora con la 2.ª. Batería al mando de Eduardo Águila y la sección de
a 12 al mando de Ricardo Ugarte. A las 10 am se empieza a movilizar las fuerzas
chilenas. Panizo ordenó aumentar las distancias entre las Baterías para que
entrara en acción la 1.ª. Batería y romper los fuegos, lo que se hizo hasta las
11am.
La División chilena del coronel Amengual marchó sobre el
final de la extrema izquierda de línea del ejército aliado, bajo la errada
información de que ese sector estaba abandonado por el enemigo y no había
defensa. El coronel Amengual dispuso sus fuerzas de la siguiente manera: el
Valparaíso en formación de guerrilla, en primera línea el Navales y el primer
batallón del Regimiento "Esmeralda", más tarde 7.º de Línea, y en
segunda línea el segundo del Esmeralda, (cada regimiento se dividía en dos
batallones), el Chillán y una compañía de pontoneros.
El coronel boliviano Eliodoro Camacho notó que el ataque
principal era para desbordar la izquierda, por lo que envía a esa posición sus
reservas: los batallones bolivianos Viedma, Tarija y Sucre y tras estos, los
batallones peruanos Huáscar y Victoria, todos formando el llamado
"martillo". Camacho también ordenó que toda la artillería del coronel
Arnaldo Panizo se colocara en una altura a retaguardia de las fuerzas bolivianas.
Al mismo tiempo, Camacho solicitó refuerzos a Narciso Campero, que ordenó que
los batallones bolivianos Alianza o Colorados y Aroma pasaran de la reserva
derecha a la izquierda, al mismo tiempo que los batallones peruanos Ayacucho y
Arequipa se pusieron a la izquierda del Zepita.
El contacto fue alrededor de las 11 am, siendo sorprendidas
las tropas de Amengual por las aliadas que sí se encontraban ocupando sus
defensas. A partir de ese momento fueron seguidos por el batallón peruano
Victoria, el más numeroso del ejército aliado. El anciano coronel peruano
Jacinto Mendoza, jefe de la IV División peruana, fue muerto por una bala
enemiga mientras reorganizaba sus fuerzas El batallón peruano Huáscar reforzó
la línea que ocupaban los batallones bolivianos, repeliendo el ataque chileno.
La caballería peruana se movilizó a la izquierda.
El centro aliado es atacado por la División del coronel
Francisco Barceló, cuyas fuerzas estaban en una línea: el regimiento 2.º de
Línea a la izquierda, el regimiento Santiago al centro y el batallón Atacama a
la derecha, precedidas por sus compañías de guerrilla (es la última compañía de
cada batallón) y cuando el resto de la tropa estaba a 300 m de la línea de
guerrilla, ordenó hacer alto. Se detiene el Atacama y el Santiago, mientras el
2.º de Línea continuó su avance en dirección a la línea aliada.
DESARROLLO DE LA BATALLA
Cuando los batallones bolivanos Colorados y Aroma llegaron
al ala izquierda, Campero ordenó que hicieran fuego sobre las fuerzas aliadas
que huían, a fin de hacerles dar media vuelta. Pronto se ubicaron en la línea
de batalla y resistieron a las fuerzas chilenas de Amengual. En el centro, el
coronel Castro Pinto recibió el refuerzo de 2 Krupp bolivianos que fueron
colocados sobre la izquierda de su línea y de los batallones peruanos
Provisional de Lima y Cazadores del Rímac que eran la reserva del ala derecha.
Las divisiones chilenas llegaron a unos 80 metros de las
trincheras aliadas ya sin municiones, que había sido repartidas en cantidad
insuficiente. Las tropas de Amengual y de Barceló se mezclaron y comenzaron a
retroceder. Fue en ese momento, que el coronel Camacho ordena un contraataque
de conjunto con las divisiones peruanas de Cáceres y Suárez y toda la
infantería de Castro Pinto, que combatían a las fuerzas de Barceló.
"Mi batallón marchaba a vanguardia de toda la primera
división, seguido de Navales, Esmeralda y Chillán. Una vez llegados a la última
loma, diviso a los famosos Colorados. Sufrimos varias bajas, en la batalla
fuimos derrotados por haberle venido una gran reserva a los Colorados. Ya
nuestras fuerzas estaban diezmadas y casi agotadas las municiones. Valparaíso y
Navales andábamos todos reunidos después de la retirada, pero guiados por el
valor inimitable del bravo Coronel Urriola , pudimos reorganizarnos y atacar
con todo empeño".
Relato anónimo de un soldado del batallón Valparaíso,
inserto en "El Mercurio de Valparaíso" Nros. 15974-15975.
Es el momento más crítico de la batalla y debía inclinarse
por el bando aliado: las fuerzas chilenas, a campo descubierto, soportan el
fuego nutrido del enemigo y, luego, la carga de masas de infantería. La lucha
cuerpo a cuerpo es brutal y heroica por ambos bandos, pero las mayores bajas
las llevan los chilenos: sólo en el Atacama se pierde al Teniente Rafael
Torreblanca -quien clavara la bandera en Pisagua- y el propio Comandante
Martínez ve morir a sus dos hijos a metros de él.
Los batallones bolivanos Colorados y Aroma se lanzaron sobre
la izquierda. El Colorados llegó a tomar 2 Krupp de calibre mayor, 3 de menor,
una ametralladora, varios rifles, 3 banderolas y muchos prisioneros.
El batallón boliviano Padilla tomó muchos prisioneros y a
medida que avanzaba, junto con el peruano Arica y los bolivianos Chorolque y
Grau, tomaban armas de los caídos chilenos porque sus rifles se inutilizaban.
El comandante del Esmeralda, el teniente coronel chileno
Adolfo Holley, pidió que cargase la caballería chilena y obtiene pronta
respuesta de Lagos, quien ordena la carga y que un destacamento de caballería
transporte y distribuya municiones a la infantería que retrocede ante el avance
enemigo. El regimiento Granaderos a Caballo atacó sobre la izquierda, pero fue recibido
por los batallones bolivianos en formación de "cuadros". No hay
grandes resultados en términos de bajas, pero el objetivo básico se logra: al
formar en cuadro, la infantería aliada se detiene, separándose de la chilena y
dándole tiempo a recuperarse y reaprovisionarse de municiones. Las tropas del
Esmeralda -el más numeroso de esa División- se rehizo en las ondulaciones del
terreno, aunque la confusión hizo que jinetes chilenos sablearan a su propia
tropa para separarla del adversario.
Panizo ordenó a la 1.ª y 2.ª Batería cargaran su material
desfilando por la izquierda para ocupar una lomada ya que el lugar donde estaba
le hacía imposible hacer fuego porque las tropas aliadas estaban confundidas
con las chilenas.
En el tránsito de la orden la 2.ª batería, que ya sufría el
embate de nutrido fuego, perdió la mitad de su personal muriendo 6 mulas
conductoras cuyas cargas quedaron en el campo. Una vez dominada la altura por
la artillería fue imposible hacer fuego porque en esos instantes las tropas peruanas
estaban confundidas con las del enemigo. La 1.ª. Batería pasó similar situación
matando a la mayoría de su personal y animales de carga. La sesión de a
12" no pudo ser movido del lugar por ser muy pesadas y lograron efectuar 6
disparos hasta ser acribillados todo el personal de tropa.
Entonces el general Baquedano ordena que la III División, al
mando del coronel José Domingo Amunátegui, refuerce a las divisiones chilenas
en retroceso. Amunátegui ordena que el regimiento Artillería de Marina vaya sobre
la izquierda y los batallones Chacabuco y Coquimbo sobre el centro. Detrás de
estos marchaba la División Gran Reserva del coronel Francisco Muñoz-Bezanilla,
conformada por los tres Regimientos de Línea (1.º, 3.º y 4.º), que en el plan
original de Baquedano debían dar "el golpe de gracia" y que, a la
postre, no llegaron a entrar en combate.
FIN DE LA BATALLA
Los chilenos, reforzados por nuevas tropas y municiones,
emprenden un nuevo ataque.
La IV División del coronel Orozimbo Barbosa, emprende un
ataque a la derecha aliada, con el batallón Zapadores a la izquierda, el
regimiento Lautaro al centro y el batallón Cazadores del Desierto a la
izquierda. Montero moviliza a la línea su única reserva que le quedaba, la
División Del Solar. La División peruana de Dávila sale a enfrentarse a las
fuerzas chilenas, pero la superioridad numérica y la falta de refuerzos lo hace
retroceder. La batería chilena de Fontecilla se desplazó para atacar a los
aliados, media batería atacaba a las fuerzas y la otra mitad, a la batería
Krupp boliviana. la batería de Fontecilla llegó a estar a 400 m del reducto
derecho aliado. El regimiento Lautaro peleó tendido a tierra y por eso tuvo
pocas bajas.
"El fuego era tan nutrido que más bien parecía redoble
de tambores. Fueron entrando en combate como por la conversión a la derecha
Cuerpo por Cuerpo, hasta que nos tocó el turno. Apenas se rompió el fuego la
guerrilla en que yo iba, que estaba en este momento a retaguardia del Batallón,
nos corrimos a la izquierda para tomar el ala de éste... La derecha de los
cholos nos sobrepasó y como a la media hora entró por la izquierda de nosotros
el 20 batallón Lautaro, o si no los cholos nos habían tomado entre dos
fuegos... Los muertos a mi cálculo serán como de 5.000 de ambas partes".
Soldado chileno Abraham Quiroz. Carta del 14 de junio de
1880 a Luciano Quiroz.
En la izquierda, el avance chileno es arrollador. Los
batallones bolivianos Colorados y Aroma retroceden ante la superioridad
numérica y de potencia de fuego de los chilenos. El batallón peruano Huáscar
resiste el ataque de la artillería e infantería chilena y muere su jefe, el
coronel Belisario Barriga. El regimiento chileno Artillería de Marina llega a
las trincheras aliadas y encuentra abandonados 2 cañones de campaña y junto con
el Esmeralda y el Chillán, toman 2 cañones y 2 ametralladoras que arrastraban
los peruanos.
La artillería de Panizo hicieron grandes esfuerzos por
recuperar el material de artillería y al no poder hacerlo con la 1.ª., lograron
rescatar 3 piezas de la 2.ª. Batería ( 2 cañones, una ametralladora y el parque
correspondiente). Inmediatamente ordenó alrededor de las 3 pm se replegaran con
el personal que quedaba de artillería hacia el Alto de Lima.
El coronel Eliodoro Camacho estaba avanzando con las
Divisiones peruanas de Cáceres y Suárez, pero pronto muere a su lado el
teniente coronel peruano Julio MacLean, jefe del batallón Arica. En ese momento
también murieron los coroneles peruanos Carlos Llosa y Sebastián Luna, jefes de
los batallones Zepita y Cazadores del Misti respectivamente. El coronel
Belisario Suárez, jefe de la III División peruana, es herido en una pierna. El
coronel peruano Andrés Avelino Cáceres pierde dos de sus caballos y tuvo que
usar el del fallecido coronel Llosa.
El enemigo, fuertemente reforzado, volvía, en tanto, al
ataque. La lucha era tremenda. El fuego que se nos dirigía de todas partes
diezmaba mi división y la de Suárez, y hubo momentos en que estuvimos en un
tris de ser completamente envueltos, pues el resto de la línea no había
acompañado nuestro avances.
Parte de guerra del 26 de mayo de 1880. Andrés Avelino
Cáceres
Camacho cae herido y este incidente causa el desánimo de las
tropas. Como antes había sido herido el general Acosta, que también estaba en
el ala izquierda, Camacho es reemplazado por el coronel Ramón Gonzáles.
A las dos y media de la tarde caían los últimos reductos
aliados, cuyas unidades comenzaron la retirada. Los soldados chilenos al ver la
cantidad de compañeros muertos hundían sus fusiles hasta el guardamonte en los
cuerpos de los soldados aliados aventándolos después por los aires.Varios batallones,
como los Colorados de Bolivia y el Zepita del Perú defendieron sus posiciones
hasta caer el último hombre antes que rendirse. Junto al Colorados muere el
coronel Agustín López, edecán del general Campero.
Se pronunció una dispersión general en la izquierda aliada y
el general Campero toma un estandarte peruano y procura reunir a los dispersos,
pero luego le encarga el estandarte y esa misión a su edecán, el coronel
Exequiel de la Peña. La caballería aliada intenta reunir a los dispersos.
También muere el general Juan José Pérez, Jefe del Estado Mayor del Ejército
Aliado. El coronel Gregorio Albarracín con su escuadrón Flanqueadores de Tacna
protege la retirada de los batallones bolivianos de la izquierda.
En el centro, el batallón chileno Chacabuco apoya a los
restos del 2.º de línea y parte del Santiago. El Coquimbo apoya a parte del
Santiago y al Atacama y toman 2 cañones y 2 ametralladoras aliadas. Para ese
momento, la izquierda aliada ya había sido arrollada y la infantería y
artillería chilena forman un semi-círculo en la izquierda y centro aliados. En
el centro les hicieron frente la VI División al mando del coronel César
Canevaro y en esas circunstancias muere el coronel Víctor Fajardo, jefe del
Cazadores del Rímac.
En la derecha, el Zapadores ataca el reducto aliado que
cierra la línea, que es atacado también por la retaguardia por el Atacama y
parte del Santiago, tomando todos juntos el reducto con 4 cañones Krupp y una
ametralladora.
Campero se dirige a Pachía con los restos del ejército
aliado. Montero en segundo término lo sigue reuniendo a los dispersos. Cáceres
reúne a los últimos dispersos alrededor de la bandera peruana y se dirige a
Pachía.
El escuadrón Carabineros de Yungay n.º 1, al mando del
teniente coronel Bulnes, inicia la persecución a los aliados y toma 180
prisioneros.
Las tropas de la IV División, luego de tomar el campamento
aliado en la derecha continúan hasta las lomas del valle junto con el
regimiento 4.º de línea de la División de Reserva.
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