En 1833 Belzu contrajo matrimonio precisamente con la esclarecida escritora
Juana Manuela Gorriti, hija del militar y político argentino José Ignacio
Gorriti y doña Feliciana Zuviría, quienes emigraron a Bolivia huyendo de la
guerra civil argentina.
Florencia Durán de Lazo de la Vega dice que "Juana Manuela Gorriti
(1818-1892) perteneció a una familia argentina de la oligarquía terrateniente
con tradición en el ámbito social, económico y político. Su vida se desarrolló
en un contexto caracterizado por escasas oportunidades para la mujer; la
autoridad patriarcal, encarnada en la figura del padre y luego transferida al
marido, como el brazo ejecutivo del 'ideal social', determinaba papeles
definidos y limitados para la acción femenina".
El general Francisco Burdett O'Connor recuerda, por su parte, que por aquellos
años, en Tarija, se encontraban bajo sus órdenes, los tenientes Manuel Isidoro
Belzu y Manuel Laguna, quienes tuvieron un trágico fin tras ser figuras
relevantes en la historia de Bolivia.19 "El teniente Belzu puntualiza
O'Connor casó en Tarija con la hija del general Gorriti, doña Juana Manuela,
hoy una de la más notables escritoras de Sud América, y yo fui el padrino de
ese matrimonio".
Conviene mencionar que "durante la guerra civil argentina (1828-35)"
la familia Gorriti "se adhirió a la causa unitaria, siendo derrotada por
los ejércitos federales comandados por el general Facundo Quiroga. Como
consecuencia de este suceso se vieron obligados a emigrar a Bolivia, siéndoles
confiscados los bienes familiares. Recién llegados a Bolivia, los Gorriti se
instalaron en Tarija.
En 1832, en dicha ciudad Juana Manuela Gorriti conoció al joven militar del
ejército boliviano Manuel Isidoro Belzu, con quien se casó un año después, a
los catorce años. Con su esposo recorrió el territorio boliviano, llegando a
establecerse sucesivamente en Sucre, La Paz y Cochabamba, hasta que alrededor
del año 1840 doña Manuela tuvo que separarse de su marido desafiando los más
estrechos prejuicios y haciendo gala de una entereza a toda prueba marchó a
Lima con sus hijos, a rehacer su vida".
José Ignacio Gorriti acompañado de toda su familia se vio en la necesidad
imperativa de huir, en 1831, a Bolivia "donde murió desterrado y pobre,
pues toda su inmensa fortuna la había gastado para mantener a los ejércitos en
la guerra de la independencia de su patria",22 por lo que cuando advino en
territorio argentino la guerra intestina de 1828-1835, era ya un hombre de
escasos recursos, cuya situación económica se agravó ostensiblemente al tener
que emigrar de manera obligada a un país extraño, con pocos recursos económicos
o sin ellos, habida cuenta que le fue confiscado por los federales lo que
quedaba de sus propiedades.
De la unión matrimonial Belzu-Gorriti nacieron Edelmira (1833- ¿? ) y Mercedes
Belzu Gorriti (1835-1879). La primera casó con el militar boliviano Jorge Córdoba
(1822-1861) quien fue el primer presidente que recibió el gobierno en una
transición democrática en la historia del país, de manos del propio Belzu;
murió asesinado en las matanzas de Yañez(23 de octubre de 1861). La otra, fue
una de las primeras escritoras que tuvo Bolivia; gozó de mucho prestigio en su
tiempo, siguiendo la huella materna y quizá también la culta orientación del
padre; casó con José Vicente Dorado, quien ocupó importantes posiciones
diplomáticas en la administración Belzu, particularmente como representante a
las cortes europeas de Napoleón ni y fue autor de numerosos y significativos
estudios económicos.
"En los primeros años de su matrimonio según Tomás Molina Céspedes el
hogar de Belzu fue feliz. Fue un nido de pensamientos altos y pensamientos
nobles. Juana Manuela Gorriti, mujer extraordinariamente inteligente, de amplia
cultura y literata famosa de su época se dice que puso en contacto a su esposo
con la obra de los pensadores Rousseau y Montesquieu, Pierre Proudhon, Charles
Fourier y hasta de Marx yEngels".
Belzu, formado inicialmente por los padres franciscanos, según narra Florencia
Durán "sabía de memoria la vida de San Francisco de Asís, paladín de la
justicia, la libertad, la valentía y la audacia. Como su santo patrono, amaba
lo lindo y lo claro, y como sus escritores preferidos [Jean-Jacques] Rousseau y
[Charles Louis de Secondat] Montesquieu creía en la bondad como característica
natural del hombre y la corrupción de la naturaleza humana por la civilización
y la propiedad./ Había leído a los socialistas utópicos, [Jacques Pierre]
Brissot de Warville (1754-93), acudiendo como fuente para sus discursos a los
escritos de Pierre J. Proudhon (1809-65) y Charles Fourier (1772-1837)".
Sobre su vida conyugal con Belzu, la escritora argentina es muy discreta, y
sólo se limita a decir en la breve
semblanza biográfica que escribió sobre el líder carismático de las masas
populares con mucha
moderación: "demasiado jóvenes ambos esposos, no supieron comprender sus
cualidades ni soportar sus defectos; y aquellas dos existencias se separaron
para no volver a reunirse sino en la hora suprema al borde del sepulcro..
".
Sin embargo "muchos años después, incluyó una serie de memorias de estos
días en su colección Misceláneas; recuerda cómo era vivir en pueblitos
bolivianos, donde los soldados jóvenes y sus mujeres se divertían
(escandalosamente, se decía), con fiestas, apuestas, charlas y juegos. En los
altos círculos sociales bolivianos, se hablaba mucho de la conducta poco decorosa
de los cónyuges: se decía que Belzu tenía muchas amantes, y que su esposa se
comportaba con poca seriedad y que era muy amiga del entonces presidente
Ballivián.. ".
Fue así que el matrimonio Belzu-Gorriti se rompió abruptamente. Manuel Isidoro
mantuvo una vida metódica y moderada, sin escándalos y lejos de los vicios que
caracterizaban a la soldadesca de la época, consagrada más bien al cuidado y
atención de sus dos hijas; Juana Manuela, en cambio, emprendió valientemente
una nueva vida marcada por nuevos amores con todas las dificultades que ello
traía consigo en una sociedad de las características de la americana, en
general, de la decimonónica centuria.
"A pesar de todo sostiene, por su parte, la periodista e historiadora
Analía Efrón en su breve biografía de la notable escritora argentina, hubo un
aspecto en sus vidas en el que Juana Manuela y Belzu siempre coincidieron y que
talvez fuera la columna que sostuvo la rectitud y el respeto que imperaron en
sus relaciones tanto mientras estuvieron casados como después de separarse. Los
dos estuvieron siempre del mismo lado de la barricada, un hecho muy
significativo de esos tiempos de revolución y guerra".
Es importante también tener presente para el análisis que "Juana Manuela como
afirma la historiadora Florencia Durán no fue precisamente una seguidora de las
ideas de las Carmelitas Descalzas. Los cientos de noches que pasó al lado de
Manuel Isidoro, las características de su corto noviazgo, el hecho de haber
primado su voluntad (espíritu rebelde) de casarse con un plebeyo frente a la
censura social y familiar que le exigía mirar más alto, han tenido que dar a su
relación sexual matices de pasión desbordante".
Juana Manuela Gorriti fue una mujer rebelde, que se enfrentó abiertamente con
el ejemplo de su vida a los convencionalismos de su época y una de las primeras
feministas americanas. No era, pues, una mujer para estar en el hogar y criar a
los hijos como mandaba el modelo femenino de la época. Sus aspiraciones
superaban ese limitado y estrecho horizonte.
Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que el matrimonio duró muy poco, dada la
fogosidad de sus temperamentos y la demostrada inexperiencia de los jóvenes
esposos, a lo que se sumó, según versión generalizada de nuestros
historiadores, un presunto romance con José Ballivián, que habría sido el
detonante que puso fin a la relación matrimonial, y hay quienes llegan al
extremo de afirmar que también ese fue el origen de la actividad política de
Belzu.
Por: Ramiro Duchén Condarco - Periodista e investigador / Revistas Bolivianas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario