Por: Rafael Archondo - Periodista / Este artículo fue
publicado en el periódico Pagina 7 el 3 de agosto de 2014.
La prensa en general se desató también contra Villarroel,
porque esta ba en manos de los potentados mineros que se sentían afectados por
la política de Paz Estenssoro, que era quien manejaba la política hacendaria de
ese gobierno. (Mariano Baptista).
Mariano Baptista Gumucio era un escolar cuando presenció
esos hechos aquel 21 de julio de 1946. Pablo Michel no había nacido, pero
apenas se enteró de lo ocurrido, no ha dejado de leer sobre estos hechos.
Ambos intelectuales compartieron una mesa para conversar
sobre la muerte, en pleno Palacio de Gobierno, del entonces presidente
Gualberto Villarroel. Esta conversación ayuda a entender lo ocurrido con quien
Augusto Céspedes inmortalizó como "El Presidente mártir”.
P: Mariano, ¿usted fue testigo directo del colgamiento?
MBG: Sí, estuve presente, pero era muy niño.
P: ¿Fue Villarroel un mártir?
MBG: Creo que Augusto Céspedes, a quien considero un
entrañable amigo y maestro, era un hombre sumamente tendencioso, muy militante.
Él entendía la historia como una pasión política y obviamente había sufrido en
persona los embates de la caída de Villarroel. Después del derrocamiento, se
quedó seis años refugiado en Argentina.
Todo esto viene a cuento, porque el libro de Augusto
Céspedes (El Presidente mártir) en realidad es una respuesta a un largo
artículo de Tristán Marof, que era viejo enemigo de ellos. Entonces Marof
describe los hechos también de forma muy tendenciosa y hasta maligna, diríamos.
Tampoco fue el único. La prensa en general se desató también contra Villarroel,
porque estaba en manos de los potentados mineros que se sentían afectados por
la política de Paz Estensoro, que era quien manejaba la política hacendaria de
ese gobierno. Todo esto me lleva a pensar que la visión de Augusto Céspedes no
era objetiva.
P: ¿Es decir que Villarroel fue de alguna manera
corresponsable de su caída?
MBG: Habría que incorporar acá las repercusiones de los
fusilamientos de noviembre de 1944, que sacudieron al país, como no había
ocurrido desde la época de las matanzas de Yáñez que se produjeron en el
gobierno de Achá, un siglo antes. Nunca el país se había visto tan conmovido
por un hecho político que además era muy injusto, porque todo esto tenía su
origen en una ideología muy totalitaria y radical del grupo de oficiales que
fundaron Razón de Patria (Radepa) en una prisión de Paraguay. A raíz de estos
fusilamientos había un odio terrible en la población contra Villarroel y el
hombre ya estaba condenado por la opinión pública, eso a pesar de no haber
ordenado él esos fusilamientos.
P: Le hicieron pagar a él los crímenes de Radepa…
MBG: Radepa era una logia semi secreta. Si la vida me da el
tiempo necesario, me gustaría sacar un libro que se llame Jano en los Andes,
que es la historia de este grupo de oficiales que pelearon en el Chaco y
volvieron a Bolivia con una ideología totalitaria en la que se señalaba que
había culpables específicos del desastre en Bolivia y que a ésos había que
eliminarlos. Ésa era la idea, lavar las afrentas con sangre.
PM: En realidad es una paradoja que haya sido a Villarroel a
quien justamente le haya pasado esto. Siempre se habla del "presidente
inmolado” y se tiende a fijar sus virtudes, mientras se olvidan los defectos.
En el caso de Villarroel, uno ve que era un hombre muy inteligente, que había
sido el primero de su curso en el Colegio Militar. Eso le daba a él un
liderazgo genuino y natural.
Villarroel era un hombre que manejaba muy bien las
matemáticas. Estaba encargado de claves en la Guerra del Chaco. Radepa, en
cambio, es un grupo de oficiales muy ligados a la convulsión que va a llevar
finalmente a la Revolución del 52. Esta violencia que se vive es producto de la
guerra, porque una cosa es hacer una revolución cuando no le has disparado a
nadie y otra cuando estás volviendo de una guerra. Creo que si no hubiera
habido la Guerra del Chaco, no hubieran sucedido estos tremendos movimientos.
P: ¿Los fusilamientos de noviembre son un detonante?
PM: Sí. Se fusiló a personajes importantes, connotados,
muchas lumbreras y se tiran los cuerpos al barranco en Chuspipata. Y lo que
llama la atención es que luego se hace una apología de esto porque empiezan a
salir publicaciones elogiando las muertes. Es una época de terror la que se
empieza a vivir en la población, muy similar a la que se había dado en Alemania
en la época de Hitler y la Gestapo. Entonces, claro, salvando las distancias y
la comparación, dos años antes de su inmolación, Villarroel ya está cubierto
con lo que se llama la "campana de cristal”, es decir, el entorno que no
le deja ver lo que está pasando.
P: ¿Quiénes son los responsables del derrocamiento?
PM: Se habló mucho de la llamada rosca minero-feudal, pero
en ese momento la gente no sabía quién iba a ser el nuevo presidente. El tema
del colgamiento de Villarroel tuvo también algunos ingredientes económicos. No
podemos olvidar la negativa del ministro de Villarroel, que era el doctor
Víctor Paz Estenssoro, por esa alianza que había habido con el MNR, a conceder
un aumento salarial para los maestros. Y no es que no había plata, él quería
hacer el aumento en la próxima gestión de gobierno, o sea el año siguiente. Ése
es el detonante de junio a julio. Luego se produce la muerte de un estudiante
de la Escuela Pedro Domingo Murillo. Hay mucha violencia.
MBG: Como digo, Jano tiene dos caras. Había una cara
positiva en el gobierno de Villarroel y en la propia Radepa. Esos oficiales se
dieron cuenta de que Bolivia no iba a triunfar nunca militarmente con una masa
indígena excluida de la vida social del país. Entonces tenían en la mente la
idea de que había que redimir al indígena y por eso organizaron el Primer
Congreso Indigenal. Por su parte, Germán Monroy Block, uno de los ministros,
creó la Federación de Mineros y Lechín tuvo ahí una actuación importante porque
fue nombrado su prefecto en Uncía. Entonces había una política social
importante y del congreso indigenal salió la abolición del pongueaje, que en
verdad no se cumplió, sino hasta después del 52. Sin embargo ya había una
conciencia entre los campesinos acerca de estas demandas. Incluso se temía que
a la muerte de Villarroel, los campesinos iban a organizar un cerco a La Paz y
la gente vivía pendiente de una marcha minera sobre la ciudad. Entonces esos
sectores fueron capturados ideológica y sentimentalmente por el MNR.
P. De modo que fueron los sectores urbanos de clase media,
estudiantes, maestros… los que tumbaron a Villarroel…
PM: Fue la brutalidad del Gobierno, los hechos de sangre,
eso fue lo que hizo que el pueblo se dé la vuelta e inicie todo esto. Había
tanta tensión que creo que por una única vez en la historia de La Paz, que yo
sepa, se suspendieron los festejos del 16 de julio. Había muchas personas que
andaban con revólveres. Es gente que veía alguna manifestación y empezaba a
disparar a mansalva. Entonces hay una necesidad de generar una
convulsión.
Yo me ponía a pensar y haciendo cotejo de cifras ahora, se
podría decir que ha sido mucho más sangriento el colgamiento, o sea los hechos
del 21 de julio, que tal vez el mismo 52. Hay, por ejemplo, una publicación en
Uruguay que sacó una separata internacional con unas 70 fotografías
terriblemente duras.
P: ¿Es verdad que Villarroel se quedó solo?, ¿es cierto que
fue traicionado por el MNR, por sus colaboradores?
MBG: Alfonso Finot escribió un folleto contra Paz Estenssoro
acusándolo de traición. La verdad es que los teléfonos de La Paz se manejaban
desde una oficina anexa a la Alcaldía: el edificio Burgaleta. Entonces el
alcalde sí podía ordenar que se suspendiera el servicio. No se sabe bien. Lo
cierto es que Paz Estenssoro ya no estaba en el gabinete. Ésa fue otra de las
consecuencias de las presiones sobre Villarroel a quien le decían "Aquí
los malos son los movimientistas”. Les hicieron una muy mala imagen y tuvieron
que irse. El más interesado en ello era el grupo militar que quería quedarse
con el gabinete completo.
Entonces la salida del MNR debilitó al régimen, porque los
movimientistas ya se encogieron de hombros y como decía Pablo, la caída de
Villarroel fue tan hasta cierto punto inesperada, porque no se sabía quién
debía heredarlo.
PM: Un dato interesante es que mientras se narraba por la
radio lo que estaba pasando aquel domingo, la familia del presidente Villarroel
estaba escuchando a una cuadra, en la esquina de la plaza Murillo. Ellos
estaban alojados ahí, y escuchaban lo que pasaba. Es realmente de terror pensar
en qué habrá sentido la familia al enterarse de todo eso.
P: ¿Por qué Villarroel se queda en el Palacio?, ¿por qué no
huye?
MBG: Quizás por vacilante o porque pensó que era su deber
permanecer. Yo he tenido un amigo que fue funcionario civil del Palacio en esa
época y me contaba todas las indecisiones que tenían. Villarroel siempre creyó
que a último momento algún sector del Ejército lo iba a salvar y había mucha
gente que lo presionaba para que no se vaya. Su salida hubiera sido ir a El
Alto y tomar un avión militar, pero se le fueron yendo las horas en las
discusiones. No hubo soledad en Villarroel, no estaba solo. Siempre había un
grupo calentándole una oreja o la otra y el hombre no sabía. Además, en medio
había alcohol, porque esas cosas no se sostienen con agua pura. Entonces se
tomaba whisky y la visión de las cosas se distorsionaba también. Así que el
minuto fatal llegó a las 11 de la mañana, hora en que se tomó el Palacio con un
tanque que se pasó al otro lado y abrió la puerta.
P: El Ejército estaba dividido.
MBG: Muy dividido.
PM: Hubo una gran reunión que se dio el 20, o sea el sábado.
Era una reunión ya sin el MNR. Ya es un gabinete netamente militar. Esta
reunión es muy interesante, porque los asistentes le dicen: "Señor
Presidente, no lo vamos a abandonar”. Hubo muchos adjetivos, insultos.
MBG: Toman a uno preso, también.
PM: Claro, y se apuntan con pistolas, es toda una psicosis.
P: Y en esta reunión se decide sostener a Villarroel.
PM: Pero hay algunos que se dan la vuelta, hay confusión.
MBG: Varios de los asistentes encontraron un recurso muy
interesante para zafarse. Le dijeron a Villarroel: "Vamos a consolidar
nuestra autoridad en tal regimiento, en tal cuartel. Nuestra presencia allá es
indispensable para que el Gobierno subsista” y Villarroel los dejaba ir.
P: Pero no se iban a defender a Villarroel.
MBG: No, se iban a sus casas.
PM: Hay una cosa también interesante, ese año cayó una
nevada. Los agoreros decían: "Este manto blanco va a ser el sudario del
candelero”. A Villarroel le decían candelero, porque supuestamente era hijo de
sacerdote, ése era su apodo.
MBG: Y hay un elemento curioso. Un grupo del MNR, presidido
por Zuazo Cuenca, que era un hombre violento, se fue a tomar varios tragos y
fueron a apedrear la universidad. Un gesto estúpido, provocador que le sirvió
de maravilla a la oposición. Les cayó como anillo al dedo.
PM: Era el 16 de julio en la noche, saliendo del Club de La
Paz. Al día siguiente llegan los estudiantes, ya el 17, y ven el frontis
apedreado y ahí es cuando se suma la universidad.
P: ¿Cómo se produce la toma del Palacio?
MBG: Yo creo que era antes del mediodía del 21. Ya había el
ataque frontal al Palacio, adentro había una gran confusión. Entonces
Villarroel baja de su despacho y entra a una oficina que le gustaba mucho,
porque tenía ahí un pizarrón para explicar temas sociales y económicos.
Entonces se refugia en un ropero de esa oficina y se encierra dentro. Entra la
masa. Alguien quizás lo vio entrar ahí y le dispara una ráfaga de metralleta
que le cruza el pecho.
P: Estando él dentro del ropero.
MBG: Dentro del ropero. Abren y cae el cadáver como con una
bandera de balas en el pecho y ahí lo profanan, lo llevan al segundo piso y lo
tiran del balcón hacia la calle Ayacucho.
PM: Y con tan mala suerte que cae sobre un tanque que estaba
ahí abajo y se parte el cráneo, pero, bueno, ya estaba muerto antes. Y de ahí
lo llevan al farol.
P: Para colgarlo.
PM: Claro y llega casi desnudo al farol.
MBG: Ahora, ¿por qué sucede que lo cuelgan si ya estaba
muerto? Ése es un gesto de barbarie que no se había dado nunca en la historia
de Bolivia y la cuestión no surge en el país. Unas semanas antes, en los cines,
un noticiero había dado a conocer la muerte de Benito Mussolini. Y el
colgamiento de Mussolini era por los pies. Le amarraron las piernas. De ahí tomaron
la idea algunos de los exaltados, la idea de colgar a Villarroel.
P: O sea imaginando que están colgando al Mussolini
boliviano.
PM: Exactamente. Los psicólogos usan el término de la ley de
las imitaciones. En esa época, antes de exhibir una película, se difundían
noticieros. Entonces ponen el noticiero y ahí están los aliados liberando a
Italia. Y aparte de la calvicie, había elementos muy parecidos entre Mussolini
y Gualberto Villarroel. Esas cosas se dan en esos momentos de locura, porque es
un pueblo que no piensa, que no razona, simplemente se deja llevar.
P: ¿Qué se hizo con el cadáver?
MBG: Hay una novela de Enrique Rocha Monroy, que es un gran
narrador y que vivió estos hechos muy de cerca durante su niñez.
PM: El rostro de la Furia.
MGB: Sí. Él tiene una tesis muy extraña, que no sé si será
cierta, y dice que cuando la familia pide al cuerpo diplomático que recupere el
cadáver de la plaza; lo hacen algunos jóvenes funcionarios de las embajadas o
le llevan a la morgue. Y ahí los agregados militares, según Enrique Rocha, le
habrían puesto varias monedas extranjeras al muslo de Villarroel para poder
identificar sus restos. De ahí ya fue trasladado al cementerio.
PM: Nadie quería salir de sus casas para ir al entierro.
Había mujeres del pueblo que rasgaban con ganchos al cadáver, y cuentan que
había una señora que horas antes estaba haciendo eso de descarnar el cuerpo,
pero luego llegan las cinco, se pone a llorar y lo tapa. Es una cosa muy
escabrosa.
P: El sentimiento de culpa tal vez.
PM: De locura, de barbarie. Los periódicos de la época,
periódicos franceses, decían "Bolivia es un país donde una horda de
criminales cuelga a su Presidente como se hacía aquí en el siglo XIX”,
refiriéndose a la Revolución francesa.
MBG: Para concluir, porque creo que estamos terminando: en
el Senado de Chile, Pablo Neruda toma la palabra. Primero se regocija con la
muerte de Villarroel y luego hace un homenaje a los que han tomado el Palacio.
PM: Paradójicamente ésos son los símbolos del MNR. Tanto
Germán Busch como Villarroel. Alguna gente cantaba aquel estribillo de la
canción: "Viva el Movimiento, gloria a Villarroel, a Paz Estenssoro le
espera el cordel”. Era el fantasma de Villarroel.
MGB: Y eso da motivo quizá para otro programa: ¿Por qué el
MNR se ensañó tanto con la oposición surgida después del 52? Era por la idea de
Paz Estenssoro, de no morir como Villarroel.
Y con tan mala suerte que cae sobre un tanque que estaba ahí
abajo y se parte el cráneo, pero, bueno, ya estaba muerto antes. Y de ahí lo
llevan al farol. (Pablo Michel).
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