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DE LA GRAN HISTORIA DE AMÉRICA: EL PROYECTO HITLERIANO PARA LA POLONIZACIÓN DE BOLIVIA

Por: Julio Rodriguez Rivas / Este articulo apareció publicado en el periódico El Diario el 7 de Mayo de 2013.

En la historia de Bolivia se ha conocido, más de una vez, las tentativas de concretar la “polonización” de Bolivia, a manos de vecinos codiciosos. Larga sería la tarea de revisar y comentar las alternativas de esas proposiciones, pero entre ellas, conocemos recién una de las más arbitrarias y pintorescas, la que propuso el nazismo hitleriano al iniciarse la II Guerra Mundial.
Entre los documentos obtenidos por los servicios de espionaje angloamericano durante dicha guerra, antes del ingreso de los Estados Unidos en la contienda y cuando las acciones bélicas favorecían decisivamente, las ambiciones nazis, se consiguió un mapa de Sud América, que merece ser comentado.
Dicho mapa ha sido publicado, junto con muchos otros documentos gráficos, en el notable libro titulado “A Man called intrepid”, de William Stevenson, narración auténtica de las operaciones de inteligencia de los anglosajones en la II Guerra Mundial y donde se puede leer por primera vez circunstancias y aconte-cimientos que hasta hoy habían permanecido en secreto.
En ese libro aparecen las siguientes sugestivas líneas:
“El 27 de octubre de 1941, el Presidente Roosvelt manifestó un discurso

“. . .Hitler con frecuencia ha hecho protestas de que sus planes de conquista no se extendían a través del Océano Atlántico. . . Tengo en mi poder un mapa secreto, hecho en Alemania por el gobierno de Hitler, por sus planificadores del Nuevo Orden Mundial. . . Es un mapa de Sud América tal como se proponían reorganizarla. . . Hoy día en esa área hay 14 países distintos. . . Los expertos geo-gráficos de Berlín, sin embargo, han obliterado cruelmente todas las líneas fronterizas existentes, poniendo todo el Continente bajo su dominio. . . Ese mapa muestra claramente los designios nazis no sólo contra Sud América, sino contra los Estados Unidos. . .”
“El mapa muestra el Continente dividido en cuatro grandes regiones bajo gobierno alemán y una colonia alemana. La estrategia del Eje consistía en destruir una de las pocas reservas restantes de la fuerza económica inglesa provocando en los países sudamerica-nos revoluciones pronazis o favorables al Eje. Stephenson (el jefe de operaciones de inteligencia anglo-americana), contaba: “El botín en petróleo y otras materias primas parecía enorme, los Estados Unidos constituían el objetivo final”.
“El senador norteamericano Wheeler descubrió que la mapa había sido entregado a Roosevelt por Stephenson. Como anteriormente había sospecha-do la fabricación de documentos para derrumbar los enemigos de Inglaterra. . . manifestó a sus amigos que el mapa alemán era una falsificación”.
“En realidad el mapa fue capturado de un correo alemán por agentes británi-cos que organizaban núcleos de resistencia anti-nazi en los sitios donde predominaba la influencia enemiga en Sud América. Un ex-attaché de la Emba-jada Alemana en la Argentina, Gottfried Sandestede, hizo una copia del original que se hallaba en posesión del embajador. Ordinariamente, detalles de este proyecto no habrían sido trasmitidos, pero en este caso, debido a que se pensó necesario suprimir cualquiera duda sobre la auten-ticidad del mapa Roosevelt fue informado. Este hecho tuvo desafortunados resultados para Sandestede. Su identi-dad como fuente de la información llegó a conocimiento de los Agentes de la Gestapo germana en Buenos Aires, que asesinaron a Sandestede en uno de los muchos “accidentes” que marcaban la secreta batalla”.
En esos días era intensa la actividad de los agentes y simpatizantes del Eje en Sud América, localizados particularmente en el Brasil, la Argentina, Chile y Colombia. Para los designios que tenían la revelación del mapa fue un golpe muy serio. En efecto el conocimiento de ese documento tuvo gran repercusión sobre las decisiones que adoptaron altos personajes norteamerica-nos todavía renuentes a participar en el conflicto ayudando a Inglaterra.
Puede observarse en el mapa los cuatro grandes países del gobierno alemán: Bra-sil, Argentina, Chile y la Nueva España. Así mismo ilustra la desaparición de Bolivia “polonizada” por sus vecinos germaniza-dos; la absorción del Paraguay y del Uru-guay en la Argentina, la del Perú por Chile y la formación de un solo estado, la Nueva España, con Venezuela, Colombia, Ecua-dor y Panamá.
La repartición de Bolivia en sui-géneris: los departamentos de La Paz, Pando, Beni y partes de Cochabamba y Santa Cruz, se incorporaban al Brasil, incluyendo las ciu-dades de La Paz y Cochabamba y por supuesto Trinidad, Tarija, Potosí en gran parte, Chuquisaca y buena parte de Santa Cruz, pasando a formar parte de la Argenti-na, incluyendo las ciudades de Tarija, Potosí y Sucre. El departamento de Oruro y grandes trozos de Potosí, Cochabamba y Santa Cruz formaban parte de Chile, inclu-yendo las ciudades de Oruro y Santa Cruz.
Queda todavía una nota intrigante y cu-riosa. El reparto concedía a la Argentina una gran parte del Altiplano boliviano, des-de Uyuni hacia el sur, pero al mismo tiempo cortaba el territorio chileno con un corredor a todo lo largo de la vía férrea entre la frontera “argentino-chilena” y Antofagasta.
De ese modo se daba sa-lida directamente al Pacífi-co a las actividades co-merciales de una nación atlántica y especialmente del norte argentino y a las riquezas del altiplano y la cordillera “argentinas”, ex bolivianas.
Este mapa, aleccionador y quemante, despierta hon-das meditaciones. Muestra el destino que nos habría cabido con otros cursos de la historia” – que estuvieron a punto de ocurrir – y que, todavía pueden acontecer se llegaran a dominar los intereses totalitarios del mundo, cualquiera que fuesen los “ismos” con que se dominen.
Es también impresionante, que en medio de esas absurdas repartijas, se hubiese manifestado el “imperativo económico” que traduce el corredor que abre las puertas de las riquezas bolivianas hacia el Pacífico.
Finalmente, cabe hacer notar la inmensa diferencia entre los proyectos de los ale-manes nazis y las nobles aportaciones culturales y prácticas que hicieron a Bolivia tantos otros miembros que en diversas oportunidades llegaron de la gran nación alemana incontaminados con el virus hitleriano.

EL DIARIO, 18 de septiembre de 1977.

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