Por Víctor Hugo Rodríguez Torrez / Publicado en el periódico
El Diario, el 7 de Diciembre de 2014.
Mientras el 28 de septiembre de 1964, en Cochabamba, el
presidente de Francia y Héroe de la Resistencia, Gral. Charles de Gaulle,
saludaba a Bolivia “de todo corazón” acogiendo nuestra causa marítima,
arreciaba el golpe coaligado.
El 4 de noviembre de 1964, el autor desempeñaba sus primeros
escarceos de periodismo en el Decano de la Prensa Nacional. En la sangrienta
jornada, la Meseta de Laikakota, milicianos y casamatas fueron barridos por los
Mustang P-51”Tiburones” y la Plaza Murillo también teñida. Los temerarios
periodistas y reporteros gráficos de EL DIARIO (acallado en aquel momento por
el bloqueo a sus instalaciones por la prepotencia sindical de los voceadores de
la época); de otros matutinos y aquellos de radioemisoras –no había televisión
en Bolivia- fueron recogidas las escenas mortíferas sembradas por la ocupación
militar. Fue la extinción del Proyecto Nacional.
No obstante el tiempo transcurrido, su espíritu, empero,
pervive en las transformaciones estructuradas a partir de 1952, a pesar del
neoliberalismo contemporáneo con carta de ciudadanía e inductor de la
crispación social.
El golpe militar encabezado por los generales René
Barrientos Ortuño (RBO) y Alfredo Ovando Candia (AOC), jerarcas de la célula
militar del MNR, al que se plegaron antagónicos como FSB y el Partido
Comunista; APB, MNRI, PRA, PRIN, PIR, PURS, PSD, PDC, POR, FLIN, UCN, Partido
Liberal; COB, universidades, magisterio, mineros, choferes e Iglesia
“mediadora”, como fuerzas y expresiones opositoras de entonces –todos contra
Paz Estenssoro-, no sólo “tumbó” a aquel gobierno constitucional, sino que
lapidó a la Revolución Nacional. Tras ser utilizados por los alzados, sus
dirigentes principalmente fueron sañudamente perseguidos, apresados y
exiliados. Hubo desaparecidos.
Abstrayéndose del 2 de agosto de 1953, el campesinado,
¡cuándo no!, también “se dio la vuelta”, automatizándose el Pacto
Militar-Campesino.
* * *
A cincuenta años de la denominada “traición del 4 de
noviembre” por la “Revolución Restauradora” que aun gravita como nefando
capítulo del trajín político, social y golpista, entendida popularmente como la
mayúscula conspiración de nuestra historia y que entre efectos funestamente
perniciosos, instaló a las dictaduras militares, suprimió a la democracia y
libertades en Bolivia, experiencia traumática durante 18 años –toda una
generación.
REVUELTA
La revuelta fue inspirada no por el pueblo –que me apoyaba a
mí y al gobierno- sino por un hombre con la obsesión de ser presidente.
Él es el general René Barrientos Ortuño, quien fue elegido
Vicepresidente en mayo pasado cuando yo fui elegido presidente.
Barrientos me engañó, y engañó a mi pueblo. Se presentó como
mi acompañante de fórmula, como un miembro del MNR.
Los hechos que condujeron a mi derrocamiento comenzaron hace
pocas semanas. Grupos pequeños pero extremadamente activos crearon un clima
artificial de tensión política, usando todas las tácticas en su poder. Pero el
gobierno los mantuvo bajo control.
Barrientos protestó contra el uso de soldados en Oruro para
ayudar a la Policía a reprimir desórdenes.
YO SOSPECHABA
Cuando Barrientos fue amonestado por el Ministro de Defensa,
general Luis Rodríguez Bidegaín por su interferencia, los oficiales compañeros
de Barrientos en Cochabamba le prestaron su apoyo. Para entonces yo sospechaba,
que estaba seriamente organizando apoyo entre los comandantes de la guarnición
para derrocarme.
La semana anterior a su triunfo llamé al Comandante en Jefe
general Alfredo Ovando Candia, cuyo nombre yo respetaba, y a jefes de las
fuerzas del ejército, del aire y fluviales.
Ovando me aseguró que las fuerzas armadas me apoyaban
sólidamente y seguirían adelante en su juramento de defender al gobierno
constitucional. Le pregunté si era cierto que se estaba desatando un golpe
militar. Me aseguró que yo estaba equivocado.
Más tarde, Barrientos Ortuño vino a La Paz desde Cochabamba,
donde residía y me dijo: “usted puede confiar en mi apoyo”. Contribuyó a
disipar mis temores.
2 DE NOVIEMBRE
El siguiente acontecimiento importante se desarrolló el
lunes 2 de noviembre poco después de la media noche, el general Eduardo Rivas
Ugalde, Secretario General del MNR, informó a Ovando, que algo sospechoso se
tramaba en el Cuartel General del Ejército.
Ovando trató de telefonear para investigar, pero los
teléfonos del Comando General no contestaban. Tomó su auto y se fue al cuartel.
Al no regresar en tiempo prudencial, el general Rivas
Ugalde, le pidió al general Hugo Suárez Guzmán, Comandante del Ejército, fuera
a ver qué ocurría.
A las 03.30 am del martes, Rivas Ugalde telefoneó a mi casa
diciendo que ambos, Ovando y Suárez, habían desaparecido misteriosamente. Yo me
dirigí rápidamente a Palacio, y cité al Ministro de Defensa y al Ministro del
Interior Ciro Humboldt Barrero.
Estábamos convencidos que se tramaba un levantamiento
militar.
A las 05.00 am, Ovando me telefoneó, “no estoy completamente
libre, dijo antes que se cortara las comunicaciones. A las 08:00 a.m., me
telefoneó de nuevo: “lo estoy llamando desde una oficina del Cuartel General”.
-¿Se encuentra usted bien?, le pregunté. Me dijo que sí,
pero me di cuenta que estaba prisionero.
Le dije que enviaría la guardia presidencial para que
rodeara al Cuartel General, y le pregunté si usted me ayudaría.
“Indiscutiblemente, señor Presidente”, dijo Ovando y pusimos fin a nuestra
conversación.
El Ministro de Defensa y mi Secretario Privado José Fellman
Velarde, se dirigieron rápidamente al cuartel general del Ejército y se las
ingeniaron para libertar a los dos generales. Fellman es ex Ministro de
Relaciones Exteriores. Hasta ahora no está claro por qué ambos generales fueron
detenidos en primer lugar.
MENSAJES
El siguiente acontecimiento se produjo cuando algunos
oficiales del Estado Mayor enviaron mensajes radiales a todos los comandantes
de guarnición diciéndoles que Ovando y Suárez, habían sido detenidos pero
puestos en libertad enseguida.
Ello implicaba que habían sido arrestados por la Policía, y
que ambos generales se encontraban conferenciando conmigo en Palacio.
Obviamente que los mensajes eran parte de un plan
pre-concebido para dar a los comandantes de guarnición en el complot un
pretexto para enviar sus tropas contra mí.
COCHABAMBA
Plaza fuerte de Barrientos, fue la primera en rebelarse y al
asumir el Comando, exigió mi renuncia y que fuera reemplazado por una Junta
Militar para ‘evitar derramamiento de sangre’.
Ahora está claro lo que pretendía Barrientos. No estoy
sorprendido.
No le di importancia a lo sucedido en Cochabamba porque es
una guarnición débil.
GRAVE
A las 16:00 p.m. la guarnición de Oruro se había plegado a
la revuelta. Entonces fue que me di cuenta de la gravedad de la situación,
dicha guarnición es la más fuerte del país. Otras, pronto le seguirían.
Cuatro de los jefes de aquellas guarniciones son ahora
miembros de la Junta Militar.
Esa noche convoqué al Estado Mayor, encabezado por Ovando, y
le pregunté cuál era la situación. Le recordé lo que había trasuntado de
nuestra última reunión: “bien, qué dice usted ahora?”. Ovando replicó:
“Desafortunadamente, los acontecimientos prueban que usted
(señor Presidente) tenía razón. Pero ahora no podemos hacer nada. He perdido el
control de las Fuerzas Armadas”.
EN VELA
“Toda esa noche pasada en vela, estudié la realidad de la
situación. ¿Qué podía hacer ahora? Sabía que mis partidarios, incluyendo la
Policía y las milicias, me eran leales.
Pero estábamos armados con material anticuado, usadas en la
Guerra del Chaco contra el Paraguay entre 1932-1935, y los militares estaban
equipados con nuevas y poderosas armas suministradas por los Estados Unidos .
PLAZO
A las 06.00 am del miércoles (4 noviembre) Ovando vino a
Palacio y dijo que las Fuerzas Aéreas se unían a la revuelta militar.
Me dijo que si yo salía del país se evitaría una batalla, y
me dio dos horas para que tomara una decisión.
GABINETE
Convoqué a una reunión de emergencia del Gabinete y les expliqué
la situación. La mayoría convino en que lo mejor era que saliera del país…,
telefoneé a mi esposa para encontrarnos en el aeropuerto con nuestra familia.
Cuando llegué después de un recorrido por las calles oscuras
y solitarias, me encontré que la Base Aérea ardía en actitud hostil. Fue un
momento de tensión.
Al abordar el avión, algunos de ellos trataron de detener al
Tcnl. Mario Eguía, uno de mis edecanes, pero conseguimos partir sin daño,
afirmó el presidente derrocado.
Era ahora las 10.30 am, cuando el avión nos conducía al
final de la pista para volar al Perú, pensando cuándo estaría en condiciones de
regresar. Todo lo que poseo lo dejo en Bolivia”.
****
El 31/10/64 los periódicos en Arequipa informaron que un
avión DC3 de la FAB aterrizó sorpresivamente en un aeropuerto militar, con el
jefe de seguridad del Palacio, señor Arano, y el Cónsul de EEUU en La Paz,
Humphrey Thomas a bordo. El Estado boliviano debía recoger partidas de material
bélico y municiones almacenados en Matarani. “La Nación” advirtió que “aquel
armamento sería usado contra el propio MNR”.
Entre inquietantes dichos y actos que agravaron la tensión
nacional y no obstante el Estado de Sitio, el 4 de noviembre atacó la
“blitzkrieg”. Al día siguiente, procedente de Cochabamba y fuertemente
aclamado, RBO anunció el triunfo de la restauración. Fundó su partido, el
Movimiento Popular Cristiano MPC.
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