Por: Maurice Cazorla Murillo – El Fulgor, 1 de octubre de
2017. // Disponible en: https://elfulgor.com/noticia/18/vilcapugio-la-olvidada-batalla-en-la-guerra-de-independencia // Imágen: Plano de la Batalla de Vilcapugio.
El 1 de octubre de 1813, el ejército de Belgrano de 3600
hombres y 14 piezas de artillería, se ubicó en el sector este de Vilcapugio
En una anterior oportunidad se publicó sobre esta batalla.
En un recorrido que se realizó por la provincia Sebastián Pagador, nos
encontramos con un espacio peculiar en el camino troncal que une Oruro con el
departamento de Potosí.
Vilcapugio, era un antiguo Tambo del periodo colonial que
conectaba con Ayohuma y Macha, San Pedro de Condo y Challapata además de Peñas.
Este lugar, tiene la peculiaridad de estar registrado en antiguos registros y
notas de cronistas viajeros que realizaban sus travesías cruzando la Audiencia
de Charcas. Tiene notoriedad, por ejemplo el registro de Alcide D’Orbigny, el
célebre biólogo francés describe el valle de Ancacato en su recorrido de
Vilcapugio hacia la aldea de Challapata.
Sin embargo, tiene notoriedad un hecho histórico de
trascendencia, una batalla en el periodo de la Guerra de Independencia, que
enfrentó al ejército Español comandado por el General Joaquín de la Pezuela y
el Segundo Ejército Auxiliar Argentino comandado por el General Manuel
Belgrano, que además tiene el mérito de haber creado la Bandera Argentina.
Esta batalla tiene antecedentes de días antes, precisamente
en una escaramuza en el sector de Pequereque, que advirtió al ejército español
que acampó en San Pedro de Condo, actualmente muy cerca de Santiago de Huari.
El ejército argentino, reforzado con artillería decidió presentar batalla en la
pampa de Vilcapugio. En el ejército, muchos altoperuanos conformaban el
ejército auxiliar argentino, entre ellos, el célebre Manuel Ascencio de Padilla
y su esposa Juana Azurduy de Padilla, con la intención de derrotar a los
españoles o realistas y tomar luego la Plaza de Oruro, que en 1813 se convirtió
en un bastión realista y su cuartel general.
En la madrugada del 1 de octubre de 1813, el ejército de
Belgrano de 3600 hombres y 14 piezas de artillería, se ubicó en el sector este
de Vilcapugio, ondeando la bandera celeste blanco celeste que orgullosamente
hizo jurar a su ejército lealtad en Jujuy; al frente, en el sector oeste, un
ejército español de 4000 hombres y 11 cañones en las faldas de los cerros que
anteceden a San Pedro de Condo, se concentraban los españoles.
Como nota peculiar, los indígenas se habían apostado en los
cerros que rodean Vilcapugio, como si fuera un gigante anfiteatro y este
ofreciera un espectáculo que en ese tiempo no estaban acostumbrados. La batalla
como siempre comenzó con tiros de artillería de uno y otro lado, luego actuó la
infantería y para terminar la caballería que coadyuvar con la derrota de uno de
los dos ejércitos. Lo más dramático era que el ejército de Belgrano se
encontraba ganando la batalla pese a la inferioridad numérica, pero
inexplicablemente se escuchó un clarín de retirada, y el ejército de Belgrano
se replegó lo que ocasionó la derrota de los argentinos en esta memorable batalla.
Belgrano tuvo que replegarse hacia Macha y ahí concentrar a
los dispersos de su ejército, luego presentó otra batalla a mediados de
noviembre en lo que se llamó la batalla de Ayohuma, siendo derrotado
definitivamente, teniendo que huir hacia Potosí y de ahí hacia las provincias
del Río de La Plata, no sin antes intentar volar la célebre casa de la Moneda,
salvada gracias a que se quitó la mecha de la dinamita.
La bandera que flameó por última vez, tuvo que ocultarse
para que no sea tomada como trofeo, encontrada setenta años más tarde en la
Iglesia de Titiri en las cercanías de Macha, la que fue llevada a la Sociedad
Histórica de Sucre para dejarla en calidad de depósito, los argentinos la
reclamaron y se les entregó una bandera, no la original, porque la verdadera se
encuentra en el Museo de la Libertad en la ciudad de Sucre bajo el equivocado
título de “Bandera de Macha”, con manchas de sangre, presumimos por la batalla
de Vilcapugio.
Sin embargo, la importancia de esta batalla, radica en que
el escenario histórico se encuentra intacto, en una visita realizada hace
algunos años, los pobladores comentaron que en su niñez encontraban bolas de
plomo que no sabían que explicación darles, las derretían o jugaban como si
fueran canicas. Grande fue nuestra sorpresa que esas bolas de plomo eran en
realidad los proyectiles utilizados por uno o ambos ejércitos en esa batalla,
además de los proyectiles de artillería que lamentablemente ya no se pueden
encontrar. Este lugar, se constituye en un sitio histórico, dentro de los
límites de San Pedro de Condo, actual provincia Sebastián Pagador. Se sugirió
realizar una recreación de esta batalla o por lo menos un acto de
conmemoración; empero, aquello solo quedó en intenciones.
Vilcapugio queda en medio camino, casualmente allí en 1867
se levantó una fortificación de piedra que lleva el nombre de “Cuartel
Melgarejo”, levantado por el Cacique Incata, que tuvo un trágico final en el
camino hacia San Pedro de Condo por no pagar a los indígenas que levantaron el
mencionado cuartel.
Solo queda admirar la historia de la Independencia de
Hispanoamérica en este espacio abierto e imaginarse a dos ejércitos enfrentados
cada uno por sus ideales de lucha, en este campo de batalla que se quedó varado
en el tiempo y que es al mismo tiempo, sepultura en fosas comunes de más de
setecientos cincuenta soldados de ambos ejércitos sin una cruz que los
recuerde.
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