La Paz protagonizó un papel estelar en el proceso de la
independencia ame-ricana. La libertad ha sido y es un sentimiento constante e
irrenunciable. A doscientos tres años de esta gran gesta libertaria y
revolucionaria, en el presente artículo recordaremos a una parte funda-mental
de esa lucha: aquellas mujeres que se enlistaron en las filas de los patriotas
al lado de sus familiares o por cuenta propia para contribuir en el logro de la
tan añorada independencia de una potencia ajena a nuestra tierra.
Presentamos las semblanzas históricas de cuatro heroínas
paceñas protagonistas de ese trascendental momento y proceso. Como se podrá
observar, se procuró abordar a estas heroínas que han tenido directa relación y
actuación con el protomártir Pe-dro Domingo Murillo, ejecutado junto con sus
compañeros de causa, aquel nefasto pero a la vez histórico 29 de enero de 1810,
que a pesar de su determinante labor, han estado un tanto relegadas u olvidadas
en comparación de otras heroínas de las que si se tiene mayor noticia.
Manuela Josefa de La Concha Olmedo de Murillo (¿-?). Esposa
legítima del proto-mártir de la independencia Pedro Domingo Murillo1. Nacida y
vecina de la ciudad de La Paz. Tuvieron tres hijos: Joseph Manuel2, Francisca
Paula y Juan Manuel.3 Pertene-ciente a una familia acomodada y de signi-ficación
social4.
“Compañera abnegada … de Pedro Do-mingo Murillo, … Heroína
(que) con sacrifi-cio admirable y abnegación sin par supo alentar los trajines
subversivos de este pa-triota para conseguir la independencia …”.5 “… Murillo
en su matrimonio legítimo con doña Manuela de la Concha Olmedo, tuvie-ron su
último hijo Juan Manuel Murillo de la Concha en 1788, … hasta entonces el
ho-gar legítimo de esa unión matrimonial fue normal y permanente. No se conoce
poste-riores divergencias de este matrimonio, ni ningún testimonio de divorcio,
presumién-dose la separación consentida de ambos consortes”.6
Manuela Durán (¿-1856). Concubina del protomártir de la
independencia Pedro Domingo Murillo y compañera en todo el proceso de la
revolución paceña, con quien convivió desde 1790. Natural de la ciudad de La
Paz, hija de don Pedro Durán, des-conociéndose datos sobre su madre. De esta
convivencia procrearon nueve hijos: Narciso7, Ildefonso, Tomasa 8, Teresa9,
Jo-sé Anselmo10, Manuel, Juana de Dios, Ma-ría Manuela y María Vicenta.
Manuela Durán falleció en 1856 en Lima-Perú.12
Tomasa Murillo Durán (1790 o 1791-1860). Hija de Pedro
Domingo Murillo y Manuela Durán. Nació en la ciudad de La Paz en diciembre de
1790 o enero de 1791. Contrajo matrimonio con don Andrés Salce-do13 en 1806,
con quien tuvieron cuatro hijos: José Santiago, Félix, Eustaquio y Melchor.14
“… Tomasa compartió con el caudillo su amarga vida de prisionero y fugitivo”.15
“Su vida antes y después de la epopeya que glorificó a su progenitor, fue un
doloroso calvario de angustias y vicisitu-des sin fin. Vivió para honrar la
memoria de su estirpe y el temple de la mujer pace-ña”.16
Tomasa estuvo en los momentos más di-fíciles al lado de su
padre, como cuando huía de las fuerzas realistas. “Entretanto Murillo fugó para
las montañas de Songo en compañía de un amigo suyo Manuel Rivera, de un soldado
Goyoso y de su hija Tomasa”.17 O, como cuando ya había sido capturado: ”Murillo
solicita permiso para escribir a Goyeneche: obtenida la licencia, su hija se
encarga de llevar la carta a su destino. Goyeneche lo recibe, acaricia a la
niña y contesta. Al regreso de ella, el oficial escolta a Murillo cabalgando en
su propia mula y llegan a La Paz el 11 de noviembre a las seis de la tarde”.18
Es el 29 de enero de 1810, la hora de despedirse de su hija
Tomasa. “Al llegar (Pedro Domingo Murillo) a la esquina de la plaza abrazó a su
hija mayor (Tomasa Mu-rillo Durán), le dejó su denario, un anillo y un pañuelo,
diciéndola: “Hija mía, hasta el valle de Josaphat; has sufrido tanto como yo;
huye de La Paz, sin mirar a tus espal-das”.
Durante tres días los hijos de Murillo co-rrían las calles y
se detenían al pie del lu-gar de la ejecución como pajarillos huérfa-nos
arrojados de su nido. La caridad pu- blica misma parecía sorda y ciega para con
esas infelices criaturas a quienes se les desechaba con el título de hijos de
un alzado. Sus bienes habían sido confiscados; entre ellos la casa, es decir
el hogar. Esa familia se dispersó y murió en la pobreza sin haber obtenido
indemnización alguna de la patria”.
Conversando con un historiador de la época, Tomasa decía:
“Yo fui la primogénita y soy la última de mis hermanos, nos dijo la anciana
ahogando un suspiro. Muero en la men-dicidad, en un lecho debi-do a la caridad
pública. El anillo que me dio mi pa-dre, lo conservé como una reliquia hasta
que el ham-bre me obligó un día a deshacerme de él. No he guardado sino este
dena-rio que te lo lego …”.
La anciana calló: el sacerdote nos reem-plazó a la cabecera
de la moribunda. Un día después cuatro paletadas de tierra cu-brían para
siempre los restos de la hija de Pedro Domingo Murillo”.
Tomasa Murillo falleció en 1860, habien-do ya perdido para
ese tiempo el sentido de la visión.21 “La hija primogénita de Mu-rillo, murió
en un hospital en medio de la mayor miseria”.
Teresa Murillo Durán (1794-?). Hija de Pedro Domingo Murillo
y Manuela Durán. Joven que a pesar de su temprana edad sentía y sufría las
crueldades sobre su padre y familia. Nació en La Paz hacia 1794.23 Respecto a
Teresa Murillo Durán, se tiene la siguiente nota:”La hija de este gran hombre,
el día antes de subir su pa-dre al cadalso, fue a recibir el último adiós, y al
estrecharle entre sus brazos, (le) en-tregó un anillo con estas significativas
palabras: “Conserva esta única prenda en prueba de mi cariño; y recuerda
siempre, que la tea que dejo encendida, nadie la apagará y la patria
agradecida, cuidará de tu existencia”. La ilustre Teresa Murillo mu-rió en el
hospital, desapareciendo con ella el histórico anillo”.24 Para ese tiempo, se
calcula que Teresa tendría entre 15 y 16 años, una adolescente.
Teresa Murillo falleció en 1856 en Arequipa-Perú.25.
------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario