El 31 de diciembre de 1944, el ejército del general
Brandenberger comenzaba la Operación Nordwind, la última ofensiva alemana de la
Segunda Guerra Mundial, que llegó a la ribera sur del río Saar.
Esa información era reflejada en El Diario a través de
cables de época. Sin embargo, la últimas páginas del matutino ya anunciaban las
fiestas que se desarrollarían en la ciudad: "Club Árabe, gran baile de Año
Nuevo”, donde actuó la "mejor orquesta de jazz y típica”.
Otrora en La Paz, el fin de año se centraba en salones donde
se invitaba a la familia.
El Club Bolívar, que ese año no realizó una buena campaña en
la Liga Paceña en la era amateur, invitaba cordialmente a sus socios y
simpatizantes a pasar la noche de Año Nuevo en su sede social en la calle
Potosí, 225, ofreciendo dos orquestas e informando que la entrada era libre y
las instalaciones fueron mejoradas para dicha ocasión.
La Confitería La Paz anunciaba un gran baile familiar con la
orquesta de jazz Topsy Young y Prontela que se encargó de animar la fiesta.
"Gran baile en el Tropical Club” y también el Club Ferroviario (campeón
paceño de 1944) eran otras opciones para recibir 1945.
Ese mismo día, un curioso anuncio de radio Fides ocupaba
media página en la sección comercial de El Diario. Comunicó que transmitiría en
vivo el mensaje de fin de año de Jorge VI de Inglaterra a las 10:15, un hecho
que ahora resulta insólito.
En 1950 la radio Bolivia ofrecía música para recibir el Año
Nuevo, con "los más celebrados artistas nacionales y extranjeros”.
Por su parte, otro anuncio en el periódico Última Hora
invitaba a los socios del Club de La Paz a una fiesta que tuvo la presencia de
Fermín Barrionuevo y Román Saavedra, el compositor de la canción Collita.
Dos años después -1952-, Bolivia vivió una de las mayores
revoluciones de su historia. El suceso se produjo en abril; sin embargo, en
diciembre seguía ocupando gran parte de las portadas de El Diario y Última
Hora. Entre los eventos de Año Nuevo estaba uno muy particular:
"Bekanntmachung”, aviso en alemán, que invitaba a los residentes germanos
a pasar el Año Nuevo en los salones 1 y 2 del hotel Sucre.
Trece años pasaron y en 1965, el año que René Barrientos
aceptó que Alfredo Ovando Candia sea su copresidente, en la sede de Gobierno se
ofrecía una peculiar "Sauna Chaqui Party” en el Motel El Rancho de
Achocalla. La fiesta se anunció para las 7:00 y en el menú se ofreció fricasé,
chorizos y comida picante con el fin de aliviar la resaca producida en la noche
anterior.
En aquel entonces seguía la tradición de los bailes en
salones de la ciudad. El Mesón del Pollo, en su evento de Año Nuevo, tenía como
animadores del show a las Estrellas de América, una orquesta popular en esa
década. Por su parte, el Automóvil Club Boliviano promovió, con un anuncio grande
en El Diario, su Baile de Año Nuevo exclusivo para socios. La misma dinámica
adoptó el Club Social 16 de Julio, cuya fiesta la amenizó la "magnífica”
orquesta Los Caribes.
Entonces ya estaban ligadas las fiestas con la música
tropical.
¿Están ustedes preparados para la gran fiesta de Año Nuevo
1971? dictaba el anuncio de Wollgast Ltda., una empresa que se encargaba de
distribuir licores, como el jagdbitter (una bebida elaborada a base de hierbas,
similar al actual jägermeister), el aún vigente vodka ruso Puschkin o un licor
de grosella.
La gráfica de los anuncios cambió en esa década, 1970. La
caricatura de un mesero que cargaba a una chica semidesnuda en una bandeja
estaba impresa en el sector de anuncios comerciales del periódico Última Hora,
y publicitaba la fiesta del Club 21, que fue animada por Los Onix, quienes
presentaban como una novedad el órgano electrónico.
En 1980, el director más simétrico de la historia del
séptimo arte, Stanley Kubrik, estrenaba The Shining (El Resplandor), interpretada
de manera brillante por Jack Nicholson. Ese 31 de diciembre, el filme era
promocionado como "el suceso del año” en los anuncios de El Diario, y
compartía taquilla con Rocky II en el Cine Universo.
Nuevamente las fiestas de fin de año eran promovidas por
intermedio de publicaciones impresas y volantes que se repartían en la calles
de la ciudad. La música tropical y las orquestas ya estaban afirmadas.
A finales de la década de los años 80, más precisamente en
1988, las fiestas ya tenían auspicios de diferentes empresas, como el singani
San Pedro, que prestaba su nombre para fiestas populares en el Hotel Tumusla,
con orquestas como Caramelo, Tormenta o Fórmula Uno.
Por su parte, el Cine Teatro Monje Campero tenía una oferta
para pasar el 1 de enero de 1989, con el "estreno mundial” (en simultáneo
con capitales de Norteamérica, Sudamérica, Asia y África) de Moonwalker, la
película de antología musical de Michael Jackson. Sin embargo la verdadera
premier a nivel global se realizó dos meses antes (29 de octubre de 1988).
El hotel de cinco estrellas, Plaza, tenía un "fabuloso”
plan para recibir 1990, con tres ambientes diferentes para cada gusto: en el
salón Penthouse se recibió el Año Nuevo con rock y pop; en el salón Jacarandá
con cumbia y folklore; mientras en el salón El Arcón de Oro se presentó una
banda de jazz denominada Harlem.
Pocos años pasaron hasta 1992, las fiestas eran variadas y
se promocionaban en los diferentes matutinos de La Paz. Entonces comenzaron a
hacerse públicas las fiestas de fraternidades, en zonas populares de la ciudad,
con la presencia de mariachis y amplificación.
Para recibir el nuevo milenio medios impresos publicaron
noticias alusivas al Y2K, acerca de qué pasaría con las máquinas en la
medianoche del 31 de diciembre de 1999: si interpretarían el día siguiente como
el 1 de enero de 2000 o como el 1 de enero de 1900. Anuncios de Año Nuevo en El
Diario y Hoy hacían énfasis en ese potencial suceso.
Con la irrupción de redes sociales todo es masivo y rápido.
Se promocionan viajes y fiestas al por mayor. Se termina 2016 y es bueno
recordar las fiestas con jazz en la Confitería La Paz, los grandes bailes en
los clubes del centro paceño animados por artistas de renombre, las
"fiestas de chaqui” en Achocalla, la presentación de orquestas y la
diversidad musical en los eventos.
Por: Rodrigo Salcedo / Pagina Siete, 1 de enero de 2017.
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