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EL SURGIMIENTO Y LA CONSTRUCCIÓN DEL MNR


Tomado de: El embrollo boliviano, de: Jean-Pierre Lavaud.

El 9 de abril de 1952, los habitantes de La Paz escuchan por la radio que los insurgentes del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), dirigidos por Hernán Siles Suazo, con el apoyo de los carabineros, han derrocado a la junta militar que se había instalado en el gobierno hacia apenas un año, precisamente, con el fin de detener al candidato del MNR, que había ganado las elecciones presidenciales. En efecto, Víctor Paz Estenssoro había obtenido 54.049 votos frente a 52.940 del conjunto de la oposición tradicional, dispersa en varias tendencias rivales.
2¿Cómo se llegó a esa instancia? Desde la Guerra del Chaco contra el Paraguay (1932-1935), la historia política boliviana que encamina al país hacia la Revolución de Abril de 1952 se puede resumir, sencillamente, como la del nacimiento y, luego, consolidación de una contra-élite civil y militar (intelectuales, maestros, empleados, oficiales jóvenes) que, a la larga, es capaz de derrotar a la oligarquía minera —la de los llamados “los barones del estaño”—, que, por su parte, contaba con el apoyo de los hacendados, los importadores y la mayoría de los oficiales del ejército.3456789101112

A partir de 1936, los gobiernos favorables a una u otra de estas dos élites en pugna alternan: socialista militar (1936-1939), de partida, conservador militar (1939-1943), luego, nacionalista reformista militar-civil (1943-1946) y, finalmente, reaccionario civil-militar (1946-1952).
Cada uno de estos gobiernos adopta políticas opuestas en lo que a los reglamentos y las prerrogativas estatales, por un lado, y, por otro, en lo que al trato relativo a las organizaciones sindicales se refiere. En el período reformista, se multiplican las prerrogativas y reglamentaciones pro-estatales, debilitando desde arriba los poderes de la oligarquía, y se fomentan y remuneran a las organizaciones sindicales, las que, a su vez, minan los poderes patronales desde abajo. Así, los “barones del estaño” y sus epígonos se encuentran atenazados entre los administradores del Estado y sus aliados obreros. A la inversa, durante los períodos conservadores, la oligarquía tiende a reconquistar sus posiciones, alegando controles y saneamientos estatales en nombre del liberalismo.
Los nacionalistas del MNR se instalan finalmente en el poder porque fueron los únicos capaces de conjuncionar la contra-élite civil y militar, por un lado, y, por otro, los obreros —principalmente los mineros. Esta coalición es posible debido al descrédito que sufrió la principal organización política de la postguerra con arraigo popular, el Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR), marxista, porque colaboró con los gobiernos conservadores del “sexenio” (1946-1952) y, también, gracias al acercamiento que se produce, por intermedio de los sindicatos mineros, entre el Partido Obrero Revolucionario (POR), troskista, y el ala izquierda de los nacionalistas. Esta alianza eclosiona entre el 9 y el 11 de abril, cuando el golpe de estado del MNR parecía condenado al fracaso: entonces, el pueblo de las barriadas de La Paz y los mineros de Oruro aúnan sus fuerzas con las del Movimiento para asegurarle un triunfo definitivo.
El MNR se constituye entre 1936 y 1944. Su primer programa político se hace público en 1942. Incorpora diversos núcleos: una logia de excombatientes de la Guerra del Chaco, la “Estrella de Hierro,” conservadora (Víctor Andrade), un círculo de periodistas e intelectuales reunidos en torno al periódico La Calle, harto virulentos en relación a los “barones del estaño,” y anti­imperialistas (Augusto Céspedes, Carlos Montenegro); y, en fin, un conjunto de abogados, profesores universitarios, altos funcionarios (Víctor Paz Estenssoro, Walter Guevara, Hernán Siles Suazo). Este grupo inicial es notablemente homogéneo: todos sus miembros —o casi todos— provienen de familias ya inmersas en la vida política y sólo 10 años separan a los mayores (Céspedes: 37 años en 1941) de los más jóvenes (Monroy Block).
Podemos echarle una mirada a la doctrina del MNR, resumiendo las Bases y principios del MNR, publicados en junio de 1942 (cf. Anaya 1966). Los males de Bolivia son atribuidos a enemigos extranjeros: los “barones del estaño” (los dos de origen boliviano se habrían, en cierta forma, expatriado) y los judíos. Por eso, el partido busca el “consenso” entre los bolivianos para eliminar los grandes monopolios y para que el comercio minorista quede exclusivamente “en manos de los bolivianos”;1por otra parte, demanda que se dé fin a la inmigración judía. La otra cara de esta xenofobia es un nacionalismo teñido de indigenismo, en nombre del cual las prerrogativas del Estado deben ser ampliadas para que éste se convierta en el principal artífice de la construcción nacional; un Estado donde el agente privilegiado es el individuo de raza indomestiza.
A fines de 1944, el Movimiento tiene una primera ocasión de poner en práctica sus ideas políticas cuando un grupo de jóvenes militares reformistas, conducidos por el Teniente Gualberto Villarroel, toma el poder e incluye en su gabinete a varios miembros del MNR, entre ellos, a Paz Estenssoro, nombrado ministro de Finanzas. Efectivamente, este gobierno dicta medidas destinadas a reforzar el poder del Estado (aumento de impuestos en las exportaciones mineras, obligación del depósito de divisas en el Banco Central, grandes proyectos lanzados por medio de nuevas empresas del Estado...); por otro lado, también promueve una importante legislación social y, finalmente, fomenta la expresión de las reivindicaciones populares: en junio de 1944, surge la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y, en marzo de 1945, se organiza un primer Congreso Campesino, que culmina en la supresión del “pongueaje,” o sea, el servicio personal gratuito campesino.
Expulsados del poder en julio de 1946, como consecuencia de un golpe de estado, los movimientistas se ven luego perseguidos y muchos de ellos se ven obligados a vivir en la clandestinidad o en el exilio. Desde ya, acumulan y fermentan los beneficios del descontento popular. Pese a su difícil posición, sus candidatos participan en todas las elecciones convocadas, pero, cuando logran ganarlas, se las anula inmediatamente. No les queda otra salida que la conspiración y, en efecto, entre 1946 y 1952, realizan una docena de intentos.
Durante esta travesía por el desierto, abandonan sus posiciones profascistas y xenófobas, ya muy atenuadas luego de su paso por el gobierno, y, en 1946, optan por una revolución nacional no marxista, como la única capaz de crear las condiciones para una democracia boliviana.
A partir de 1952, el MNR logra tres presidencias sucesivas y, en los tres casos, respetando las normas constitucionales. Una serie excepcional, dicho sea de paso, en el problemático contexto de la vida política boliviana. Pero, en 1964, un golpe de estado militar lo expulsa del poder. Es necesario analizar, entonces, tanto las razones de su longevidad como las de su fracaso.
Por razones de claridad en la exposición, centraré el análisis del arraigo del MNR en el período gubernamental que va de 1952 a 1956 (primera presidencia de Paz Estenssoro), y, el de su caída, siguiendo las dificultades políticas y sociales del período siguiente 1956-1964 (presidencia de Siles Suazo, segunda y tercera presidencias de Paz Estenssoro).

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