Indígenas orureños en la Guerra del Chaco
Este artículo apareció publicado el 8 de Junio de 2011
en: www.pieb.com.bo
No tenían noción de Patria, mucho menos noción de a donde se
dirigían. Pero una investigación del historiador Pablo Michel arroja el dato de
que cerca de 20 mil “indios”, indígenas u originarios, defendieron la
integridad del territorio nacional en la Guerra del Chaco, esto a horas nomás
de cumplirse un nuevo recordatorio del día en que cesó el fuego entre
ambos países (14 de junio).
“La coyuntura actual nos llevó a indagar sobre este tema, la
participación de los indígenas en el acontecer nacional”, explica Michel. Según
narra, la investigación lo condujo a determinar que el “indio”, previo a la
contienda con Paraguay, no había participado en confrontamientos bélicos ni
formaba parte del ejército pues no era considerado ciudadano, era simplemente
un pongo. Y nada más.
“Es a partir de las misiones alemanas, en la década del 20
del siglo pasado, durante la presidencia de Hernando Siles, que el hombre
originario empieza de a poco a tomar un papel activo dentro de los Regimientos,
pues antes sólo se limitaba a acompañar a las mulas y a la carga de víveres”,
explica el historiador.
El objetivo de la incorporación del “indio” en el ejército
era civilizatorio, según los estudios de Michel. El ejército boliviano tenía
que servir, además de constituirse en la institución militar, para educar a los
indígenas en una época en que los servicios de instrucción no podían llegar a
cumplir con éxito aquella tarea, y entonces se le delegó esta dura faena a las Fuerzas
Armadas. “Había mucha reticencia en la incorporación de los ‘indios’ a los
Regimientos, no sólo por oposición de las mismas comunidades autóctonas, sino
también entre los terratenientes que veían en aquella fricción la pérdida de su
mano de obra”.
Según dice Michel, una vez que estalla la guerra (1932),
durante el gobierno de Daniel Salamanca, ésta en un principio no tomó en cuenta
al indígena. En una segunda fase, el “indio” es raptado “como ganado” para
cubrir aquellos huecos que empezaban a dejar las bajas del lado boliviano. “En
una tercera etapa, se sucede un cambio muy interesante, pues los ‘indios’, por
voluntad propia, se incorporan al ejército llevados incluso por sus padres. Y
no sólo eso, llevan ganado o algunos víveres durante la guerra; los indígenas
desde aquel momento empiezan a tener un sentido de pertenencia gracias a la
contienda”, explica el investigador, “en la trinchera empieza a surgir un
sentimiento de bolivianidad y también surgen los primeros héroes indígenas,
como el sargento Valentín Condori”.
El historiador también explica que el hombre quechua habría
resultado ser un guerrero con cualidades militares excepcionales. “Hans Kundt
(General alemán del ejército boliviano) decía que el soldado indígena boliviano
era un soldado que se adaptaba a todo, que era un gran luchador. Lo ubicaba
después de los soldados alemanes”, a decir de Michel.
Cuando el ejército paraguayo, una vez finalizada la guerra,
inició su campaña de retirada, el Teniente Coronel José Félix Estigarribia, al
ver los cuerpos fallecientes de los soldados indígenas bolivianos, pronunció
una frase que bien podría resumir lo asegurado por Kundt. “Bolivia no tiene
suficiente bronce para hacer monumentos a los soldados de este origen”.
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