Del libro: Odisea tarijeña en la Guerra del Pacífico
Victoria en Canchas Blancas Gloria en el Alto de la Alianza // Autor: Gustavo
Manuel Guerrero Rojas. Editor: Jesús Miguel Molina Gareca. Tarija identidad. Investigación
e Historia. // Este artículo fue originalmente publicado en Elpaísonline de
Tarija – Noviembre de 2017. http://www.elpaisonline.com/index.php/2013-01-15-14-16-26/cantaro/item/274245-del-libro-odisea-tarijena-en-la-guerra-del-pacifico-victoria-en-canchas-blancas-gloria-en-el-alto-de-la-alianza
PROLEGÓMENO
La guerra del Pacifico ha marcado a la nación boliviana como una herida que más
de cien años después no termina de cerrar.
La participación tarijeña en esa etapa crítica de nuestra historia es un
capítulo que debe ser recopilado, analizado y difundido para conocimiento de
nuestras presentes y venideras generaciones.
En ese sentido van los escritos de este documento. Un aporte
a la construcción de esa historia todavía inconclusa y necesitada de
investigadores, escritores, hombres y mujeres que como premisa ubiquen la
verdad sobre el interés -o el protagonismo- personal.
“Odisea tarijeña en la Guerra del Pacifico: Victoria en Canchas Blancas, Gloria
en el Alto de la Alianza”, es un documento que presenta piezas originales de
nuestra historia y que han sido -por diversos motivos- dejadas de lado en el
constante evolucionar de la historia local. En este trabajo relataremos la
odisea vivida por tropas tarijeñas desde el momento de su marcha de la capital
tarijeña hasta su participación en la batalla de Canchas Blancas y los campos
de Tacna (Perú) en la batalla del Alto de la Alianza.
La participación tarijeña en esa lejana guerra se ha escrito con letras de
sangre, valor y heroísmo, aspectos que consideramos son necesarios relievar
para reafirmar la identidad nuestra en una coyuntura difícil para el
departamento.
Como un homenaje a esas personas que lucharon en esa guerra, esos hechos
heroicos y esas ideas sublimes de defensa patria, se publica este primer número
de nuestra colección.
Tarija identidad, investigación e historia
DESARROLLO
Después de la invasión hecha por el ejército chileno al puerto de Antofagasta
las reacciones en el país no se hicieron esperar, para Tarija no pasó
desapercibida la noticia. La guerra del Pacifico encuentra a una Tarija
debilitada por los constantes cambios del poder local, esto afectaría a la
economía tarijeña puesto que los principales, productos escaseaban y/o el
precio era demasiado elevado, Bernardo Trigo dice al respecto: “el año de la
guerra fue de hambre y peste... la demanda (de productos comestibles) se
intensificó aún más con la guerra viéndose a diario las calles invadidas por
recuas enormes de acémilas que venían de Camargo, Tupiza, Cotagaita, Lípez y
Portugalete, y los grandes depósitos existentes en las haciendas de Santa Ana,
San Luis, La Compañía, comenzaron a agotarse. El mercado público era un jubileo
de gente que luchaba por adquirir artículos de primera necesidad”(1) (Bernardo
Trigo, 1934, pág. 259)
La preocupación de la prefectura pasaba por las constantes agresiones de los
indígenas en el chaco a esto se refiere el prefecto de entonces en un oficio
enviado el 26 de septiembre de 1878 al Ministerio de Guerra que dice: “no puede
ser más lamentable el triste estado en que se encuentran los laboriosos vecinos
de la provincia del Gran Chaco, que diariamente tienen que lidiar con las
hordas salvajes que amenazan vidas y sus propiedades”(2)(Trigo Pacheco, 1930,
pág. 90).
El prefecto de Tarija que elevaba estos informes y para el momento de la guerra
era Bernardo Trigo Hevia y Vaca, quién estuvo en ese cargo desde febrero hasta
Agosto de 1879, siendo la principal característica de esa su gestión la difícil
coyuntura económica que le tocó atravesar.
Con respecto a la guerra misma el primer documento oficial emitido desde la
prefectura tarijeña a sus provincias señalaba lo siguiente:
28 de febrero de 1879
Circular
Al sor. Sub prefecto de la Provincia de ...
Señor:
Por el boletín que incluyo a este oficio tendrá u. conocimiento del escandaloso
atentado perpetrado por el gobierno chileno en el territorio boliviano de 14
del mes que expira.
Ante semejante ultraje a la dignidad nacional, con una infamia sin ejemplo en
los anales de la hermosa historia, justo es que estalle la indignación de todo
boliviano de corazón que innumerables veces ha dado referentes pruebas de sus
elevados sentimientos de amor patrio i se prepara con toda la energía que
sugerirle pudiera el honor mancillado a hacer espiar al infame gabinete de
Santiago el rudo ataque e ignominiosa mancha que ha estampado a Bolivia,
nuestra querida patria.
Esta prefectura que se digna representante del honor i dignidad nacional en
este departamento, no ha podido menos que tomar la actitud que exige tan angustiosa
situación, i ha dictado todas las medidas necesarias para vengar tamaño
agravio.
Esa provincia que siempre ha manifestado su firmeza i vigor por la conservación
de la integridad nacional, es tiempo de que la espada en la mano i de la patria
en el corazón, corra presurosa en defensa de su santa casta i de sus derechos
vilmente conculcados.
Al recibir este oficio se servirá u. hacerlo publicar por bando nacional
solemne, invitando a todo ese patriota vecindario a una inmediata formación de
la guardia nacional, con arreglo al supremo decreto de 14 de junio de 1871,
hasta que el jefe supremo del estado ordene lo que estimase conveniente, lo que
le será comunicado oportunamente. Para igual fin, trascribirá u. esto mismo a
los S.S. corregidores de su dependencia, instruyéndoles acerca de la manera i
forma en que deben proceder o verificar tal operación.
De la actividad de u. i gravedad del asunto se espera el más puntual
cumplimiento al tenor de este oficio.
Bernardo Trigo (3) (Tarija P.d. Marzo, 1879)
De este oficio resaltamos algunas ideas centrales; Primero: se hace conocer a
los subprefectos el atentado perpetrado por Chile dos semanas después del
hecho, dado que uno de los mayores problemas para el departamento fue la falta
de comunicación con los centros de poder; Segundo: insinuaba la conformación de
la guardia Nacional para la defensa de suelo patrio. Así la guerra del Pacífico
para Tarija comienza un 28 de febrero de 1879.
La noticia de la invasión hecha por los chilenos se transmite telegráficamente,
cuyo recorrido fue Buenos Aires Tupiza y de esta población a Tarija vía chaski,
misma noticia que fue confirmada en Tarija con la llegada de un oficio enviado
por el Sub prefecto de Chichas donde mencionaba la toma de los puertos de
Antofagasta y Mejillones.
Los chaskis (correos) que trajeron la noticia desde Tupiza ingresaban al valle
por el actual tramo de La Patanka.
Para el día jueves 27 de febrero de 1879, a horas doce del mediodía reunidos en
el salón de la municipalidad, el pueblo de Tarija a través de sus autoridades
juraba “lavar” la mancha que el gobierno de Santiago de Chile había hecho.
Haciendo alardes de hurras y bravos el pueblo manifestaba su indignación por el
ultraje chileno.
Con fecha 28 de febrero y remitido desde el Ministerio de Guerra de Bolivia,
(3) (Tarija P. d., 1879, fecha 13 de Marzo) se ordenaba la organización de las
Guardias Nacionales de los departamentos. La respuesta oficial por parte de la
prefectura exteriorizaba que el departamento de Tarija esperaba alcanzar el
cupo de 4.000 plazas y que estos hombres estarían organizados en los siguientes
cuerpos:
Capital: Batallón Granaderos de Tarija Cuerpo de Rifleros de Tarija
San Lorenzo: Regimiento San Lorenzo - 2 escuadrones
Tomayapo y Yunchará: Batallón Tomayapo
Concepción: Regimiento Concepción - 3 escuadrones
+Santa Ana: Regimiento Santa Ana 2 escuadrones
San Luis: Escuadrón San Luis
Salinas; Escuadrón Salinas
De todos los cuerpos mencionados, sólo se presentaron las plazas pertenecientes
a la capital tarijeña, tropas de San Lorenzo, de Concepción, algunas de
Tomayapo y otras zonas de la actual provincia Méndez.
Ya el 7 de marzo el prefecto de Tarija envía a su par de Cobija una nota
indicando que: “las guardias nacionales se encuentran ya perfectamente
organizadas y el número de individuos que la componen sube de 4 .000 hombres
abnegados y patriotas” (3) (Tarija P. d., Marzo 1879)
Suponemos que el espíritu patriota del Prefecto animó a enviar esta carta
porque -como se verá luego- hasta pocos días antes de la partida de las tropas
tarijeñas, éstas no estaban ni completamente organizadas ni suficientemente
numerosas como anuncia en su nota.
En cuanto los pertrechos de guerra la siguiente comunicación señala:
Marzo 15 de 1879
Al señor sub prefecto de la Prov. de... (las notas tenían el mismo tenor para
todos los subprefectos)
Inmediatamente de recibir este oficio e impuesto del contenido de la copia
legal adjunta, se servirá u. formular un bando ordenado la prestación forzosa
de todos los rifles fuertes, escopetas i demás útiles de guerra que existan en
propiedad particular, bajo las penas que en ilustración tuviere a bien acordar.
Como dichos útiles son indispensables para armar la Guardia Nacional que debe
marchar del departamento en caso necesario, procurara u. desplegar toda la
autoridad posible afín de que sienta los efectos que se esperan de esta eficaz
disposición suprema
A medida que fueran presentando los artículos de guerra inmediatos anexara u.
el correspondiente recibo, designando la calidad, estado i fábrica de ellos,
para obviar inconvenientes al tiempo de su devolución.
Dios, Patria i Libertad.
Bernardo Trigo (3)(Tarija P. d., Marzo 1879)
En cuanto a los requisitos para inscripción de los hombres la orden estipulaba
que debían ser solteros y/o viudos comprendidos entre los 15 a 40 años, en
principio no podían presentarse los casados.
Los jefes y oficiales, estaban ya designados por una votación hecha por
autoridades tarijeñas sólo se esperaba la oficialización de los mismos por
parte del gobierno boliviano, pero la desconfianza del gobierno prorrogaba tal
hecho. Al estar en esta situación la prefectura insinúa al gobierno de Bolivia
que exprese los nombres para ocupar los cargos de jefes y oficiales y a la vez
envíe órdenes e instrucciones para continuar con la organización de las
Guardias Nacionales, porque hasta ese 15 de marzo no se tenían noticias, menos
instrucciones.
Entre idas y vueltas la desorganización entre el mando central y las
autoridades tarijeñas involucradas, perjudicaron el andamiaje para una conducción
aceptable de una guerra que hasta entonces presentaba escaramuzas aisladas,
pero lejos del centro político de Bolivia y más lejos todavía de Tarija.
“Existente la votación de jefes, oficiales que se hizo en la organización del
año pasado. Empero estos prestan gustosos sus servicios como tales, por cuanto
que el jefe supremo de la república aún no se ha dignado, remitido mis
respectivos despachos; esta demora da lugar a juzgar que tal vez el gobierno
supremo abriga desconfianza de los individuos que han obtenido mayoría de votos
para el nombramiento de jefes, oficiales. Este obstáculo cerca de desarme que
el señor presidente de la república lo obviara mandando despachos en blanco
para que en esta sean llenados con los nombres de los que en la capital.... Aparte
de esto. La prefectura carece por completo de órdenes e instrucciones para
mantener la disciplina a las Guardias Nacionales. Si ese ministerio al dictar
la mencionada circular de 28 de febrero hubiera facultándola para tomar todas
las medidas que a este caso fuesen precisas, no se encontrarán a la fecha,
embarazosa con la frecuencia i crecida desertación de la gente labriego a los
bosques i otros lugares, a pesar de las disposiciones i medidas enérgicas que
se han tomado i publicado por bando; pues que si bien la gente sensata se halla
llena de valor i entusiasmo por concurrir al llamamiento de la (...), no sucede
así con la clase ignorante que no reconoce más obligación que la de cuidar de
su existencia e intenciones propias...-Continua en otro párrafo -Estos vacíos
tan graves, se hacen cada día con motivos de mayor conflicto, puesto que la
prefectura no puede apelar a recurso alguno sin estar debidamente autorizada i
sumida de facultades amplias que aseguran i da fuerza sus actos ni puede
sujetar a disciplina diaria cual en la actualidad se requiere, a la guardia
nacional existente, sin que ella este acuartelada i sujeta a las mismas
obligaciones i penas que el mismo ejercito de línea.”(3)(Tarija P. d., Marzo
1879)
El extracto del documento presentado forma parte de un despacho remitido por el
prefecto al Ministro de Guerra, demostrando la disconformidad y desorganización
con que se actuaba.
La cantidad de armamento recolectado en la ciudad de Tarija hasta el 20 de
marzo de 1879 era de: 4 rifles de diferentes sistemas y 10 escopetas de caza.
Las autoridades esperaban aumentar ese registro con las listas de las
provincias y las requisas que iniciadas. En lo que respecta a las frazadas se
habían conseguido 10 y esperaban que desde el punto de Camacho se remitiesen
100 más.
Otra dificultad para la Prefectura era el pago por la compra de todo lo
necesario, anticipando la mitad de lo comprometido, en ese aspecto existían dos
complicaciones, la primera: el Tesoro Departamental no tenía dinero. Una
muestra de ello era que los sueldos de su personal no se pagaban desde octubre
de 1878. La segunda complicación es que la prefectura carecía de órdenes del
Ministerio de Hacienda para procurar fondos y por tal motivo los contratistas
pedían fianzas de bienes raíces, patrimonio que la Prefectura tampoco tenía.
Otra preocupación es que no existían recursos logísticos suficientes para
alimentación y vestimenta de las tropas formadas. El tema de transporte de
armamento, alimento y frazadas también se complicó por las pocas acémilas
existentes en la ciudad, pues la mayoría estaban empleabas en trasladar granos
con rumbo a las provincias.
DE LOS VALLES AL ALTIPLANO
Marzo 21 de 1879
Al sor. Prefecto del departamento de Cobija
Señor:
Me es honroso corresponder a su estimable oficio de 6 de los corrientes, por el
que se digna participarme que la posición de las autoridades bolivianas en el
Litoral es la misma desde el 15 de febrero pasado i que no se nota más
alteración que la que el “Blanco Encalada” se encuentra fondeado en esa bahía
desde el día 2 a horas 7 p.m. ; que nuestra hermana república del Perú ha
constituido por su agente diplomático ad honor cerca del gobierno chileno al
Dr. José Lavalle a fin de interponer sus buenos oficios de mediación en el
asunto internacional que nos ocupa.
Agradeciendo a U. debidamente por la atenta conducta que obedece con esta
prefectura en lo concerniente a una cuestión que de suyo pertenece a todo
boliviano patriota, tengo el honor de felicitar a U. por la parte hermosa que
le ha tocado en el conflicto del 14, i porque la actitud enérgica que en aquel
día ha enervado con las autoridades agresoras, ha merecido de todo el pueblo
boliviano el más justo elogio i admiración.
Este departamento retirado como se halla del teatro de las bastardas ambiciones
del gabinete de Santiago, pero firme i verdadero patriota. Espera ansioso el
momento de reivindicar sus derechos conculcados o morir lleno de honor en aras
de la patria ultrajada i cobardemente mancillada.
Para tal efecto, cuenta hasta el presente con catorce escuadrones de más de
doscientas plazas cada una, i dos batallones de quinientos; fuerzas compuestas
de individuos que no se arredraran ni ante los sinsabores de una cruda campaña,
ni ante los peligros de una guerra a todas luces desigual
Ofrezco a U. sor. Prefecto, los sentimientos de estimación i respeto.
¡Dios, Patria y libertad!
Bernardo Trigo (3)(Tarija P. d., Marzo 1879)
Este oficio es el último -conocido- que envía una autoridad tarijeña al
Prefecto del Litoral cautivo y en él puede apreciarse el sentimiento vivo por
marchar al teatro de guerra por parte los tarijeños, también proporciona la
cifra de 4.000 soldados que pensaba reunir en Tarija. Se desconoce si el oficio
llegó a destino.
En marzo 22, la lista del Escuadrón Bermejo había llegado, se esperaban las
listas de Tolomosa, Santa Ana, Salinas, San Luis y San Lorenzo.
Hasta el 27 de marzo, las noticias hacían referencia a que el Coronel Justo
Villegas en fecha 14 marzo, había sido nombrado primer Jefe del Escuadrón San
Lorenzo (después llamado Méndez).
A las 7 p.m. del 2 de abril el prefecto recibe un oficio enviado por el sub
prefecto de Chichas en que informaba el suceso ocurrido el día 23 de marzo en
el pueblo de Calama donde ochenta soldados bolivianos al mando de Ladislao
Cabrera combaten a fuerzas chilenas y después de la derrota se retiran al “sud”
(suponemos de Potosi).
Para estas fechas el prefecto recibió la orden de tener listos por lo menos 500
hombres; al día siguiente, el 3 de abril, se recibe la suma de 5000 reales
enviados desde Potosí por orden del Gobierno, suma que en parte cubriría el
“socorro” que debían recibir los soldados.
Para estas fechas culminaban su organización el Batallón Tarija y el Escuadrón
Méndez, pero una vez más las contradicciones se presenta afectando el trabajo
que se ejercía en Tarija. El prefecto Trigo pensó que las tropas debían marchar
a Tupiza para que ahí se abastezcan de armamento con una cantidad de 3000
rifles provenientes de Argentina.
Sin embargo, instrucciones emitidas por Narciso Campero, en su condición de
comandante de la 5ta. División dispuso que parte de las tropas, el denominado
“Escuadrón Méndez”, marchase directamente a Cotagaita y que la prefectura
sustentase todo lo que comprometía la marcha, avalando estos compromisos con
pagarés que se debían enviar hasta Potosí; esta orden desestimada la indicada
por el Presidente Daza que instruía marchar con 500 hombres hasta La Paz vía
Potosí.
Entre tanto las fuerzas en Tarija al mando de José Palazuelos y José
Galleguillos Cossío esperaban la llegada del coronel Justo Villegas para
marchar al frente de batalla. La principal preocupación fue que de reunirse las
tropas las mismas no tenían ni uniformes ni zapatos para la expedición.
El descontento de las tropas por esta situación se reflejó en una especie de
motín perpetrado por el escuadrón Tolomosa quedando estos desconcentrados y en
proceso de dispersión, la respuesta de las autoridades fue inmediata pues el
coronel Víctor Navajas luego de varias acciones de captura obligó a las tropas
a concentrarse de nuevo.
La molestia de las autoridades que organizaban las tropas tarijeña era notoria,
constantemente intercambiaban cartas con sus similares de Potosí,
exteriorizando en dichos despachos los problemas que atravesaban, la falta de
órdenes, la no llegada de los coroneles Villegas y Apodaca que debían tomar el
mando y transportar al Batallón Tarija y al Méndez hacia el norte.(
A todo ello se sumaba otro “esfuerzo” exigido por el gobierno central, el
esfuerzo consistía en que la prefectura diera un aporte de 30000 pesos, una
cantidad inalcanzable para el tesoro departamental que ya pagaba empréstitos
por deudas, por ejemplo a la casa comercial “Trigo y Hermanos” cuyos pagos
alcanzaban la cifra de 1210 pesos bolivianos, solo para el año 1879.
Mientras la concentración de tropa seguía. Las fuerzas provenientes de
Concepción entran a Tarija el 10 de abril y las de San Lorenzo el 11 de abril.
Un panorama de la febril actividad desarrollada esos días es la siguiente
cantidad de correspondencia emitida con instrucciones precisas: el día 12 se
envía un despacho hasta Yunchará ordenando al coronel Miguel de Lizárraga
ponerse de acuerdo con el comandante Augusto Belmonte para reclutar más
hombres; el día 19 se envía una nota al Corregidor de San Luis donde se exige
50 hombres reclutados que debían enviarse al mayor Sebastián Terán; el 25, con
nota dirigida al capitán de Palqui Marcelino Tapia indica que debería disponer
de 50 hombres y remitirlos hasta la capital por la fuga de otros 50; lo mismo
se le ordenó al teniente Dionicio Méndez para que reclutase en los parajes de
Tomayapo, a esto se sumaba la petición hecha por el prefecto para que el Club
Patriótico de la ciudad, envié listas de jóvenes para la Vanguardia.
De los gastos erogados el Tesoro Departamental debía pagar nada más los
“socorros” diarios de la columna de seguridad y dar cumplimiento a la
adquisición de artículos para las fuerzas; en ese sentido se formaron
comisiones para la compra en primer lugar de bayetas, fornituras y chalecos.
Por ejemplo, para la compra de las bayetas se le ofreció pagar a Sebastián
Postigo de Pueblo Viejo a razón de 3 reales por vara, pues poseía para la venta
1000 varas.
Para el fin del mes de abril de aquel 1879, se tenía ya una conformación base
de tropas que formarían luego en la 5ta. División, esas tropas eran de diversa
procedencia, así tenemos:
• Concepción ofreció en un principio 2601 soldados sin contar oficiales,
después se ofrecen 2000 de los cuales 1240 concurren y de esos solo 270 eran
aptos, existiendo todavía entre ellos casados.
• San Lorenzo ofrece 1500 hombres, llegan 240 hombres, aunque la mayoría eran
casados y ancianos.
• La capital de 400 plazas, solo ingresan a la tropa como efectivo 190
soldados.
Toda esta tropa alcanza inicialmente el número de 620 plazas de las cuales se
restan por diversos motivos 180 quedando un efectivo total de 440 plazas
existentes hasta el 21 de abril de 1879.
Con respecto al comandante de las tropas reunidas en Tarija, estaban bajo mando
del coronel Exequiel Apodaca según el siguiente un oficio:
N° 26
24 de abril
Al sor. Gral. Ministro de la guerra
Señor:
Pongo en conocimiento de U. de que a mérito de su respetable oficio sin numero
de 29 de marzo pasado, esta prefectura i comandancia Gral. Ha dictado el día de
ayer una orden general haciendo reconocer al sor. Cnel., Ezequiel Apodaca,
comandante Gral. De la brigada existente en esta ciudad, que debe marchar a su
mando a situarse a Tupiza
Una vez oficializado la orden de quien debería marchar a la cabeza al mando de
la brigada tarijeña se prepara todo lo esencial para despedir a la tropa
tarijeña punto designado por el cuartel Gral. de la 5a división del ejército.
……..
Bernardo Trigo (3) (Tarija P. d., Abril 1879)
Con respecto a la preparación logística se instruye a Evaristo Farfán,
comunario de la zona alta, reunir en el punto de la Patanca 250 corderos, 100
quintales de alfalfa y 100 cargas de leña puesto que las tropas en su ruta
recorrerían esa cuesta.
No obstante los preparativos, acaecían una serie de hechos que perturbaban el
normal desarrollo de la organización militar, así el 24 de abril a horas 7:30
p.m. 180 soldados del escuadrón Méndez luego de disparar a un centinela,
fugaron. (3) (Tarija P. d., abril 1879)
Otra irregularidad tenía que ver con la vestimenta de la tropa, misma que debía
constar de lo siguiente:
• Chaqueta
Pantalón
• Calzoncillo de bayeta
Camisa de Tocuyo
Para el 8 de mayo de 1879, las fuerzas acantonadas en Tarija debían iniciar el
periplo. Se convocó a formación en la plaza central y en misa de campaña
celebrada se bendijo a la tropa, iniciando la marcha cerca las 10 de la mañana.
El total de efectivos que marchaban desde Tarija al cuartel general de la 5ta.
División, vía Tupiza, era de:
500 plazas del Batallón Tarija
220 del Escuadrón Méndez (3) (Tarija P. d., abril 1879)
La tropa del Escuadrón Méndez fue seleccionada por el Coronel Justo Villegas.
El recorrido de la tropa se da por etapas, culminando su llegada a Cotagaita el
mes de agosto
Todo ese mes y el mes de septiembre la 5ta. División quedó en espera de órdenes
superiores para efectuar su expedición hacía Calama o hacia Tarapacá, sin
embargo, ninguna de esas órdenes se produjo, generando impaciencia e
intranquilidad en la tropa establecida en Cotagaita.
Los siguientes apuntes transcritos tienen como base dos documentos fehacientes:
«Diario de Campaña de la 5ta. División cuyo autor es Manuel V. Alba Comisario
de Guerra del General Narciso Campero
• Memoria del Coronel José Exequiel Apodaca (nacido el 20 de octubre de 1831,
en la ciudad de Tarija).
La primera orden asumida por los cuerpos de la 5ta. División era el avance
hacia San Cristóbal cuya partida fue el 13 de septiembre desde San Antonio
cruzando las comunidades de Atocha, Visluri, Agua de Castilla, Pozo Cavado, Rio
Grande, llegando a San Cristóbal el 20 de septiembre caminando un total de 46
leguas (222,089 km.).
Algunos de los pasajes de ese recorrido son descritos por el autor del Diario
de la Quinta División M. Alba quien anota, por ejemplo, que el viernes 17:
“al toque de diana se encontró un soldado de B. Tarija muerto por el frío y
varios en estado de Congelarse: al primero se le dio sepultura, en el mismo
campamento, colocando sobre ella una pequeña cruz; los demás fueron activamente
auxiliados” (4) (Alba, 1882, Pág. 34).
Ya la tropa estacionada en San Cristóbal, preparó durante 10 días su marcha
definitiva al escenario de la guerra. (
El jueves 23 de septiembre se da la orden para que un grupo de la 5ta. División
parta rumbo a Canchas Blancas, pues se tenían informes relativos a la presencia
de patrullas chilenas que recorrían esa zona generando desmanes entre sus
pobladores.
Canchas Blancas desde tiempos de la guerra de independencia fue un sitio
utilizado para paso de tropas de ambos bandos: realistas y patriotas tanto en
las campañas del norte como del sud. En lo comercial era un paso obligado para
las exportaciones de granos, ganado desde el norte argentino hacia los puertos
peruanos y la costa. Los chilenos conocían muy bien la importancia de este
territorio porque percibían que si el alto mando boliviano enviaba tropas para
recuperar Calama lo iban hacer por este sector, además que era necesario poseer
este paso si la intención de Chile estuviese por tomar Potosí.
Una tercera característica de importancia de Canchas Blancas es que si
estuviese en poder de los chilenos, éstos realmente estarían muy cerca de las
minas de plata que entonces era la materia prima de mayor producción boliviana,
es decir su mayor y más importante nervio económico.
Finalmente un cuarto elemento de importancia estratégica de Canchas Blancas es
que tomando ese paso las fuerzas chilenas tendrían muchas posibilidades
exitosas de cortar el abastecimiento de armas al ejército boliviano proveniente
de la compra en la Argentina.
Los escenarios generados a raíz de la posible pérdida de Canchas Blancas eran
perjudiciales para el ejército boliviano y dramáticas para la vida misma de la
nación boliviana.
Es así que viendo esta necesidad y urgencia de sentar presencia en esa región
los coroneles Lino Morales, Exequiel Apodaca y otros jefes, ante las
contradicciones y dubitaciones de Campero, logran conseguir que una fracción de
tropa -por datos vinculados inferimos un aproximado de 750 soldados- se
traslade a Canchas Blancas en busca de su gloria eterna.
Estas tropas bajo el mando de Lino Morales inician su marcha -que luego sería
exitosa- desde San Cristóbal el 6 de noviembre de 1879 y es conformada por el
Batallón Ayacucho, Escuadrón Méndez y parte del Batallón Tarija. La demás tropa
del Batallón Tarija quedaría bajo el mando del Coronel Miguel Estenssoro y
marcharía hacia su otro encuentro con la gloria en los campos del Alto de la
Alianza.
Los expedicionarios que salieron de San Cristóbal a Canchas Blancas conformaron
su mando de la siguiente manera:
Comandante: Coronel Lino Morales - Tarijeño
Segundo comandante: Cnel. Juan Bautista Ayoroa
Comandante de alas: Teniente Coronel Teodoro Villarpando
Comandante de alas: Teniente Coronel Mariano Colodro - Tarijeño
Comandante
de Exploración: Coronel Justo Villegas
Ayudantes: Capitán Rosendo Antelo - Tarijeño
Sargento Mayor: Eulogio Vaca - Tarijeño
Exploradores
del ala derecha: Teniente Juan Cortez - Tarijeño
Exploradores
del ala izquierda: José María Molina - Tarijeño
Jefe de Reclutamiento: Coronel Andrés Rivas
Ayudante: Teniente Marcial Medinaceli
Jefe de Estado Mayor: Coronel Exequiel Apodaca - Tarijeño
Ayudantes: Capitán Juan C. Lagrava
Ayudantes: Capitán Benito Corral
Ayudantes: Capitán Casimiro F. Cortez
Ayudantes: Capitán Benjamín Calderón
Ayudantes: Capitán Fernando Machicado
Ayudantes: Capitán Wenceslao Hurtado
Ordenanza: Sargento León Arce (5)
(Apodaca, 1880, pág. 35)
VENCER O MORIR - LA BATALLA DE CANCHAS BLANCAS
La tropa al mando del Coronel Lino Morales, se organizó de tal manera que no
dejaron nada al azar, las patrullas avanzaban, el trabajo táctico generó la
posibilidad de identificar tres maniobras de combate posibles; la preparación
de alimentación y bebida para la tropa, una peculiaridad es que dentro de esta
bebida se menciona específicamente en los documentos colegidos al Singani y al
vino (5) (Apodaca, 1880, pág. 19); se establece de un servicio de comunicación
efectivo con chaskis y palomas mensajeras, la edificación de puestos de
avanzada y los constantes discursos y consejos propinados por el comandante Morales
que influían en la determinación mental de la tropa bajo la consigna de VENCER
O MORIR.
Todo organizado para el combate, quedó tan sólo esperar la fecha propicia para
el combate. Para no alterar el desarrollo de los hechos trascribimos a
continuación el testimonio de un testigo y combatiente de esa acción el coronel
Apodaca que relata así lo acontecido:
El único larga vista que teníamos estuvo en permanente uso. Desde hace dos días
prohibimos hacer fuego. En una especie de loma, cavamos un túnel, dentro del
túnel con ramificaciones, solo en la noche se cocinaba para el día siguiente;
desde el 10, no se cocinó, todas las comidas eran charqui uvas secas
despepitados, tostado, pito de trigo o pito de maíz, habas hervidas i agua.
Antenoche se hizo bastante asado. Matamos cuatro toritos i se dio a los
soldados asado salado, pito de trigo, con chancaca, i agua, después de eso se
apagó hasta el último tizón
A las diez de la mañana llegaron dos chasquis. La información era que estará el
enemigo al anochecer. A las doce del día llego otro chasqui i un soldado con la
misma noticia, añadiendo que un grupo de enemigos estaba casi a la vista.
Efectivamente a la media hora la patrulla chilena venia formada en columna
paralela. Un larga vista se vio relucir desde un comienzo, con el cual trataban
de orientarse con anticipación del camino i sus contornos. Desde unos cien
metros se apresuraron en cuanto vieron el agua.
Llegaron a la insignificante Kocha, tomaron hasta saciarse, se mojaron la
cabeza, con cuatro vasijas metálicas cargaron agua en sus muías i parte del
grupo volvió de inmediato, mientas que el otro grupo, permaneció observando.
Algunos hicieron sus necesidades a 20 metros de la kocha de agua i luego,
volvieron hacia atrás silbando a los suyos. Los primeros se detuvieron,
charlaron un rato i todos en conjunto se sentaron en el suelo, volvieron sobre
su camino i se perdieron, pero los nuestros, los indios desde los lados
observaban i comenzaron a mandar mensajes, diciendo que una parte regreso con
agua i que los otros durmiendo en una especie de hondonada a unos dos mil
metros de nuestras posiciones.
Nuestro larga vista cubierto por un pequeño tul negro operaba en una alturita
saliendo desde una especie de túnel para que los rayos de sol no dieran con él.
La posibilidad de ubicarlo por otro larga vista enemigo fue estudiada antes, i
pudimos constatar que tal como estaba usado i cubierto no parecía a más de
quinientas varas.
Desde las cinco de la tarde, tuvimos chasqui tras chasqui i el regreso de
algunas patrullas muy adelantadas al norte, centro y sud pero seguimos
escalando las laterales del camino que venía de Canchas Blancas. A las siete de
la noche nuestros vigías vieron la enorme polvareda que levantaba el enemigo
viéndose con toda franqueza rumbo a la kocha de agua, que era la única de la
región i ubicada en la base de la garganta de nuestras posiciones. Calculando
su llegada a caballo, repartimos las bebidas a nuestros soldados, los que
tomaron su merienda hacia una hora i cuando repartimos el ultimo yambui en el
extremo de ala derecha, las tropas chilenas seguramente, sus caballos
seguramente sintieron la humedad i todos en confusión se lanzaron en desorden
polvoriento sobre el agua í al borde la kocha se pisaron los unos a los otros
para llegar primero a tomar agua y eran las ocho de la noche más o menos. La
caballería estaba desmontada.
En ese momento, vino la orden, se deslizaron silenciosamente los bolivianos
atacaron frontalmente, mientras que los indios ganan la retaguardia del enemigo
para caer sobre sus provisiones i destrozarles de cerca a pedradas aprovechando
la noche.
Los chilenos reciben la sorpresa desmontados, i caen en masa primero sobre la
caballería, los caballos inmediatamente son dispersados o tomados por los
nuestros y llevados a recaudo, mientras que se sigue acometiendo a lo largo de
las columnas chilenas ya totalmente sorprendidas i confusas, pues con el primer
plan, se dividió a los enemigos con una maniobra del ala izquierda que se
encajó entre ellos mientras que los de la derecha atacan su retaguardia i los
indios i parte del Ayacucho a su estado Mayor. Las contraseñas expresadas en
quichua y en términos chapacos hacia que en la oscuridad no haya confusión de
los nuestros. Los san lorenceños del Méndez atacaron a cuchillo y machete limpio
al enemigo i tomaron de inmediato la retaguardia mas profunda. Desde el fondo
de la batalla se sentían dolorosos ayes, cuando las tropas de San Lorenzo
hundían sus filos en el vientre enemigo o en la garganta hasta se vio cuadros
de luchas debajo del caballo, cuerpo a cuerpo I escucharse tremendas
interjecciones chapacas transcurrió más de tres cuartos de hora i los tiros se
fueron alejando i conforme vamos avanzando sobre el enemigo, de rato en rato
aún se sentía silbar de piedras de hondas indias dando caza a algún fugitivo.
En este afán llegó la media noche y los chilenos quedaron rechazados,
destrozados. El coronel Juan Bautista Ayoroa i sus tropas siguieron
persiguiendo al enemigo con la caballería que ahora teníamos abundante (5)
(Apodaca, 1880, págs. 19, 20)”
Esta fue la más grande victoria que tuvo el ejército de Bolivia en la Guerra
del Pacifico, gracias a la inteligencia y valor de militares tarijeños.
Respecto al resultado de la batalla, desde todo punto de vista exitoso para las
fuerzas bolivianas, las memorias de E. Apodaca mencionan varias bajas del
ejército chileno entre muertos, heridos, prisioneros además de la toma de
caballos y pertrechos bélicos, pero no establece una cantidad exacta. El
coronel Edmundo Sanabria Morales afirma que el resultado fue de:
“nada menos que 330 muertos y 400 heridos chilenos, 480 caballos, 550 entre
mulas y burros, bastante material bélico, etc., y especialmente documentación
que comprueba que Chile buscaba ocupar los departamentos de Potosí y
Chuquisaca. (6)(http://boliviadecide. blosspot.com, 2015)
Después de esa victoria parte de la tropa victoriosa quedaría por el sector de
Canchas Blancas, ya que 400 soldados marcharían con Lino Morales a la otra
batalla memorable para los ejércitos de Bolivia y Perú: la batalla de Tarapacá.
Es decir que la única batalla de la guerra del Pacífico favorable a los
ejércitos perú-bolivianos, también contó en su resultado con el apoyo de
fuerzas tarijeñas.
El resto de tropa victoriosa de Canchas Blancas quedaron esperando refuerzos
que nunca llegaron, para luego integrarse de nuevo a la 5a División por orden
Campero y las restantes como el Batallón Ayacucho pasaron a Potosí para formar
parte de una división que estaría al mando de Nicanor Flores. De esta forma se
dividió a la gloriosa tropa vencedora de la batalla de Canchas Blancas.
HEROÍSMO TARIJEÑO EN EL ALTO DE LA ALIANZA
Otro hecho glorioso que cupo a las tropas tarijeñas, fue su encuentro con el
enemigo en las arenas de Tacna, en la última y decisiva batalla que enfrentó al
ejército chileno de un lado y a los ejércitos boliviano y peruano del otro.
La 5ta. División marcha desde San Cristóbal hasta Tomave, un recorrido 39
leguas (188.293 Km.) atravesando los poblados de Pucyos, Pampa Pelada, Amachuma
y LLita.
El sufrimiento y el martirio que significó para esas tropas tarijeñas transitar
por el desierto de los Andes es doloroso de relatar. Aguantaron lluvias,
granizadas, frio, falta de alimento, agua, abrigo, alturas superiores a 4000
metros, los conflictos políticos entre Campero, Arce, Camacho Daza, hacía que
el trajín para un soldado que buscaba cumplir su compromiso con su patria se
sintiera doblemente doloroso.
Pese a ello siguieron con disciplina, a esto refería un oficio enviado por el
consulado peruano en Potosí:
“batallón Tarija, constante de 300 plazas, poco más o menos, de jente que
aunque mui buena para el servicio de las armas, no es mui apropiada para
soportar la rigidez de estos climas en la actual estación, i por ello i la
falta de abrigo, han tenido en Tupiza muchas bajas; su instrucción i disciplina
son regulares. Del escuadrón Méndez, constante de 150 plazas aproximadamente,
de jente mui apropiada para caballería, pero que tiene los mismos
inconvenientes de clima que el batallón Tarija, por ser de la misma procedencia”!7)(Ahumada,
1982, Pág. 25).
Algunas noticias recuperadas y que se vinculan con los tarijeños que marcharon
en esa División, nos informan lo siguiente:
de octubre de 1879
“Pasa revista a nuestras provisiones, municiones, caballada, mulas, burros, carretones
i todo anda bien, gracias a la generosidad de Potosí, Cinti i Tarija”.(5)
(Apodaca, 1880, pág. 9)
17 de octubre de 1879
“dos soldados tarijeños murieron de frio y algunos están entumecidos”.
(5) (Apodaca, 1880, pág. 11)
28 de octubre 1879
“Se dio de baja a Elias Gorena, Eulogio Vaca (San lorenceño), Gustavo León
(tarijeño) por su mal comportamiento” (4) (Alba, 1882, pág. 21)
Aunque en la misma noticia se informa que los soldados fueron al encuentro de
patrullas chilenas y al ver 2 personas, creyeron que eran de procedencia
chilena, ahí es cuando el soldado León mata a uno de ellos y consiguientemente
se le inicia proceso, demostrando que las dos personas eran de procedencia
argentina y que trasladaban ganado.
20 de noviembre de 1879
Aniceto Arce hace el regalo de camisas a sus paisanos tarijeños (4) (Alba,
1882, pág. 25)
25 de noviembre de 1879
“este día fueron encontrados tres desertores en un cuarto cubiertos con la leña
de que ahí había, eran del Tarija: las cómplices eran las rabonas.
El jefe del Batallón hizo castigar a unos y otras. Después de haber sufrido
quinientos palos uno de ellos, se levantó y en vos alta dijo: compañeros he
pagado mi delito, viva la 5a división y vamos adelante.(4)(Alba, 1882, pág. 26)
de diciembre de 1879
“tuvo lugar la inhumación del soldado Manuel Ruilova de la 6a compañía del
Tarija. Se distribuyó la ropa mandada por los oficiales por el doctor Aniceto
Arce y como ella no alcanzaba para todos de la división se procedió al sorteo,
habiendo tocado a los del Bustillo y Chorolque que fueron los únicos
uniformados”. Los demás entre ellos los del Tarija se quedaron con lo que
tenían. (4) (Alba, 1882, pág. 28)
diciembre de 1879 - la purísima Concepción
“Oyó misa toda la división en la plaza (Salinas de Garci y Mendoza) habiendo
acompañado en la procesión de la Virjen el Batallón Tarija” (4) (Alba, 1882,
pág. 28). Muchos de los soldados eran de Concepción por eso a la alusión de la
fecha.
11 de diciembre de 1879
“se castigó con quinientos azotes a un soldado de B. Tarija que de puro
aburrido se insolentó contra sus superiores y deseaba se le fusile antes que
continuar”. (4) (Alba, 1882, pág. 29)
23 de diciembre de 1879
“Desertaron del Batallón Tarija 17 soldados horadando la pared de la habitación
en que estaban”(4) (Alba, 1882, pág. 30). A esta situación escribe Apodaca lo
siguiente: “supimos que 17 soldados del batallón Tarija, desertaron, horadando
la pared se fueron el 23 de diciembre, cuando supieron que el doctor Ángel
Castillo de Huanchaca no hacía sino desviar la dirección de la quinta división
y cuando supieron que tenía que atacar a sus hermanos de Oruro en caso de que
esa plaza no se rinda al general Campero”. (5) (Apodaca, 1880, pág. 29)
27 de diciembre de 1879
Se produce el nombramiento de Narciso Campero como general en jefe del
ejército, Ladislao Cabrera su secretario.
30 de diciembre de 1879
“Sepultamos el cadáver de un soldado del B. Tarija muerto por las fatigas de
marcha del 28” (4) (Alba, 1882, pág. 32).
de enero de 1880
“se tiene comunicación de la orden de marcha hacia Tacna” (4) (Alba, 1882, pág.
32).
10 de enero de 1880
“Desertó el teniente 2o habilitado del Tarija Máximo Zelaya y el oficial
Inocencio Rojas fue dado de baja” (4) (Alba, 1882, pág. 34).
de enero de 1880
“fuimos informados de que el centinela Francisco Álvarez del Tarija, dejando su
fusil había emprendido la fuga y fue capturado por los indígenas y cuando lo
llevaban y le aseguro que iba a morir contesto con indiferencia, así será y
quedo profundamente dormido al pie del centinela” -continua el día 12-“Amaneció
el día y fue recordado del último profundo sueño el soldado que hemos
mencionado.... Un sargento hizo las veces de sacerdote, exhortándole a que
muriera con resignación, entre tanto, se clavaba en la puerta del cementerio un
grueso vigon y las fuerzas venían a ocupar la plaza formando en cuadro. El
coronel Estenssoro primer jefe del Tarija y otros. Suplicábamos al doctor
Cabrera para que consiguiera el perdón, porque los momentos eran supremos…
entre tanto nada se había conseguido del general las fuerzas estaban formadas y
Francisco Álvarez, salía de la capilla con paso firme, acompañado de su
sargento; rezaba en voz alta y se arrimaba al vigon un poco más después se
escuchaba la detonación de rifles y caía el cadáver al suelo”. (4) (Alba, 1882,
pág. 34)
12 de marzo de 1880
“un soldado de Padcaya, enfermo se sintió sano al atardecer, se levantó del
descanso i grito: miren es la quebrada del Rujero... corrió como para tomar
agua, y cayó muerto. Otros antes de morir hablan de su madre o de su hermanito
menor. Recuerdan a Bartolo, a Camataqui, a Puna, agarrando alguna vieja carta
de su familia que me piden que lea, al poco, mueren silenciosamente dejando
caer una seca lágrima que apenas hace brillar sus ojos. Un Chapaco de San
Lorenzo hablaba de Sella medio quiso entonar algo. Parecía que recordaba los
arboles verdes, los taraschis de los trigales i de repente blanqueo los ojos i
quedo muerto”. Aquí nadie dice nada cuando se muere. Solo un suspiro, todo es
escaso hasta las lágrimas. Las lágrimas están dentro del ojo, pero no salen.”
(5) (Apodaca, 1880, pág. 31)
Esto rememoraba el coronel Apodaca sobre el sufrimiento de sus coterráneos.
Parte del diario de Campaña de la 5a división desde finales de enero hasta el
21 de marzo quedo perdido según relata el autor Alba.
Entre tanto, toma el mando de la 5a división el general Claudio Acosta, la
orden era ir al teatro de operaciones, el 4 de abril la división parte hacia
Tacna.
Hasta aquí hemos visto cómo desde Tarija se organizaron las fuerzas que
marcharían a la guerra del Pacífico desde el momento mismo que se supo la
noticia de la invasión: los periplos que significaron organizar las tropas,
equiparlas, los esfuerzos por conseguir recursos para cumplir con los contratos
de logística; la intervención exitosa de las fuerzas tarijeñas en la batalla de
Canchas Blancas; el sufrimiento de esas mismas tropas en su travesía al Perú
para reunirse con las tropas del ejército peruano; el sufrimiento de los
soldados del Batallón Tarija, las idas y vueltas de los jefes; las dubitaciones
y determinaciones de sus comandantes y ahora anotaremos el último gran esfuerzo
del Batallón Tarija: su participación en la batalla del Alto de la Alianza.
EL ÚLTIMO ESFUERZO, GLORIA TARIJEÑA EN EL ALTO DE LA ALIANZA
Reunidos el General en Jefe del ejército aliado Narciso Campero, el Comandante
General Eliodoro Camacho por Bolivia, el Contraalmirante Lizardo Montero
comandante del Primer Ejército del Sur del Perú, acordaron hacer frente a las
tropas enemigas en el alto del valle de Tacna por la posición estratégica y
favorable que presentaba para los planes aliados. La disposición de las fuerzas
estableció que: “tomando por base de operaciones, por la derecha la quebrada
del diablo y por la izquierda lo mejor de las fuerzas” (4) (Alba, 1882, pág.
39). Y lo mejor de las fuerzas según el documento trascrito estaba formada por
los batallones Sucre, Tarija, y el Viedma.
Para el 26 de mayo de 1880 a horas de 6 a. m. el telégrafo indicaba enemigo a
la vista, el batallón Tarija reunido alerta esperando órdenes para el encuentro
con su destino, los soldados agrupados entre suspiros y recuerdos entonaban una
histórica composición tarijeña que decía: “La vidita no me quiere, no me
quiere, no me tendrá voluntad. Yo lay de cambiar con otra jajay. Qué tal le
parecerá. La viditay San Lorenzo”, todos versos que les recordaban su valle
querido. Añoranzas de sus madres, sus hermanos, hijos -evocación del pago
querido-, toda esa tropa que recorrió miles de kilómetros con los sufrimientos
consabidos pero con la satisfacción de estar en el lugar que debían y en espera
de cumplir su deber para con la patria.
La cantidad de hombres, según Campero, era de 22000 chilenos contra 9300
hombres, otros autores como Roberto Querejazu identifica 19600 chilenos
entrarían en combate contra 12000 aliados (8) (Querejazu, pág. 393). Las
primeras aproximaciones del ejército chileno se daba en el costado izquierdo de
las fuerzas Perú - Bolivianas a esto el General Campero dice “la dirección por
donde avanzaban formando una línea de circunvalación, era nuestra ala
izquierda, como lo que había previsto yo desde el principio; razón por la que
coloqué allí a nuestras mejores reservas” (9) (Campero, 1880, Pág. 16)
El combate comenzó desde el sector izquierdo aliado, el primer Batallón en
entrar en combate fue el Batallón Tarija, chocó frontalmente en un golpe seco,
sangriento y eterno contra el regimiento chileno Esmeralda (conformado por 1200
hombres).
El Tgral. Enrique Vidaurre, del ejército boliviano, afirma que la acción del
Batallón Tarija: “fue una sorpresa por el fuego al enemigo causando entre 80 a
100 bajas al regimiento chileno Esmeralda que tenía a su frente. El Tarija
luego abandonó sus improvisados parapetos formados como en toda la línea de
montículos para avanzar al llano en busca de la pelea cuerpo a cuerpo.
Oponiendo por el fuego durante el avance tenaz resistencia a la densa masa
enemiga hasta 40 metros de distancia.”(10) (Vidaurre, pág. 69).
Campero al referirse a este momento señalaba que no se lo esperaba: “atribuí
-el avance de las fuerzas tarijeñas- al excesivo ardimiento de nuestros
soldados y a su carácter impetuoso y precipitado” (9) (Campero, 1880, pág. 16).
La lucha del sector izquierdo fue la más encarnizada, el valor y la resistencia
de los soldados del Batallón Tarija rayaba en el heroísmo por el no envió de
refuerzos aliados y por el constante apoyo de las tropas chilenas al regimiento
Esmeralda.
Sobre este pasaje dice el autor Vidaurre: “su comandante el coronel Miguel
Estenssoro, hizo todo lo que se pudo en aquella jornada. Impulsando a su gente
hasta hacer retroceder a la infantería contraria que pudo reorganizarse en una
ondulación del terreno, constituidos por contingentes frescos de la artillería
de marina, hasta conseguir rodear el flanco izquierdo Perú boliviano. El Tarija
con grandes claros en sus filas producidos por el efecto del fuego, se vio
obligado a ceder el campo contrario.” (10) (Vidaurre, pág. 70).
Los valerosos tarijeños quedaban prácticamente diezmados por el fuego enemigo
en aquella épica jornada del 26 de mayo de 1880.
Después de un año que las tropas tarijeñas salieron de sus hogares encontraron
-muchas de esas tropas- su descanso eterno en el Alto de la Alianza. Lo que la
lluvia, el granizo, la altura, hambruna, la politiquería, el frio, el abandono,
las inmensas distancias no pudieron antes conseguir, lo hizo el fuego y la
metralla del ejército enemigo.
Aproximadamente a las tres de la tarde el ejército chileno alcanzaba las
cumbres de Tacna, quedando el ejército aliado en derrota y en retirada.
Días después sólo algunos jefes del Batallón Tarija aparecían en las listas de
prisioneros hechas por el ejército chileno por ejemplo el Teniente Coronel
Mariano Calbimontes, el Capitán Camilo Porcel, el Teniente Julián A. López y el
teniente José B. Otermin, los más habían muerto en el campo de batalla.
Los pocos soldados sobrevivientes del épico Batallón Tarija, que marchaban en
retirada hacia el suelo patrio, tomaban retorno por diferentes vías, unos por:
“las serranías para salir al departamento de Oruro” (4) (Alba, 1882, pág. 46)
entre ellos algunos jefes como: el capitán Rosendo Antelo, el sargento
Sebastián Terán, Desiderio de la Vega; otros tomaron la ruta de Coro Coro - La
Paz previa organización en el poblado de Yarapalca, entre ellos: el teniente
tarijeño Alfredo Catoira, Juan C. Lagrava, el coronel Juan Bautista Ayoroa
estos dos últimos vencedores en Canchas Blancas. Después de largo recorrido los
supervivientes tarijeños un jueves 10 de junio de 1880, llegaban a La Paz
después de casi dos semanas de marcha.
Desde La Paz, ya desmovilizados, se trasladaron a Tarija en grupos dispersos,
concluyendo con ello la heroica y pocas veces recordada participación de
fuerzas tarijeñas en la guerra del Pacífico. Su haber está anotado en las dos
batallas en que se venció al ejército enemigo (Canchas Blancas - 12 de
Noviembre 1879 y Tarapacá - 27 de Noviembre 1879) y ser los primeros en la
inmolación patriótica en la última y más feroz batalla de aquella guerra.
¡Gloria eterna a esas tropas tarijeñas!
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