«Los aviadores paraguayos raramente se arriesgaban a volar sobre las líneas de
fuego bolivianas...en cambio los aviadores bolivianos, volaban normalmente por
debajo de los 1.000 metros de altura sobre las líneas de fuego
paraguayas».<--------------------->
—En la batalla de Villamontes, una de las actividades que cumplieron los
pilotos bolivianos, fue en favor de nuestra artillería, identificando
movimientos y emplazamientos de los cañones enemigos.
Nuestros aviadores operaban sin descanso delante y detrás de las líneas
enemigas. Sus acciones fueron anónimas, numerosas y decisivas en la batalla de
Higüirarú y en la ocupación del pueblo de Tarairí. Las acciones de los
aeroplanos del Grupo Aéreo Mayor Ernst se desencadenaban sobre los campos de
aviación enemigos, especialmente contra los aviones de combate y de transporte
desplegados en Ibamirantí, aeropista paraguaya en la cual se había observado
intenso tráfico aéreo.
—La interdicción de bombardeo y ametrallamiento permitió averiar y poner fuera
de combate algunos aviones adversarios y es ante nuestra presión aérea
constante que las tropas enemigas aumentaron los emplazamientos de sus armas
antiaéreas en la pista de Ibamirantí, en Puesto Central, Ñahuapua y
Capirenda.
—Nuestros aeroplanos, en todas las horas del día y a veces hasta en las noches,
operaban desde los campos de aviación situados detrás y delante de las
serranías de Aguaragüe, Tarimacua y Charagua, a alturas relativamente bajas,
volando de cima en cima, de quebrada en quebrada.
Los aviadores paraguayos raramente se arriesgaban a volar sobre las líneas de
fuego bolivianas a alturas inferiores a los 1.500 metros; por consiguiente, sus
reconocimientos aéreos directos en el área de las trincheras no fueron
satisfactorios. Resaltar que los aviadores bolivianos, volaban normalmente por
debajo de los 1.000 metros de altura sobre las líneas de fuego paraguayas.
(OCO).
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