Historias de Bolivia, Archivos Históricos.- Sitio dedicado a la recolección de notas periodísticas, revistas, libros, fotografías, postales, litografías, investigaciones, curiosidades, etc., etc. Todo lo relacionado con la historia de nuestra patria Bolivia. (Historia de Bolivia).

4 DE NOVIEMBRE DE 1964, BARRIENTOS Y OVANDO


Por: Enrique Rocha Monroy  / Esta nota fue publicada en el periódico Página Siete el 4 de noviembre de 2014.

El general Alfredo Ovando Candia ejecutó, con el general René Barrientos Ortuño, el golpe de Estado del 4 noviembre de 1964 contra el presidente Víctor Paz Estenssoro; los dos militares organizaron la junta de gobierno restauradora de la oligarquía nacional.
Los dos generales escogieron cuidadosamente al presidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol). Nombraron al coronel Juan Lechín Suárez. No es que poseyera conocimientos especializados en la materia, pero, como homónimo y medio hermano del dirigente máximo de los trabajadores, Juan Lechín Oquendo, querían llegar hasta ellos sin mayor resistencia, en una primera etapa. 
En esa fase, el coronel Lechín declaró a la prensa: "La Comibol se está convirtiendo en una entidad rentable; se calcula que este año la entidad fiscal tendrá un superávit de 1,5 millones a dos millones de dólares”. 
Ese promisor pronóstico debía cumplirse sin mayores inconvenientes por las cotizaciones cada vez más altas del estaño en el mercado internacional. Pero no fue así. Para eso el plan tenía otras facetas, que fueron desenvolviéndose implacablemente.
La Junta designó como miembros del directorio y altos funcionarios de la Comibol a militares y exmilitares de conocida posición reaccionaria, algunos de ellos ligados por vínculos de familia a los representantes de las antiguas empresas echando a quienes estaban llevando adelante los planes de resurgimiento. 

La Comibol debía aportar ese año un mínimo de 5,8 millones de dólares para el presupuesto nacional, que había crecido a raíz de la duplicación de los efectivos de las Fuerzas Armadas y del aumento de sueldos a sus jefes y oficiales. De esa forma se la sumía, otra vez, en una situación deficitaria.
Lechín fue apresado y desterrado el 15 de mayo, cuando abandonó el refugio donde estaba oculto, confiado en las expresas garantías que le había transmitido la Junta de Gobierno y el general Barrientos. 
Deportado Lechín tenía que producirse la huelga de los trabajadores. Era lo que la Junta había buscado. "A una pregunta de qué se hará si se produce una huelga, el general Barrientos respondió: "!Ah! ¡Tomaremos las medidas más enérgicas para salvar a los trabajadores y al país. Con toda seguridad y sin vacilar! Ni remotamente vacilaremos en eso”.
Había llegado el momento y, "sin vacilación”, se desató la matanza. En las minas de Kami, Telamayu, Milluni, Oruro y, finalmente, en La Paz. Cientos de obreros, mujeres, niños fueron muertos y cerca de un millar heridos. 
En La Paz, la carnicería fue espantosa. No obstante el empeño de la prensa por aminorar la magnitud del suceso, algo de su monstruosidad se traslució en El Diario de 25 de mayo. Con la pretensión de justificar las acciones de las tropas de Barrientos, las describió así: "Los grupos de soldados que efectuaban tareas de patrullaje por las principales calles tuvieron que valerse de todos los medios a su alcance para impedir la continuación del fuego de los francotiradores. El tiroteo fue haciéndose intenso. Los soldados se movían de un lado a otro disparando sus armas contra todo objeto movible. El fuego se generalizó en toda la zona y adquirió caracteres espectaculares”. 
Barrientos dijo: "Cualquier duda, vacilación o retroceso sería deserción. Hay que aplastar la vasta conspiración comunista planeada y costeada por el extremismo internacional”.
Esa era la explicación para el exterior y particularmente para Estados Unidos. En Bolivia nadie le dio crédito. Era una de las tantas afirmaciones con la conocida irresponsabilidad. Es más. Hubo un detalle que, trágicamente, puso en evidencia su completa falsedad. Sabido es que el único núcleo comunista de consideración entre los obreros era el de la mina Siglo XX. Sin embargo, la matanza fue ejecutada en Milluni, Kami, Oruro, Telamayu y La Paz, donde los comunistas, si los había, podían contarse con los dedos de las manos. Así se inició la ominosa era del general René Barrientos Ortuño, padre de las dictaduras militares.
-----------------------
Links relacionados:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Historias de Bolivia. Con la tecnología de Blogger.