Por: Jorge Escobari Cusicanqui - La Paz Bolivia 1975 // Este
artículo fue tomado de: http://www.cochabamba-historica.com/tema8.htm // Foto: Monseñor
Miguel de los Santos Taborga.
CAPÍTULO. “TÍTULOS DE BOLIVIA SOBRE ATACAMA”
Página 69-70-71. Sobre Monseñor Miguel de los Santos Taborga
contra Monseñor Orrego de La Serena.
En la empresa de legitimizar a favor suyo la propiedad
ajena, Chile emitió una serie de acciones de “empeño e inspiración dolosa”,
admirable por los resultados logrados, como por la agudeza que denotan, no
llegan a echar sombra alguna sobre el derecho boliviano, pero llaman la
atención por el ingenio empleado en ella, tergiversaciones que colocan la
verdad en duro aprieto.
Uno de los intentos de crear confusión en torno de los
títulos bolivianos sobre Atacama, trascendió en Bolivia al producirse la
invasión de las tropas chilenas.
EL Obispo chileno de la Serena, Monseñor Orrego, en oficio
dirigido al Ministro de Culto de esa nación, había calificado de “oportuna
y acertada” la ocupación del Litoral boliviano y teniendo en cuenta su
natural curiosidad por saber hasta dónde llegaría el avance del Ejército de
Chile, manifestó que había “procurado conocer bien los límites septentrionales
de su jurisdicción diocesana…”
Si vuestra diócesis no tuviera un territorio bien demarcado,
¿qué clase de Obispo seréis vos, Monseñor? ¿Sólo hoy procuráis conocer bien los
límites septentrionales de nuestra jurisdicción? … ¿Pero qué os impedía
conocerlos mucho antes? ¿No era ésta una obligación estrictísima? ¿No era una
obligación de conciencia?”
Luego de expresar que la moral condena toda guerra que se
promueve para usurpar algunas toneladas de salitre y guano, añadía: “Cuando
contra toda razón y derecho suscribís a la usurpación más inicua hecha por la
fuerza bruta, ¿de dónde, Monseñor, sacará fuerzas vuestra palabra para condenar
la usurpación del patrimonio de San Pedro?...”
Finalmente, como si intuyera la intensificación futura de
los afanes chilenos por adulterar aquellos títulos y poniendo en evidencia la
única forma como Chile podría implantar su presencia en territorio boliviano,
le decía: “Es bien claro que la agresión chilena no se resolverá con la
pluma.-Pero no es menos claro, Monseñor, que ni con todo el ejército de la
Rusia podéis adquirir jurisdicción sobre un solo palmo de territorio
boliviano”…
Y esto es sumamente importante…En esa oportunidad Monseñor
de los Santos Taborga mencionó varias adulteraciones de documentos realizadas
en Chile, entre ellas, la el “Compendio de la Historia Geográfica Natural
y Civil del Reino de Chile” del Abate Juan I de Molina; la del “Compendio
Histórico” de don Jacinto Quiroga; la del “Historia de Chile” del
Maestro el Campo don Pedro de Córdova y Figueroa; en cuya edición hecha
en Santiago en 1862, se había puesto puntos suspensivos en la indicación
de los grados de latitud entre los que se extendía Chile; y las de dos obras
escritas por el padre jesuita Miguel de Olivares, la una editada en
Santiago en 1864 titulada “Historia Militar y Civil y Sagrada de Chile” en
la que figura el grado 22 como límite entre Chile y Bolivia, y la otra “Historia
de la Compañía de Jesús en Chile” editada en 1874 también en Santiago, en la
que “se hace señalar” al mismo autor dicho límite en el grado 24.
Ante la insistencia de ciertos escritores chilenos de
ganarse la simpatía de sus compatriotas interesados en perpetuar la conquista
por la falsificación de documentos, se editaron en Bolivia varias publicaciones
que precisaron con toda claridad los títulos bolivianos sobre Atacama y que
pusieron al descubierto aquellos procedimientos dolosos. En el libro citado el
autor don Jorge Escobari Cusicanqui se establecen más de diez verdades
históricas.
Varios volúmenes nacionales han contestado
rectificando las falsedades refutando ampliamente las tergiversaciones con
verdades incontrovertibles sustentadas en reiteradas veces con argumentaciones
provenientes del mismo país que demostraron sus propias contradicciones.
Así por ejemplo en el memorial citado de Monseñor Miguel de
los Santos Taborga, se desmienten las aseveraciones chilenas con documentos
provenientes de Chile como “La Crónica del Reyno de Chile” escrita por el
capitán don Pedro Mariño de Loreda reducida a nuevo métodos y
estilo por el P Bartolomé de Escóbar manuscrito de fines del siglo XVI
editado en Santiago en 1865 por los compiladores de la “Colección de
Historiadores de Chile”, los testimonios de Cristóbal Suárez de Figueroa,
editados en España en 1613 y reimpresos en hile en 1864; la “Descripción de los
Obispados de Santiago y Concepción” suscrita por el cosmógrafo don Come
Bueno, editada en Chile en 1876; y el “Informe al Rey” de don Joaquín
Villarreal.
Publicaciones estas que demuestran fehacientemente que
Chile se iniciaba en el río Salado o valle de Copiapó y que el desierto de
Atacama fue siempre del Alto Perú o Bolivia.
Después de una serie de importantes consideraciones, el
autor demuestra en forma meridiana la verdad histórica y concluye: “Está pues
demostrado que el verdadero móvil de la conquista del litoral boliviano por
parte de Chile, ha sido la posesión de las riquezas de dicha región y no, como
se trata de persuadir al pueblo chileno: “la reivindicación del
territorio”
Sobre Atacama, como vimos no tiene ese país título legal
alguno. Ante la insistencia de los escritores chilenos en el empleo
injustificado de aquel vocablo, no cabría sino repetir las expresiones de
Monseñor Miguel de los Santos Taborga:”…gracias a la inventiva chilena, la
palabra reivindicación será desde hoy aceptada en el mundo como sinónimo de
felonía y usurpación”.
Trascrito del libro
original por Gastón Cornejo Bascopé
Presidente de la
Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos.
Cochabamba, abril
2013.
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