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LOS DISCORDES EN CONCORDIA, EN PAZ Y AMOR SE JUNTARON, Y UN PUEBLO DE PAZ FUNDARON PARA PERPETUA MEMORIA

Por: Maurice Cazorla Murillo / Este artículo fue originalmente publicado en El Fulgor de Oruro, el  22 de octubre de 2017. // https://elfulgor.com/noticia/54/los-discordes-en-concordia-en-paz-y-amor-se-juntaron-y-un-pueblo-de-paz-fundaron-para-perpetua-memoria

Esta leyenda plasmada en el escudo departamental de La Paz, refleja un hecho histórico que se muestra desconocido para las generaciones actuales. Hace muchos años, al autor de esta nota, le tocó aprender de memoria para una disertación escolar. Como de costumbre, la educación memorística no aportó en nada el fondo de esta expresión. Fueron muchos años después, al residir en la que se llamó también “La Paz de Ayacucho”, revisando viejos documentos y añeja bibliografía pudimos encontrar el significado histórico.
Nos remontamos al año de 1548, año de fundación de lo que se llamaría “Nuestra Señora de La Paz”, el 20 de octubre del año del señor de 1548. Para nuestro relato, invitaremos a un investigador desconocido, pero de los más proficuos que aquella ciudad tuvo hace muchos años don Ismael Sotomayor. En ese tiempo, se puso fin a la guerra civil con la ejecución de Gonzalo Pizarro luego de la batalla de Huarina el 20 de octubre de 1547, mandada su cabeza en picota hasta la corte del Rey para atestiguar el fin de esta mentada guerra que no fue otra cosa que la ambición por el oro que los incas habían mostrado y que en 1545 Atahuallpa había prometido en Cajamarca llenar una habitación de oro si lo dejaban libre. Desde esa vez, se tejió la leyenda del “Dorado” y de ciudades llenas de oro, y eso fue lo que provocó esta guerra. El Virrey del Perú, en ese tiempo, don Pedro de la Gasca decidió que se fundase una ciudad en medio de los caminos que llevaban de Cuzco a la ciudad de Potosí y La Plata, que precisamente selle con un acto de fundación y para eliminar, como quien dice ahora, las “malas vibras”, poblar el lugar con gente dedicada a la explotación minera, el comercio y otros oficios de la época. Se le dio credenciales a don Alonso de Mendoza, y aun año del triunfo en la batalla de Huarina fue recibido en el pueblo de Laja donde se firmó el acta de Fundación (El autor aún se pregunta: ¿Dónde está la famosa acta?). Se le puso el nombre de “Nuestra Señora de La Paz”, evocando que nunca más habría un enfrentamiento como el visto en esos años. Con cuarenta vecinos se inició el poblamiento y la elección de autoridades. Sin embargo, se decidió emplazar el nuevo trazo de dameros de la ciudad en el sector de Churubamba en el cauce del rio “Choqueyapu” (cementera de oro) por ser de clima más benigno que Laja y por tener mejores condiciones. Se dividió la Villa específicamente el espacio para los españoles y los indígenas se los concentró alrededor de las Iglesias de Santa Bárbara, San Francisco y San Sebastián. Espacios que ya mezclados en modernos edificios de cemento, pueden contar historias de hace más de quinientos años.
Así transcurría la fundación de La Paz, su majestad Don Carlos V le concedió Escudo de Armas mediante cédula real de 1555, siguiendo la descripción de Ismael Sotomayor: “de un campo amplio, una corona de olivos, abajo en diestra, un cordero y en siniestra un león separados por un río (el Choqueyapu); yelmo fuera de la orla con cimera de una paloma hecha, que sostiene una rama de laurel en el pico, y teniendo el escudo todo por mote: “los discordes en concordia – en paz y amor se juntaron.- y pueblo de Paz fundaron- para perpetua memoria”.
La adición del Illimani en el mentado escudo, es posterior a la imposición Real, porque Carlos V no conoció de la famosa montaña, y como resultaba bonito y simbólico decidieron añadir como símbolo a perpetuidad.
Por decreto de 29 de diciembre de 1826, durante la presidencia del Mariscal Antonio José de Sucre, se denomina “La Paz de Ayacucho”, en homenaje a la memorable batalla que permitió derrotar a los absolutistas españoles, en recompensa a los sacrificios de aquella ciudad a la Independencia. Esta denominación vigente, ya no se la usa, sin embargo, los nostálgicos aun la utilizamos pero arranca comentarios despectivos, desaprobación y censura sumidos en ignorancia solicitando eliminar ese complemento de “Ayacucho” aduciendo “error” y desconocimiento de la “historia paceña”. Paradojas de la historia.
Sin embargo, esta ciudad tuvo controvertida alteración a la alegórica “Paz”, escenario de enfrentamientos por el poder, luchas civiles, en la misma plaza central ahora denominada “Murillo”, del cual en otro momento hablaremos del monumento al torero, se asesinó a gobernantes y ciudadanos. Desde los balcones del palacio que fue quemado, se proclamó la guerra civil enarbolando el “Federalismo”, que no fue otra excusa más que constituir a “La Paz de Ayacucho” como sede de gobierno y capital accidental luego de derrotar a los “discordes”. Así fue la fundación de aquella ciudad, con mucha historia y anécdotas que algún día lo haremos a nuestro estilo, recorriendo sus viejas calles de noche, contando su historia que ahora se la ignora.
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El 20 de octubre de 1548 el conquistador español Alonso de Mendoza fundaba la ciudad de La Paz. El capitán don Pedro de Gasca había ordenado a Alonso de Mendoza el levantamiento de una ciudad que conmemorase el final de las guerras civiles del virreinato del Perú entre pizarristas y almagristas, y de ahí su nombre: Nuestra Señora de la Paz. La ciudad se asentó inicialmente en el poblado de Laja, pero fue inmediatamente trasladada al valle del Chuquiago. Carlos V le dio rango de ciudad en 1555 inscribiendo en su escudo de armas la leyenda: «Los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y el pueblo de la paz fundaron para perpetua memoria».
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