Por: Guillermo Mejillones Quispe / Parte de su tesis de investigación para
optar el título de Licenciatura en Historia. UMSA / Marzo de 2017. // Foto:
(Guerra del Chaco) Ametralladora ligera de procedencia checoslovaca en el
ejército boliviano. (Foto de Kurt Severin / ullstein bild a través de Getty
Images)
De acuerdo con Hiram Loayza (1928), en su libro El espionaje en Bolivia,
Delitos de deserción frustrada, Proceso militar contra suboficiales extranjeros
y civiles extranjeros, representantes de Bolivia en Dantizg – Alemania –
contrataron una misión militar para el servicio de nuestro ejército. El 28
de octubre de 1927 arriban a la ciudad de La Paz los Suboficiales: Otto Litwin,
Alfredo Niedrich, León Riechert y Carlos Heidrich, estos se alojaron, el
primero en el hotel Metropolitano, y los otros tres en el hotel Rhenania (los
dos hoteles ubicados en la ciudad de La Paz), pero todos ellos, por natural
camaradería comían juntos en el hotel Rhenania.
En relación con la contratación de militares extranjeros, Gerardo Irusta,
señala que Bolivia empezó a contratar militares extranjeros, pero ni siquiera
de alta graduación y experiencia, sino más bien suboficiales y clases
particularmente de nacionalidad alemana que en gran medida se parecía a
mercenarios, y que prestaran servicio de instructores para nuestros soldados,
en lugar de invertir esos mismos recursos financieros en enviar a nuestros
oficiales bolivianos a aprender la ciencia y el arte de la guerra en otras
naciones. Además, se colocaba en reparticiones altamente patrióticas a
extranjeros que no sentían ninguna identidad con Bolivia. Había la tendencia de
colocar en puesto de jefes a extranjeros por el simple hecho de no ser
nacional, y relegaban a los nacionales con capacidad en los puestos
secundarios.
De acuerdo al proceso militar instaurado contra los suboficiales, el 28 de
noviembre de 1927, llegaron coincidentemente a la ciudad de La Paz, una pareja
de supuestos esposos; Rodolfo Landesmann y María Margarita Trinidad Sagredo. El
señor Landesmann había intentado ingresar al ejército boliviano, pero, el Jefe
de Estado Mayor General de entonces; General José C. Quirós, rechazó su
incorporación al ejército nacional y no se le permite su ingreso a las filas
militares. Las vías de ingreso al ejercito eran dos las más comunes, la de
recomendación de algún alto personero. Y el ingreso por medio de sus
capacidades técnicas en algún ramo militar (méritos). Pero, existieron pocos
casos de estos ingresos. El ingreso de extranjeros se realizaba en la medida de
las misiones extranjeras que el gobierno había ponderado.
Los agentes Landesmann y Sagredo seguían cautelosos a los suboficiales llegados
de Alemania y se alojaron también en el hotel Rhenania donde estaban los
suboficiales alemanes. Estos escuchaban sus conversaciones en el comedor del
hotel en la mesa más próxima. Aparece en estos trajines Eduardo Escobar quien
llegó al país el 15 de noviembre de 1927, a la ciudad de La Paz procedente de
Arica, alojándose en una casa de la calle Loayza, pero, en un momento dado, a
poco de que llegaron Landesmann y Sagredo se fue a alojar al hotel Rhenania.
Eduardo Escobar fue el que lleva y trae mensajes entre el encargado de Negocios
del Paraguay Sr. Benjamín Velilla y la señora Sagredo.
El 4 de diciembre, el súbdito Rodolfo Landesmann hace su primer contacto con el
suboficial alemán: Alfredo Niedrich, Rodolfo le manifestó que era también
militar capitán del ejército húngaro y le explicó su intención de ingresar al
ejército boliviano, mostrándole una carta que decía ser recomendación de la
Legación de Bolivia en Lima. Luego trabaron la amistad y comenzó la maquinación
del agente externo. Los militares alemanes tras permanecer dos meses en el
servicio del Ejército boliviano, fueron contactados en el hotel Rhenania, por
Landesmann quien en medio de constantes invitaciones, empezó su trabajo para
conocer y ganar confianza con ese grupo de militares alemanes.
Días después los suboficiales se mostraron descontentos por no ser pagados
puntualmente en sus haberes, así se expresaban mientras comían. Landesmann
aprovechó la oportunidad para persuadir y convencer a los militares alemanes.
Comenzó sus maquinaciones para que los suboficiales abandonaran el ejército
Bolivia para luego incorporarse al ejército paraguayo. Landesmann había llevado
antes a los suboficiales Niedrich y Riechert Fring a la Legación Paraguaya que
estaba ubicada en un chalets de Obrajes en la ciudad de La Paz, Fring los
presentó al Encargado de Negocios, señor Benjamín Velilla. Se habló de la
incorporación de los suboficiales en el ejército paraguayo. Velilla acepto las
proposiciones y les ofreció los medios de movilidad necesarios y
pasaportes.
Niedrich, Riechert y Heidrich, estando una noche librando tragos con el rumano
Landesmann festejando el cumpleaños de Otto Litwin, intentaron convencer a este
último, de asumir la misma actitud, dejar el ejército boliviano para
incorporarse al paraguayo con mejores perspectivas y futuro, en principio, y
esa noche mientras compartían tragos, Litwin acepto la oferta entre la
borrachera, sin embargo, luego de despejados las horas de bebidas alcohólicas
al día siguientes, Litwin se retractó de sus compromisos. Después los
suboficiales alemanes se embarcaron en el Ferrocarril a Oruro donde fueron
detenidos en esa ciudad por la Policía de Seguridad y se inició el proceso
militar. Su propio camarada Litwin los había denunciado por deserción.
También fue implicado en el proceso Enrique Fring de nacionalidad paraguaya
quien vivía desde 1925 en la ciudad de La Paz, fue hijo de Federico Fring,
alemán que vino de Asunción a Tupiza el año 1924 y en 1925 se trasladó a ciudad
de La Paz donde había instalado el hotel
Metropolitano de su propiedad. Su hijo Enrique había hecho contacto con el
Encargado de Negocios del Paraguay: Benjamín Velilla con fines de espionaje y
fue también implicado en el proceso.
Tras la detención de los militares de la misión Alemana, se organizó un sumario
contra los Suboficiales Karl Heidrich, León Riechert, Alfredo Niedrich y Otto
Litwin, acusados por el delito de traición a la patria, espionaje y tentativa
de deserción de igual manera los civiles Rodolfo Landesmann, Trinidad Sagredo y
Enrique Fring, como instigadores y cómplices.
“[Se] Dictó el decreto de acusación respectiva el 9 de enero de 1928, cuya
parte dispositiva contempla los siguientes puntos:- 1. Contra Rodolfo
Landesman, Enrique Fring y Trinidad Sagredo, en su condición de espías,
instigadores de traición a la patria y de deserción, comprendido en la sanción
establecida por el inciso 2, del art. 89, los arts. 91 y 94 del Código
Penal Militar.- 2. Contra Alfredo Niedrich, León Reichert y Carlos Heidrich,
por haber cometido los delitos enunciados en los casos 4., 7., 14 del art.86 y
hallarse como tales incursos en la sanción previsto por los arts. 87, caso 2.
Del 89 y 20 del art. 25, 5, 6 y 7 del art. 214 todos del Código Penal Militar”.
Se realizó las debidas pesquisas e investigaciones y fueron a declarar los
acusados, testigos, además de otras personas implicadas en el caso.
“Por cuanto que, en el proceso consta que el oficial Otto Litwin convencido de
la gravedad de las sugestiones que le imbuyeron en estado de ebriedad, se negó
al cumplimiento de las condiciones que le impusiera el señor Velilla,
desistiendo voluntaria y espontáneamente incurrir en un crimen abominable: se
sobresee, en su favor, debiendo elevarse en consulta ante el Consejo Supremo de
Guerra, en conformidad al art. 211 del Código de Procedimiento Judiciales
Militares”.
El caso del Suboficial Otto Litwin fue sobreseído a su favor por no aceptar el
ofrecimiento de abandonar el ejército boliviano para incorporarse al ejército
paraguayo. Este militar se había favorecido con el dictamen, sin embargo, no se
pudo someter a juicio al Encargado de Negocios Benjamín Velilla por su
inmunidad diplomática quien era el principal instigador de los delitos de
espionaje.
Según el tratado sobre el Derecho Penal Internacional firmado en Montevideo, el
23 de enero de 1889, su Artículo 7, señala: “Para el juzgamiento y castigo de
los delitos cometidos por cualquiera de los miembros de una Legación, se
observarán las reglas establecidas por el Derecho Internacional Público”. Bajo
ese amparo diplomático no se pudo su juzgamiento al Sr. Benjamín Velilla,
Encargado de Negocios del Paraguay uno de los principales engranajes del
espionaje paraguayo en Bolivia antes de la guerra.
Cuando se descubrió el complot se presentó a declarar Federico Frings dueño del
hotel Metropolitano ubicado en la calle Potosí:
“Refiriéndose al Encargado de Negocios del Paraguay, dice, que a Velilla no le
conoció sino de vista en Asunción, porque residía en Villa Concepción y
nosotros (refiriéndose a él y sus hijos) en la capital; agrega que Velilla
propuso en esta a su hijo Federico se fuese a Tarija para observar el
movimiento de tropas bolivianas. Federico Frings, (hijo), otro de los hijos de
dicho dueño del hotel Metropolitano, declaró que Velilla le propuso en enero
más o menos el espionaje en Tarija, como hombre de negocios, en calidad de
hotelero, en cuya condición era fácil relacionarse con oficiales del ejército,
y que tome datos de la composición del ejército, su efectivo, el material de
guerra de que disponía (…). No es ajeno a estos trajines Arturo R. Schepers,
que se nominaba también Meterlich, quien conoció muchos detalles. Este es
señalado como espía en la segunda declaración de Federico Frings”.
En la segunda declaración de Federico Frings, revela: “(…) Expreso que tiene el
más absoluto convencimiento de que Paraguay ha mandado desde hace muchos años
un espionaje completo a Bolivia, siendo los más tenaces en proposición López
Decoud, Díaz León, Velilla que pertenece a una logia formada por los Ayala,
Gugiari, los Díaz León, Los Gondra y otros que
siendo íntimos amigos de Chile”. Los archivos del E.M.G., tenían previa
información de estos individuos pero no se hizo nada.
En este juicio se pudo destapar y conocer el espionaje que había desplegado el
Paraguay en instituciones y reparticiones del Estado boliviano. Con la
conclusión del proceso se dictó la sentencia que en sus partes principales
expresa:
“El Consejo Supremo de Guerra, anula la sentencia consultada y condena a los
Suboficiales Karl Heidrich, Leon Riechert y Alfredo Niedrich a sufrir la cuarta
parte de la pena prescrita por los artículos 226 y 232 del Código Penal Militar
por el delito de deserción frustrada, esto es, a nueve meses de prisión militar
en la cárcel pública de esta ciudad, con separación absoluta del servicio, de
conformidad a las circunstancias agravantes, y se les absuelve en cuanto a los
delitos, de traición a la patria y espionaje por no estar el país en estado de
guerra internacional, igualmente se impone la pena de una año de prisión en la
cárcel pública de esta ciudad al reo
Rodolfo Landesmann, conforme al art. 231 del Código Penal Militar, declarándose
extinguida la acción penal contra Enrique Frings por su fallecimiento y se
absuelve de culpa y pena a Trinidad Transito Sagredo por falta de pruebas
suficientes contra ella ”
La Legislación Penal Militar boliviana señalaba como delito de espionaje,
varios actos, clasificados en cuatro grupos por el art.89 del Código Penal
Militar; todos ellos se refieren a tiempo de guerra, pero, al no existir el
Estado en guerra, las penas se limitan a ese marco. Este proceso fue uno de los
timbrazos iniciales para las autoridades del aparato del Estado para que tomen
las medidas necesarias con referencia al espionaje externo del cual Bolivia
estaba siendo objeto. Pero, después se comprobó con los hechos que no se hizo
mucho en esta etapa previa a la guerra.
ALGUNOS DETALLES SOBRE RODOLFO LANDESMANN Y MARÍA MARGARITA TRINIDAD SAGREDO
Rodolfo Landesmann, cuya filiación es así: de nacionalidad rumana, nacido en
Szegzars, casado, de cuarenta y cuatro años de edad, ex – capitán del ejército
Húngaro. Nacido el 3 de junio de 1883 siendo su verdadero nombre Rose Josef
Landesman, matriculado bajo el N°1515, perteneció al Contingente del año 1905.
Había estado antes de la guerra europea en Sur América, y terminado ella
regreso, habiendo desembarcado en Uruguay, de donde paso a la Argentina y llegó
a Chile.
(Hiram Loayza, El espionaje en Bolivia, Delitos de deserción frustrada, Proceso
militar contra suboficiales extranjeros y civiles extranjeros, La Paz, Imp. Artística
Ayacucho, 1928)
María Margarita Trinidad Sagredo, es chilena, pero Landesmann la presenta en
Bolivia como rumana y como su esposa. De Chile se dirigió Landesman al Perú, y
en Lima lo busca ex profesamente al señor Felipe Lira, Secretario de la Legación
boliviana.
En su declaración dice que es de nacionalidad argentina, radicado en el puerto
de Arica. Eduardo Escobar involucrdo en el caso, en su declaración expresó: En
primer lugar, yo puse en duda la nacionalidad rumana de ella (de la Sagredo),
por cuanto tiene la pronunciación bien latina, marcadamente chilena. Como yo
conozco Chile íntegramente, le pregunte de que parte era ella y me dijo de
Concepción y que viajaba con el pasaporte de la verdadera esposa de Landesmann
que es rumana, con la que se halla separad.
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