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8 DE SEPTIEMBRE DE 1932; UN DÍA ANTES DEL INICIO DE LA BATALLA DE BOQUERÓN

Fuente: BOQUERON, Diario de Campaña de Antonio Arzabe. // Fotografía ref.: Tropas paraguayas rumbo al frente.

Ha pasado una noche tenebrosa. Los ánimos deprimidos ante el temor de un ataque de las tropas paraguayas a nuestras posiciones.
Se percibe un ruido intenso de camiones. Es la señal inequívoca de aproximación del enemigo. Nuestro jefe elevó el parte respectivo al Comando de Muñoz. La respuesta no se deja esperar. 
—Es necesario dominar el miedo”. Nos apresuramos a limpiar la maleza que rodea los parapetos. Las distancias de tiro están calculadas. Talamos callejones profundos en la maraña, por donde tendrán que avanzar obligadamente los “pilas”...
El enemigo avanza rápida y simultáneamente a lo largo de la Recta de Isla Poí - Boquerón, otra por el camino de Pozo Valencia. Son grandes masas de gente. No se cuidan de hacer ruido. No sospechábamos que los paraguayos planearan una ofensiva de grandes proporciones. Presentimos la derrota antes de comenzada la batalla decisiva.”
La situación se torna más comprometida. Nos sentimos solos. No podremos resistir la avalancha.
Reunidos los oficiales alrededor del fuego, masticamos hojas de coca mezcladas con azúcar. Esto aquieta los nervios. ¿Es misión de cobertura la que nos está señalada? ¿Dónde está el grueso de nuestras fuerzas principales? Pienso y deduzco. Plaza sitiada, plaza tomada...” (My. Taborga)
Las sendas que conducen a Castillo, Ramírez y Puesto 14, son patrulladas constantemente, porque hay peligro de que se nos corte de un momento a otro. Las patrullas que rondaban en la noche, han vuelto al fortín. Nadie se mueve de las trincheras. El puesto de sanidad y de primeros auxilios con su personal e instrumental, preparado para la atención de heridos.
Se ha dado a conocer que tenemos muy pocas drogas, insuficientes para una acción de grandes proporciones. La contestación de la Sanidad de Arce es: “Los heridos deben ser evacuados a Arce”...
Se ha confirmado nuestra situación “DEBEMOS DEFENDERNOS EN NUESTRAS POSICIONES, SIN ABANDONARLAS BAJO NINGÚN PRETEXTO
La pieza de artillería ha tomado posición frente al camino Boquerón - Isla Poí. Han sido nombrados los estafetas para proveer la munición, El ruido de los camiones pilas no ha cesado un momento. Parece que van concentrando gran cantidad de tropas frente a Boquerón. Los disparos aislados han sido intermitentes.
Las dos de la tarde. Los primeros disparos de artillería pesada. Pasan muy alto o por encimas de nuestras cabezas; es un disparo cada media hora. Hasta este momento no hay heridos. Nuestros soldados tienen orden de disparar, siempre que vean blancos o sea al enemigo real; no se debe disparar al azar.
En vista de que los disparos de artillería son peligrosos, los soldados construyen posiciones contra estas armas. El estruendo que producen las explosiones de los proyectiles de cañón, casi no les tememos, porque ellos explotan detrás de nuestras posiciones; pero, parecen disparos de sondeo; pues, las explosiones van acercándose poco a poco a nuestras posiciones. Algunos han caído dentro del fortín pero no causan gran efecto material.
Son las seis de la tarde. El combate se ha generalizado en el sector noreste, entre las picadas Antigua y Nueva a Isla Poí.
Es un ensordecedor traqueteo de disparos. Los proyectiles vienen a converger al centro del fortín. Llegan los primeros heridos, uno de ellos tiene un disparo en el pecho. El proyectil le ha atravesado el pulmón derecho, respira con dificultad y el aire hace que la herida se abra y se cierre como la boca de un fuelle viejo.
Otro de los heridos tiene el brazo colgando, apenas le sostienen algunas fibras nerviosas; la sangre corre por la blusa de kaki, que también está destrozada; inmediatamente los cirujanos han amputado aquel brazo ya inutilizado. No ha sido necesario anestesiar, el dolor era tan intenso, que ni siquiera sintió la amputación. Otros heridos han sido atendidos, aunque no todos de gravedad. ¡Apenas dos agujeros en la pierna o en el brazo! Estos, pronto estarán empuñando de nuevo sus fusiles... Total, cinco heridos... ¿Muertos?... Hasta este momento nada más que uno... Los paraguayos también han debido tener su parte porque se ha escuchado ayes de dolor.
Los coroneles Marzana y Cuenca están en conferencia; parece que el ataque ha sido a la tropa del sector del Subcomandante, y por esto ha venido a darle el respectivo parte.
Pronto la noche viene; pero, el fuego de artillería continúa cada cuarto de hora. No deja descansar, ni cerrar los ojos. Parece que se prepara un ataque para mañana y quiere el enemigo que nos aniquilemos... Nadie duerme. 



Siglo y Cuarto "Repensando Boquerón, 1932... desde nuestros tiempos" De: Pablo Michel.

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