Fuente: BOQUERON, Diario de Campaña de Antonio Arzabe. // Fotografía ref.: Tropas paraguayas rumbo al frente.
Ha pasado una noche tenebrosa. Los ánimos deprimidos ante el temor de un ataque
de las tropas paraguayas a nuestras posiciones.
Se percibe un ruido intenso de camiones. Es la señal inequívoca de aproximación
del enemigo. Nuestro jefe elevó el parte respectivo al Comando de Muñoz. La
respuesta no se deja esperar.
“—Es necesario dominar el miedo”. Nos apresuramos a limpiar la maleza que rodea
los parapetos. Las distancias de tiro están calculadas. Talamos callejones
profundos en la maraña, por donde tendrán que avanzar obligadamente los
“pilas”...
“El enemigo avanza rápida y simultáneamente a lo largo de la Recta de Isla Poí
- Boquerón, otra por el camino de Pozo Valencia. Son grandes masas de gente. No
se cuidan de hacer ruido. No sospechábamos que los paraguayos planearan una
ofensiva de grandes proporciones. Presentimos la derrota antes de comenzada la
batalla decisiva.”
La situación se torna más comprometida. Nos sentimos solos. No podremos
resistir la avalancha.
“Reunidos los oficiales alrededor del fuego, masticamos hojas de coca mezcladas
con azúcar. Esto aquieta los nervios. ¿Es misión de cobertura la que nos está
señalada? ¿Dónde está el grueso de nuestras fuerzas principales? Pienso y
deduzco. Plaza sitiada, plaza tomada...” (My. Taborga)
Las sendas que conducen a Castillo, Ramírez y Puesto 14, son patrulladas
constantemente, porque hay peligro de que se nos corte de un momento a otro.
Las patrullas que rondaban en la noche, han vuelto al fortín. Nadie se mueve de
las trincheras. El puesto de sanidad y de primeros auxilios con su personal e
instrumental, preparado para la atención de heridos.
Se ha dado a conocer que tenemos muy pocas drogas, insuficientes para una
acción de grandes proporciones. La contestación de la Sanidad de Arce es: “Los
heridos deben ser evacuados a Arce”...
Se ha confirmado nuestra situación “DEBEMOS DEFENDERNOS EN NUESTRAS POSICIONES,
SIN ABANDONARLAS BAJO NINGÚN PRETEXTO”
La pieza de artillería ha tomado posición frente al camino Boquerón - Isla Poí.
Han sido nombrados los estafetas para proveer la munición, El ruido de los
camiones pilas no ha cesado un momento. Parece que van concentrando gran
cantidad de tropas frente a Boquerón. Los disparos aislados han sido
intermitentes.
Las dos de la tarde. Los primeros disparos de artillería pesada. Pasan muy alto
o por encimas de nuestras cabezas; es un disparo cada media hora. Hasta este
momento no hay heridos. Nuestros soldados tienen orden de disparar, siempre que
vean blancos o sea al enemigo real; no se debe disparar al azar.
En vista de que los disparos de artillería son peligrosos, los soldados
construyen posiciones contra estas armas. El estruendo que producen las
explosiones de los proyectiles de cañón, casi no les tememos, porque ellos
explotan detrás de nuestras posiciones; pero, parecen disparos de sondeo; pues,
las explosiones van acercándose poco a poco a nuestras posiciones. Algunos han
caído dentro del fortín pero no causan gran efecto material.
Son las seis de la tarde. El combate se ha generalizado en el sector noreste,
entre las picadas Antigua y Nueva a Isla Poí.
Es un ensordecedor traqueteo de disparos. Los proyectiles vienen a converger al
centro del fortín. Llegan los primeros heridos, uno de ellos tiene un disparo
en el pecho. El proyectil le ha atravesado el pulmón derecho, respira con
dificultad y el aire hace que la herida se abra y se cierre como la boca de un
fuelle viejo.
Otro de los heridos tiene el brazo colgando, apenas le sostienen algunas fibras
nerviosas; la sangre corre por la blusa de kaki, que también está destrozada;
inmediatamente los cirujanos han amputado aquel brazo ya inutilizado. No ha
sido necesario anestesiar, el dolor era tan intenso, que ni siquiera sintió la amputación.
Otros heridos han sido atendidos, aunque no todos de gravedad. ¡Apenas dos
agujeros en la pierna o en el brazo! Estos, pronto estarán empuñando de nuevo
sus fusiles... Total, cinco heridos... ¿Muertos?... Hasta este momento nada más
que uno... Los paraguayos también han debido tener su parte porque se ha
escuchado ayes de dolor.
Los coroneles Marzana y Cuenca están en conferencia; parece que el ataque ha
sido a la tropa del sector del Subcomandante, y por esto ha venido a darle el
respectivo parte.
Pronto la noche viene; pero, el fuego de artillería continúa cada cuarto de
hora. No deja descansar, ni cerrar los ojos. Parece que se prepara un ataque
para mañana y quiere el enemigo que nos aniquilemos... Nadie duerme.
Siglo y Cuarto "Repensando Boquerón, 1932... desde
nuestros tiempos" De: Pablo Michel.
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