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EL INICIO DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS Y EL PRIMER INTENTO DE FEDERACIÓN PERUANO-BOLIVIANA

Fuente: LAS RELACIONES ENTRE EL PERÚ Y BOLIVIA (1826-2013) De: Fabián Novak y Sandra Namihas / Primera edición, octubre de 2013. Lima – Perú. / Fotos: Ignacio Ortiz De Zevallos y Erazo y Andres Santa Cruz. // Más: Historias de Bolivia.

Después del 6 de agosto de 1825 se plantearía un nuevo relacionamiento entre el Perú y Bolivia, como repúblicas independientes, no obstante la larga historia común que compartían.
En setiembre de 1826 y ante su regreso a Colombia,1 Simón Bolívar nombra al general Andrés de Santa Cruz —quien había sido su Jefe de Gabinete— Presidente del Consejo de Gobierno y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del Perú.
Santa Cruz había mostrado siempre su interés en una unión entre el Perú y Bolivia, según queda evidenciado en algunas misivas personales y oficiales.2 Por su parte, Bolívar compartía el mismo interés y, en ese sentido, nombró en junio de ese mismo año, a Ignacio Ortiz de Zevallos y Erazo como su representante diplomático en Bolivia, instruyéndolo para buscar la unificación de ambos Estados. El nuevo gobierno de Santa Cruz respaldó esta gestión, barajándose diferentes opciones, incluso la posibilidad de trasladar la capital hacia otro lugar, si Bolivia insistía en ello.3
Fue así, que el 15 de noviembre de 1826, esto es, poco más de un año después de proclamada la independencia de Bolivia, esta república y el Perú suscribieron el Tratado de Federación, inspirado en la idea de Simón Bolívar de mantener la unidad del Alto y Bajo Perú, a efectos de que sirviera como base de la Confederación de los Andes, en la que debían, además, participar Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela.
Este acuerdo bilateral, celebrado por el lado peruano por el enviado don Ignacio Ortiz de Zevallos, formaba entonces la Federación Boliviana (artículo I), teniendo a Bolívar como Jefe Supremo vitalicio (artículo II).4 Las atribuciones del Jefe Supremo eran muy amplias, pues no solo comprendían el mando militar y administrativo así como la dirección de la política internacional, sino también el derecho de ―nombrar la persona que le deba suceder en la presidencia de la Federación, y pasar el nombramiento al Congreso para su aprobación‖ (art. X). Por último, la Federación tendría, además, un Congreso General que estaría compuesto por nueve diputados.
El Congreso boliviano aprobó el tratado con la condición de que Colombia formara parte de la Federación. Mientras tanto, el Consejo de Gobierno Peruano rechazó el tratado ya que el propio Andrés de Santa Cruz consideraba que este acuerdo terminaría por subordinar el Perú a Colombia.5
A inicios de 1827, Santa Cruz convocó a una Asamblea Constituyente destinada a promulgar una nueva constitución y escoger al sucesor de Bolívar, guardando la esperanza de que lo ratificaran en la Presidencia. Sin embargo, la Asamblea eligió a José de la Mar como el primer Presidente del Perú, quien, no obstante ser respetado por Bolívar, ―significó el fin del régimen bolivariano en el Perú.6 La elección de La Mar determinó también el surgimiento de un gobierno débil y de una era de caudillos en el Perú, sobre todo por el descontento de Santa Cruz, quien estratégicamente fue alejado, al ser nombrado como Ministro peruano en Chile.7
Sobre esto último, cabría señalar que los caudillos peruanos no solo se disputaban el poder sino que además compartían la ambición de unir al Perú y Bolivia y de ser ellos los líderes de esta unión, esfuerzos que se vieron interrumpidos y frustrados por las sucesivas intervenciones de Chile.8 Al respecto, señala Garibaldi:
El asunto de la federación se originó en la anómala separación del Alto Perú de los departamentos del sur del Perú, una unidad geográfica-histórica natural artificialmente desgarrada por Bolívar, lo cual dejó una Bolivia mutilada, sin acceso directo al mar y en temor constante de ser absorbida por el Perú. El enfrentamiento entre Perú y Bolivia, que se inició con la independencia, desde el punto de vista de Lima, era esencialmente un esfuerzo por mantener su dominio sobre los departamentos del sur, en los que Bolivia había puesto su mira por obvias razones geopolíticas y económicas. Numerosos fueron los esfuerzos de Bolivia por apropiarse de los departamentos del sur del Perú, a menudo con la complicidad de los caudillos peruanos. Numerosos, también, los intentos de caudillos peruanos para ejercer un predominio en Bolivia.
En esta lucha desempeñó un papel importante el tradicional enfrentamiento entre el norte y el sur. Los conservadores que propugnaban el proteccionismo se concentraban en Lima y en la costa norte, mientras que los liberales del sur, con su centro de poder en Arequipa, siempre tuvieron el anhelo de reconstruir los lazos históricos y comerciales con La Paz.
Los intentos peruanos por lograr un predominio político directo sobre Bolivia se iniciaron con la invasión de Agustín Gamarra a Bolivia en 1828, con miras a prevenir un ataque armado desde el sur, en momentos en que pareció inevitable la guerra con la Gran Colombia de Bolívar.9
Este primer intento de federación peruano-boliviana no sería el único, como tendremos ocasión de comprobar más adelante. En todo caso, significó el reconocimiento tácito entre ambos Estados independientes y el inicio formal de sus relaciones diplomáticas.
Sin embargo, sería recién el 26 de julio de 1870 que ambos países celebraron la Convención Consular, cuya suscripción estuvo motivada por el reconocimiento de ambas repúblicas respecto de las deficiencias de sus estipulaciones consulares vigentes, siendo necesario entonces celebrar este acuerdo con el fin de darle toda la extensión necesaria a sus relaciones y asegurar la protección de su comercio recíproco.10 En virtud de esta convención, ambas repúblicas se reconocieron la facultad de nombrar y mantener cónsules generales, cónsules, vice-cónsules y agentes consulares en las ciudades, puertos y lugares del territorio de la otra, donde fuera consentido; el cargo podría recaer en personas de cualquier nacionalidad.11
Por último, se debe precisar que conjuntamente al establecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Perú y Bolivia en 1826, estas iniciaron conversaciones para definir sus límites y regular sus relaciones comerciales, lo que no estuvo exento de dificultades, como tendremos ocasión de comprobar en los siguientes puntos.

Referencias:
1) Una seria reyerta entre los lugartenientes de Bolívar en la Gran Colombia fue lo que determinó su salida del país, el 3 de setiembre de 1826 hacia Guayaquil, para no volver más al Perú. BRUCE ST. JOHN, Ronald. La política exterior del Perú. Lima: Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú, 1999, p.12.
2) Ibíd., p.18.
3) Ibíd.,, p.19.
4) Véase: ULLOA, Alberto. Ob. cit., p.259. WAGNER DE REYNA, Alberto. Ob. cit., p.96.
5) BRUCE ST. JOHN, Ronald. Ob. cit., p.19.
6) Ídem.
7) Ídem.
8) Agrega Bruce: ―Fuera del Perú, los gobiernos de Argentina, Chile y los EE.UU., eran todos abiertamente hostiles a la idea de una América Andina unida y fuerte‖. Ibíd., p.12.
9) GARIBALDI, Rosa. La política exterior del Perú en la era de Ramón Castilla. Defensa hemisférica y defensa de la jurisdicción nacional. Lima: Fondo Editorial de la Fundación Academia Diplomática del Perú, 2003, p.4.
10) Véase el preámbulo de esta convención en el Archivo de Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
11) Véase el artículo 1 de la convención en el Archivo de Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.

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