Por: Luís Oporto Ordóñez / Director de la Biblioteca y
Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional / Extracto de: www.la-epoca.com.bo
El solitario archivo histórico de la Amazonía
El Archivo Histórico de la Casa Nicolás Suárez Hnos., que se
encuentra en la ciudad fronteriza de Guayaramerín, es el único testimonio de la
época de la Goma en el Noroeste de Bolivia. El Imperio del Caucho, como
calificó a ese emprendimiento industrial, el investigador Roger Becerra
Casanovas, se extendía por 64.000 Km2 y era dueño de 2.000 empleados que
controlaban el trabajo de miles de siringueros en las estradas gomeras.
Dramáticas narraciones dan cuenta de la sacrificada vida en las barracas y la
dura faena del rayado del árbol de la leche blanca en las estradas, para
producir las bolachas de goma que se exportaban al mercado internacional y que
fue el motivo de la ambición de nuestros vecinos, asentados en Brasil, que
impulsaron una campaña separatista para apoderarse de los ricos territorios en
el Acre, con el apoyo abierto de aquel poderoso país.
El Archivo de la Casa Suárez, memoria de esa época de oro,
quedó olvidado en la población de Cachuela Esperanza, desde donde fue rescatado,
en 1976, por los historiadores Fernando Cajías y Jorge Cortés, apoyados por el
experto español Pedro José Barbáchano, que lo depositaron en el proscenio del
Palacio de “Hombres Notables del Beni”, que mandaron construir, en 1977, los
filántropos esposos Aldo Bravo Monasterio y Hortensia Suárez. Posteriormente
(2002) se construyó un edificio diseñado por el arquitecto Alfredo Añez, para
el Archivo financiado por el BID, aunque curiosamente no se logró instalar el
archivo, hasta que en 2005 una misión de profesores y alumnos de la UMSA,
dirigida por Pilar Gamarra y el autor de esta nota, logró completar esa tarea.
Cuando veíamos asombrados los testimonios de esa época de
oro, que abarcan siempre teníamos una gran interrogante: ¿quién fue el
archivero de la Casa Suárez? En ningún documento pudimos ver al responsable,
que organizó el archivo y mantuvo escondido su nombre, sus antecedentes, su
trayectoria y sus sueños.
La Guía Promocional de Pando de Teddy Farachol Arzabe
Esa incógnita fue develada recientemente, en un viaje que
hicimos a Cobija, en ocasión de la Feria Internacional del Libro. En esa
oportunidad, el escritor Teddy Farrachol Arzabe, director de la Revista Patití,
generoso como es, me obsequió la Guía promocional de Pando 2013. Comercio, industria,
turismo, cultura, profesionales, servicios, banca instituciones. 2012-2013,
editada en Cobija el 2012, escrita para “hacer conocer a Bolivia y al mundo la
producción creatividad y esfuerzo de su gente en la productividad de sus
recursos naturales como la goma, la castaña, la madera y tantos otros productos
que se generan para el Estado”. Pero, ese directorio de instituciones y
profesionales, está matizado de valiosa información histórica sobre dieciséis
“personas que cimentaron la historia de Pando” y una “Biografía de Napoleón
Antelo, fundador de El Sena” (pp. 174-176), un hombre singular que tuvo un
notable desempeño. Muchos de esos personajes son célebres por su obra, por
ejemplo José Manuel Pando, Antonio Vaca Diez, Nicolás Suárez y el Tgral. Germán
Busch Becerra, que comparten honores con maestras, médicos, sindicalistas,
comerciantes, matronas, políticos e intelectuales. Entre ellos rescato la
figura de Ernesto Nishikawa Pardo, descendiente de la primera generación de
japoneses que tuvo destacada trayectoria, fundando Radio “Cobija” y la
Biblioteca “La Paz”, dato de importancia para documentar nuestro estudio en
curso sobre la Historia de las Bibliotecas en Bolivia.
El Archivero de la Empresa “Suárez Hnos.”
Napoleón Antelo nació en Manoa, Provincia Federico Román,
del Departamento Pando, en 1930. Falleció en El Sena, Provincia Madre de Dios,
del mismo departamento, el 25 de septiembre de 2011. Hijo de madre soltera,
pasó su infancia en Villa Bella, población fronteriza del Beni, donde vivió
hasta el fallecimiento de su madre, siendo recogido por su tío Osvaldo Apuri.
Se trasladó a Santa Rosa del Abuná acompañando a su tío, al ser designado éste
como Jefe de Aduana. De allí pasó a Riberalta, en 1939, ingresando por primera
vez a un colegio. A los 14 años conoció a su padre, maestro rural en Cachuela
Esperanza. Fue becado, en virtud de sus notas, a la Escuela de Artes y Oficios
“Pedro Domingo Murillo” de la ciudad de La Paz, para estudiar Mecánica y
Electricidad, carrera que no logró concluir, pues en 1952 ingresó a la Academia
de Policías, retornando luego a Cachuela Esperanza, en 1953.
En esa pujante población consiguió trabajo, dado sus
conocimientos de electricidad, en la maestranza de la empresa Suárez Hnos., en
la sección de Luz y Fuerza, que proporcionaba energía a la ciudad con sus
poderosos motores a gas, bajo el mando de Napoleón Solares, gerente de la
empresa de esa época.
Sin embargo, Nicolás Suárez observó que Napoleón Antelo era
un empleado responsable y con cierta preparación, instruyendo su promoción al
área administrativa, como Encargado de Archivo de la Empresa. Allí conoció el
movimiento de los libros y organizó el Archivo en series de correspondencia de
negocios, correspondencia privada, y el Archivo de Contabilidad. Posteriormente
fue transferido a la sección de Contabilidad como auxiliar y liquidador de
caja, que le permitió manejar toda la contabilidad y el movimiento de personal,
tanto en las barracas como en la oficina matriz de la empresa. Fue transferido
a la Barraca de El Sena, como auxiliar de contabilidad y encargado de
almacenes, atendiendo los requerimientos de las barracas de la empresa
desplegadas a lo largo de los ríos Madre de Dios, Manupare y Manurimi.
(1956-1960).
En esa circunstancia se produjo la liquidación de la
empresa, permaneciendo en la Barraca de El Sena, donde vivían 40 familias. La
empresa le propuso entregarle la propiedad valuada en 20 millones de pesos,
como compensación por sus años de servicio, siendo acreditado como propietario
en 1963, pero tuvo que reintegrar 8 millones pues su liquidación ascendía a 12
millones. Trabajó con esa propiedad explotando la castaña por 21 años. En 1994
se realizó la primera elección municipal de El Sena que no contaba con edificio
propio. En 1995 fue elegido alcalde Napoleón Antelo. Durante su gestión
gestionó la transformación de la antigua Barraca de su propiedad en una
población civil, anhelo concretado el 1° de septiembre, cuando fue reconocida
como capital de la provincia El Sena.
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