Este artículo es un fragmento de la nota escrita por: Ials-Wendy denominado HISTORIA DE CHICALOMA. Febrero
de 2010. // http://ials-wendy.blogspot.com/2010/02/historia-de-chicalom.html // Fotos: 1) Solados bolivianos en la Guerra del Chaco. 2) El afro-boliviano Pedro Andaverez. 3) Voluntarios para ir al frente, entre ellos un afro-boliviano. // Proyecto Tuja.
Don Pedro Andaverez Peralta, nació en Coripata Prov. Nor
Yungas del Dpto. de La Paz, el 29 de Junio de 1906, fue hijo de Tomas Landaveri
y Rosa Peralta, de muy niño, después de perder a su padre, emigro con su madre
a Sud Yungas, mas propiamente a lo que hoy es Chicaloma.
Muy joven hizo el servicio militar en el Regimiento Bolívar II de Artillería el
año 1929, para luego más tarde concurrir valientemente al llamado de la Patria,
al estallar la Guerra del Chaco el año 1932.
Se alisto e ingresó a la zona de operaciones el 12 de octubre de 1932, siendo
incorporado a la Sección Sémak, luego de otros destinos paso al Regimiento
Campos 6 de Infantería los meses de Agosto Diciembre de 1933, durante el tiempo
de sus servicios en las mencionadas unidades se realizaron las siguientes
acciones de armas: El Regimiento Campos 6 de Infantería combate en El Campo de
la Mula Muerta el 21 de Octubre de 1932, combates en Platanillos, Nanawa y
Cañada Estrongesth, luego participó en la célebre batalla del 10 de Noviembre
de 1932 en Aliwatá y Kilometro 7, al mando del entonces Cnel. Bernardino Bilbao
Rioja; contraataques bolivianos en Kilometro 7, ataque enemigo en Km-7, desde
el 27 de Octubre de 1932 al 18 de febrero de 1933.
En el Regimiento Campero 5 de Infantería: ataques de la 4ta. División a Cañadón
Gondra del 14 al 16 de agosto de 1933, se repliega el enemigo a Gondra el 6 de
Septiembre de 1933; se repliegan la 4ta. y 9na. Divisiones de Puesto Urey a
cañadón Gondra y Campo Vía el 8 de Diciembre de 1933.
Durante su permanencia y acciones de armas Obtuvo los siguientes Ascensos: A
Cabo el 10 de Noviembre de 1932, en Kilometro-7, a Sargento el 1ro. De
Diciembre de 1932 en Puesto Montaño y a Sub Oficial el 19 de Noviembre de 1933
por Orden del Comando General del Ejercito Nro. 39/33.
Cayo prisionero en Campo Vía el 17 de Diciembre de 1933, permaneciendo cautivo
36 meses, en las prisiones de: Asunción, Tacumbú, Viñascué, Isatí, Recoleta y
el Leprosario de Sapucáy, siendo sometido a trabajos forzados.
Fue repatriado por el protocolo de Paz de Buenos Aires el 21 de enero de 1937,
para finalmente retirarse a la vida privada.
Fue condecorado con
la Orden del Mérito Militar en el Grado de Caballero, por orden del Capitán
General del Ejercito el año 1936, Medalla de Guerra el año 1936, Cruz de
hierro, medalla de héroe Nacional, y finalmente el año 1964 en sesión especial
fue homenajeado por el Honorable Congreso Nacional y recibió de manos propias
del presidente Constitucional de la República, el Gral. Rene Barrientos Ortuño
la Presea dorada del “Cóndor de los Andes en Grado Especial”.
HOMENAJES
De tan brillante actuación en la Guerra y en retribución de
la Patria fué que en la gestión edilicia de Gral. Armando Escobar Uria, como un
homenaje, La Honorable Alcaldía Municipal de La Paz le erigió un monumento en
vida, el cual se erguía imponente en la Plazoleta del pueblo, pero
desgraciadamente fue robado por malhechores racistas el año 1994.
PUBLICACIONES
El 20 de Octubre de 1966, la revista
REFLEJOS le dedica una publicación especial titulada SINTESIS DE UNA VIDA
EJEMPLAR.
En Diciembre del año 1.991, la Oficialía Mayor de Cultura DE LA HONORABLE
Alcaldía Municipal de La Paz, edita el libro “UN HEROE NEGRO EN BOLIVIA”,
escrito por el Dr. Hernán Criales Alcázar.
En junio de 1.999, el escritor Afro boliviano Juan Angola Maconde publica su
libro “RAICES DE UN PUEBLO” donde hace mención de la hazaña de este gran Héroe.
Fue merecedor en vida de muchos homenajes por prestigiosos medios de
comunicación escrita como el Diario, el periódico Ultima Hora, Revistas
Yungueñas, e historiadores de nuestro medio.
Así fue la vida de este humilde ciudadano que entrego su vida a Dios el 4 de
Mayo de 1986 a la edad de 80 años, a cuyo sepelio asistió el Gral. Armando
Escobar Uría, y en palabras de circunstancia a manera de réquiem pronuncio un
emotivo discurso, cuyo fragmento transcrito literalmente dice:
“En las batallas de Kilometro 7 y Campos Jordán, luchó cuerpo a cuerpo al
enfrentar al enemigo Guaraní, sus nervios de acero y su machete refulgente como
el relámpago cercenó cabezas, su Ley era el degüello, en la trinchera era
camarada apacible y bondadoso, cuentero y cantor de subyugante carisma.
En el epílogo de la batalla de Kilómetro 7, su espíritu se agigantó, su alma se
convirtió en el santuario de socorro, la lealtad se relievó, y en acto de
desprendimiento de su propia vida, como Héctor el Troyano, desafío el aluvión
de las metrallas, salvando la vida (mi vida) de un oficial gravemente herido y
abandonado en el Campo de batalla ; Que acto tan sublime y paradigma para las
generaciones del presente y del futuro, sacrificio y holocausto que se
consbustanciona con Dios para socorrer al camarada caído, los blancos somos
despectivos y despreciativos con los negros, el Negro tiene el Corazón
argentado y no discrimina para socorrer a los desventurados. ¡Loado sea Dios y
Benditos sean los negros!”.
Mas allá del amor por la patria que demostraron nuestros gloriosos antepasados,
lo triste es que al retornar aquellos a quienes respeto la metralla, tanto
indígenas como negros, tuvieron que retomar sus antiguas tareas de Pongos, de
Mitayos, en suma de esclavos, sin que les valiera para nada el hecho de haber
defendido con su sangre la integridad de la patria, que les pagaba de esa forma
por sus meritos de guerra.
Sin embargo, fue el escenario de la guerra del chaco el crisol de la
bolivianidad donde se gestó la nueva “Conciencia Nacional” que luego años más
tarde culmino con la Revolución de 1952 que ya lo mencionamos.
Cuando se habla de la participación de los negros en la Guerra del Chaco,
naturalmente como no puede ser de otra manera, los Afro descendientes de
aquellos valerosos soldados que defendieron el petróleo nacional, sentimos ese
gran orgullo que nos hincha el pecho, aunque la historia oficial ni siquiera
los mencione, sabemos que al igual que los indígenas aquellos valerosos jóvenes
de aquella generación, casi todos sin excepción acudieron valientemente al
llamado de la patria, a diferencia de los ricos hacendados y la oligarquía
dominante que se escondía detrás del poder y simplemente daban ordenes desde la
sede de gobierno.
Al igual que los originarios: Mamani, Quispe, huanca, Condori y amen de otros,
Los Afro-bolivianos también concurrieron en forma masiva y voluntaria a una
guerra que ni siquiera era suya, por citar a algunos abuelos de nuestro pueblo:
Don Claudio Campos, el abuelo Cayetano Soza, don Pablo Cardon, Demetrio Barra, Daniel
Deheza, Angel Perlacios, don Alejandro Pinedo, Pablo Murga, Bernabe Valdez,
Demetrio Peralta, Juan Pinto, Alejandro Zabala, don Pedro Andaverez, y otros
que dejaron sus restos en las candentes arenas del Chaco, todos se llenaron de
gloria para la posteridad combatiendo en aquellas celebres batallas como
“Cañada Stronghest”, “Boqueron”, “Gondra”, “Aliwata – Kilometro 7” , “Defensa
de Villa montes”, etc.
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