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EL HÉROE NEGRO DEL 25 DE MAYO DE 1809 EN CHUQUISACA, FRANCISCO RIOS "EL QUITACAPAS"

Don Gunnar Mendoza Loza emblemático historiógrafo e investigador, realizó un memorable prólogo para la edición de los documentos de la causa seguida contra Francisco Ríos “El Quitacapas”, líder del pueblo humilde en la primera noche de la Gesta Libertaria del 25 de Mayo, por su alto valor informativo y anecdótico.
El Quitacapas, nacido en Rio de Janeiro, mulato, mujeriego, guitarrista, tahúr y ladrón, en 1809 tras robar una mula en Potosí, llegó a la Plata acompañado de la “jucucha”.
El 25 de mayo de 1809 hallábase jugando y bebiendo chicha donde las “coheteras”, con los diez pesos que obtuvo por la mula, cuando las campanas de la ciudad tocaron a rebato, salió de la chichería a ver qué pasaba y rápidamente encabezó a la plebe que apedreaba la casa pretorial del presidente de la Audiencia exigiendo la libertad de Jaime de Zudáñez.
Esa noche dirigió al populacho y también en otras acciones. A un oficial le arrebató su sable y se apoderó de una capa de grana mientras su dueño apedreaba la casa de Pizarro. Como “jefe de la plebe” y “principal caudillo” excarceló a todos los presos.
La ubicación del protagonista relativamente a los bandos en pugna en el conflicto, no se hace clara. La revolución del Alto Perú se escudó con cálculo táctico ya bien estudiado bajo la consigna paradójica de “Viva Fernando VII” para lo oficial, como en otras colonias hispanoamericanas, y Ríos es una pequeña pieza más dentro del juego equívoco del momento. Por ínfima que sea la talla individual y social del protagonista; por mediterráneo que sea el sitio del escenario, por poco expresivo que sea el estilo curialesco del expediente la figura del Quitacapas trasciende de estas áridas páginas con rasgos que perfilan netamente una individualidad propia.
Recibió del Arzobispo Moxo la suma de 4.000 pesos para repartir entre el populacho, el 3 de junio presentó al Arzobispo una petición de seis puntos a favor del bajo clero, a los que Moxo se avino en su totalidad; el 9 de junio dejó la ciudad con salvoconducto otorgado por el Regente de la Iglesia estuvo brevemente en La Paz muy cerca del 16 de julio, en que se volvió a Oruro. El 12 de febrero de 1810 se le instruyó causa criminal y fue trasladado a La Plata, cuando debía de ser trasladado a Lima, en la noche del 10 de noviembre, la noticia del desenlace de la batalla de Suipacha dio lugar a un alboroto, en que obtuvo su soltura. Preso nuevamente en Potosí, ofreció sus servicios a Castelli, pero a comienzos de 1811 volvió a ser detenido en La Plata, tras su ultima declaración, no pudieron hallarse testigos que le acusaran El Fiscal M.M. Urcullu recomendó devolverle la libertad a condición de que dejará La Plata, su huella se pierde Vida y carácter típicos de una época de aflojamiento de los resortes sociales tradicionales.

OTRAS VERSIONES

La tarde del 25 de mayo de 1809, el mulato “Quitacapas” combatía el frío del cercano invierno con una copa de chicha cuando escuchó el ruido de un barullo en la plaza principal de Sucre. Se acercó a ver qué sucedía, cuando descubrió que había una multitud apedreando la Real Audiencia. Él no tuvo problemas en quitar el sable a uno de los guardias y se dispuso a dirigir las acciones rebeldes de los sucrenses de a pie por las calles de la entonces ciudad de La Plata. 
La multitud, guiada por el “Quitacapas” tomó el palacio y no contenta con liberar a los oidores cautivos (Manuel de Zudáñez Ramírez, Bernardo Monteagudo, José Vicente Ussoz, el fiscal Miguel López de Andreu) por el Presidente de la Audiencia, Ramón García de León y Pizarro, soltó a los presos de la cárcel. La turba se apropió de los cañones de la infantería realista a la cabeza del mulato. “La participación del “Quitacapas” el 25 de mayo fue, sin duda, decisiva”, afirma el historiador Javier Mendoza. 
Francisco Ríos, alias el “Quitacapas”, fue la figura marginal protagonista de la revuelta del 25 de mayo de 1809 en las calles de Sucre, aunque la historia oficial lo olvidó hasta que, en 1963, Gunnar Mendoza publicó la transcripción del proceso que hubo en su contra (reeditado por Javier Mendoza el 2009). 
Su fama de borracho, vago, jugador empedernido y bandido, siempre con una guitarra al hombro, no concuerda con el ideal que se tiene de un héroe callejero. Se ganó su apodo en Sucre por ser especialista en robar capas. Lo cual tiene, además, sus consecuencias simbólicas, pues la capa era un distintivo de status social; incluso durante el “grito” libertario del 25 de mayo hurtó una capa para “poder tirar mejor piedras”, según dijo en su defensa durante el juicio que se le siguió en Oruro, meses después. 

ORIGEN Y FAMA DE BANDOLERO

El “Quitacapas” nació en Río de Janeiro, entre 1772 y 1775. Tras muchos viajes, llegó a La Plata desde Potosí por casualidad, pues le dijeron que allí trabajaban muchos funcionarios de la Audiencia y por tanto las opciones de trabajo eran mayores. En la zona existía una población mayor de mulatos y negros para la servidumbre. 
Con Fernando VII preso por Napoleón y bajo la posibilidad de que su hermana Carlota se haga del trono “la aparición de este personaje muestra cómo el grito libertario no fue sólo un hecho restringido a las élites criollas de la ciudad, sino que también, en las calles, la gente sin poder tomó una posición y actuó. Dándole al 25 de mayo una significación y un carácter popular”, dice Mendoza. “El ‘Quitacapas’ es una prueba de que estas revueltas tenían apoyo popular, de aquéllos a quienes la historia dejó en el anonimato”, menciona el escritor Fernando Cajías. 
Después del “grito” libertario, se dice que el “Quitacapas” fue empleado como correo por los criollos que realizaron la revuelta. Su misión era llevar proclamas a los revolucionarios de La Paz. Francisco Ríos no llegó nunca a su destino, pues fue apresado en Oruro, bajo el cargo de “malentretenido” y, posiblemente, por sus antecedentes judiciales. 
Según Mendoza, el “Quitacapas” tenía un pasado criminal en La Paz, donde habría hurtado en la tienda de Julio José Ramón de Loayza, quien, casualmente, luego sería caudillo de la revolución del 16 de julio. 
Durante el proceso, los jueces se enteraron de su fama revolucionaria y la acusación fue cambiando hasta ser incriminado en la participación de la revolución sucrense. Un hecho curioso es que durante el proceso en su contra aparecieron varias mujeres que lloraron por él. Entonces se le descubrió la fama de ser un Don Juan en versión mulato. 
Los legados históricos mencionan que el “Quitacapas” fue liberado bajo la condición de que se incorporara al ejército revolucionario de “pardos y morenos” de Juan José Castelli, pero esta armada fue derrotada en Guaqui por el general Manuel Goyeneche en 1811. Desde entonces, la historia del revolucionario mulato quedó envuelta en un manto de olvido. 

BIOGRAFÍA

Querejazu C. Jorge “Primera gesta libertarían de 1809
Barnadas J. Diccionario histórico de Bolivia T.22; 751 Sucre Bolivia
Alcaldía Municipal de Sucre Próceres de la Independencia
http://sucrecapitalidadplena.blogspot.com

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