Por: DAYANA MARTÍNEZ CARRASCO/ 2 OCTUBRE 2016/ Publicado en
el periódico Correo del Sur.
Nació en Sucre un 13 de agosto de 1927, en su adolescencia
decidió ser militar y se fue a La Paz, desde ese momento, su vida se
encaminaría a uno de los espacios a los que contados bolivianos –especialmente
sucrenses– han llegado, la silla presidencial. El general David Padilla
falleció hace una semana en La Paz, a sus 89 años de edad, pero amaba Sucre y
retornaba cuantas veces podía.
Su interés por la vida militar hizo que desde
aproximadamente sus 16 años, deje su hogar para comenzar una vida en la que
sabía que podía tocarle cualquier destino del país –incluyendo una noción más
amplia de esa frase–.
Es cierto que fue a través de un golpe militar que accedió a
la presidencia, un 24 de noviembre de 1978, pero su meta desde un principio fue
lograr el retorno de la democracia en el país, alejando a las Fuerzas Armadas
del poder ejecutivo del país, así lo indica la historia que precisa que su
pimer acto como Mandatario fue llamar a elecciones en 1979.
Su sobrina, Betty Enríquez Padilla, quien vive en Sucre
junto con algunos descendientes colaterales del general, lo recuerda como un
“ser con una honradez a toda prueba, que amó su patria, que amó su Ejército”.
Afirma que nadie lo olvida porque siempre se preocupó por su
institución, por la que constantemente buscó encarar proyectos. Pero lo más
importante, destaca su sobrina, es que “gracias a él volvió realmente la
democracia porque él le entregó el poder al señor Walter Guevara”.
Precisamente el historiador y ex presidente de Bolivia lo
calificó como “gestor fundamental del retorno de Bolivia a la democracia”, al
dar sus condolencias a la familia del ex mandatario.
Una vez que dejó la presidencia, un 8 de agosto de 1979, fue
comandante del Ejército de Bolivia por unos meses, pero después se retiró y se
dedicó a escribir, como resultado de aquello salió su autobiografía “Decisiones
y recuerdos de un general”, publicada en 1980.
“Hizo su carrera brillante, al destino al que lo mandaron
fue contento y feliz, arreglando la situación de los cuarteles”, recuerda su
sobrina quien con 70 años de edad, lo conoció “toda la vida” y lo vio llegar
muchas veces a casa de su madre, María Esther Padilla, hermana del general, la
única mujer de tres hermanos, y que además vivió en Sucre.
Su salud le impidió volver
A él le encantaba Sucre, durante su juventud había hecho
grandes amistades en las comparsas de Carnaval –muy distinto en esas décadas–.
Disfrutaba mucho de la comida de la Capital y de lugares como el Parque
Bolívar. Él volvía cada que podía.
Sin embargo, sus visitas se tuvieron que interrumpir hace
unos 25 años cuando le amputaron la pierna derecha tras una complicación a
causa de un reumatismo.
Su dependencia a una silla de ruedas impidió desde entonces
que pueda hacer los viajes que tanto le encataban, recuerda Enríquez.
El pasado domingo, Padilla falleció en La Paz y fue
recordado también por el actual presidente Evo Morales, quien afirmó a través
de su cuenta de Twitter que cuando él fue soldado en las Fuerzas Armadas, fue
"su comandante y después su presidente".
Hoy en día, poco queda de este ex presidente en Sucre, sus
cinco hijos viven en distintas partes del país, pero ninguno en la Capital; sin
embargo, su cariño por Sucre, es siempre recordado por aquellos que vivieron
junto a él.
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