Miguel de Cervantes pidió ser corregidor de La Paz (Bolivia)
en 1590 posiblemente enterado de que en esa ciudad vivían maravillosos poetas
como Juan de Salcedo Villandrano y Rodrigo Fernández de Pineda, cuyos versos
elogia en La Galatea, según el experto en la literatura colonial española
Andrés Eichmann. El estudioso, argentino y doctor en Filología Hispánica de la
Universidad de Navarra, y el escritor español Antonio Orejudo hablaron sobre el
tema en la Feria Internacional del Libro de La Paz, que tiene a España como
país invitado de honor.
Eichmann dijo ayer a EFE que un conjunto de hallazgos motiva
la suposición razonable de que Cervantes quería vivir en La Paz para encontrar
"interlocutores dignos de ese nombre" y que entre esa ciudad, Potosí
y Lima vivían por lo menos once admirados escritores. La petición de un puesto
en la capital andina fue planteada por Miguel de Cervantes al rey Felipe II el
21 de mayo de 1590 y rechazada por el Consejo de Indias el 6 de junio del mismo
año. Se trata de un episodio que siempre ha motivado conjeturas entre
escritores e historiadores de La Paz, incluida la posibilidad de que Don
Quijote hubiera sido escrito en estas tierras en 1605.
Además, aquel deseo le valió a Cervantes ser declarado
"Corregidor Perpetuo de La Paz" por autoridades bolivianas en 1962.
"Me parece que quería ir a algún lugar que no fuera un desierto
intelectual para él. La Paz era una de sus opciones. Me pregunto por qué La Paz
y me imagino que podría ser porque había gente con la que a él le gustaría
estar", sostuvo Eichmann. Salcedo Villandrano, a quien Cervantes celebra en
La Galatea, fue el regidor del cabildo de La Paz desde 1584 hasta principios
del siglo siguiente, pero la obra que mereció tales elogios es desconocida
actualmente, salvo unos cinco poemas, apuntó el experto.
Además, Salcedo era vecino y amigo de Diego Dávalos y
Figueroa, que llegó desde España a La Paz siendo un adolescente, es el autor de
la "Miscelánea Austral" y está considerado "de lejos como el
mejor autor de poesía amorosa de esa época en América", destacó. Entre las
vecinas de La Paz también estaba Francisca de Briviesca y Arellano, esposa de
Dávalos desde 1586, que fue menina de la reina, y "la primera mujer poeta
conocida de toda Sudamérica", pero de la que actualmente solamente se
conserva una obra, agregó. También llegó a residir en La Paz Rodrigo Fernández
de Pineda, a quien Cervantes también le dedica elogios en La Galatea, pero cuya
obra poética tampoco se encuentra a la vista en la actualidad. La producción
que entonces salía de La Paz, apunta Eichmann, es un reflejo del "Siglo de
Oro de las letras en español".
Orejudo comentó que si se revisa las obras de Cervantes uno
se encuentra con que la "idea que tenía de las Indias era muy ramplona y
muy simple, no era muy diferente de la que tenía un hombre o una mujer de la
calle" en los siglos XVI y XVII. El nuevo continente era visto como un
lugar para hacerse rico o uno para lograr un puesto concedido por la Corona,
"un refugio para los desesperados o un lugar muy exótico".
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