Por: JUAN GONZÁLEZ YUSTE. Este artículo apareció en la edición impresa del
periódico El País de España el Domingo, 10 de octubre de 1982.
Nada más pisar tierra boliviana, al regreso de dos años de exilio, el presidente
electo de Bolivia, Hernán Siles Zuazo, prometió desmantelar la corrupción y
aliviar la grave crisis económica que sufre el país en un plazo de cien días
desde su toma de posesión. Siles pidió colaboración popular para construir
"una democracia que sea viable, para que nunca más vuelvan los Gobiernos
de facto, para que nunca más la prepotencia de las armas sea fratricida".
A pesar de la lluvia y el granizo, que cayeron abundantemente sobre la capital
boliviana el viernes por la tarde, una multitud entusiasta, en la que abundaban
mineros y campesinos, se concentró en el aeropuerto o a lo largo de la
autopista que desciende hacia La Paz para dar la bienvenida a quien, desde hoy,
domingo, se convertirá en el presidente constitucional de Bolivia, cerrando así
aparentemente un ciclo de golpes y contragolpes militares que ha durado
dieciocho años.El líder de la coalición de izquierdas Unidad Democrática y
Popular (UDP), cuya victoria en las elecciones generales de 1980 fue frustrada
por el cruento golpe de Estado encabezado por el general García Meza, descendió
del avión especial de la fuerza aérea boliviana que le trajo desde Lima,
sonriente y emocionado. Siles Zuazo pasó revista a una escuadrilla de honores y
besó la bandera boliviana, roja y verde, antes de encaminarse hacia la capital
a bordo de un automóvil blindado, entre el júbilo de sus seguidores.
Acompañado por el vicepresidente electo, Jaime Paz Zamora, y por altos cargos
de los tres partidos que conforman la UDP, Siles Zuazo se detuvo en la histórica
plaza de San Francisco para dirigirse a varios miles de personas que coreaban
eslóganes de matiz izquierdista y gritaban: "¡Viva Bolivia libre!".
Desde lo alto de una plataforma improvisada sobre dos camiones, y frente a las
fachadas barrocas del convento y la iglesia de San Francisco, Hernán Siles
Zuazo arrancó aplausos entusiastas a sus seguidores.
Gobierno de unidad nacional
Habló de un Gobierno de unidad nacional, predominantemente obrero y campesino,
y dijo que es partidario de un encuentro entre las fuerzas armadas y el pueblo,
pero, aseguró con firmeza, "no aceptaré condiciones ni imposiciones que
vengan de jefes militares que enlodaron la Constitución".
Tras dos años de desastrosa gestión, y gracias a la enérgica presión popular,
mediante huelgas y manifestaciones, los militares bolivianos entregarán
finalmente hoy domingo, la presidencia de la nación a Hernán Siles Zuazo, que
ya desempeñó ese cargo entre 1956 y 1960. Con las arcas del Estado vacias, una
deuda externa de 3.800 millones de dólares, una moneda constantemente
depreciada y una inflación cercana al 60% Siles debe hacer frente a una tarea
poco menos, que titánica.
En su discurso, populista y enérgico, de la plaza de San Francisco, el
presidente electo habló de un razonable incremento de los salarios prometió
alfabetizar completamente el país en un plazo de cuatro años, los que durará su
mandato -salvo nueva. interrupción militar, lo que no puede descartarse en un
país con más golpes de Estado que años de existencia como nación independiente-
y expresó su intención de renegociar la deuda externa boliviana "con
dignidad y sin aceptar imposiciones".
Siles Zuazo se deshizo en elogios para el pueblo boliviano, "que ha
realizado la hazaña sin par de la transición pacífica de la dictadura a la
democracia". Advirtió el presidente electo de que los tiempos venideros
serán difíciles, pero aseguró que los sacrificios tendrán su recompensa y que
"en cien días se aliviará la situación económica". En ese mismo
período de tiempo se desmantelará la corrupción (relacionada esencialmente con
el tráfico de cocaína), añadió Siles, que se refirió a la inauguración de
"un nuevo período de revolución nacional" continuador del iniciado en
1952.
Festejos y alegría popular
La desaparición del régimen militar boliviano comenzó a ser celebrada el
viernes mediante verbenas y bailes populares en distintas ciudades del país
andino. Ayer, La Paz aparecía engalanada de banderas y se anunciaban numerosas
celebraciones populares para el fin de semana, organizadas casi todas ellas por
el partido de Siles, el Movimiento Nacional Revolucionario de Izquierda (MNRI),
que forma coalición gubernamental con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) y con el Partido Comunista de Bolivia.
El traspaso de poderes del actual presidente, general Guido Vildoso Calderón,
al presidente constitucional tendrá lugar en una solemne ceremonia que se
celebrará a las tres de la tarde de hoy (ocho de la noche, hora peninsular
española) en el palacio del Congreso. Siles Zuazo pronunciará un discurso en el
que se espera concluya su programa de Gobierno, y la ceremonia contará con la
presencia de delegaciones de cerca de cuarenta países, entre ellas, media
docena de jefes de Estado.
Los presidentes de Perú y Ecuador, países que retornaron al sistema democrático
tras largos años de dictaduras militares, ocuparán un lugar preferente, junto a
los de Colombia y México.
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