Por Diego Martínez Estévez.
Es abundante la información publicada en libros y artículos en diversas
fuentes, entre ellos, los distintos grupos del Facebook, sobre la participación
directa e indirecta de la Argentina, en TODOS LOS CAMPOS DE LA CONDUCCIÓN
NACIONAL (militar, económica y política, incluido el reclutamiento de miles de
ciudadanos argentinos para ser enrolados en el ejército paraguayo).
Lo que se lee en la imagen adjunta, es un de tantísimas pruebas, muchas de
ellas todavía inéditas, sobre lo referido en el párrafo anterior.
En esta imagen, se lee que el oficio remitido por la Legación diplomática
boliviana de Buenos Aires, al Cancillería de la Republica boliviana, lleva la
fecha del 24 de septiembre de 1934. En este oficio el remitente adjunta en
primera instancia CUATRO HIPÓTESIS Y LUEGO UNA QUINTA. Esta última es remitida
al comando paraguayo a través de uno de los cerebros del Estado Mayor
argentino, el coronel Abraham Schweizer, el mismo que antes de la guerra
cumplía la función de Jefe la Misión Militar Argentina, en el ejército
paraguayo.
La quinta hipótesis, considerada como la más importante es la que se la remite
para ser ejecutada por el mando militar paraguaya. Se refiere a las operaciones
que deben ser orientadas hacia el noroeste de la zona de operaciones (región de
Picuiba, Carandaiti y Villamontes). Esta hipótesis, resumida, abarca tres
páginas. SON COPIAS OBTENIDAS Y ENTREGADAS A LA LEGACIÒN DIPLOMÁTICA BOLIVIANA,
POR EL ESPIA MILITAR ARGENTINO, EL MAYOR MAX HANNAFORD, AYUDANTE DE CAMPO DEL
GENERAL RAMON MOLINA, MÁXIMA AUTORIDAD DEL EJÉRCITO ARGENTINO.
Se reitera una vez más como en muchas otras publicaciones manifestadas en este
grupo y en otros del Facebook, que además del mayor Hannaford, la Legación
diplomática boliviana, en Buenos Aires disponía (desde abril de 1934), a dos
espías más: el teniente Thelmo Azpiicueta, valioso espía quien era el Jefe de
la Sección de Criptografía del ejército argentino. Se encargaba de cifrar y
descifrar los radiogramas intercambiados entre el Estado Mayor argentino y su
par paraguayo. Un tercer espía era el ex empleado civil del Estado Mayor
argentino, Pita Oliver. La tarea de Azpilicueta, también era la de descifrar el
contenido de los documentos traficados al interior del ejército boliviano y las
traficadas por éste, con el Palacio de Gobierno. Con todas estas y otras
informaciones y las entregadas por oficiales paraguayos, el Estado Mayor
argentino realizada sus estudios de estado mayor.
El mayor Hannaford asistía a todas las conferencias de Estado Mayor y algunas
veces, personalmente hacía entrega de copias de los documentos elaborados en la
sala de operaciones y cuando era menester, en una carta militar, explicaba al
Agregado Militar boliviano, el plan argentino a ser ejecutado por el mando
paraguayo.
El que escribe estas líneas, en futuras publicaciones dará a conocer al lector
boliviano, sucesivos documentos que no se leen en libros, es decir, que todavía
se mantienen inéditos, sobre el rol argentino en esta guerra.
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