Este artículo fue tomado de: moradadelangelgris.blogspot.com
Bolivia tiene una larga tradición de dictaduras y golpes de estado, y fue
justamente de esa manera que el General Mariano Melgarejo llegó al poder.
Hombre de personalidad controvertido, digno de ser catalogado como bipolar,
recordado por su mala administración al frente del gobierno Boliviano y su
constante abuso contra los pueblo originarios, además de ser sanguinario y
despiadado con cualquiera que osara oponerse a sus deseos.
Al poco tiempo de asumir el poder, Melgarejo recibió en su despacho a Juana
Sánchez, quien iba a pedir por su hermano que se encontraba preso. Melgarejo se
enamoró de la muchacha, quien correspondió en el sentimiento al General. El
hermano de Juana no sólo fue liberado, si no que además fue nombrado ministro.
Durante el tiempo que fue presidente entregó 102.000 km2 de selvas a Brasil a
cambio de que firmaran el Tratado de Petrópiolis, pagasen 2 millones de libras
esterlinas y el compromiso de construis el ferrocarril Madeira-Mamoré. También
firmó tratados desventajosos con Chile y Perú, entre los cuales se encuentra le
cesión del terreno que tenía Bolivia sobre la costa del Pacífico a Chile,
dejando a su país sin salida al mar.
El 29 de julio de 1870 Napoleón III, sobrino-nieto de Napoleón I, le declaró la
guerra a Prusia. Melgarejo, que era admirador de la dinastía de los Napoleón,
decidió declararle él también la guerra a Prusia.
Como la reina Victoria había permanecido neutral en el conflicto, Malgarejo
también declaró la guerra a Inglaterra. Quizás esta última declaración haya
sido solamente para darse el gusto de expulsar al embajador Inglés de Bolivia,
ya que embajador Prusiano no había.
El embajador Inglés fue enviado a Argentina y de ahí volvió a su país. Al
llegar a su tierra e informar a la reina lo sucedido, su majestad ordenó a sus
diplomáticos que tuvieran a Bolivia como no existente. Esto generó que los
Bolivianos fueran expulsados de Londres por apátridas y representantes de nada.
Al enterarse de esto Malgarejo declaró nuevamente la guerra a Inglaterra.
No contento con sólo declarar la guerra, Melgarejo reunió 3.000 soldados y
decidió marchar a Europa para unirse a Napoleón III en su campaña. Al marchar
dejó a Juana al frente del país.
El viaje no fue tan sencillo como Melgarejo habría deseado.
Al llegar a Oruro el General fue convidado a participar en un jineteada, en la
que fue volteado por un potro y se fracturó el pie. Debió hacer reposo por un
mes, durante el cuál aprovechó para planificar su desembarco en el viejo
continente.
Podían embarcar en Antofagasta, pero convenía embarcar sobre el Atlántico. En
Argentina Melgarejo no era bien recibido ya que el entonces presidente
Argentino, Sarmiento, adiaba al mandatario Boliviano. La otra opción era
embarcar en Río Grande do Sul, por lo que envió diplomáticos Brasil para pedir
permiso. Brasil aceptó el pedido Boliviano, pero advirtió que la selva era
impenetrable. Para empeorar las cosas el pie de Melgarejo no curó bien y
rengueaba.
Al marchar se encontraron con una sequía que mantuvo a Melgarejo y sus hombres
sin comida ni bebida por varios días. Cuando estaban en medio de la selva
Melgarejo recibió la noticia de que Napoleón III había sido derrotado.
Melgarejo pensó que era mentira y siguió adelante. Otros mensajeros llegaron
con la misma noticia, pero fueron tratados de mentirosos y azotados.
El último mensajero que llegó traía una noticia que Melgarejo no podía
desestimar. El General Rendón se había revelado en Potosí. Melgarejo decidió ir
a Potosí a eliminar a los rebeldes antes de marchar a Europa.
Una vez más la inconforme Potosí fue controlada fusilando a 400 ciudadanos y
colgando al General Rendón. Pero la situación se complicó cuando otras ciudades
también se levantaron en armas.
Melgarejo se refugió en su Taratas natal esperando el momento de asaltar La Paz
en busca de Juana. Sin embargo toda al familia Sanchez ya había huido de la
capital Boliviana.
Finalmente Melgarejo avanzó sobre La Paz con sólo 210 caballos y un ejercito
cansado. La derrota era inevitable y Melgarejo terminó escapando a Chile.
Al tiempo se enteró que su amada Juana se encontraba en Lima. Trabajosamente,
Melgarejo consiguió dinero para ir en busca de su amada. El llegar a la casa de
su amante ella no quiso recibirlo y fue el hermano de Juana, el mismo que fue
liberado y nombrado ministro, quién mató a Melgarejo de un tiro justo frente a
la puerta de su casa.
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