Fotos: Tarata y Doménico Zípoli en la Corte de Roma.
Por: Rodolfo Pinto Parada y Arnaldo Lijerón Casanovas /Revista
Pueblo de Leyend@ Nº 8 - Trinidad, Beni, Bolivia - Abril de 2010.
Para poder entender la historia del órgano de tubos de
la iglesia del pueblo de Tarata debemos retroceder con nuestra imaginación, en
más de 200 años. Primero hacia las Misiones de Mojos que, a fines del s. XVIII,
estaban todavía con la influencia y el conocimiento que dejaron los jesuitas
después de su expulsión, y donde las iglesias mantenían su esplendor, con toda
la orfebrería sacra forjada en la capital de las misiones mojeñas: San Pedro. De
su fundición salieron casi todas las campanas que, aún hoy, llenan los campanarios
de los modernos templos del oriente boliviano y, también, allí se fundieron los
cañones que permitieron mantener la frontera entre Portugal y España, en el río
Iténez o Guaporé.
No sabemos el motivo por el cual se eligió, precisamente, a
San Pedro para instalar la fundición habiendo, por lo menos, cuatro misiones
ubicadas a orillas de los ríos San Joaquín, San Simón y San Martín, en
la Provincia Iténez, que reunían mejores condiciones para cumplir este objetivo
por estar ubicadas en el área donde se encuentran los metales que se usan
para preparar estos objetos.
El motivo pudo haber sido que, precisamente, la etnia en
base de la cual se fundó esta Misión: los canichanas, conocían el arte de la
fundición de los metales.
Por su ubicación estratégica, a orillas del río Mamoré, San
Pedro ofrecía las condiciones ideales para el transporte de los productos
elaborados pero, hay que hacer notar, que este lugar estaba conectado con
la región minera mediante una red de canales que unía ríos, arroyos
y curiches, que funcionaba desde la época del Imperio Paititiano y que se
mantenía navegable, cuando los jesuita centraron a Mojos.
Pero no sólo había fundidores de metales en San Pedro de los
Mojos, sino que allí los jesuitas encontraron artistas natos en la música y en
la preparación de instrumentos musicales, y es por eso que, el Príncipe de
las Letras Bolivianas, Don Gabriel René Moreno, dice al respecto, en su libro
“Archivo de Mojos y Chiquitos”: “A poco de haberse fundado las primeras Misiones,
los catecúmenos ejecutaban, con propiedad, Romances al Altísimo y a la
Virgen, que causaba admiración oirlos. Interpretaban misas y sinfonías de
autores europeos y las bellas armonías del Viejo Mundo vibraban
con maravillosa técnica y suavidad, ejecutadas en instrumentos
tocados por los mismos indios”.
Y tal como añade el profesor y musicólogo Rogers Becerra, “Obras corales y orquestadas del copioso repertorio barroco
jesuítico, se conservan aún en la iglesia de San Ignacio de Mojos, llamado
también pueblo vivo. Allí, Samuel Claro, Director del Instituto de
Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile, descubrió la partitura de
la Misa de Doménico Zípoli, el documento más completo y representativo del
Estado Musical de las Reducciones Jesuíticas, en Sudamérica, grabado en Asunción
del Paraguay, por el Coro Hispanoamericano y la Orquesta de Solistas Instrumentales
de Arcos, bajo la Dirección de M. Luis Szarán, gracias a la iniciativa
y al esfuerzo conjunto de Los Amigos de Zípoli, entre los que figura
nuestro compatriota Carlos Seoane
Urioste quien, pletórico de gozo, celebró su redescubrimiento de la referida Misa,
precisamente, en San Ignacio de Mojos”. (1)
Al respecto, y conociendo los anales de la historia
jesuítica de Bolivia, llama mucho la atención que cuando se celebró el Primer
Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, sólo se
mencionó a las Misiones Jesuíticas de Chiquitos ignorando, a propósito, que en
todos los documentos que se encuentran en los Archivos, tanto de Sevilla como
de las otras capitales importantes de América, siempre se mencionó, en orden
de importancia a las Misiones de Mojos...y Chiquitos.
Conocedor de la noticia de que en Mojos había la gente
especializada para fundir campanas y fabricar órganos de tubos, el Ilustrísimo
Obispo Doctor Don Angel Mariano Moscoso, que por entonces ejercía como
Cura de Tarata, a principios del año de 1.783, le propuso al Vicario de
San Pedro de Mojos, Fray Antonio Peñaloza, “para que le venda uno de los dos
órganos que adornaban su iglesia ya que él podría reemplazarlo, pues tenía
los operarios a su disposición mientras que en su región no había gente capaz
de hacerlo”.(2)
El Padre Peñaloza no admitió la propuesta de venta, sólo por
la razón de que carecían dichos órganos de los registros correspondientes al
canto llano pero le prometió, sinceramente, que “le fabricarían el
que quería remitiendo él, plomos y estaños finos.....” (3). De esa
manera, “le mandó hasta la cantidad de ochocientos sesenta y cinco pesos en fierro,
costales, cuchillos, yerba, sal y un cajón pequeño de mercería que todo fue
conducido por la vía de los Yuracarés....”(4). Pero, como las cosas no se
estaban haciendo de acuerdo a las disposiciones Soberanas de esa época, es
decir, que su importe ingrese a las arcas de la Administración General, se encontraron
con el problema de que era posible que el Gobernador de Mojos, Don Lázaro de
Ribera no iba a permitir sacar de la Provincia, el órgano si antes no se pagaba
el costo de su construcción.
Para asegurarse de que el Gobernador no se oponga, el Obispo
envió a Juan José Saavedra, para que presente una solicitud ante la Real
Audiencia de La Plata, Provincia de los Charcas, y de esta manera
consiguieron la Real Provisión que ordenaba a Don Lázaro de Ribera que, “no siendo otros los motivos de su contradicción sobre la
materia, no se oponga al transporte del referido órgano hasta el pueblo de
Tarata, y más bien preste la gente y demás auxilios que fuesen necesarios y
conducentes a dicho fin, ordenando que los mismos que intervinieron en su
fábrica efectúen, siendo menester, la conducción y teniendo particular cuidado
de que su importe y costos cedan a beneficio de aquellos naturales que hayan
fabricado el mencionado órgano y hayan intervenido en su transporte...”(5). No
obstante que en la Real Provisión del1º de Octubre de 1.787, se indicaba que “ya
esta obra está acabada”(6), la realidad fue que el órgano recién se concluyó el
16 de abril de 1.789, o sea un año y medio después.
Pero lo que motivó el famoso pleito entre el Gobernador
de Mojos y el Obispo Moscoso fue que, aprovechando que en Septiembre
de 1.788, el Gobernador, tuvo que salir de la Provincia, por motivos
de salud, hasta el pueblo de Arani, el órgano salió de San Pedro, con
la venia del Gobernador Interino Don Juan Dionisio Marín, a los pocos días
de haberse concluido su construcción y, sin enviar el saldo de su costo.
Y como los artistas que construyeron el órgano tuvieron que
transportarlo y quedarse en Tarata para armarlo y afinarlo, a fines del mes de
Octubre de1.789, cuando ya el Gobernador de Mojos se aprestaba para retornar a
su Provincia, elevó al Gobernador Intendente de Cochabamba, Don Francisco de
Viedma una solicitud que decía : “Hace más de cinco meses que trece indios de
la Provincia de mi mando se hallan fuera de sus pueblos, cuatro en el de
Tarata del Distrito de Vuestra Señoría y los restantes, según se me ha informado,
trabajando en una Hacienda de Yuracarés y habiendo intentado, varias veces, los
cuatro citados nombrados: Xavier Espinosa, Ramón Espinosa, Juan Canina y
Carlos Sanjuro, pasar a verme con el fin de representar sus deseos de regresar
a su Provincia, por hallarse en estos países contra sus voluntades, se les ha
embarazado este justo legítimo recurso, con sobrada violencia, llegando al
exceso y reprendible extremo de amenazarlos con cincuenta azotes un Gabriel
Montaño....”(7)
Y a partir de ese oficio comenzó un carteo interesante
que duró desde el 23hasta el 29 de Octubre, fecha en que el Gobernador de Mojos
tuvo que retornar, hacia su Provincia, sin haber podido liberar a sus
especialistas en el arte y oficio de construir órganos de tubos, especialmente
a “Xavier Espinosa, por ser Maestro Mayor Organero,
igualmente intérprete de las tres lenguas: Moja, Canichana y Baure, de las
siete que se hablan. Y si se desgracia, se habrá perdido su oficio en
aquellos pueblos, porque es el único que puede enseñarlo, formando
oficiales diestros que aseguren su permanencia con la magnificencia de los
templos de Mojos...”(8)
Y para recalcar la habilidad de los mojeños en la
fabricación de instrumentos musicales, mencionaremos lo que le decía el Padre
Antonio Peñaloza al Gobernador de Mojos, en Octubre de 1.786: “El pequeño
órgano que mandé fabricar para el Convento de Santa Cruz, fue con el
permiso del Ilustrísimo Señor Obispo Don Francisco Ramón de Herboso y
Figueroa, en atención de habérselo suplicado a su Ilustrísima,
el Padre Comendador, dando el material de estaño y plomo para que se
trabajase dicho órgano......... gratifiqué al principal maestro Xavier
Espinosa, con una casaca y calzones de granilla, dando botones y lo
demás preciso para que fuese a Santa Cruz, en compañía de otros
dos oficiales a armar dicho órgano y templarlo previniéndole, igualmente,
templase el de la Catedral, trabajado en la Provincia de Chiquitos......”(9).
La fabricación y uso de los órganos de tubos por indígenas
también se evidencia en el gráfico, que en la segunda mitad del siglo XIX,
publicó el Coronel George Church, en su libro: “Northern Bolivia and its Amazon
Outlet ”, donde se aprecia a los músicos nativos del Coro de la
Iglesia de Trinidad, leyendo partituras para la ejecución e interpretación
de los instrumentos: violín, órgano, flautas y bajón. También se aprecia el
arpa.
Y volviendo al intercambio de correspondencia producido en
el Valle Alto de Cochabamba, al respecto el Obispo Moscoso, en su Memorial
elevado antela Real Audiencia de la Plata, decía: “
En él habrá visto y admirado su superior atención,
el calor y empeño con que se promovió este asunto, el estrépito y prevención
con que se procedió en él y la prontitud con que en el término dieseis días, no
completos, se evacuaron los muchos oficios, órdenes, autos y diligencias, que
encierra aún en medio de la distancia que hay desde esta Ciudad a los Pueblos
de Arani, Punata y Tarata, en los que se verificó su actuación”(10)
No obstante que el Gobernador Viedma envió tres oficios,
sobre el particular al Sub Delegado del Partido de Cliza, Don Pedro Ramón de
Arauco, quien a su vez envió al Teniente de Alguacil hasta Tarata para
recuperar a los cuatro mojeños, la tenaz oposición del Presbítero de ese
pueblo, Don Pedro de Nogales, no permitió su cometido aduciendo que, ellos
debían quedarse hasta terminar con el armado del órgano y pedía “dispensar la
entrega de ellos, por ahora, o a lo menos mientras doy parte al
Ilustrísimo Señor Obispo, por cuya orden los mantengo con lo necesario para su
sustento...”(11)
Lo que llama la atención es que si miramos un mapa de la
zona, y anotamos las distancias que hay entre los pueblos vallunos mencionados,
debemos admirar la labor de los mensajeros o correos que, matando cabalgaduras,
tenían que ganarle horas a la noche, para cumplir con su responsabilidad y también
el duro trabajo de los escribanos para contestar, con elegante letra escrita
con pluma de ganzo, los extensos oficios que las autoridades dictaban.
El Gobernador de Mojos, al llegar a Santa Cruz de la Sierra,
poco antes de continuar su viaje por el puerto de Pailas, a través de la
navegación del río Grande y luego del río Mamoré escribió, el 25 de noviembre
de ese año, un extenso oficio al Presidente y Oidores de la Real Audiencia de
la Plata, donde hacía un análisis de la famosa Real Provisión y explicaba
sus razones por las cuales se oponía a que el órgano salga de Mojos
sin pagar su importe. Además hacía notar los motivos por los cuales
no le gustaba viajar por la ruta de los Yuracarés y prefería hacerlo por
la vía de Santa Cruz.
Aquí hay que hacer una explicación previa y es que, por esa
época, casi todos los Prelados que representaban al Obispado de Santa Cruz,
preferían vivir en Arani o en Mizque. Las iglesias más importantes dependían de
ese Obispado: Tarata, Mizque, Arani, Santa Cruz de la Sierra, así como todas
las de las misiones de Mojos y Chiquitos.
“La firmeza” - Decía el Gobernador de Mojos, en su oficio -
“con que yo me dediqué a restablecer el orden en aquella
Provincia haciendo frente a los gritos de la injusticia, daba a conocer bien a
las claras, que para sacar el órgano de la Provincia, era forzoso que yo dejase
prostituir mis primeras obligaciones o que su importe se embolsase antes, en la
Administración General...”(12)
“Se ha repetido, varias veces, que el importe del Organo
sería satisfecho, puntualmente, con su conducción y, yo no dudo que las
intenciones del Reverendo Obispo de Córdova serían las mejores y más
justificadas en este punto pero, sea desgracia de la Provincia de Moxos o
mala versación de los que puedan haber manejado este negocio,
en nombre del Reverendo Obispo, lo cierto es que esta obra que vale por la
parte que menos seis u ocho mil pesos, se ha sacado de
la Provincia y yo ignoro que haya entrado un solo real en la
Caja de la Administración General, en satisfacción de ella. Si por el más
moderado cálculo se tira la cuenta del importe de su conducción por agua,
esto es, desde el Puerto de San Pedro de Moxos hasta Yuracarés, severá que
asciende a seiscientos o setecientos pesos, los que tampoco se han satisfecho
como correspondía....”(13)
En cuanto a la ruta por Yuracarés explicaba: “Nadie puede rebatir la impostura tan bien como Vuestra
Alteza, pues hasta de sus Superiores providencias quieren darme por autor,
figurando que yo prohibí aquella continuación de saltos, precipicios, atolladeros
y pantanos que, con poca razón, llaman camino. La Real Provisión que
se sirvió expedir ese Regio Tribunal, a mi ingreso a la Provincia con fecha de
14 de Agosto de 1.786 para el Régimen de ella será, también, argumento de
bastante peso para atender la mentira, pues prohibiéndose en este Real
documento el giro de este camino, no hay motivo para hacerme autor
de una providencia superior, en la que no tuve, ni podía tener
intervención.... ”(14)
Sin embargo el Ilustrísimo Señor Obispo Moscoso también
envió un oficio a la Real Audiencia de Charcas recalcando que “el órgano que deseaba para mi templo no quería, ni pensaba,
que me viniera de gracia y aunque, sin embargo de mis instancias, no se
verificó el ajuste de su precio, usando de una justa retribución, puse en
manos del Padre Peñaloza hasta la cantidad de ochocientos sesenta y cinco
pesos, en efectos aparentes y útiles a los indios, cargados a los precios
de esta Plaza y la de Tarata, habiendo sido su conducción por mi cuenta y
riesgo, lo mismo que ha sucedido en el transporte del órgano, lo que se
probará, fácilmente, siempre que se piense negar o contradecir.
Posteriormente, he remitido una peara de sal que se mantiene en Yuracarés, como
lo comprueba la citada carta del Padre Buyán y, agregado su importe y el
de dos pearas que anteriormente mandé por la misma vía, me tiene aquel adorno
el costo de más de mil doscientos pesos, sin entrar en cuenta la gratificación
a estos cuatro indios, y por medio de ellos a los demás, que es precisa y se
les ha prometido...”(15)
Y añade, respecto al tiempo de permanencia de los expertos,
porque a Don Lázaro “le parece muy largo el tiempo que han faltado de sus
Pueblos, no obstante el justo motivo de estar ocupados, en el de Tarata, en
trabajar y establecer el órgano cuyas piezas no se hallaban completas, ni el
Coro en que se habían de colocar concluso, por haberse reservado su
fábrica hasta la traida de este artefacto, con la mira de proporcionarlo a su
longitud y latitud.....”(16)
Aquí hay que hacer el mismo análisis que hizo el
Gobernador de Mojos, Don Lázaro de Ribera, sobre lo que le costaría a
la Provincia, enviar dos canoas a recoger la peara con los 100 panes de
sal que, en ese momento, había en el Puerto de Yuracarés:
ANALISIS DEL COSTO DEL VIAJE PARA RECOGER LOS 100 PANES
DE SAL DESDE YURACARES HASTA SAN PEDRO DE MOJOS
Costo pagado por el Obispo Moscoso:
- 100 panes comprados en Cochabamba (a 100 pesetas)
25 pesos
-Transporte hasta Yuracarés = 7 mulas a 7 pesos por mula 49
pesos: Total74 pesos.
Costo a pagar por la Provincia de Mojos:
-2 canoas con 15 remeros en cada canoa = 30 remeros
a 5 reales/día x 28 días (ida y vuelta) = 4.200 reales, 4.200 reales a 8
reales/peso = 525 pesos
Costo unitario de los 100 panes traídos desde Yuracarés:
-525 pesos/100 panes = 5pesos y dos reales/pan
Costo unitario de los 100 panes traídos desde Santa Cruz:
-La Administración vende en Santa Cruz, cada pan de sal en 1
peso. El transporte se hace gratis después de llevar sus productos manufacturados
para vender. Costo por pan de sal 1 peso/pan.(17)
El resultado que sacó fue que, para la Provincia no era
ninguna ventaja económica enviar dos canoas a recoger la sal desde
la Reducción de Yuracarés cuando la tenían a menor costo en los puertos de
Santa Cruz.
Don Lázaro de Ribera, ya desde San Pedro de Mojos, envió el
19 de febrero de 1.790, un nuevo y extenso Informe a la Real Audiencia de
la Plata, ampliando sus explicaciones diciendo “que el interesado despachó los materiales de estaño y plomo
para la construcción de la obra, anticipos de unas arrobas de fierro, (no
declara cuantas), un cajón de cuchillos y un fardito de chaquiras, con varias
mercerías de tijeras y navajas (sin decir cuántas) para ir
gratificando a los oficiales, cuyos efectos se hallan todavía existentes,
protestando dicho señor que concluido el dicho Órgano y tasado que fuese,
se satisfaría puntualmente el importe y demás gastos que se ocasionasen en
su conducción, dándolos por bien empleados en atención a que en Cochabamba no
se podía encontrar Oficial perito por ningún precio. Esto refiere
Fray Antonio Peñaloza. Examinemoslo que dice la representación. Ella
explica: que informándose primero de qué más necesitas en los indios de
San Pedro, le mandó a Fray Antonio Peñaloza hasta la cantidad de ochocientos sesenta
y cinco pesos, en fierro, costales, cuchillos, yerba, sal y un cajón
pequeño de mercería......En esta razón se hallan tres partidas de que no hace
mención en la suya Fray Antonio Peñaloza: a saber, la de costales, yerba y
sal y no es verosímil las hubiese omitido aquel religioso cuando daba sus cuentas
y se descargaba del mal uso que se le notaba hacía de la industria de los
indios no pagándoles su trabajo. ¿Pero cómo se compone la expresión de que
habiéndose informado primero de lo que más necesitaban los indios, se les manda
yerba siendo así que desconocen su uso y jamás la toman?....”(18)
También el Obispo del Tucumán, Don Ángel Mariano
Moscoso, continuó con sus reclamaciones sobre la permanencia de los cuatro
expertos organeros en el Pueblo de Tarata, y pedía, en su Memorial del 3 de
Enero de 1.790, elevado a la Real Audiencia, que se los deje un mes más para
concluir el armado del mencionado órgano: “Cuando el religioso celo de
Vuestra Alteza ordenó que los mismos que intervinieron en su fábrica,
efectuasen su conducción, no tuvo otro designio que el de que asegurasen su
establecimiento, operación que está a punto de concluirse y a más tardar se
verificará en el término de un mes, desde la fecha” (19)
Pero estas explicaciones ya no fueron necesarias porque, el
17 de Febrero de1.790 y, a muchas leguas de distancia, la Real Audiencia,
en la ciudad de La Plata, emitía su Real Provisión, escuchando el
pedido tanto del Gobernador de Mojos como del Gobernador Intendente de
Cochabamba.
El Secretario del Obispo Moscoso informaba al respecto: “En la ciudad de Cochabamba, en veinte y siete de febrero de
mil setecientos noventa, el Ilustrísimo Señor Doctor Don Ángel Mariano
Moscoso, Dignísimo Obispo del Tucumán, mi Señor, habiendo recibido esta Real
Provisión, la besó y puso sobre su cabeza, acatándola como a carta de nuestro
Rey y Señor natural, en la forma acostumbrada, y enterado de su contexto, en
su obedecimiento dijo, que hallándose los indios de Mojos, de que trata la
Real Provisión, en el pueblo de Tarata, al que pasará el día de mañana, se
procederá en él a todo lo que su Alteza ordena, y lo firmó......”(20)
Los expertos organeros salieron de Tarata, recién el 14 de
Abril o sea que se quedaron nó, solamente, un mes como lo pedía el Obispo sino,
3 meses más...(21)
Y de esa manera, después de un año de permanencia en Tarata,
los artesanos de Mojos, volvieron a su tierra llevando como retribución, por su
dedicado trabajo, 200 pesos en telas, medallas, cuchillos, botones, ramilletes,
agujas y pañuelos.
Cuando los expertos Organeros retornaron a su Provincia, se
levantó un inventario de los cosas que recibieron en compensación por su
trabajo y se anotaron algunos comentarios al respecto. “Todo lo que declaran los referidos indios se lo
entregaron en Cochabamba, en la tienda de Don Francisco Claros, con seis pesos
que los gastaron en comer en el Pueblo de Tarata. Que al otro Oficial Ramón
Espinosa no le dieron nada por haber estado enfermo, como tampoco al indio
citado Carlos Samujuju y que lo que han puesto de manifiesto es lo único que
han recibido, en la tienda del referido Claros, conduciéndolo hasta
aquí, íntegramente, como aparece en sus mismas petacas, en donde no se encontró
otra cosa.” (22)
“Y para mayor justificación y claridad acompaño ahora
copia autorizada dela razón de aquellos efectos señalados con el Nº 1, como
también otra Nº 2del expediente que se formó cuando los indios Organeros
llegaron a esta Provincia en que se tomó prolija y exacta razón de los efectos
con que fueron gratificados por el trabajo del Organo y su conducción.”
“Por el examen de ambos papeles, vendrá Vuestra Alteza en
conocimiento de que todo lo que se ha podido sacar en claro y lo único que
hay verdadero es que los indios han recibido doscientos y cincuenta pesos que
es a lo sumo todo lo que podrán importar unos y otros efectos.” (23)
Hasta aquí el resumen de la odisea de los Organeros de
Mojos que construyeron y trasladaron, por agua y por tierra, el Organo de tubos
de la Iglesia de Tarata y que para dejar una obra digna de perdurar en el
tiempo, se quedaron durante un año para armarlo y afinarlo.
Sin embargo en la placa, que existe al costado del famoso
órgano de tubos fundido y fabricado en San Pedro de Mojos y luego transportado
y armado en Tarata durante un año, por los mismos artífices que lo
construyeron, se dice que “Este órgano se hizo a expensas del Cura y Vicario actual
D.D. Reverendo José Mariscal, habiéndose inutilizado y apolillado, sin
uso, el que mandó fabricar el Ilustrísimo Señor Moscoso en el Pueblo de San
Pedro de Moxos y se hizo todo de nuevo en el Pueblo
de Punata....”
¡Cómo si el metal se apolillara y sin pensar que fueron
muchas las piezas, talladas en madera, que salieron de Mojos con las mismas
figuras angelicales, que se pueden admirar en esa obra de arte que adorna, hoy,
el templo de la ciudad de Tarata!.
Tarata, 28 de Septiembre de 1.996
Referencias.-(1) La Palabra del Beni, 5 de Junio de 1.996(2)
Real Provisión del 1º de Octubre de 1.787(3) Real Provisión del 1º de Octubre
de 1.787(4) Real Provisión del 1º de Octubre de 1.787(5) Real Provisión del 1º
de Octubre de 1.787(6) Real Provisión del 1º de Octubre de 1.787(7) Oficio
enviado por Don Lázaro de Ribera al Gobernador Intendente Don Francisco de Viedma,
desde Arani, con fecha 23 de Octubre de 1.789.(8) Oficio enviado por
Don Lázaro de Ribera al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia
de Charcas, desde Santa Cruz de la Sierra, con fecha 25 de Noviembre de
1.789.(9) Oficio enviado por el Padre Fray Antonio Peñaloza, Vicario de la
Iglesia de San Pedro de Mojos al Gobernador Don Lázaro de Ribera, el 31 de
Octubre de 1.786.(10) Oficio enviado por el Ilustrísimo Señor Dr. Don Angel
Mariano Moscoso al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia
de Charcas, desde Cochabamba, con fecha 3 de Enero de 1.790
(11) Oficio enviado por el Presbítero de Tarata, Don Pedro
de Nogales al Sub Delegado del Partido de Cliza, Don Pedro Ramón de Arauco, el
29 de Octubre de 1.789.(12) Oficio enviado por Don Lázaro de Ribera al Dr. Don
Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia de Charcas, desde Santa Cruz de
la Sierra, con fecha 25 de Noviembre de 1.789.(13) Oficio enviado por Don
Lázaro de Ribera al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia de
Charcas, desde Santa Cruz de la Sierra, con fecha 25 de Noviembre de 1.789.(14)
Oficio enviado por Don Lázaro de Ribera al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de
la Real Audiencia de Charcas, desde Santa Cruz de la Sierra, con fecha 25 de
Noviembre de 1.789.(15) Oficio enviado por el Ilustrísimo Señor Dr. Don Angel
Mariano Moscoso al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia de
Charcas, desde Cochabamba, con fecha 3 de Enero de 1.790(16) Oficio
enviado por el Ilustrísimo Señor Dr. Don Angel Mariano Moscoso al Dr. Don Antonio
de Villaurrutia, de la Real Audiencia de Charcas, desde Cochabamba,
con fecha 3 de Enero de 1.790.(17) Oficio enviado por Don Lázaro de Ribera
al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia de Charcas, desde San
Pedro de Mojos, con fecha 19 de Febrero de 1.790.(18) Oficio enviado por Don
Lázaro de Ribera al Dr. Don Antonio de Villaurrutia, de la Real Audiencia de
Charcas, desde San Pedro de Mojos, con fecha 19 de Febrero de 1.790.(19) Oficio
enviado por el Ilustrísimo Señor Dr. Don Angel Mariano Moscoso al Dr. Don Antonio
de Villaurrutia, de la Real Audiencia de Charcas, desde Cochabamba,
con fecha 3 de Enero de 1.790.(20) Oficio enviado por el Dr. José Domingo
de Baygorri, Secretario del Ilustrísimo Obispo Moscoso a la Real Audiencia de
Charcas, el 27 de Febrero de 1.790.(21) Informe del Dr. José Domingo de
Baygorri, Secretario de Cámara del Ilustrísimo Obispo Moscoso a la Real
Audiencia de Charcas, el 17 de Abril de 1.790.(22) Razón prolija de los
efectos que trajeron el Maestro Organero Xavier Espinosa y su Oficial
Juan Canina. San Pedro 10 de Junio de 1.790.(23) Informe final que eleva
el Gobernador de Mojos, Don Lázaro de Ribera a la Real Audiencia de la
Plata, el 6 de Enero de 1.791.
Toda la documentación aquí citada, se encuentra en el
Archivo Nacional de Sucre y su obtención fue posible por la generosidad de su
ilustrado Director Dr. Gunnar Mendoza.
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