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DOS MENTIRAS DEL HISTORIADOR CHILENO VICUÑA MACKENNA


Por: Álvaro Ríos Laguna y Sergio Andrés Ríos Corvera. / Este artículo fue publicado originalmente en el matutino El Diario el  30 de Octubre de 2015. / http://www.eldiario.net/noticias/2015/2015_10/nt151030/opinion.php?n=18&-mentiras-de-vicunia-mackenna

El año 1971 será recordado entre otras cosas porque el 25 de enero el Gral. Idi Amin da un golpe de estado en Uganda, el 13 de febrero Salvador Allende nacionaliza la banca, el 21 de octubre Pablo Neruda recibe el Premio Nobel de Literatura y también se estrenó la película “Willy Wonka & la Fábrica de Chocolates”, basada en el libro de Roald Dahl “Charly y la Fábrica de Chocolates”, la cual relata la historia de un niño, cuya bondad le permite conocer la factoría de caramelos más increíble del mundo.
En contraste, algo totalmente amargo es leer algunos episodios escritos por el político e historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, quien en su libro “Historia de la Campaña de Tarapacá” cae en un sinnúmero de falsedades y medias verdades, algunas de las cuales se describe.

En la toma de Antofagasta, el historiador chileno señaló que: “(…) los soldados del Coronel Sotomayor tomaron inmediatamente posesión del cuartel del pueblo (…) Su jefe el Coronel Zapata, refugióse en el vice-consulado del Perú (…)”.
Lo cierto es que el Comandante chileno Emilio Sotomayor, el 14 de febrero de 1879 entregó una misiva al Prefecto Severino Zapata en cuyas partes centrales señala que: “(…) el gobierno de Chile (…) me ordena tomar posesión con las fuerzas de mi mando del territorio comprendido en el grado 23. A fin de evitar todo accidente desgraciado espero que usted tomará las medidas necesarias para que nuestra posesión sea pacífica, contando usted con todas las garantías necesarias como asimismo sus connacionales’’.
En réplica, el Prefecto respondió: “Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura del Departamento, sólo podré salir, de él por la fuerza. Puede Usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos, pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con que poder contrarrestar a los tres vapores blindados chilenos, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada”.
Recién el 16 de febrero, salió la guarnición de la Prefectura desarmada junto con el Prefecto, éste último fue conducido al Consulado del Perú y de allí se embarcó en el vapor “Colombia” con destino a Arica; como se puede apreciar no hubo una ninguna “toma inmediata”, ni un “refugio” del Prefecto Zapata, como afirma Vicuña Mackenna.
En la ilusoria narración referida a la toma de la Prefectura, dicho autor afirma que: “Por su parte el pueblo de Antofagasta, haciendo justicia internacional por propia mano, bajó de la puerta de la prefectura el escudo boliviano i despedazólo con ira en la calle pública, desgarrando los más exaltados el pabellón bajo el cual habían vivido oprimidos cerca de diez años”.
El periódico “El Comercio”, de 28 de febrero de 1879, desmiente al historiador chileno, cuando, relata que: “Más o menos a las once de la mañana, la rotería avanzaba hacia la Prefectura rodeándola completamente. Un grupo aleccionado por Soublette irrumpió hacia la puerta del edificio y levantando en brazos a una mujer llamada Irene Morales hasta la altura de la puerta, procedieron a arrancar el Escudo Boliviano colocando en el frontispicio, despedazándolo en medio de grandes aplausos (…). Lo trascendental de todo cuanto ocurrió ese infortunado día, protagonizó la niña Genoveva Ríos, muchachita de 14 años de edad hija del Comisario Clemente Ríos, quien aprovechando el desorden de aquellos instantes, salvó la bandera que se encontraba izada en la Intendencia de la Policía, escondiéndola dentro de la ropa que vestía, burlando así que cayera en manos de la rotería enfurecida, que momentos antes había roto el escudo y arrastraba la bandera de la Prefectura”.
Como se puede ver, la historia escrita por Vicuña Mackenna carece de objetividad, por lo tanto nos exime de mayor comentario.

Retomando la película “Willy Wonka & la Fábrica de Chocolates”, esta tierna y conmovedora historia, brinda el mensaje de que la bondad se impone ante la adversidad.

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