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EL PALACIO DE GOBIERNO EDIFICADO EN SUCRE


Marcado por un estilo ecléctico y una imponente fachada, se alza en el centro de Sucre el primer Palacio de Gobierno de Bolivia. El edificio es parte central de un panorama arquitectónico único que lleva a plantear que en la Capital se consoliden recorridos turísticos que no sólo escudriñen la historia, sino la arquitectura y diseños que hacen de la ciudad, patrimonio de la humanidad.
Se encuentra en una de las esquinas del centro de Sucre, marcando, al igual que la Catedral Metropolitana, la Alcaldía de Sucre y algunos otros edificios, las líneas básicas con las cuales se daría forma al centro histórico de la Capital, pero su concepción fue muy distinta porque debía ser el edificio central del poder político del país.
Su estructura e historia muestra que incluso después de la Revolución Federal (1898-1899), las autoridades y la ciudadanía no dejaron de aspirar en ponerla a punto para que se consolidara como el Palacio de Gobierno.
El edificio fue construido en el siglo XIX, pero jamás terminó de levantarse como estaba previsto debido al traslado de la sede de Gobierno que irrumpió en que se consolide como la infraestructura central de las máximas autoridades del país; aun así, el primer Palacio de Gobierno del país no deja de imponerse ante propios y extraños, posando inmóvil, pero suntuoso en el panorama de la plaza central de la Capital.
Hoy, el edificio alberga a la administración central de la Gobernación de Chuquisaca, pero su actual funcionamiento es el resultado de la Revolución Federal que terminó con la separación de la sede de los entonces llamados poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

EL DETALLE DE SU BELLEZA

Cuando uno ingresa a este espacio, a simple vista es muy difícil pensar que era el Palacio de Gobierno debido a que la presencia de las oficinas, especialmente en la planta baja, y el trabajo administrativo que cumplen, deslucen su imagen y hacen olvidar que sus detalles son parte de una de las obras de arquitectura más atractivas de la ciudad y más representativas de la puesta en boga del eclecticismo, aquella tendencia de tomar lo mejor de distintos estilos para crear uno propio.
Pero no hace falta más que elevar la mirada, para empezar a cambiar de parecer, ya que sólo los modillones de los arcos, que son pequeñas figuras geométricas hechas con un molde –de ahí su nombre– y aplicadas conjunto armando un gran mosaico, provocan que uno quede absorto en un diseño simple, pero que parece interminable.
Los modillones que suelen tener el diseño de pequeños cuadrados, óvalos y esferas, son piezas sueltas que se aplican una a una en una superficie y que en el caso de la Gobernación son parecidas al estilo del Palacio de Versalles, explica el restaurador argentino radicado en Sucre, Orlando Mizzau.
En la estructura ecléctica, destacan también las ménsulas en las que se tiene ornamentos fitomorfos (con forma de vegetal) y tienen adornos “geometrizados”, entre otros, afirma Mizzau.
El inicio de unas graderías con balaustres de estilo neoclásico, marcan bien el paso a una segunda planta, con un panorama más atractivo visualmente, al albergar salones de gran altura y con funciones especiales, como el Salón de los Espejos y el Salón Rojo, donde se realizan actos especiales con autoridades del Departamento y del país.
Sus cortinas, alfombras, molduras y arañas hacen de cada uno de los salones y oficinas de este lugar, un espacio atemporal que representa lo mejor de los diseños de la época republicana.
Admirar el edificio es algo sencillo, pero para reconocer sus cualidades más destacadas es necesaria una mirada especializada, como la de Mizzau y el director de la Escuela Taller Sucre (ETS), Domingo Izquierdo.
Este último recuerda que el edificio fue diseñado para ser la infraestructura más importante de Bolivia cuando apenas se consolidaba como un país libre, independiente y soberano.
La infraestructura estaría acompañada por otras dos de gran relevancia para la administración del país, el Palacio Legislativo y el Palacio de Justicia, ubicado en el parque Simón Bolívar, donde actualmente se encuentra el Tribunal Supremo de Justicia.
Izquierdo remarca que es un edificio “cargado de simbolismos, monumental y digno de la Capital de un país”. Destaca en particular el gran arco que marca su fachada y la hace inconfundible, donde se recrean una serie de esculturas y elementos que representan al país.
A los costados están los escudos de los diez departamentos que formaban el nuevo país y resguardando el escudo nacional se encuentran dos esculturas que, indica, simbolizan la patria.
Acompañando el conjunto se encuentra la frase que se considera que representa el espíritu del pueblo boliviano y que incluso hoy se encuentra acuñada en la moneda nacional “La unión hace la fuerza”.
El diseño de la obra tiene un propósito didáctico, ya que como parte de su arquitectura no sólo están elementos de un estilo en particular, sino otros con un objetivo más figurativo, remarca Izquierdo.
“Claro, Campo Novo también en tono con la moda del momento, incluye otras corrientes más contemporáneas porque esta obra se hace a caballo entre el academicismo y el Art Noveau. Es muy creativo, por supuesto, y se vale de otros estilos para crear esta portada tan solemne”, destaca.
Mizzau, por su parte, explica que toda la obra es ecléctica porque amalgama lo mejor de distintos estilos y corrientes de diseño y arquitectura.
La mansarda, por ejemplo, que es la cúpula que se encuentra en la cúspide del edificio, fue tomada de los estilos europeizantes y en realidad cumple un fin únicamente estético.
“Es como el cherry de la torta, es algo ornamental, un agregado para que quede bien el conjunto”, afirma el restaurador.
En su interior, la mansarda es como un galpón, por lo que era un espacio casi inútil, sin embargo, el lugar podría ser aprovechado si se realizan las acciones necesarias para habilitarlo en, por ejemplo un teatro, sugiere Mizzau.
De hecho, el espacio ya fue utilizado para actividades culturales, como exposiciones pictóricas, cuando se realizó el Festival Internacional de la Cultura en 2009.
Pero la fachada del Palacio de Gobierno tiene miles de elementos más que destacar, tanto que hacerlo a detalle podría merecer un libro entero, afirma el argentino enamorado de las edificaciones de Sucre.
Entre sus elementos decorativos se puede mencionar también unos copones (por la forma de copas) coronativos que muestran la influencia del romanticismo francés, balaustres de estilo renacentista y elementos grecorromanos e incluso del rococó, en síntesis, todo un festín para los apasionados por la historia del arte.
“Es el edificio más afrancesado de Sucre que son los que impulsan el eclecticismo”, precisa al recordar que varios de estos diseños se pueden encontrar en estructuras reconocidas en el mundo como el Palacio de Versalles.
En la fachada lateral, el ingreso tiene un estilo grecorromano en el que se advierten columnas similares a las del emblemático Partenón.
La obra debía haber continuado hasta la calle Dalence, pero como su construcción fue interrumpida a causa de la Revolución Federal, la parte trasera quedó inconclusa.
“Quedó muy desmerecida la parte trasera, inclusive abandonada por mucho tiempo”, recuerda el Director de la Escuela Taller Sucre, que detalla que recién entre 1980 y 1990 se construyó el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), que actualmente ocupa ese espacio.
Antes de la creación de la República, la construcción colindante a la Catedral Metropolitana era el Palacio Arzobispal de La Plata, con terrenos que ocupaban toda la manzana en la que además de la Catedral, también se encuentra el seminario San Cristóbal.

Y SU MOBILIARIO, ¿DÓNDE ESTÁ?

Si bien el Palacio de Gobierno no fue concluido, sí fue usado como sede del Presidente de la República, paor lo que contó con muebles y vajilla especiales, además de sábanas que tenían el rótulo de “República de Bolivia” y que se usaban, ya después de que Sucre dejó de ser sede del Poder Ejecutivo, para la recepción de personalidades importantes.
Es muy probable que esos enseres se perdieran durante las revueltas de 1949 que marcaron el inicio de lo que luego sería la Revolución de 1952 y entre las que posteriormente mataron al conserje del edificio, según recuerda Benjamín Flores, sobrino del fallecido cuidador de la Prefectura, que pudo ver algunos de esos mobiliarios.
Sin embargo, es probable que algunos de los elementos también hubiesen llegado a ser parte de colecciones familiares en la ciudad.
En cuanto al estilo del mobiliario de la época republicana, al que se estima que correspondieron los distintos elementos del Palacio de Gobierno, destaca el de Luis XV, reconocible por los suntuosos adornos que solían ser parte del decorado de los muebles, telas y vajilla, explica la directora del museo Dr. Alfredo Gutiérrez Valenzuela, de la Universidad de San Francisco Xavier, Magalí Serrudo.
Los muebles de la época republicana destacan por tener detalles en coberturas como la llamada "pan de oro" que se aplica con una lámina delgada de oro batido para decorar muebles, pinturas y otras superficies, o el "dorado a la hoja" con los estilos Luis XIV, XV y XVI.
“El que más destaca es el estilo Luis XV, por ejemplo las consolas o las mesas se han destacado por las patas encorvadas con mucho cargamento del dorado, con mucha decoración y ahí tenemos las consolas con sus espejos que eran bastante llamativos”, explica 
Serrudo, que conoce a detalle todo el mobiliario que es parte de la colección de Alfredo Gutiérrez Valenzuela, que se caracteriza por haber coleccionado piezas de distintas familias chuquisaqueñas que hicieron parte de su propia compilación que fue donada a la Universidad San Francisco Xavier, por sus herederos.
En el lugar se encuentran piezas de las familias Arana, Urioste, Oropeza, Costa du Rels y Argandoña que la mayor parte de las veces trajeron sus muebles y adornos desde Europa.
Los muebles republicanos de estilo Luis XV destacan además por tener gobelinos (tapices) que retratan escenas de galantería (enamoramiento) o imágenes de la naturaleza, que también se reprodujeron en la vajilla, explica la directora del museo que está abierto desde 1992.

Su paso de Palacio Arzobispal a Palacio de Gobierno; un edificio de relevancia

El primer Palacio de Gobierno se erigió sobre lo que fue el Palacio Arzobispal de La Plata que para el nacimiento de Bolivia tenía una sola planta según se muestra en registros fotográficos de la época, en los que la fachada es más pequeña y muy distinta a la del actual edificio, fue sede de la destacada Academia Carolina, una institución de carácter forense fundada en 1776, que impulsó importantes estudios jurídicos desde lo que era la Real Audiencia de Charcas, según documenta el libro “Tipologías Arquitectónicas, Centro Histórico de Sucre” del Plan de Rehabilitación de Áreas Históricas de Sucre (PRAHS).
La Academia funcionaba en el ala izquierda de la planta baja del Palacio Arzobispal y contaba con una antesala. Posteriormente, parte del edificio fue demolido para ser sustituido por el Palacio de Gobierno, por lo que no quedaron rastros de los espacios que fueron destinados a esa institución.
Fue así que la construcción del Palacio de Gobierno se realizó en el solar del Palacio Arzobispal, luego de la expropiación de ese edificio a la Iglesia Católica.
Sin embargo, se conservó parte de la infraestructura original del inmueble eclesiástico, razón por la que pese a que la construcción del Palacio de Gobierno data de algunos años después, desde 1892 hasta 1896, la sede del ejecutivo nacional pudo funcionar en ese lugar hasta 1890, luego de que se diera la Revolución Federal.
Las obras se ejecutaron hasta 1896, cuando finalmente no se pudo continuar por falta de presupuesto, según revelan los informes de la Prefectura de 1896 y 1897.
Es decir, que después de los violentos enfrentamientos, las autoridades continuaron invirtiendo en el edificio con el fin de que se consolide el Palacio de Gobierno.
En el informe de 1896 se indica que las obras en el Palacio de Gobierno se realizaron hasta un año anterior bajo la supervisión y vigilancia de Carlos Arce, quien se había encargado de hacer los planos de reparación y arreglo de la construcción comprometiendo incluso su patrimonio en calidad de préstamo al Estado, hasta que se convirtió en presidente del Concejo Municipal de ese entonces, por lo que ya no pudo continuar a cargo de la obra.
Según el documento, antes de la paralización, tocaba comenzar la construcción del entresuelo o segundo cuerpo, pero todo se detuvo. La falta de presupuesto fue uno de los impedimentos constantemente citados en los informes de esos años.
El prefecto de ese tiempo, Fernando Quiroga, aseguró entonces que intentaría buscar financiamiento ya que el edificio era considerado “prioridad” para el país, al ser la “residencia del Gobierno en tiempos normales”.
En 1897, el informe del prefecto del Departamento de Chuquisaca, Joaquín Torreli, registró el destino de un total de Bs 60.000 para el pago de planillas y el examen de los materiales para la intervención que debía hacer la Sociedad de Obras Públicas.
En el reporte dice que se destinó “ingentes sumas” para continuar los trabajos, aunque no se precisa más. Según el libro del PRAHS, las últimas acciones en el Palacio de Gobierno se realizaron en 1896, dejando la obra inconclusa para la posteridad.
Que la construcción haya continuado incluso después de que se trasladó la sede de Gobierno a La Paz, evidencia que aún se abrigaba la esperanza de que Sucre volviera a ejercer de manera plena su calidad de Capital de Bolivia, y que se intentó destinar los recursos necesarios para ese fin aunque pudieron más las carencias de la época y el poder económico y político que se impuso desde La Paz.

Según el libro del PRAHS, el Palacio de Gobierno funcionó como tal sólo dos años.

Si bien habían pasado ya 65 años del nacimiento de Bolivia, la estimación del texto tiene asidero en el hecho de que durante varios años, la sede del Ejecutivo se trasladó por el país, según la residencia de cada Mandatario, fue por ello que se propuso la Ley de Radicatoria, que establecía que el Presidente debía residir de manera permanente en la Capital; esta norma fue uno de los pretextos que provocó que estallara la llamada Revolución Federal.

Ficha de la obra

Tiene tres niveles y es de un estilo ecléctico con elementos del Art Noveau, el estilo “mansar”, el clásico y barroco.
Su fachada principal tiene una portada que da a la plaza y otra a la calle Argentina, de composición simétrica que equilibra su estructura horizontal con volúmenes centrales verticales.
El ingreso ha sido jerarquizado con un cuerpo central sobresaliente, donde se encuentra un gran arco de medio punto que contiene a la portada y el escudo nacional.
En la parte superior tiene un óvalo central con el escudo del país y todo el cuerpo está coronado con una mansarda con óculos, una ventana central y en la parte superior un mástil para izar la bandera.
La fachada tiene además zócalos de piedra tallada diamantada, un balconcillo sobre cartelas o repisas de piedra con balaústres de cerámica de media altura.
El conjunto remata en un parapeto o baranda con intercolumnas coronadas con pináculos y balaustres de cerámica.
Al interior tiene escaleras de tipo imperial en forma de doble U.

Glosario

-Balaustres: Forma moldeada en piedra, madera o metal, para soportar el remate de un parapeto de balcones y terrazas, o barandas de escaleras.
-Copones: Elementos que tienen forma de copas.
-Fitomorfos: Aquellos elementos que tienen diseños con forma vegetal.
-Ménsulas: Salientes que sirven de soporte para algún otro elemento, como el arranque de un arco, balcón o cubierta, o, si son largas, son voladizos que por su longitud horizontal funcionan como una viga.
-Mansarda: Cúpula que se encuentra en la cúspide del edificio.
-Modillones: Pequeñas figuras geométricas que se hacen con un molde y se aplican en conjunto armando un gran mosaico.
-Óculo: Abertura o ventana de forma circular u ovalada para iluminar o servir de adorno en una estructura.
-Parapeto: Valla o barandilla que cierra lugares altos, como un mirador, una escalera o un puente, para que las personas se apoyen en ella y no se caigan.
-Art Nouveau: Movimiento artístico francés que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX y que buscaba crear un arte nuevo, libre y moderno.
-Eclecticismo: Es un estilo mixto en las bellas artes y la arquitectura que toma elementos de otros estilos para crear un conjunto armonioso.

Fragmentos de la nota publicada en el periódico Correo del Sur, escrita por: DAYANA MARTÍNEZ CARRASCO el 12 de febrero de 2017 (http://correodelsur.com/panorama/20170212_palacio-de-gobierno-icono-de-eclecticismo-e-historia.html)



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