Por: FES / Erbol / 5 Septiembre, 2014. // Foto: Pareja de indígenas
altiplánicos de Bolivia, principios de siglo XX. // Para más: Historias de Bolivia.
La mujer indígena de trenzas largas y tullmas, vestida con varias enaguas y la
pollera, el sombrero borsalino, el zapato plano, la blusa y la manta colorida
concentra las costumbres y características del encuentro del viejo y nuevo
mundo. La pollera es la prenda “batallonera” que expresa la identidad y guarda
las tradiciones culturales de la mujer indígena-aymara, que en la actualidad se
revalorizó y adquirió gran representatividad.
A partir de la conquista española, a comienzos del siglo XX, se produce el
choque cultural que como resultado dio lugar al mestizaje, fusionada biológica
y culturalmente de etnias diferentes que produjo una mezcla de sociedades.
La corona española impuso un tipo de vestimenta para las mujeres altiplánicas
con elementos de carácter español-nativa que consistían en la falda (pollera),
mantilla (manta), botines y entre otros. Desde ese choque cultural la mujer
boliviana lleva consigo la mayor expresión del mestizaje, representada mediante
la pollera, su atuendo principal.
En la sociedad colonial, la vestimenta era el reflejo de un determinado status
social por el que se definía el poder económico. Era una dama muy respetada en
aquella época cuando una mujer lucía las telas finas y adornadas con
espléndidos bordados y encajes sublimes que adornaban sus blusas y polleras,
además ya se distinguían por sus rasgos físicos andinos: el rostro de pómulos
salidos, estructura ósea definida, ojos rasgados y el marco del rostro con
líneas rectas.
El atuendo de la chola antigua se caracterizó por el lujo de una colorida y
elegancia a la que se designó el nombre de chula en señal de admiración por
parte de los europeos residentes en la Audiencia de Charcas. En realidad la
vestimenta no es el único rasgo de las mujeres de pollera, sino que se
transforma en esencias de los diferentes estamentos sociales.
En la actualidad, existen diferentes modelos de polleras usadas por las
mujeres, dependiendo en la región donde habitan. La chola o conocida como las
“cholitas”, siempre buscan prendas multicolores; la pollera en especial, el
centro o enaguas, la manta y la mantilla, la blusa con diferentes bordados, el
sombrero, el zapato plano, los aretes, los anillos y el topo o prendedor que
forman parte de la indumentaria.
El traje de la chola es muy costosa (en especial la chola paceña) y normalmente
son de telas muy finas y costosas, siguiendo siempre el “último grito de la
moda”.
Antonio Paredes Candia, señala que “a las cholas hay que saber reconocer por su
pollera”. La pollera es una prenda que en el corte y en modelo tiene pocas
diferencias de una región a otra. Las telas de preferencia de las vallunas son
ligeras, livianas, mientras las que usan en las regiones altiplánicas, son
gruesas de abrigo”.
Agrega que “el detalle que las identifica a las polleras son las alforzas o
bastas, especie de plisados horizontales que se forman recogiendo la tela hacia
arriba en la mitad de la pollera, las que varían tanto en ancho como en la
cantidad de bastas, entre otros detalles están las presillas que a pesar de ser
interiores también se diferencian en número y en la forma de empleo; el largo
total de la pollera y los paños utilizados en cada caso, igual constituyen diferencia”.
Entre los modelos de polleras que expone Paredes están: La pollera orureña que
tiene cuatro bastas anchas, con tres presillas y la altura es de medio término
de 62 centímetros. La pollera paceña se identifica por cuatro bastas, un tanto
angostas y elaborada de cuatro a cinco metros, además, es más larga que mide 70
centímetros que llega casi hasta los pies. La pollera potosina lleva una sola
basta ancha y tiene una altura media de 65 centímetros obtenida de seis paños.
La pollera cochabambina lleva mayor número de bastas, siete en total siendo las
más delgadas. Se diferencian por ser más anchas pero son más cortas ya que
llegan a una altura de cuatro dedos sobre la rodilla. La pollera chuquisaqueña
se diferencia porque está desprovista de bastas, obtenida de seis metros y su
altura es de 55 centímetros. La pollera de tarijeña tampoco posee basta pero a
cambio lleva un adorno de tela en dicho lugar, es obtenido de tres metros de
tela y tiene un largo de 52 centímetros.
“La chola a lo largo de la geografía boliviana se destaca por sus cualidades de
trabajo y sacrificio. Constituye un tipo popular, extendido desde los Andes
hasta los Llanos Orientales, que impone su laboriosidad, traje y donaire, genio
y figura. Integrando así el país desde las épocas coloniales y de la revolución
libertadora hasta nuestros días”, explica Lissete Canavesi, en su libro “El
traje de la chola paceña”.
Los adornos que utilizan las cholitas son el arete, el topo o prendedor, los
anillos y pendientes para los sombreros (solo las cholitas paceñas) con
materiales de oro, plata, piedras preciosas, perlas, etc. Canevesi agrega que
además algunas se hacen encasquillar los dientes sanos con oro, como símbolo de
poder económico.
Una de las características de la dama con pollera es el acompañamiento de un
tejido como es el aguayo, que se diferencia de otras regiones. Los pueblos
indígenas utilizaron el aguayo como un medio de comunicación, en el cual
dibujaron su identidad con diversos formatos, colores y diseños. En su mayoría
lo utilizan en la familia, para la carga de bultos o del mismo bebé, en eventos
especiales como en los matrimonios aymaras, apthapis, fiestas y otro tipo de
usos de la cultura indígena.
El domingo, día de descanso para la sociedad, las señoras de pollera no dejan
de lado la idea de salir a pasear con su familia y algunas aprovechan para
deslumbrar con sus coloridos atuendos, luciendo en ambos extremos de la escala
social.
La tecnología también forma parte de la lista larga de necesidades, el
minúsculo aparato (celular) novedoso de última generación no está fuera de su
alcance ya que se convirtió en un aliado fácil de transportar y nada difícil de
manipular, hasta convertirse en su “cómplice imprescindible”.
La chola conservó el vestuario a pesar de sufrir tratos de manera despectiva,
pero logró superarse y posesionarse en diferentes circunstancias como el
negocio, el estudio y la política, llegando a ocupar cargos en el Estado.
El estudio fue el aliado principal para posicionarse en actividades públicas,
logrando demostrar sus capacidades y la gallardía de la vestimenta y la cultura
porque la condición social no fue obstáculo para superarse.
La pollera se enfrentó a la discriminación por su origen indígena y forma de
vestir, pero en el presente rompió los tabús y se convirtió en el
reconocimiento de pertenencia a la cultura de diferentes regiones y símbolo de
representación a la nación indígena.
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