Por: por: Jesús Miguel Molina Gareca / La Voz de Tarija - Julio de 2017.
Ni bien sonaron los primeros disparos entre soldados bolivianos y paraguayos,
en las tierras del Chaco, desde el interior de Bolivia se destinaron las
primeras unidades militares a esa región.
Entre los miembros de esas primeras unidades militares marchaba el flamante
subteniente Armando Ichazo Urquidi.
Intervino prácticamente desde el inicio de la guerra hasta su finalización. Al
inicio del conflicto contaba 23 años de vida y su patriotismo se demostró a lo largo
de ese conflicto con tanto énfasis que un superior suyo llegó a decir que “no
hay suficientes condecoraciones para usted, vamos a tener que crear nuevas”,
pues fue el único oficial boliviano que recibió todos los galardones que el
ejército boliviano tuvo en pleno conflicto bélico.
Posterior a la guerra y ya jubilado de las actividades militares intervino en
esferas políticas – partidarias. Fue autoridad departamental en distintos
gobiernos y referente de los ex combatientes de la guerra del Chaco durante 50
años de post guerra. Un 12 de julio partió definitivamente al encuentro con el
Creador, esta es una breve reseña de su vida.
De la formación en primera letras y operaciones básicas se encarga la familia y
otro tutor en el Valle, llegado a la adolescencia se traslada a Tarija al
Colegio Nal. San Luís donde aceleradamente recibe nociones básicas de química,
física, literatura e historia universal. En la familia existen varios miembros
con formación militar, uno de ellos un tío que aprovecha una ocasional
presencia en Tarija para decidir junto a los padres del joven Ichazo llevarlo a
La Paz, para que ingrese al Colegio militar. Desde 1927 cursa en el Colegio
Militar y es graduado de subteniente en el año 1932, meses previos al conflicto
bélico.
Forma entre los primeros oficiales enviados desde La Paz a la guerra, su
llegada a Tarija significa una nota de alegría para los familiares y amigos,
sin embargo su objetivo está en el Chaco, “me quedo poco tiempo en mi pago
porque mi desafío está allá”, dice a sus familiares señalando al Chaco.
Su bautizo de fuego es la batalla de Boquerón, encabeza una columna del R.C. 6
que el 14 de septiembre luego de horas de sangrienta lucha abrirían una brecha
en el cerco que los paraguayos habían consolidado alrededor del fortín
mencionado, el asalto es exitoso y tras romper el mismo una fila de mulas
cargadas de víveres ingresan al fortín al amparo de las armas heroicas del R.C.
6.
Cuatro días más tarde los mismos que ingresaron dan muestras de un valor y
arrojo no visto hasta entonces y rompen nuevamente el cerco de Boquerón esta
vez desde adentro. Fueron diez oficiales del ejército boliviano los que
comandaron las acciones de ingreso y salida de Boquerón y entre ellos formaba
en primera línea el oficial tarijeño Armando Ichazo.
Por ironías de la vida, fue uno de los pocos -por no decir el único- que no fue
reconocido como Héroe Nacional de Boquerón por el hecho de no haber quedado
como preso del ejército paraguayo. Hecho insólito que fue reparado, luego de
engorrosos trámites burocráticos, años después de la guerra.
Desde fines de 1932 es destinado al Regimiento 5 de Caballería o “Lanza”,
(Regimiento de Asalto) conformado por los más destacados oficiales y
conocedores del territorio donde se desarrollaba la guerra. En este regimiento
desarrollaría todo el resto de sus acciones en la guerra del Chaco, logrando el
ascenso a Teniente el año de 1933 y a Capitán a fines del conflicto bélico. Es
decir fue el único oficial boliviano que tuvo tres ascensos, por méritos
militares, en el conflicto chaqueño.
La vida militar era su destino, la guerra fue su escenario. Obtuvo medallas de
héroe por su intervención en las batallas de:
Fortín Arce
Campo Vía
Alihuatá
Kilómetro Siete
Cañada Strongest
De igual manera en pleno desenlace de la guerra obtuvo las condecoraciones de
Gran Oficial, Gran Cruz del Mérito Militar y la Estrella de Hierro.
Entre las más honrosas páginas de su intervención militar está la defensa de
Camatindi y la defensa de Villa Montes, en la primera evitó el ingreso de las
tropas paraguayas a la zona del petróleo y gas, hoy en explotación; y en la
segunda junto a la demás tropa evitó la toma de la plaza boliviana con la que
el ejército paraguayo quería culminar la guerra, infringiendo la humillante
derrota al ejército boliviano.
La Sección que comandaba en el famoso “Lanza” estuvo integrada en su mayoría
por soldados tarijeños y chaqueños, gente que lo admiraba y respetaba por su
temple e inteligencia. Su estafeta era el cruceño Crisanto Morales, hombre que
diligente y vivaz comprendía a la primera sugerencia la acción que Ichazo
tomaría.
Su actuación mayor en el conflicto del Chaco, fue la ruptura del cerco de Campo
Vía, acción que se le negó inicialmente pero que luego le fue reconocida
incluso por aquellos que se beneficiaron con ascensos y condecoraciones por
este hecho. En un tiempo donde la indisciplina militar era notoria Ichazo jamás
actuó en ese orden, mas por el contrario esta acción y otros insuflaron en su
espíritu patriótico valor y templanza hasta el último día de la guerra.
No fue la única injusticia que le tocó vivir en el Chaco, sin embargo nunca
reparó en venganzas ni en desalientos, por ello es que los ex combatientes de
la guerra del Chaco hicieron toda la gestión para que fuera ascendido por
honores militares a General del Ejército, cuando ya había cesado en su carrera
y vida militar. Este hecho fue el reconocimiento que la oficialidad y tropa le
hizo al héroe chapaco. Siendo innegable la legitimidad que tuvo entre el
ejército, el gobierno boliviano destacó la intervención de Armando Ichazo
reconociéndole junto a tres oficiales más el título de “4 Héroes Máximos de la
Guerra del Chaco”, único galardón que se dio en toda la historia militar
boliviana.
Posterior a la guerra su vida se concentró en su amor a su tierra y a su
profesión. Para su tierra escribió varios documentos y ensayos históricos y de
posibilidades de desarrollo que en conjunto nos presentan a un tarijeño que
resentido por el trato que Bolivia dio a este departamento, trató de
fortalecerlo en su identidad y en su amor propio. En su profesión realizó
varios cursos de formación especializada siendo un antecedente de las misiones
militares bolivianas de estudio y capacitación en diversos países.
Un 12 de julio de 1998, ese corazón que tantas veces se agitó en las luchas de
la guerra, la política y su amor por su tierra dejó de latir. Fue tal vez el
último de los pertenecientes a una generación que con sus errores y virtudes
terminaron de configurar a Tarija en varios sentidos, por ello este pequeño
homenaje.
* La documentación más la fotografía que acompañan esta reseña fueron
facilitadas gentilmente por el Dr. Luís Paz.
CONFLICTO
LA GUERRA MÁS SANGRIENTA DEL SIGLO XX
La guerra del Chaco, se libró desde el 9 de septiembre de 1932 hasta el 12 de
junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en
Sudamérica durante el siglo XX. En los 3 años de duración, Bolivia movilizó
250. 000 soldados y Paraguay 120. 000.
RECUERDOS DE UN PASAJE DE LA NIÑEZ DEL HÉROE
Estamos en las primeras décadas del siglo XX, la casa de los Ichazo en el valle
de la Concepción es antigua y señorial, si bien no son los mayores poseedores
de tierras, las que tienen producen lo suficiente para elaborar vinos, para el
comercio en las zonas andinas y para el consumo propio. Armando Ichazo desde su
más tierna niñez es de carácter y temple fuerte. No cede en sus juegos a nadie
la victoria.
Un pasaje perfila mejor esta afirmación. En la plaza del pueblo del Valle juegan
en una combinación feliz niños de diferentes edades y de más distinta
procedencia, uno se distingue del resto porque no llegó a la edad, todavía es
adolescente, y ya los padres le vistieron de pantalones largos, ropas finas y
hace sentir a los demás niños su autoridad señalando el rol que debe ocupar
cada uno en los juegos.
En un determinado momento ordena a un niño que se retire del juego, no se sabe
si es porque la balanza de fuerzas hacía peligrar la victoria al grupo del
petulante adolescente o por una tirria previa con la familia del otro
menor.
El que recibió la orden no la acata y el que es como un director de juegos se
acerca amenazante con una vara de molle. Como “castigo” acostumbra a dar un
certero varazo a quien le desobedece, está a punto de propinar su justicia en
la cara del insubordinado, quien se planta y secamente replica: “anímate y te
rompo la cara”.
Sus menudos puños son exhibidos ante el otro que viendo tanta entereza deja de
lado el juego y el “castigo” y se retira a su hogar, es hijo del subprefecto de
la provincia y de 14 años, mientras que quien se revela contra el abuso es
Armando Ichazo, contaba entonces 10 años de edad.
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